Escudo de Torreón

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viernes, junio 15, 2012

Innovaciones que cambian la historia























La Revolución Mexicana, en sus diversas etapas, fue exitosa porque dispuso de una innovación que le permitió un rápido triunfo, al menos en lo que se refiere al derrocamiento de Porfirio Díaz: el ferrocarril. En efecto, los expeditos movimientos de tropas, artillería y caballada, fueron posibles gracias a la existencia, tanto de las locomotoras, como del tendido de vías férreas a través de poblaciones estratégicas, como Ciudad Juárez, Torreón o Zacatecas. La legendaria toma de Ciudad Juárez no hubiese existido sin el ferrocarril.

La ironía es que ese avance tecnológico, logrado por el régimen del general Díaz, fue el factor que permitió el triunfo en su contra.

En la actualidad, la llamada “Primavera Mexicana” surge gracias a la existencia de equipos móviles de telefonía y comunicación vía Internet, que hacen posible la transmisión de información a través de las redes sociales. La información circula a la velocidad de la luz, y permite la interacción y retroalimentación de miles, de millones de personas, jóvenes la mayoría. Aunque la mayoría de estos jóvenes del México actual no sean muy dados a leer los libros tradicionales en soporte de papel, sí se encuentran muy bien informados a través de redes sociales, noticiosas y de los líderes de opinión que las usan.

Esta nueva situación es una posibilidad que la famosa escuela de Frankfurt no consideró. Para aquéllos académicos alemanes del primer tercio del siglo XX, algunos poderosos medios de comunicación (radio, prensa) y ciertos grupos de poder, hacían causa común y conspiraban para defender intereses mutuos, creando deliberadamente y de manera planeada, una realidad mediática y ficticia con el objeto de mantener “feliz y tranquila” a la sociedad.   

Aquéllos académicos nunca pensaron que llegaría el día en que la tecnología haría posible una comunicación interpersonal, multitudinaria e instantánea, libre de los filtros de la radio y la prensa controladas, y con un enorme poder de convocatoria. Se trata de una alternativa tecnológica para la comunicación que ya ha demostrado su eficacia durante este año electoral. Y aunque no se trata de una “primavera” en el sentido político, pues México (afortunadamente) no es un país totalitario, sí se trata de un “amanecer” en el sentido crítico y social de los jóvenes. Creo que desde 1968, no se veía algo así. Su movimiento original “#Yo soy 132” arremete contra la existencia de un duopolio mediático que estos jóvenes estudiantes consideran lesiona o coarta la vida democrática del país. Buscan pues, mejorar las condiciones para un ejercicio democrático transparente y sin manipulaciones. A la vez, han manifestado que no buscan derrocar a un “tirano” (como sucedió en Praga en 1968, o recientemente en el Medio Oriente) ni tampoco acabar con una candidatura presidencial. Desean que se les hable con la verdad, sin artificios demagógicos ni retóricos.

Todos estos jóvenes son hijos de la crisis –no han conocido en toda su vida sino años de crisis económica mexicana- y desean que haya un cambio en las condiciones del juego del poder en México. El poder al servicio del pueblo, y no el pueblo al servicio del poder. En el fondo, es muy sencilla su postura.

Sin embargo, aún queda otro elemento en el tablero de las posibilidades políticas: ¿qué desea Estados Unidos en México para el próximo sexenio? O dicho de otro modo ¿A quién desea en la silla presidencial, y para qué? Por lo general, los mexicanos consideramos que nuestra política interior es solo nuestra. Pero la historia, esa maestra sabia y llena de experiencia, indica otra cosa. Aclaro que este texto es fruto de mi reflexión personal, y no representa ninguna otra voz que la mía propia, como Cronista que analiza un fenómeno social nacional previo a las elecciones.