"Angelito" del primer tercio del siglo XX. Severo Talavera Valdés.
Torreón, 1919. Archivo Valdés-Llano y Valdés-Gómez e Ibero-Torreón.
Torreón, 1919. Archivo Valdés-Llano y Valdés-Gómez e Ibero-Torreón.
Como siempre, movido por la curiosidad y el afán de incrementar el acervo de conocimientos históricos de nuestra ciudad, me puse a estudiar el primer libro de defunciones del Registro Civil de Torreón, y que corresponde al año de 1892.
La cercanía de las celebraciones de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos, me motivó a escrutar los asientos de dicho libro del registro civil, con la pregunta: ¿Quiénes morían en la Congregación del Torreón, de qué, y de qué edades, en 1892? No sería sino hasta el año siguiente, el de 1893, que Torreón sería elevado al rango de villa, con municipio, jurisdicción y gobierno propios.
En 1892, la población de la Congregación del Torreón no llegaba ni a tres mil habitantes. La mayoría eran originarios de diversas poblaciones de La Laguna, aunque había gente de todo el país y algunos extranjeros.
El libro de defunciones de 1892 cuenta con un total de 152 actas, con registros de abril a diciembre. Decidí obtener una muestra suficientemente representativa y estrictamente aleatoria (al azar) con el 20% de las 152 actas. Busqué nombres y apellidos, edades, causa y fecha de la defunción.
Los resultados fueron muy reveladores. El 60% de los difuntos eran “angelitos”, niños y niñas de tres años o menos de edad. Por mucho, la causa más común de muerte de estos niños, según se describía en las actas, era la “fiebre”. Nosotros podemos inferir que se trataba de diversos tipos de infecciones, ya que la fiebre es solamente un síntoma. Sin diagnóstico ni cuidados médicos y sin antibióticos, las probabilidades de sobrevivir eran pocas. Se mencionan también algunos casos, muy pocos en realidad, de “empacho”, “tosferina”, “pulmonía” “dentición”, “alferecía” (convulsiones) y “disentería”.
Otro 20% de la muestra estaba constituida por niños mayores de tres años y hasta los seis. A todos se les asignó la “fiebre” como causa de su muerte. Así que, si le sumamos el 60% precedente, resulta que el 80% de los difuntos de 1892 eran niños de hasta seis años.
Otro 6.7% de la muestra estaba constituido por personas de entre 10 a 20 años de edad. Encontramos en este rango adolescentes de ambos sexos con fiebre y “tisis” (tuberculosis).
Los adultos mayores entre 20 y 80 años sumaron el 10% de los difuntos de la muestra de 1892. Hidropesía, pulmonía y diarrea eran descritas como las causas de sus muertes.
Solamente un 3.3% de la muestra corresponde a transeúntes que no radicaban en Torreón y que se encontraban de paso, como sucedió con un sargento enfermo de tifo, procedente de Monterrey, N.L.
Las actas de defunciones del Registro Civil de Torreón consultadas fueron las 3, 8, 16, 23, 30, 31, 35, 38, 45, 47, 48, 56, 65, 79, 80, 83, 85, 98, 101, 103, 105, 109, 110, 119, 126, 133, 143, 146, 147 y 151. Año de 1892.
Los nombres de los “angelitos” y difuntos mayores fueron:
Francisco Rubio Orozco, Cruz Saavedra (femenino), Juana Villalón, Hermenegildo González, María de Jesús Adame, Pedro Hurtado, Juana Rubio, Reyes Santaana (masculino), Juana Gutiérrez, José Díaz, Serafina Gaitán, Epifanio Díaz, Salomé García (femenino), Susana Acosta, Tiburcio Reséndez, Juana Macías, Miguel Acosta, León Llamas, Nazario Castro, Petra Reyes, Delfina López, Perfecto Torres, José de los Remedios Rodríguez, Sargento 2º Ignacio Rodríguez, Juana González, José Aguilera, Longina Ruelas, Esiquia Estrada, Donaciana Puga y Bernarda Ponce.