Escudo de Torreón

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miércoles, octubre 28, 2009

Plática en la librería Gandhi Torreón


Avenida Hidalgo de Torreón.

Interesante, la plática de anoche sobre la vida cotidiana de Torreón en la era revolucionaria. Esta charla tuvo lugar en la librería Gandhi, de 20 a 21 horas. Los comentaristas fueron la Lic. Silvia Castro Zavala y el Lic. Ilhuicamina Rico Maciel, ambos miembros de la Academia Lagunera de la Historia.

Entre muchos otros temas de interés, se mencionaba la percepción de que los chinos no eran particularmente queridos en Torreón porque eran prósperos, y porque no empleaban a mexicanos.

Efectivamente, los chinos constituían una de las colonias más solventes de Torreón, y esto gracias a su capacidad de trabajo y su competitividad. Y como otras colonias extranjeras en La Laguna, eran solidarios entre sí.

El que no contrataran a mexicanos en sus lavanderías, tiendas de abarrotes o negocios en general —en caso de que así haya sucedido— debe ser visto más como una consecuencia que como una causa en sí misma.

Como expliqué anoche, durante el espacio de preguntas y respuestas, los chinos formaban parte de la colonia más agredida por cuestiones de racismo. La campaña nacional de racismo anti-chino se remonta a los primeros años de la presidencia de Porfirio Díaz, y continuó hasta el Maximato de Plutarco Elías Calles.

En muchos artículos de esta misma Crónica, he ido presentando las pruebas de la existencia de una campaña oficial anti-china de carácter puramente racista, que era fríamente calculada e implementada.

A nadie le debería extrañar que los chinos no confiaran en los mexicanos que los agredían y perseguían. Y la prueba definitiva de que estaban en lo correcto, fue precisamente la matanza del 15 de mayo de 1911.

Los racistas siempre han estado equivocados. A la vuelta de un siglo, esos “chinitos” han construido una de las naciones más poderosas y ricas del mundo, a base de trabajo y competitividad. Y a la vuelta de ese mismo siglo, los mexicanos seguimos teniendo los mismos problemas de distribución de la riqueza, inseguridad, inestabilidad política y social. Y sobre todo, seguimos culpando a otros de nuestros fracasos.

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