Escudo de Torreón

Escudo de Torreón

jueves, octubre 31, 2013

Los "angelitos" de Torreón en 1892

"Angelito" del primer tercio del siglo XX. Severo Talavera Valdés.
Torreón, 1919. Archivo Valdés-Llano y Valdés-Gómez e Ibero-Torreón.


Como siempre, movido por la curiosidad y el afán de incrementar el acervo de conocimientos históricos de nuestra ciudad, me puse a estudiar el primer libro de defunciones del Registro Civil de Torreón, y que corresponde al año de 1892. 

La cercanía de las celebraciones de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos, me motivó a escrutar los asientos de dicho libro del registro civil, con la pregunta: ¿Quiénes morían en la Congregación del Torreón, de qué, y de qué edades, en 1892? No sería sino hasta el año siguiente, el de 1893, que Torreón sería elevado al rango de villa, con municipio, jurisdicción y gobierno propios. 

En 1892, la población de la Congregación del Torreón no llegaba ni a tres mil habitantes. La mayoría eran originarios de diversas poblaciones de La Laguna, aunque había gente de todo el país y algunos extranjeros. 

El libro de defunciones de 1892 cuenta con un total de 152 actas, con registros de abril a diciembre. Decidí obtener una muestra suficientemente representativa y estrictamente aleatoria (al azar) con el 20% de las 152 actas. Busqué nombres y apellidos, edades, causa y fecha de la defunción. 

Los resultados fueron muy reveladores. El 60% de los difuntos eran “angelitos”, niños y niñas de tres años o menos de edad. Por mucho, la causa más común de muerte de estos niños, según  se describía en las actas, era la “fiebre”. Nosotros podemos inferir que se trataba de diversos tipos de infecciones, ya que la fiebre es solamente un síntoma. Sin diagnóstico ni cuidados médicos y sin antibióticos, las probabilidades de sobrevivir eran pocas. Se mencionan también algunos casos, muy pocos en realidad, de “empacho”, “tosferina”, “pulmonía” “dentición”, “alferecía” (convulsiones) y “disentería”. 

Otro 20% de la muestra estaba constituida por niños mayores de tres años y hasta los seis. A todos se les asignó la “fiebre” como causa de su muerte. Así que, si le sumamos el 60% precedente, resulta que el 80% de los difuntos de 1892 eran niños de hasta seis años.

Otro 6.7% de la muestra estaba constituido por personas de entre 10 a 20 años de edad. Encontramos en este rango adolescentes de ambos sexos con fiebre y  “tisis” (tuberculosis). 

Los adultos mayores entre 20 y 80 años sumaron el 10% de los difuntos de la muestra de 1892. Hidropesía, pulmonía y diarrea eran descritas como las causas de sus muertes. 

Solamente un 3.3% de la muestra corresponde a transeúntes que no radicaban en Torreón y que se encontraban de paso, como sucedió con un sargento enfermo de tifo, procedente de Monterrey, N.L. 

Las actas de defunciones del Registro Civil de Torreón consultadas fueron las 3, 8, 16, 23, 30, 31, 35, 38, 45, 47, 48, 56, 65, 79, 80, 83, 85, 98, 101, 103, 105, 109, 110, 119, 126, 133, 143, 146, 147 y 151. Año de 1892. 

Los nombres de los “angelitos” y difuntos mayores fueron:

Francisco Rubio Orozco, Cruz Saavedra (femenino), Juana Villalón, Hermenegildo González, María de Jesús Adame, Pedro Hurtado, Juana Rubio, Reyes Santaana (masculino), Juana Gutiérrez, José Díaz, Serafina Gaitán, Epifanio Díaz, Salomé García (femenino), Susana Acosta, Tiburcio Reséndez, Juana Macías, Miguel Acosta, León Llamas, Nazario Castro, Petra Reyes, Delfina López, Perfecto Torres, José de los Remedios Rodríguez, Sargento 2º Ignacio Rodríguez,  Juana González, José Aguilera, Longina Ruelas, Esiquia Estrada, Donaciana Puga y Bernarda Ponce.

martes, octubre 29, 2013

Ni altares ni halloween




A pesar de lo que diga la Secretaría de Educación Pública y a pesar de los que promueven el estilo de vida estadounidense, ni los altares de muertos ni los festejos del halloween constituyen tradiciones laguneras de arraigo.

Los aborígenes laguneros no contaban con esa clase de ritos, y los indios tlaxcaltecas, cuya cultura prevaleció en nuestra región, no los celebraban por considerarlos “paganos”. Su adhesión al catolicismo europeo fue tan firme como sincera.

La SEP ha buscado homogenizar esta celebración de los altares de muertos, sin tomar en cuenta que las etnias, las culturas y las historias regionales son diversas en todo el país. No todo fue Mesoamérica, ni todos los indios fueron Mexicas, Purépechas o Mixteco-Zapotecas.

Los festejos del halloween son tan ajenos para nuestra Comarca Lagunera como los altares de muertos. Denotan admiración por una cultura que no es la nuestra y cuyos orígenes son otros muy ajenos. En los Estados Unidos, las fiestas del halloween se inscriben en la tradición puritana que descubría brujas y demonios por todas partes. Nada que ver con nosotros.

Si queremos una celebración que sea verdaderamente nuestra, lagunera de corazón, deberíamos celebrar por estas fechas el “Día de los Padres Fundadores”. Un festejo así iría mucho más de acuerdo con nuestra tradición histórica. Que se disfracen los niños con los trajes representativos de las diversas etnias mexicanas y extranjeras que llegaron a nuestro suelo para quedarse, que pidan dulces en las casas y que se les den y reciba bien. 

Así recordaremos y celebraremos perpetuamente el espíritu de superación de nuestros abuelos, quienes dejaron sus hogares en busca de mejores horizontes, asi como el carácter acogedor de nuestra gente y de nuestra Comarca. Aún en estos tiempos aciagos, debemos recordar quiénes fueron nuestros ancestros, y quiénes somos nosotros.

Ahí tiene usted, un pequeño ejemplo de creatividad y de congruencia. Los laguneros no necesitamos copiar nada de nadie. Nos basta con nuestra propia y verdadera historia, y desde luego, con nuestra decisión e iniciativa. Crear es una actitud de primer mundo, copiar, del tercero. Considero que los torreonenses ya deberíamos estar creando o modificando nuestra propia cultura. Seamos auténticos y originales...









lunes, octubre 28, 2013

La "reliquia" de San Judas Tadeo




En el santoral católico, el 28 de octubre corresponde a la fiesta de San Judas Tadeo, "abogado de los imposibles o causas perdidas". Este es un santo extremadamente popular en la región. Como cada año, multitud de hogares laguneros celebrarán este día mediante el rezo del rosario, la danza de matachines y la confección y reparto de “la reliquia”.

“La reliquia” es una promesa o manda hecha a un santo por una persona o una familia, y que consiste en celebrar anualmente su fiesta en las casas, con rezos, con danzas y con una comida especialmente hecha para la ocasión. Esta comida votiva consta de un guisado, asado de puerco (“asado de boda”) y siete sopas diferentes. Este alimento se reparte entre los asistentes al rezo, e incluso entre quienes lo soliciten, sean vecinos o no. Su propósito es filantrópico, en la medida en que hay un reparto de comida entre los vecinos y asistentes. Por otra parte, el aspecto religioso implica una acción de gracias de los organizadores y la súplica de la protección del santo para el año siguiente. 

“La reliquia” es una costumbre de origen zacatecano, y llegó a La Laguna con los primeros migrantes que venían de Zacatecas, seguramente en el ferrocarril. En aquel estado, la reliquia es una costumbre antigua, la hay dulce y salada, y además, existen restaurantes especializados en “reliquia”.

viernes, octubre 25, 2013

Por ahí iba la cosa




En mi artículo del viernes 15 de marzo de este año 2013, apenas a 48 horas de la elección del nuevo papa, Francisco, escribía yo: 

“Desde el pasado miércoles 13 de marzo, la cristiandad católica cuenta con un nuevo papa. La inesperada renuncia del anterior pontífice, Benedicto XVI, obligó al colegio de cardenales a celebrar un cónclave para elegir sucesor. Éste resultó ser el cardenal-arzobispo de Buenos Aires, el jesuita Jorge Mario Bergoglio. Eligió llevar el nombre de Francisco durante su pontificado.

Este Cronista considera que el nuevo papa tomó el nombre de Francisco, porque siente el llamado personal a reconstruir la Iglesia Católica, tan dañada y desprestigiada actualmente ante la opinión pública. San Francisco de Asís tuvo el mismo llamado, sintió que Dios le pedía reconstruir la iglesia. Francisco pensó que se trataba de la iglesita de San Damiano, que se encontraba en ruinas. En realidad, Dios lo llamaba a darle nuevo impulso a la Iglesia Católica, a través de su obra y la de sus sucesores de la Orden Franciscana, obrando a favor de la paz y de la consecución del bien. 

Al simbolizarlo en el nombre del santo de Asís, creo que este nuevo papa, Francisco, (como ya lo mencioné) se ha comprometido a darle nueva vida e impulso a la Iglesia Católica”.

Las reformas a la Curia Romana, las auditorías al banco del Vaticano, los cambios del protocolo, las opiniones que ha expresado en torno a la homofobia, la intención de crear mujeres cardenales y entre muchos más aciertos, el reciente cese del obispo de Limburg, en Alemania, muestran que efectivamente, el papa Francisco, como Francisco de Asís, reconstruye la estructura, valores y actitudes del clero católico, para beneficio de todos los fieles. 



La señorita Juana Salazar






Otra tumba del cementerio de Lerdo, una de cantera rosa labrada para representar una especie de camafeo rodeado de una guirnalda de rosas, lleva sobre él el siguiente texto: “Juana Salazar. Enero 10 de 1899”.  ¿Quién era esta persona, cuyo epitafio lleva nombre y fecha, mas no el recuerdo ni el amor de ningún ser querido? 

Al investigar, nos encontramos que la señorita Juana Salazar era célibe, originaria del Estado de San Luis Potosí, de la hacienda de San Martín, donde nació hacia 1831.  Era vecina de Lerdo, e hija de D. José de la Concepción Salazar y de Da. María Mauricia Martínez, casados el 14 de mayo de 1825 en San Miguel Mexquitic, S.L.P.  

D. José de la Concepción era originario de “Cerro Prieto” en San Miguel Mexquitic, y nació hacia 1805. Da. María Mauricia Martínez era originaria de “El Jaral” y vecina del “Cerro Prieto”. Ella nació hacia 1806.

Los abuelos paternos de Da. Juana Salazar Martínez fueron D. José Plácido Salazar y Da. María de Jesús Sustayta; los abuelos maternos lo fueron D. Miguel de los Santos Martínez y Da. María Cayetana Argueta. 

La señorita Juana Salazar no tenía hijos (obviamente) ni pariente alguno en la Comarca Lagunera. Murió el 10 de enero a las 22 horas con 30 minutos. Puesto que nadie se haría cargo de su funeral, se le destinó a la fosa común. 

Sin embargo, algún alma piadosa le obsequió este monumento funerario, apenas un cuadrito de cantera, con el objeto que no se perdiera su memoria del todo. 

jueves, octubre 24, 2013

Un viejo misterio



Los cementerios "viejos" de La Laguna son ricos en tumbas de tipo escultórico. Si pudieran hablar, ¿cuántas historias nos contarían esas tumbas, cuantas tragedias no habrán contemplado, cuántos lamentos habrán escuchado? Numerosas tumbas laguneras fueron documentadas como tarea preservadora del Centro de Investigaciones Históricas de la Ibero Torreón, en el otoño de 2003. En el cementerio de ciudad Lerdo, Durango se encontraba ésta que ilustramos, dedicada a la memoria del señor Jesús José Campos. Dice el texto epigráfico "Aquí descansan los restos del señor Jesús José Campos. Deja como herencia su honor y nombre sin mancha. 28 de julio de 1913". 

El epitafio siempre me llamó la atención. "Honor y nombre sin mancha" sonaba a una especie de situación de duelo de sangre entre caballeros de mediados del siglo XIX. Por otra parte, no se menciona esposa, ni hijos, ni familia alguna. 

Como siempre sucede en estos casos, me ganó la curiosidad y me puse a investigar quién había sido este personaje tan misterioso. Acudí a los archivos, y pude localizar su acta de defunción, que es la número 22 del año de 1913, en la Oficialía Primera de Lerdo, Durango. La fecha, el 22 de septiembre de 1913. Otro misterio más: ¿por qué la fecha del acta de defunción es dos meses posterior a la del epitafio? 

Un certificado médico debidamente firmado, menciona que el señor Campos "falleció a consecuencia de heridas, al parecer, hechas por armas de fuego". El señor José Jesús Campos era originario del Estado de Chihuahua, soltero de 36 años, agricultor, vecino de Gómez Palacio, Durango, mexicano, católico, e hijo del señor Timoteo Campos y de la señora Josefina Luján de Campos. José Jesús fue bautizado el 27 de abril de 1878 en San Bartolomé, Allende, Chihuahua. Era nieto paterno de don José Jesús Campos y de doña Rita Soto; y nieto materno de don Jesús Luján y doña (sic) "Rita Soto". 

Partida de bautismo de Jesús José Campos


El cuerpo del señor José Jesús Campos presentaba heridas de arma de fuego, una en la parte derecha del cráneo, y dos en el lado izquierdo del tórax. Su tumba quedó en el lote No. 65 del cementerio de Lerdo, Durango. Un misterio que queda, para siempre, sin resolver. 

lunes, octubre 21, 2013

Falleció el Cronista de San Juan de Guadalupe, Durango




Lamentablemente, el profesor Blas Hernández Galván, quien fuera el Cronista Municipal de San Juan de Guadalupe, Durango, su ex alcalde y entusiasta promotor de aquella población, falleció la madrugada de ayer domingo 20 de octubre. 

Se le velará en Torreón hoy lunes 21 de octubre en el local de Jardines del Tiempo, Allende y calle Once. En el mismo lugar se celebrará la misa de cuerpo presente a las tres de la tarde. Y a las cuatro de la tarde, parte el cortejo fúnebre al cementerio Jardines del Tiempo.

Descanse en Paz. 

Viejas rivalidades entre Saltillo y Torreón


     


¿Cómo podríamos tratar de explicar el mutuo sentimiento de rivalidad que de antaño existe entre las ciudades de Saltillo y Torreón?  La capital coahuilense fue fundada hacia 1575, mientras que nuestra ciudad de Torreón apenas era una villa en 1893. En 1889, el gobierno del Estado de Coahuila con sede en Saltillo, liberó del pago de impuestos estatales y municipales por varios años a los habitantes de la villa y ferropuerto del Torreón, circunstancia que muchos laguneros aprovecharon para poner comercios, industrias o almacenes comerciales. Esta medida fue un detonante que impulsó el crecimiento del lugar, que pasó a ser una villa y posteriormente una ciudad de economía agroindustrial, a velocidad meteórica. La Laguna ya era una potencia económica por su algodón, y su puerto de entrada y salida de materias primas y productos manufacturados, de almacenes y tiendas, se focalizó en la villa del Torreón, precisamente porque era su ferropuerto regional. 

Saltillo no imaginaba ni esperaba que las cosas resultaran tan buenas para Torreón. Rápidamente se puso de relieve la diferencia de mentalidad entre ambas ciudades. Mientras que Saltillo era una ciudad con vocación netamente administrativa, Torreón era una ciudad empresarial que se construía a sí misma de una manera vertiginosa, gracias al impulso ferrocarrilero y gubernamental de sus inicios.

Por su parte, Saltillo tenía en su conciencia el haberle quitado a Monclova (la cabecera original de la Provincia de  Coahuila desde el siglo XVI) la capitalidad del estado en 1827, a pesar de que, desde el punto de vista histórico, Saltillo venía a ser una población “recién” incorporada a la provincia de Coahuila por decisión de Carlos III de 1785. 

Al ver el pujante crecimiento de la ciudad de Torreón, Saltillo sintió amenazada su condición de capital y los ingresos, oportunidades y las fuentes de trabajo que la burocracia estatal generaba. En pocas palabras, sintió amenazada su economía. Pero esta percepción estaba equivocada. Torreón jamás ha sido capital de estado, ni le interesaba serlo, porque no necesitaba los recursos de Coahuila para crecer. Se bastaba a sí misma, a través de sus pujantes empresas y empresarios. 

Ese prejuicio, erróneo temor y aparente desdén de los saltillenses hacia Torreón, ha creado muchos desencuentros y malquerencias a través del tiempo. A ojos de los torreonenses, pareciera que los Saltillenses consideraran a Torreón un simple lugar para obtener recursos, de múltiples maneras. Esa es la queja de innumerables taxistas, que se lamentan de que las placas en Torreón cuesten treinta mil pesos, y en Saltillo, solamente seis mil. Esta es una queja que escucho cotidianamente.

Este aparente “maltrato” y “descuido” de Saltillo hacia Torreón, es, en gran medida, el motor que impulsa las ideas de crear el Estado de La Laguna. Mantener la riqueza generada aquí mismo, y reinvertirla en beneficio de la región, es un propósito económico, más que político. Por supuesto que lo que expreso en estos párrafos es una mera opinión personal basada en la experiencia de muchos años. No es una demostración científica. Pero no creo que dicha opinión vaya tan desencaminada. 

viernes, octubre 18, 2013

Las antiguas culturas laguneras

Escudo de Castilla y León


Los colonos del País de La Laguna, de la Villa de Santiago del Saltillo y del Nuevo Reino de León (actualmente sur del Estado de Coahuila y Estado de Nuevo León, en el norte de México) trajeron de España y Portugal, en el siglo XVI, una rica cultura que era el resultado de la amalgama de las culturas cristiana medieval, la cultura judeo-española o sefardita (Sefarad = España) o judeo-portuguesa y de una cultura musulmana. 

No se puede hacer un estudio serio sobre la vieja cultura lagunera sin tomar en cuenta estos tres factores. Los hábitos kosher (no cría de cerdos, que es un elemento cultural judío y musulmán, sino hasta 1813), la importancia del trabajo como factor de producción de riqueza, el concepto del honor, el uso del pan ázimo (tortilla de harina), del cabrito asado, del uso del vino de uva (misa, y también kidush), el tipo de árboles frutales que se plantaban... Hay un sinnúmero de elementos culturales que subyacen es esas costumbres que esperan a ser estudiados. Lo anterior se enriqueció además con la cultura tlaxcalteca, usos y costumbres, valores y mentalidad precolombina y colonial, así como la presencia de la cultura de los negros esclavizados, procedentes de Angola y de Guinea. 

Como historiador del período colonial de la Comarca Lagunera, entonces llamada País de La Laguna, y Cronista Oficial del Torreón del presente, estoy muy atento a todas esas culturas que formaron la riqueza de la nuestra.

martes, octubre 15, 2013

Las plagas bíblicas





Pobre Torreón... Como dice el profeta Joel en el capítulo 1, verso 4:

"Lo que dejó el saltamontes
lo devoró la langosta,
lo que dejó la langosta
lo devoró el gusano,
y lo que dejó el gusano
lo devoró la oruga"

Y refiriéndose a la plaga de insectos devoradores, continúa diciendo en el verso 6 del mismo capítulo:

"Un pueblo poderoso e innumerable invade mi tierra;
sus dientes, son dientes de león,
y de leona son sus colmillos;
arrasa mis viñedos
y arruina mis higueras:
las ha descortezado por completo,
y sus ramas han quedado blancas"



viernes, octubre 11, 2013

Proyectos ancestrales para crear el Estado de La Laguna



El viejo proyecto que propone la reunificación de La laguna de Durango y de Coahuila (separación ordenada por Carlos III el 21 de mayo de 1785), como era de esperarse, ha causado reacciones adversas desde hace cientos de años. Realmente, el actual movimieno de "ELLA" no es una novedad.  

Esta clase de proyectos, desde el punto de vista histórico, han sido bastante recurrentes, relativamente cíclicos. Comenzaron casi desde 1785, el año en que, como lo hemos dicho, Carlos III firmó la separación de La Laguna en dos.Una parte quedó en la Nueva Vizcaya, y la otra pasó a formar parte del sur de la Provincia de Coahuila. 

Este monarca nunca tuvo a la vista que el País de La Laguna, por su sistema hidrológico, por la presencia de los jesuitas y la tutela de las familias nobles y poderosas de los marqueses de Aguayo y de los condes de San Pedro del Álamo, era una región con identidad, cultura y economía agropecuarias integradas, poblada por ramas de las mismas familias, fuertemente aglutinadas por la lucha y defensa común contra los indios salvajes. Además, la región era potencialmente generadora de una vasta riqueza que ya había demostrado con la explotación y desarrollo de un cultivo comercial como el de la vid, al que le seguiría el del algodón. 

En mis continuas actividades de investigación como cronista e historiador, localicé y publiqué hace tiempo (25 agosto 2007) dos apuntes periodísticos que, aunque no son los únicos, los comparto, el primero resumido, el segundo, transcrito íntegramente.

El Periódico “La Bandera de Juárez” en su edición del 12 de mayo de 1873, p. 3, menciona que el Sexto Congreso Constitucional iba a cerrar sus sesiones sin haberle dado trámite a las solicitudes de algunos peticionarios. Menciona el caso concreto de los laguneros que buscaban la creación de una entidad federativa “…los pueblos de la Laguna en los Estados de Durango y Coahuila, se alborotan, para exigir con las armas la creación de un Estado…”

Por supuesto, el diario comentaba, con toda la razón del mundo, que esa no era la vía legal ni la más adecuada para hacer que este tipo de solicitudes progresaran: “tratando de imponer desvirtúan todo derecho por el solo hecho de pretender hacerlo valer con las armas en la mano”.

“La Idea” de Villa Lerdo, Durango, en su edición del 1º de octubre de 1892, p. 3 dice lo siguiente:

“Rumores trascendentales. Se nos ha asegurado que en las altas regiones del Gobierno se piensa en declarar Territorio Federal a toda la comarca algodonera, segregando del Estado de Durango, todo el Partido de Mapimí y parte de los de Nazas y San Juan de Guadalupe, y de Coahuila parte de los de Viesca y Parras.

Suponemos que tales rumores reconocen por fundamento la necesidad que hay de terminar la cuestión de límites pendiente entre ambos Estados, y la conveniencia para el desarrollo y fomento de la agricultura, comercio e industrias, de dar unidad en la comarca a las leyes y quitar las trabas que a ellos ponen las diferencias entre las disposiciones hacendarias de uno y otro estado, pues mucho perjudica actualmente a los trabajadores y capitalistas tener divididos sus intereses entre los dos estados y tropezar diariamente con grandísimas dificultades para las menores operaciones, cuando la configuración topográfica del terreno y la naturaleza misma de los negocios los hace inseparables.

Por nuestra parte creemos que si tal proyecto se realizara, mejoraría de una manera incalculable la situación de la comarca, y progresaría rápidamente aprovechando los elementos que posee y que ahora pierde”.

martes, octubre 08, 2013

La fuente del Pensador, restaurada a su color original

Imagen de El Siglo de Torreón



Muy loable resultó la expresión de inconformidad que los ciudadanos torreonenses manifestaron a través de las redes sociales. La causa: el haber pintarrajeado, por iniciativa de alguna dependencia municipal, la fuente del Pensador de la Alameda, en Morelos y González Ortega. 

Esta fue una acción tan ofensiva para muchos (recuerde el lector que ahí se festejan los triunfos del Santos Laguna) que  ni los vándalos ni los grafiteros se habrían atrevido a consumarla. Hay quien dice que se usó el color rojo por intereses políticos, pero es muy cuestionable esa opinión. Lo más probable es que esa pintura sobrara en algún almacén y la usaran para darle "nuevo look" a la fuente. 

Es muy importante que los directores municipales relacionados con el embellecimiento (o destrucción) de la ciudad, sepan que los monumentos públicos no son de su propiedad, ni pueden disponer de ellos a su antojo y capricho. 

Esos monumentos son patrimonio colectivo de los torreonenses y de los laguneros. Además, son monumentos con historia y contexto estilístico y cultural. Y por si fuera poco, cuentan con su propia tradición estética. Son monumentos venerables que merecen todo el respeto posible a su historia, originalidad e integridad. Ojalá hubieran existido las redes sociales cuando se planeaba destruir la casa morisca de Abasolo y Colón. 

Es una medida acertada que se haya dado marcha atrás en este desatino de lesa identidad estética, y se le devuelvan al Pensador sus colores originales. A quien corresponda: guarden la pintura roja para señalar con letreros los peligrosos baches y pozos de las calles y avenidas de Torreón, que buena falta hacen. 




jueves, octubre 03, 2013

Secuestro a la no violencia de la marcha del 2 de octubre



En la ciudad de México, la marcha en memoria de los caídos el 2 de octubre de 1968 a manos del gobierno represor y sanguinario de Díaz Ordaz y secuaces, se ha concebido desde entonces como una marcha pacífica para protestar contra la violencia de los aberrantes crímenes de estado. 

Sin embargo, el día de ayer, esta marcha pacífica, por obra y gracia de infiltrados de procedencia desconocida (aunque bien organizados) se convirtió a ratos en una marcha violenta. 

¿De dónde salieron los infiltrados? ¿Cuál era su verdadero propósito? Es pronto para saberlo, pero la verdad es que con sus intervenciones extremadamente agresivas (incluso con bombas molotov) desacralizaron y desacreditaron por completo una marcha cuyo fin es precisamente que la ciudadanía se manifieste públicamente contra la violencia de los gobiernos dictatoriales.

Este Cronista Oficial condena enfáticamente toda forma de violencia, y aboga por las libertades ciudadanas de reunión y expresión consagradas en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, de acuerdo a la visión del Benemérito de las Américas, don Benito Juárez: "Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno, es la paz". 

miércoles, octubre 02, 2013

Un agravio que no se olvida



Un miércoles de hace 45 años, un dos de octubre, en la explanada de la rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México, se llevó a cabo un mitin organizado por el entonces denominado “Consejo Nacional de Huelga”. En ese mitin se daba a conocer un manifiesto a la opinión pública mundial, del cual se dio copia a los reporteros internacionales que cubrían los eventos.

Se trataba del famoso “pliego petitorio” de seis puntos, y se anunció la continuación del movimiento estudiantil, hasta que se lograra la justa solución a las demandas. Este movimiento, que buscaba de las autoridades mexicanas de la época, transparencia y apertura democrática, se enmarcaba en un contexto internacional mucho más amplio. Fernand Braudel lo llamó “revolución cultural de 1968”. Este fenómeno logró llamar la atención mundial en Praga (Checoslovaquia), Francia, Estados Unidos y en el México preolímpico.

El pliego petitorio era de carácter netamente local, y tenía que ver con los acontecimientos ocurridos en la ciudad de México desde el 22 de julio de 1968. Sin embargo, se trataba de una demanda popular que, de ser escuchada y atendida, resquebrajaría la imagen de poder autocrático que manejaba el entonces presidente Díaz Ordaz.

Los puntos cuya atención se exigía, eran los siguientes:

1.- Libertad a todos los presos políticos (estudiantes y/o maestros)

2.- Derogación del artículo 145 del Código Penal Federal (que definía los delitos de carácter político)

3.- Desaparición del cuerpo de granaderos

4.- Destitución de los jefes policíacos Luis Cueto, Raúl Mendiolea y A. Farías

5.- Indemnización a los familiares de todos los muertos y heridos desde el inicio del conflicto 

6.- Deslindamiento de responsabilidades de los funcionarios culpables de los hechos sangrientos.

En ese mismo mitin, los casi mil estudiantes que se encontraban reunidos, anunciaron que ese mismo miércoles dos de octubre, por la tarde, realizarían un mitin en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlaltelolco. Una vez realizado, marcharían hacia el casco de Santo Tomás, del Instituto Politécnico Nacional, en donde se rendiría homenaje póstumo a los estudiantes muertos durante los deplorables sucesos de la noche del 23 de septiembre. Apenas el día anterior, el ejército se había retirado de las instalaciones educativas.

En esa marcha hacia Tlaltelolco participaron estudiantes, amas de casa, obreros, intelectuales, niños, profesionistas y se puede decir que todos los sectores de la sociedad mexicana se encontraban representados, pues el movimiento estudiantil había captado las simpatías y el respeto de los habitantes de la ciudad de México, y había polarizado fuertemente a la población.

Lo que sucedió durante el mitin de la Plaza de las Tres Culturas es demasiado conocido como para describirlo nuevamente. Se trató de un crimen de lesa humanidad en contra de los ciudadanos mexicanos que se manifestaban pacíficamente, como lo harían en cualquier país civilizado. Esa matanza opacó a cualquiera de las que se le atribuyen al odiado dictador Porfirio Díaz.

Las autoridades de aquellos días, trataron de minimizar los hechos y olvidarlos; algunos grandes medios masivos mexicanos los callaron por completo, como si nunca hubieran existido. Sin embargo, la sociedad mexicana no ha estado dispuesta a que suceda así, y año tras año recuerda tanto el agravio, como sus secuelas. Ha buscado por mucho tiempo que se castigue a los responsables. Pero, curiosamente, pareciera que no hubo delito, ni responsables. No obstante, cada dos de octubre desde hace dos años, la bandera mexicana, en cualquier edificio público, debe ondear a media asta, en señal de duelo.