Escudo de Torreón

Escudo de Torreón

lunes, junio 25, 2012

Cambio climático regional























Con motivo de la subida a las redes sociales, de algunas fotografías que tomé, las cuales mostraban las “lluvias” simultáneas de polvo y agua (fenómeno nada raro en Torreón) del pasado lunes, recibí un mensaje. Éste lo firmaba mi buen amigo, el doctor en Historia Mikael Wolfe, de la Universidad de Stanford. Me comentaba, medio en serio, medio en broma, que seguramente, este fenómeno se debía al cambio climático global. 

Ante el comentario, solamente pude sonreír. Mikael –pensé- debería haber efectuado una estancia mucho más larga en la Comarca Lagunera, como para que se diera cuenta de que a los laguneros no nos sorprende un fenómeno así. El doctor Wolfe hizo una visita académica de tres semanas, máximo. No tuvo mayor oportunidad de familiarizarse con nuestro clima. 

Sin embargo, su comentario caló hondo. Recordé nuestro viejo mito lagunero, y particularmente torreonense: “Vencimos al desierto”. En el fondo, eso es lo que queremos creer como colectividad. Pero ¿es científicamente cierto? ¿Realmente transformamos un desierto en un vergel? 

A mi mente vinieron, antes que nada, las grandes lagunas, las cuales existen ya solamente en los mapas de los siglos XVIII y XIX. ¿Dónde están? ¿Por qué fueron perdiendo sus grandes dimensiones, tornándose cada vez más pequeñas, hasta desaparecer por completo? La historia hidrológica nos explica, solo la parte más reciente del fenómeno: la construcción de las represas sobre el Río Nazas detuvo el flujo que alimentaba a las lagunas. Así que éstas, simplemente dejaron de existir. Se puede decir que en doscientos años, los comarcanos perdimos las grandes masas de agua superficial que nos daban apellido de “laguneros”. 

Por diversos testigos de los siglos XVIII y XIX, sabemos que los terrenos del suroeste de Coahuila, en lo que ahora son los municipios de Torreón, Matamoros, Viesca, San Pedro y Francisco I. Madero, constituían el “derramadero” de los Ríos Nazas y “Buenaval” (Actualmente llamado Aguanaval) y que en estos espacios florecían los grandes mezquitales. 

Es decir, la superficie de estas tierras estaba cubierta de espesos bosques de mezquites, a veces tan densos y grandes, que impedían el paso. Cuando, en el siglo XVIII, los agrimensores deslindaban las tierras más occidentales de la Hacienda de San Lorenzo de La Laguna (de los marqueses de Aguayo) hubo límites que tuvieron que ser calculados “a lo lejos” porque los bosques de mezquite literalmente, impedían acercarse. 

En “Los hombres del mezquite”, el doctor en Historia Carlos Manuel Valdés Dávila nos muestra con claridad la importancia que tenían estos árboles en la vida cotidiana de los aborígenes que habitaban los “desiertos” de Coahuila. 

Podemos suponer que había una relación muy particular entre la existencia de estos inmensos mezquitales, las grandes masas de agua, y el clima de la Comarca Lagunera de Coahuila, en tiempos pasados. Pero esto es materia de estudio de futuras investigaciones. 
¿Cómo saber cómo era el clima de La Laguna en épocas pasadas? Existen algunas formas de registro natural, que se consideran fuentes históricas. Tenemos el caso de la dendrología, disciplina botánica que permite saber, no solamente cuántos años tiene un árbol vivo a partir de los anillos de su tronco; sino también cómo ha sido el clima durante la vida de ese árbol: períodos de lluvia y de sequía, por ejemplo. Y lo mismo se puede hacer con troncos de árboles muertos, como podría ser el caso de las vigas y morillos de viejos techos coloniales.

Para la Laguna de Coahuila, tenemos un registro escrito, probablemente el más antiguo que puede ser calificado de “científico”. Se trata del  “Censo y estadística de Parras”  —que en su época incluía la parte coahuilense de la Comarca Lagunera hasta la boca o Cerro de Calabazas al poniente de Torreón— y que fue levantado por el ayuntamiento de la villa de Parras en el año de 1825 y rubricado el 25 de enero de 1826, cuando era presidente de la jurisdicción política el señor Jose Ignacio de Mijares, notario y vecino de la villa desde finales del siglo XVIII.

El texto completo de este “Censo”, que incluye observaciones climatológicas del período 1797-1825, lo transcribí y publiqué, con una introducción crítica, hace doce años, bajo los auspicios del Ayuntamiento de Saltillo y la Universidad Iberoamericana Torreón. Es el número dos de la colección “Lobo Rampante” y puede leerse vía Internet. 

Pues bien, en la segunda parte del manuscrito, a partir de la sección 19 y hasta la 27, encontramos la descripción física del partido de Parras (medidas y puntos limítrofes). Las secciones 27 a la 30 corresponden a la “climatura” o descripción de las temperaturas del área, máximas y mínimas por estaciones del año y lugares. Estas mediciones precisas se registraron con termómetro y utilizaron la escala francesa Reamur. La sección 31 se refiere a las diversas lecturas barométricas del Partido. La sección 32 establece algunas mediciones de radiación solar con el dioptrómetro. La sección 33 presenta lecturas precisas de higrómetro, y se puntualiza que las observaciones se habían efectuado a partir de 1797.

Ya hecha la conversión de la escala Reamur a Celsius, veamos cómo estaban las temperaturas locales a finales del siglo XVIII y primer cuarto del XIX: Para Parras, una máxima de 22.91 grados Celsius durante el verano (21 junio-21 septiembre). 

El “Charco de la Vaca” en el centro de “Las Salinas del Álamo” (Viesca) era considerado en 1825 el punto más cálido de todo el suroeste de Coahuila, y en su momento más caluroso del año, la temperatura subía hasta los 25.36 grados Celsius, según los registros de termómetro de este censo.   

Si estas lecturas y afirmaciones son correctas, las temperaturas máximas han subido significativamente en La Laguna de Coahuila. Tanto, que cuesta mucho creer que alguna vez la máxima temperatura de verano fue de 25 o 26 grados Celsius, cuando las máximas de nuestro siglo XXI llegan a 44 grados. Veinte grados de diferencia, es una variación colosal en términos climatológicos. 

La pregunta lógica salta a la vista: ¿La desaparición del agua superficial y de los grandes mezquitales, están correlacionados con el alza de las temperaturas del verano en La Laguna de Coahuila? ¿Es posible alterar de manera tal un ecosistema? Porque si es así, nunca vencimos al desierto. Mas bien, desertificamos un área de gran riqueza forestal. Destruimos un equilibrio natural de miles, quizá millones de años de antigüedad. Se habla de un cambio climático global. Lamentablemente, nosotros, los laguneros, tenemos nuestro propio cambio climático regional “para presumir”.

martes, junio 19, 2012

EPN: cierre de campaña















El candidato a la presidencia de la República por el Partido Revolucionario Institucional, Enrique Peña Nieto, estuvo ayer aquí en Torreón, para cerrar su campaña electoral en Coahuila.

Su visita a un enclave que ha sido tradicionalmente panista, y que posee una gran población universitaria, se llevó a cabo con las máximas medidas de seguridad, y hasta con discreción. En un momento dado, se le vio llevando la camiseta de los guerreros del Santos, en solidaridad con los laguneros. De acuerdo a las crónicas de los diarios, el candidato evitó mencionar temas polémicos de Coahuila, como la violencia o la deuda estatal.

Se realizó un acto multitudinario en el Coliseo del Centenario, con las asistencias del candidato Enrique Peña Nieto y del gobernador de Coahuila, Rubén Moreira Valdés, y de miles de personas.  Lamentablemente, Torreón no mostró su mejor rostro a los visitantes, ya que fuertes vientos por la tarde trajeron lluvia y tolvanera de manera simultánea.

viernes, junio 15, 2012

Innovaciones que cambian la historia























La Revolución Mexicana, en sus diversas etapas, fue exitosa porque dispuso de una innovación que le permitió un rápido triunfo, al menos en lo que se refiere al derrocamiento de Porfirio Díaz: el ferrocarril. En efecto, los expeditos movimientos de tropas, artillería y caballada, fueron posibles gracias a la existencia, tanto de las locomotoras, como del tendido de vías férreas a través de poblaciones estratégicas, como Ciudad Juárez, Torreón o Zacatecas. La legendaria toma de Ciudad Juárez no hubiese existido sin el ferrocarril.

La ironía es que ese avance tecnológico, logrado por el régimen del general Díaz, fue el factor que permitió el triunfo en su contra.

En la actualidad, la llamada “Primavera Mexicana” surge gracias a la existencia de equipos móviles de telefonía y comunicación vía Internet, que hacen posible la transmisión de información a través de las redes sociales. La información circula a la velocidad de la luz, y permite la interacción y retroalimentación de miles, de millones de personas, jóvenes la mayoría. Aunque la mayoría de estos jóvenes del México actual no sean muy dados a leer los libros tradicionales en soporte de papel, sí se encuentran muy bien informados a través de redes sociales, noticiosas y de los líderes de opinión que las usan.

Esta nueva situación es una posibilidad que la famosa escuela de Frankfurt no consideró. Para aquéllos académicos alemanes del primer tercio del siglo XX, algunos poderosos medios de comunicación (radio, prensa) y ciertos grupos de poder, hacían causa común y conspiraban para defender intereses mutuos, creando deliberadamente y de manera planeada, una realidad mediática y ficticia con el objeto de mantener “feliz y tranquila” a la sociedad.   

Aquéllos académicos nunca pensaron que llegaría el día en que la tecnología haría posible una comunicación interpersonal, multitudinaria e instantánea, libre de los filtros de la radio y la prensa controladas, y con un enorme poder de convocatoria. Se trata de una alternativa tecnológica para la comunicación que ya ha demostrado su eficacia durante este año electoral. Y aunque no se trata de una “primavera” en el sentido político, pues México (afortunadamente) no es un país totalitario, sí se trata de un “amanecer” en el sentido crítico y social de los jóvenes. Creo que desde 1968, no se veía algo así. Su movimiento original “#Yo soy 132” arremete contra la existencia de un duopolio mediático que estos jóvenes estudiantes consideran lesiona o coarta la vida democrática del país. Buscan pues, mejorar las condiciones para un ejercicio democrático transparente y sin manipulaciones. A la vez, han manifestado que no buscan derrocar a un “tirano” (como sucedió en Praga en 1968, o recientemente en el Medio Oriente) ni tampoco acabar con una candidatura presidencial. Desean que se les hable con la verdad, sin artificios demagógicos ni retóricos.

Todos estos jóvenes son hijos de la crisis –no han conocido en toda su vida sino años de crisis económica mexicana- y desean que haya un cambio en las condiciones del juego del poder en México. El poder al servicio del pueblo, y no el pueblo al servicio del poder. En el fondo, es muy sencilla su postura.

Sin embargo, aún queda otro elemento en el tablero de las posibilidades políticas: ¿qué desea Estados Unidos en México para el próximo sexenio? O dicho de otro modo ¿A quién desea en la silla presidencial, y para qué? Por lo general, los mexicanos consideramos que nuestra política interior es solo nuestra. Pero la historia, esa maestra sabia y llena de experiencia, indica otra cosa. Aclaro que este texto es fruto de mi reflexión personal, y no representa ninguna otra voz que la mía propia, como Cronista que analiza un fenómeno social nacional previo a las elecciones. 

martes, junio 12, 2012

El notable Palacio Federal de Torreón



























Uno de los grandes monumentos de época y de estilo que posee Torreón es el “Palacio Federal”, edificio de una hectárea situado entre las avenidas Juárez y Morelos, y entre las calles Ramón Corona y Galeana, en el primer cuadro de la ciudad.

Este “Palacio Federal” fue construido a finales de la Segunda Guerra Mundial por “CAPUFE” (Caminos y Puentes Federales), que tuvo a su cargo otros proyectos como el acueducto de la Ciudad de México, la autopista México-Querétaro y el Museo Rufino Tamayo.

El Palacio Federal de esta ciudad de Torreón fue inaugurado por el presidente de la República, general Manuel Ávila Camacho, el 5 de octubre de 1946, con un banquete de mil cubiertos. De acuerdo a la información proporcionada por el arquitecto Francisco Gutiérrez Prieto, uno de los responsables de su construcción, las gestiones necesarias para la construcción del inmueble las hicieron las cámaras de Torreón ante la Secretaría de Hacienda.

Estas gestiones contaron con los buenos oficios del senador por Coahuila, Martínez Chavarría, quien finalmente logró del presidente, la autorización para construir el Palacio Federal. Éste fue diseñado por el conocido arquitecto Luis Prieto y Souza (ampliamente conocido en Guadalajara por su obra) con la colaboración del ingeniero Abel Valadez.

La Secretaría de Bienes Nacionales sujetó a concurso el proyecto, y convocó a los ingenieros, ingenieros y contratistas para formular presupuestos. Concursaron las principales firmas de México y de los estados. El Secretario de Hacienda otorgó el contrato a los concursantes que presentaron el presupuesto más bajo, dentro de las especificaciones
-continúa informando Gutiérrez Prieto-.

Los trabajos comenzaron los trabajos en marzo de 1944, con la excavación para los sótanos del edificio, de 15 mil metros cúbicos. Luego se cimentó perimetralmente, se construyó un muro de contención de tierras, y se procedió a levantar la estructura de concreto armado, unida desde los cimientos hasta la última losa.

En este trabajo se usaron materiales como el hierro, en su mayoría estadounidense, cemento Monterrey, piedra triturada graduada, arena del río Nazas perfectamente lavada para eliminar las materias orgánicas.

El edificio contaba de sótanos, tres pisos principales y otro adicional en la azotea. En la planta baja estarían alojados el Correo, Telégrafo, Oficina Federal de Hacienda, Junta Federal de Conciliación, Comisión de Caminos.

En los sótanos estarían alojados el Departamento de Pesas y Medidas, la Delegación de Tránsito y Policía de Caminos, el Arbitraje del Algodón, archivos de Educación y cuarto de electricidad.  

En el segundo piso estarían las Agencias del Ministerio Público Federal, el Juzgado de Distrito, el Sistema de Riego, la Comisión del Nazas con cuatro salones, y la Agencia de la Secretaría de Economía.

En el tercer piso estarían: la oficina del Arbitraje del Algodón, la Agencia de Minería, la Delegación Fitosanitaria, la Delegación Forestal y de Caza, el Departamento de Salubridad Pública, la Delegación Agraria y la Delegación de Educación Federal.

Los tres departamentos que componían el piso adicional en la azotea, serían destinados para habitación del administrador de Correos, y el de Telégrafos e Intendente de Palacio, respectivamente.

Sobre las avenidas, en los extremos de éstas, se colocarían cuatro grupos escultóricos, uno en cada esquina, y serían el complemento de la construcción. Estos tendrían tres metros y medio de altura, y se colocarían sobre bases de tres metros de altura. Según el arquitecto Gutiérrez Prieto, los grupos escultóricos representarían sucesivamente la “agricultura”, el “estudio”, el “arte” y la “ciencia”. La verdad es que, al final, los temas de los grupos escultóricos lo fueron la “agricultura”, la “industria”, la “educación” y el “deporte”.

Estos grupos escultóricos fueron realizados por un escultor de renombre, cuyo apellido no he podido localizar, al menos, no todavía. Pero sabemos que fue grabador de la Casa de Moneda en España, que realizó un “Desnudo de mujer” en bronce, el grupo “Viento y la nube” en mármol; “Desnudo de niño con una paloma” de bronce; un “Torso de mujer” en tecali, y otras obras.

¿Cómo definir el estilo arquitectónico del Palacio Federal de Torreón? Podría decirse que es de estilo ecléctico, cuando ya el Decó era en sí mismo un estilo ecléctico. Pero este edificio, que serviría para albergar las oficinas de carácter nacional, pareciera estar influido por el espíritu de los estados fuertes nacionales, los estados fascistas de Europa, principalmente Alemania y Rusia. Hay ciertas características ideológicas en esa arquitectura, como la exaltación de la primacía del Estado sobre la localidad y el individuo; la representación tridimensional de la fortaleza, la armonía y solidez de dicho Estado, el imperio de la razón sobre el sentimiento, la ruptura con la historia individual, para glorificar los valores del Estado, como en este caso, la educación, la producción agrícola, la producción industrial y el “mejoramiento de la raza” a través del deporte. Estos grupos escultóricos representan conceptos, valores, metas nacionales, no individuos ni gestas históricas.

Quizá un buen ejemplo que serviría un poco de comparación, sería la “Zeppelintribüne” de Núremberg, en la Alemania Nazi.

En la época en que fue diseñado y construido el Palacio Federal de Torreón, en México se imponía el impulso del presidente Manuel Ávila Camacho hacia el capitalismo y la industrialización exigida por la alianza estratégica con los Estados Unidos y los mercados de la era bélica y de la posguerra. A la vez, se consolidaba el poder político y económico del partido de Estado. La producción agrícola e industrial era importante, tanto para México, como para su “aliado” en la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos.


Los valores y actividades programáticas del régimen al que le tocó vivir la Segunda Guerra Mundial con los Aliados, se encuentran plasmados en la arquitectura y en las ya mencionadas esculturas con las que están adornadas las esquinas del Palacio Federal. 

lunes, junio 11, 2012

El "Decó" del Mercado Juárez








































Las imágenes, de superior a inferior, muestran la portada norte del Mercado Juárez, hacia la avenida Juárez; la segunda, la portada poniente, hacia la calle Acuña; y la tercera, un detalle. 

La ciudad de Torreón cuenta con varios edificios con estilos arquitectónicos que podemos llamar “de época”. Uno de estos estilos, surgido en Europa hacia 1920, es el “Déco” o “Decó”. El estilo se propagó por el mundo, prácticamente hasta 1950. En Torreón, tenemos los casos del Mercado Juárez, el Edificio Eléctrico, el antiguo edificio del “Banco de México”, ahora Presidencia Municipal alterna, y el Palacio Federal, éste con un toque Bauhaus de “heroísmo alemán”. En contraposición al “Nouveau”, en el que predominaban las curvas, el “Decó” prefiere las líneas rectas, los toques decorativos (de ahí el “Decó”), las facetas y la greca, entre otros elementos.  

miércoles, junio 06, 2012

Segundo Taller de Planeación


El alcalde Eduardo Olmos da la bienvenida a la concurrencia.


Una de las tres mesas de diálogo.


El Gobierno del estado de Coahuila y El Colegio de la Frontera Norte realizaron el día de hoy el Segundo Taller de Planeación Participativa del Programa de Desarrollo Urbano y Ordenamiento Territorial del Estado de Coahuila. 

El evento se realizó en el hotel Marriot de esta ciudad de Torreón, con la asistencia de numerosos profesionistas de diversas instituciones y lugares, con el objeto de obtener propuestas verdaderamente interdisciplinarias.

La bienvenida estuvo a cargo del alcalde Eduardo Olmos, y el presidium estuvo ocupado por diversas personalidades del sector público coahuilense. 

El ejercicio contó con tres mesas, y a este Cronista le tocó ser relator en la tercera, presidida por nuestro buen amigo el Dr. Camilo Contreras, Director de Colef Noreste. 





martes, junio 05, 2012

Trescientas mil entradas














Agradecemos a los visitantes de este blog su interés y preferencia. Hoy hemos recibido la visita número trescientos mil. Este número sería muy bajo y quizá hasta irrelevante en el blog del jubileo de la Reina Isabel (por sus Bodas de Diamante como monarca) Pero para el género “Crónica” de una ciudad, se trata de un número muy alentador. Desde 2006, estamos pendientes para comentar aquéllas cosas que interesan a los laguneros, y particularmente, a los torreonenses. Nuevamente, gracias.

domingo, junio 03, 2012

Los Adriano




















Antonio Adriano y María Bartola. Partida de matrimonio. 


Uno de los apellidos característicos de los viejos inmigrantes tlaxcaltecas de la Comarca Lagunera es “Adriano” o “de Adriano”. No deja de ser interesante que éste es uno de los apellidos laguneros que a la fecha gozan de reconocida nobleza en España, porque sus descendientes están en posesión de hidalguía heredada de sus mayores por los diferentes títulos de conquistadores, pobladores y pacificadores, y por los méritos y servicios que prestaron a La Corona durante las campañas de defensa del territorio contra las incursiones de cabezas, tobosos, apaches, etc.

Se trata de un apellido que está ampliamente documentado en las parroquias de Parras, de Viesca, Mapimí, Matamoros, Torreón y lugares cercanos. En el padrón de la Congregación del Torreón de 1892 encontramos a varios individuos de este apellido, de ambos sexos, y con edades que variaban entre los 19 y los 13 años. Sus nombres eran Simón, Sabás, Gertrudis, Rosa y Antonio.

Algunas personas de este apellido en Santa María de las Parras fueron las siguientes: Ángela Adriano, hija de Pablo Adriano y de Ignacia de la Cruz, bautizada en Parras en octubre de 1683; hermano de éste fue Florencio Adriano, bautizado el 20 de octubre de 1687 ahí mismo. Antonio Adriano, indio noble, hijo legítimo de “Don Urbano Adriano” y de Ángela Quiteria Hernández” casado con María Bartola, hija de Joaquín Bartolo y de Ignacia Martínez, el 23 de noviembre de 1762, en Parras; Benito Adriano, casado con María Manuela Carmona el 15 de junio de 1802 en Parras, y muchos otros.

En Álamo de Parras, ahora Viesca, existió una frondosa rama de este apellido. Debemos recordar que Viesca fue una colonia de Tlaxcaltecas parrenses que hicieron este nuevo poblamiento durante el primer tercio del siglo XVIII. Muchos apellidos parrenses arraigaron en este nuevo asentamiento.

De los Adriano de Viesca podemos mencionar a Carlos Adriano, nacido ahí en 1768 y casado con Josefa Gallegos en 1793. Este matrimonio fijó su residencia en Mapimí, donde encontramos a Florentino Adriano Gallegos, casado el 5 de mayo de 1816 con María Antonia Ochoa Rivera; María Petra Adriano Gallegos, casada con Gervasio Sáenz Aguilera en 1815; María Marta Adriano Gallegos, casada con Antonio Saturnino Acosta Pérez en 1820. Carlos murió en Mapimí el 22 de abril de 1832.

Gregorio Adriano, nacido en Álamo de Parras (Viesca) en 1780, casó en 1800 ahí mismo con María Juana Roberta Guerrero. Fueron vástagos de este matrimonio María Martha Adriano Guerrero, nacida en 1807 en Álamo de Parras; Secundina Adriano Guerrero, nacida en el mismo lugar en 1808, y casada con Mauricio Ramos el 7 de enero de 1833, también en Viesca.

Agradecemos a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (Mormones) el permitirnos el acceso a sus grandes recursos genealógicos. Sin duda alguna, su contribución para la historia de los linajes regionales sera muy grande.

viernes, junio 01, 2012

Primera "lluvia lagunera" de junio


























El mes de junio llegó a La Laguna con una típica “lluvia de polvo” y una significativa baja en la temperatura ambiente. Un fuerte y refrescante viento del norte ha estado soplando desde las primeras horas de la mañana, levantando nubes de tierra suelta. Mientras menos lluvia, más suelta se encuentra. Sin duda, pronto se dejarán sentir las consecuencias sanitarias entre la población comarcana, particularmente la infantil, con problemas respiratorios.