Escudo de Torreón

Escudo de Torreón

miércoles, febrero 25, 2009

"Objeto y Narración". Muestra pictórica.


A las 20.30 horas del jueves de la semana próxima, 5 de marzo, se llevará acabo la inauguración de la muestra colectiva de pintura “Objeto y narración” en la Plaza Peñoles del Museo Arocena.
El nombre asignado a la muestra alude, en palabras de sus curadores, “a dos características presentes en la mayor parte de las obras producidas desde los años ´80 hasta la fecha. Primera, el paulatino abandono de la pintura abstracta a favor de la representación del objeto concreto; y segunda, el retorno igualmente precavido de lo literario, de una historia que contar”.
La muestra contará con más de 40 obras de reconocidos artistas.

El Plan de Iguala en la gastronomía gourmet



El Plan de Iguala, ese proyecto de independencia que nos permitió surgir a la vida internacional con un nuevo país llamado México, causó un gran movimiento de admiración entre los habitantes de nuestra patria desde 1821. No solamente quedó su recuerdo en los colores de la enseña nacional, sino que la gente quiso evocarlo de una manera que no es muy común en México: le dedicó un platillo especial a Iturbide, autor y consumador de dicho Plan, un platillo que se popularizó de inmediato y que rememorará para siempre la trascendencia del Plan del 24 de febrero de 1821.

En dicho año, ya próximo a entrar Iturbide en la recién independizada ciudad de México, capital de la emergente nación, una monja de un convento de Puebla diseñó en su honor un muy elaborado platillo gourmet, ahora muy famoso, y que conocemos como “chiles en nogada”. En su mínima expresión, este platillo consta de chiles poblanos rellenos de carne con pasas y nuez picada, y cubiertos de una salsa blanca de nuez (la nogada) salpicada de granos de granada. De esta forma, el platillo ostenta los colores del Plan de Iguala, que son los colores de la bandera de México: verde, blanco y rojo. Este fue un homenaje gastronómico del pueblo Mexicano a su libertador.

La historia oficial ha querido marginar a Iturbide por ser un Padre de la Patria “incómodo” por su política monárquica, y por lo tanto, anti yanqui . En 1823, Estados Unidos le prohibió a Latinoamérica asumir gobiernos monárquicos o aristocráticos so pena de atenerse a las consecuencias.

Iturbide puede ser olvidado y proscrito de la historia oficial en turno, pero nunca perderá el lugar capital que le corresponde en la fundación de nuestro país. Sé que algunos jacobinos trasnochados de Torreón me tacharán de “monárquico” y hasta de “clerical” por escribir esta nota, pero escribo como académico, como amigo de la verdad histórica. Mis argumentos son las pruebas documentales. Como dicen popularmente, “papelito habla”.

lunes, febrero 23, 2009

Planes y colores patrios



No deja de ser algo notable que el primero y el último de los movimientos mexicanos por la independencia, tuvieran su origen en situaciones de carácter internacional.

El primero, el de 1808, se originó en la invasión y ocupación de España por los franceses. Algunos regidores del ayuntamiento de la ciudad de México, como Francisco Primo Verdad Ramos y Juan Francisco de Azcárate, aprovecharon el momento para proponer la independencia de la Nueva España. Los reyes Carlos IV y Fernando VII se habían entregado mansamente a Napoleón Bonaparte, y habían puesto a sus pies la corona española.

Los regidores de la ciudad de México, que eran criollos, consideraban que en esas circunstancias, Nueva España debería separarse de la madre patria. Por supuesto, los españoles peninsulares abortaron este plan y asesinaron a Francisco Primo Verdad mediante un pretendido suicidio.

El último movimiento de independencia fue el propuesto por Agustín de Iturbide en el Plan de Iguala el 24 de febrero de 1821, y ratificado mediante los Tratados de Córdoba, el 24 de agosto de 1821 por Iturbide y el último virrey capitán general de Nueva España, Juan de O´Donojú. Este movimiento, que nada tuvo que ver con los anteriores, se originó también en las circunstancias internacionales.

En 1820, el coronel Rafael del Riego había dado un golpe de estado, y había obligado al rey Fernando VII a jurar de nuevo la Constitución de Cádiz, que era liberal. En virtud de lo establecido por esta constitución, se eligieron diputados liberales a las Cortes (las cámaras legislativas) y comenzaron a dictar leyes que amenazaban seriamente, no solamente los intereses del clero novohispano, sino su misma existencia. La aristocracia novohispana y buena parte del ejército consideraron que, dadas las circunstancias de La Península y al ver en peligro sus intereses, había llegado el momento de separarse políticamente de España.

El Plan de Iguala le garantizaba a los novohispanos tres cosas. Nótese bien que si se usaba el término “garantía”, es porque se consideraba que había cosas que estaban amenazadas, en peligro. ¿Cuáles eran estas cosas amenazadas? En primer lugar, el Plan de Iguala garantizaba el libre ejercicio de la religión católica (color blanco). Se consideraba que los españoles habían sucumbido a la locura napoleónica, que iban a destruir al catolicismo y al clero para adorar a la “diosa razón”.

Para poder cumplir la primera garantía, se requería necesariamente de la independencia política de España. Había que garantizar esta separación para anular las amenazas de la nueva legislación española, pues Nueva España ya no estaría más bajo el dominio de La Península ni tendría por qué obedecer sus nuevas leyes (verde).

Para evitar cualquier desorden social en Nueva España al proclamar su independencia, se garantizaba que todos sus habitantes serían iguales ante la ley, sin esclavitud, ni distinción racial. Todos tendrían los mismos derechos, indios, negros, españoles o criollos, y se respetarían las propiedades de todos (color rojo).

Así, con este Plan de Iguala del 24 de febrero de 1821, su bandera verde, blanca y roja, y el reconocimiento de O´Donojú, Iturbide se convirtió en el fundador del Estado Mexicano. Desde 1821, México es una nación libre. Los colores del Plan de Iguala se convirtieron en nuestra enseña nacional.

viernes, febrero 20, 2009

Cambio de medidores



De un tiempo acá, la Comisión Federal de Electricidad ha implementado el cambio masivo de medidores domésticos de energía eléctrica, y eso, aunque no se haya solicitado el cambio. La razón que aduce la CFE, es que hay demasiados medidores alterados por los usuarios, para que puedan registrar menor consumo, y así, pagar menos.
Estamos seguros de que, en muchos casos, esta es una realidad, ya que vivimos inmersos en una cultura de la corrupción. Y la corrupción no es solamente de los usuarios tramposos, sino de los trabajadores de la CFE que tradicionalmente han “arreglado” los medidores a cambio de una adecuada “gratificación”. Estamos de acuerdo en que se debe pagar el justo consumo.
Se dice que los nuevos medidores son “inviolables”, y que ni siquiera los mismos trabajadores de la CFE los pueden alterar. Que bueno, en la medida en que esto contribuya a acabar con los fraudes.
Sin embargo, hay que estar muy atentos a los consumos históricos y a las nuevas facturaciones. No vaya a resultar que estos medidores “inviolables” ya vengan programados para registrar mayores consumos de energía que los reales. ¿Quién nos garantiza que no va a ser así?

jueves, febrero 19, 2009

¿Tenian razón los "globalifóbicos"?


La "danza" del "Grupo de los Ocho" en Rostock, Alemania

Desde que estalló la crisis económica internacional, las economías nacionales han sido afectadas de manera semejante a la caída de una hilera de fichas de dominó. “Efecto dominó” le llaman. Y desde entonces no he visto una sola mención reivindicativa para aquellas personas que se oponían vehementemente a la integración creciente de las economías nacionales en una única, de carácter internacional o mundial.

Hablo de aquellos grupos que fueron deliberada y peyorativamente etiquetados por los medios de comunicación como “globalifóbicos”. Es un ejemplo histórico muy claro de cómo los medios de comunicación han prestado un servicio invaluable a los gobiernos nacionales e internacionales, atacando y desprestigiando a los adversarios de las agendas políticas de dichos gobiernos.

Y aunque no metería la mano al fuego por la totalidad de las demandas de los “globalifóbicos” (habría que crear foros serios para escuchar sus propuestas), me queda muy claro que su advertencia reiterada del peligro que implicaba para México una integración a las economías extranjeras, desgraciadamente, se cumplió, y con creces.

Con nuestros bolsillos escarmentados, ojalá tengamos menos fe en lo que dicen los medios de comunicación, y mucha más en nuestro propio criterio. Los mexicanos no somos tontos, pero nos hemos acostumbrado a que nos den todo hecho, hasta "nuestras" opiniones.

miércoles, febrero 18, 2009

La Sucesión Presidencial



Recién he recibido, de parte del Comité de Festejos del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución, un ejemplar de la edición conmemorativa 1908-2008 “La Sucesión Presidencial en 1910” de Francisco I. Madero.

Este libro fue impreso bajo los auspicios del Gobierno del Estado de Coahuila, y del Comité que ya he mencionado, y del cual formo parte por nuestra ciudad. Este nuevo título es parte de la “Colección semillas de libertad. Coahuila: la Revolución y su gente” coordinada por el Lic. Javier Villarreal Lozano.

El nuevo volumen se encuentra impreso con gran calidad, tanto por los acabados como por el cuidado de la edición. Una parte es facsimilar, aquélla que corresponde al texto original de Madero. En total suma unas 400 páginas, con liminar, prólogo, texto facsimilar, índice y cronología.

Sale sobrando cualquier comentario sobre la importancia que para nuestra historia patria, estatal y comarcana tuvo “La Sucesión Presidencial” en su época. Puesto que se trata de un libro muy difícil de conseguir, la decisión sobre la reimpresión de su texto por parte del Comité de Festejos del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución es digna de aplauso.

martes, febrero 17, 2009

Militares Laguneros: Tiburcio de Rocha González



Era hijo de José de Rocha y de María Teodora Gonzalez. Originario de la hacienda de Palmitos, jurisdicción de San Juan del Río, obispado de Durango. Su hermana Valentina Faustina, fue bautizada en el templo de San Francisco, en San Juan del Río, el 25 de febrero de 1748.
José Tiburcio era “labrador” antes de entrar a la milicia. Tenía 23 años en 1781 (nació hacia 1758) y medía “cinco pies y una pulgada” de estatura, es decir, un metro y cincuenta y cuatro centímetros, aproximadamente. Como todos los novohispanos de la época, se declaraba “católico apostólico romano”. Tenía el pelo negro, ojos pardos, color trigueño, nariz chata y se le consideraba “barbilampiño”.
Fue elegido miliciano el 24 de abril de 1781 en el Escuadrón de Guardias Presidiales de San Juan del Río. Como la mayoría de los agricultores de su época, no sabía leer ni escribir. Fueron testigos suyos para ese primer periodo de servicio el sargento Bernardo Castro y el soldado Gregorio Quiñones.
El 1 de enero de 1784, José Tiburcio pasó al Destacamento del Pasaje. El 1 de febrero de ese año fue transferido a la nueva Compañía Volante de San Carlos de Parras. El 1 de diciembre de 1795 ascendió a cabo.
Su hoja de servicios está fechada en Álamo (Viesca, Coahuila) el 16 de octubre de 1797. Fue premiado con la pensión de “tres tiempos” otorgada en San Ildefonso el 10 de agosto de 1798.

sábado, febrero 14, 2009

Marcelo Ayala Izaguirre


Fotografía cortesía de la UIA-Puebla

Precisamente hoy, 14 de febrero, quiero recordar a un buen amigo que se ha adelantado en el camino que, tarde o temprano, todos hemos de recorrer.

Lo conocí la mañana del 18 de enero de 1972, cuando apenas tendría él unos 21 años. Novicio de la Compañía de Jesús, Marcelo Ayala Izaguirre era un joven alegre, intelectualmente inquieto y muy solidario. Por entonces, yo cursaba la carrera de comunicación en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente.

No mucho después, Marcelo dejó el noviciado para dedicarse, como seglar, al estudio de la Psicología, ciencia en la cual acreditó licenciatura, maestría y estudios doctorales. Obtuvo maestría en Antropología y estudios de maestría en Sistemas. Como académico laboró en Ibero México, y posteriormente aquí en Torreón, en los primeros tiempos de la Universidad Iberoamericana local.

Posteriormente se desempeñó como coordinador de la maestría y diplomado en Desarrollo Humano en Ibero Puebla, sin menoscabo de su vida familiar. Hace apenas unos días recibimos la noticia de que había fallecido en aquella ciudad, por un problema de salud con el que había batallado durante algún tiempo.

Recordando sus palabras de aquél 18 de enero, hoy le diría que estoy seguro de que encontró la respuesta a su búsqueda. Que afortunado fue...

jueves, febrero 12, 2009

Legionarios: el fin del principio



Las contundentes revelaciones hechas por la autoridad suprema de los “Legionarios de Cristo” el pasado 4 de febrero (New York Times), tomó por sorpresa a los miembros de ese instituto religioso y a los promotores del “Regnum Christi”. Anteriormente, se les había alentado a defender el honor del padre Marcial Maciel por encima de todo argumento en contra, incluso por encima de las evidencias. Prefirieron poner en entredicho los testimonios de quienes ya habían sufrido agresiones inconfesables del padre Maciel.

Este resultó ser un asunto verdaderamente penoso. Tengo amigos y alumnos legionarios, y sé bien de la zozobra espiritual, la orfandad en que quedaron a raíz de estas declaraciones. Sin embargo, es una buena oportunidad para aprender la lección. La otrora soberbia y elitista Legión, ha recibido una gran dosis de amarga humildad. Su fundador jamás llegará a los altares, y siempre se recordará, no su santidad, sino su indignidad como ser humano y como sacerdote.

Sin embargo, cuando la obra procede de Dios, él mismo se encargará de nutrirla y hacerla florecer. En pocas palabras, no solamente los legionarios, sino todos los cristianos, debemos aprender a poner la fe en Dios, y no en los miembros del clero. Jesús lo dijo claramente al hablar de los fariseos y doctores de la Ley “Hagan lo que dicen porque es bueno (es bíblico) pero no los tomen por ejemplo, porque dicen y no hacen” (Ver capítulo 23 de Mateo, versos 1-33).

Una Legión que tenga la fe puesta en Dios y no en los mortales, puede ser el instrumento precioso del Altísimo para hacer el bien. Quizá lo que sucedió marca, no el fin, sino el verdadero principio del carisma legionario.

Bicentenario de Charles Darwin


Hace exactamente 200 años, el 12 de febrero de 1809, nació Charles Robert Darwin. Este personaje originario de Sherewsbury, en el oeste de Inglaterra. Sus apellidos eran conocidos porque su padre y abuelo fueron médicos, y porque su madre, una Wedgwood, procedía de un notable linaje de manufactureros de la famosa loza de Staffordshire.

Pero este individuo no pasaría a la inmortalidad por los méritos de sus padres o abuelos. Charles Darwin fue un hombre curioso, inquieto, un coleccionista, un buscador de nuevos conocimientos, de explicaciones y de sentido. Basado inflexiblemente en la observación, en su vocación de naturalista y en los principios del método científico, estableció una teoría que apareció en su libro intitulado “Sobre el origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida” (“On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the Preservation of Favoured Races in the Struggle for Life”). No fue su único libro, pero quizá fue el de mayor aportación al paradigma científico de su época.

Como científico, lo que Darwin proponía era una nueva lectura de los restos fósiles, y de la adaptación de diversas especies a sus propios entornos y ecosistemas, como sucedía en las Islas Galápagos, donde él había estado. Esta lectura requería de la evolución biológica como única explicación posible. Pero esta novedad interpretativa chocaba de frente con las teorías de origen clerical, que eran “creacionistas”. Esta escuela sostenía que todas las especies fueron creadas tal y como se veían, sin cambios, adaptaciones ni perfeccionamientos. Así que el ser humano había sido creado tal y como era en el siglo XIX. Así que, de alguna manera, Darwin enfrentó la misma situación que Galileo: el dogma contra la ciencia.

En este caso, prevaleció la ciencia.

miércoles, febrero 11, 2009

Tiempo de transición



En febrero tuvimos en la Comarca Lagunera días con clima más invernal que en diciembre y enero. Sin embargo, este frío fue muy relativo y de corta duración. Durante tres o cuatro días, el termómetro marcó por las mañanas 5 grados Celsius, lo cual representa un frío bastante benigno, si lo comparamos con las bajas temperaturas de otros años.

A esos días fríos han seguido días frescos, templados o tibios. Y aunque aún es tiempo de posibles heladas (de hecho, hasta marzo), el ambiente anuncia ya la primavera. Recuerdo este tipo de clima de transición desde mi infancia, en los años cincuentas. Al frío gris y lluvioso de diciembre y enero, seguía la inestabilidad de los vientos en febrero, a veces con tolvaneras, pero con un sol radiante. A medida que pasaba el mes, el calor se insinuaba más y más.

Los árboles tienen hoy renuevos un poco prematuros, precisamente por la ausencia de frío que ha caracterizado este invierno 2008 – 2009.

lunes, febrero 09, 2009

Militares Laguneros: Hilario Morales Alvarado



Para continuar con la relación de soldados que nacieron en La Laguna o que sirvieron en La Laguna durante la era colonial, particularmente en la Segunda Compañía Volante de San Carlos de Parras, mencionaremos la constancia de filiación certificada por Antonio García de Tejeda el 6 de marzo de 1800, (Simancas, copia en la UIA-Torreón) relativa a “Hilario Morales”, quien declara ser hijo de “Antonio Morales” y de “Felisiana Albarado”, y ser natural del pueblo de Parras, de oficio “campista”.

De acuerdo a los registros genealógicos de los Santos de los Últimos Días, su hermana, María Rosa del Carmel Morales Alvarado, fue bautizada en Parras el 22 de septiembre de 1769, y se consignan los nombres completos de sus padres, “Joseph Antonio Morales” y “Alexandra Feliciana de Alvarado”.

Hilario tenía una estatura de 5 pies y 3 pulgadas, esto es, 1 metro y 60 centímetros. Su religión era la católica apostólica romana, tenía pelo negro, su rostro era de color “trigueño” con hoyos de viruela, tenía la nariz “larga” y era lampiño de barba. El 1 de febrero de 1784 sentó plaza en la Compañía de Caballería de San Carlos de Parras. Como no sabía firmar, aceptó las ordenanzas haciendo la señal de la cruz, atestiguando el sargento Bernardo Castro y el cabo Antonio Orozco, de la misma Compañía.

El 2 de junio de 1795, Hilario se reenganchó en el mismo cuerpo militar, y fue promovido a cabo el 28 de diciembre de 1796. En el primer tomo del libro de matrimonios de San José y Santiago del Álamo (Viesca, Coah.) con fecha del 14 de enero de 1789, consta que Hilario Morales apadrinó una boda. El apunte dice:

“… Yo Dn. Manuel Sáenz de Juangorena, Capellán de la Segunda Compañía V[olan]te de S[a]n Carlos de Parras y actual Ten[ient]e de cura deste Pueb[l]o de tres años a esta parte, desposé solemnem[en]te… a José Ant[oni]o Flores, origin[ari]o del Pueb[l]o de San Juan del Mezquital…y ha María Josefa Fernándes, origin[ari]a del R[ea]l de Niebes… fue padrino Ylario Morales origin[ari]o de esta jurisdi[cció]n, soldado razo de la segunda comp[añí]a V[olan]te de San Carlos de Parras que está a cargo del Capitán dn. Juan Fran[cisc]o Carmona, casado con María Eufracia García…”

Ilustración de Juan Marchena Fernández, "Soldado lancero de caballería de Veracruz, 1769" en "Oficiales y soldados en el ejército de América", Sevilla, 1983.

jueves, febrero 05, 2009

Día de la Constitución



En nuestro calendario oficial, el 5 de febrero corresponde al día de la Constitución. En este día conmemoramos la existencia de la Carta Magna como cuerpo de leyes y principios supremos de nuestro país.

Al celebrar este día, tenemos en mente las constituciones mexicanas de 1824, la de 1857, y de manera especial, la de 1917. Una constitución, en teoría, es el documento fundacional de un orden jurídico y de los principios que lo rigen, aquél que contiene los principios últimos que autorizan o desautorizan la vida legal y legislativa de un país. Es el pacto social elevado a la categoría de norma suprema del Estado.

Los constituyentes de 1917 se destacaron por su interés en dotar a México de una norma suprema que garantizara el bienestar de los mexicanos, especialmente, mediante la incorporación de los logros de la Revolución Mexicana. Mi tío bisabuelo, el general Gilberto de la Fuente Brondo, aunque nacido en Monterrey, N.L., fue diputado constituyente en 1917 por el Distrito de Huauchinango, en Puebla. Los trabajos de los diputados constituyentes le merecieron el mayor respeto, y realmente pensaba que con una nueva constitución, los males del país acabarían.

Sin embargo, la historia nos muestra que la existencia de una constitución política no necesariamente basta, por sí sola, para lograr la felicidad de un pueblo, como lo pensaba el general de la Fuente.

Es muy bueno tener una constitución política que regule el estado de derecho de un país. Pero es igualmente bueno, y sobre todo, necesario, que el pueblo, desde el ciudadano de mayor rango hasta el de menor influencia, viva cotidianamente la cultura de la legalidad y del orden institucional. Que todos los ciudadanos nos sometamos a los principios constitucionales, sin excepción. Que no haya individuos ni sectores de la población que se sientan al margen o por encima de la constitución. Que los legisladores no estén de manera constante cambiando las normas de la Carta Magna, de acuerdo a los intereses del régimen en turno, o del propio partido político, como ha sucedido innumerables veces.

Es bueno celebrar el día de la constitución. Pero mejor será celebrar algún día, el espíritu constitucionalista, espíritu de apego a la legalidad, del pueblo mexicano.

lunes, febrero 02, 2009

Las hilanderas mexicanas en 1895


Fábrica de hilados y tejidos "La Amistad"

En 1895, se encontraban registradas en el padrón oficial de recolección de impuestos de la República Mexicana, 44 fábricas de hilados y tejidos de algodón. Todas ellas tenían asignadas cuotas semestrales de impuestos, de acuerdo a la magnitud de su producción.

La cantidad asignada por Hacienda podía variar desde la más pequeña de 265 pesos 2 centavos (El Porvenir, en Monterrey) hasta la mayor, que era de 23 mil 466 pesos 30 centavos (La Colmena, en Monte Bajo, Estado de México).

El promedio (media) de los impuestos pagados por las 44 empresas hilanderas mexicanas, montaba 4 mil 655 pesos 63 centavos cada una, al semestre.

De estas empresas, 22 pagaban 3 mil 272 pesos con 2 centavos o menos (valor de la mediana). La cantidad más frecuente por empresa era de 1,500 pesos (valor de la moda).

En 1895, la Comarca Lagunera se contaba con las siguientes fábricas de hilados y tejidos:

En la villa del Torreón, “La Constancia” de Luis Veyán y Compañía. En el semestre julio-diciembre de 1895, pagó al fisco 7 mil 19 pesos con 40 centavos.

En la villa de Lerdo, Durango, “La Amistad” de Prince, Torres y Prince. Esta compañía pagó en impuestos 4 mil 752 pesos con 64 centavos.

Un poco más lejanas de Torreón, se encontraban las siguientes hilanderas:

En Parras, Coahuila, “La Estrella” de “Madero y Compañía”, la cual pagó en el segundo semestre de 1895, 18 mil 496 pesos 45 centavos de impuesto, cantidad que la hacía segunda en importancia a nivel nacional, tan solo superada por “La Colmena” arriba mencionada.

En Peñón Blanco, Durango, se encontraban en producción las siguientes fábricas de hilados y tejidos:

“La Concha” de Nafarrete y Compañía, la cual pagó 3 mil pesos en el período de referencia.

“Belem” de “Bracho Hermanos”, que pagó en el período referido, 3 mil 395 pesos.

“Guadalupe” de Juan Francisco Flores, 1,500 pesos.

Solo a manera de comparación, mencionaremos las hilanderas del área de Saltillo:

“La Hibernia” de J. Juan Rodríguez, con 800 pesos de impuestos.

“El Labrador” de Francisca A. de Barouse, con 750 pesos y 15 centavos de impuestos.

“La Aurora” de Francisco Arizpe Ramos, con 2 mil 250 pesos de tributación.

“Esmeralda”, en Ramos Arizpe, Coahuila, de Francisca y David Zamora, con 829 pesos 59 centavos de tributación.

“La Bella Unión” en Arteaga, Coahuila, de la “Compañía Industrial Saltillera” con 1891 pesos con 23 centavos de tributación.

Los datos anteriores muestran que la fábrica de hilados y tejidos de algodón más importante del norte de México era “La Estrella” de Parras, segunda en importancia en el país. También se puede ver que la suma de las contribuciones de las fábricas del área de Saltillo equivalía, más o menos, a lo que pagaba “La Constancia” de Torreón.

domingo, febrero 01, 2009

Anécdotas torreonenses de 1906




Un año antes de convertirse legalmente en ciudad, la próspera villa de Torreón estaba ávida de entretenimiento. Tratándose de diversión, igual acudían los torreonenses al circo, a la ópera o a la corrida de toros.

En 1906 se presentó en Torreón el “Circo Treviño”. Este era uno de esos establecimientos circenses que surgieron en México a finales del siglo XIX, como el “Suárez”, el “Metropolitano”, “Hermanos Orrin”, el “Fénix” y el “Atayde”. Los mejores eran el de los Hermanos Orrin, y el Treviño. Este último contaba en su elenco verdaderos artistas; y sobresalía la valerosa señorita Cavalieri en su dificilísimo acto “El doble salto mortal” en un automóvil. Desde luego, para las funciones en Torreón no quedó un solo asiento vacío. Hubo llenos a reventar. Este circo recaudó en nuestra población 100 mil pesetas de la época.

También en 1906, el 15 de octubre, fue inaugurado, con un banquete, el restaurant del Hotel Salvador. Acudieron los miembros más conocidos y acaudalados de la naciente sociedad lagunera. El banquete lo ofrecieron los padrinos del dueño, y el brindis de buena ventura se efectuó con la bebida consentida de la Bella Época: champaña.

Tan solo un día después, a las veinte horas y treinta minutos del día 16, cayó una memorable tormenta que convirtió a Torreón en una laguna. Hubo descargas eléctricas y vientos huracanados. Un rayo inhabilitó las líneas telefónicas de las compañías Sepúlveda y Woessner. Algunos cables eléctricos quedaron caídos y activos, y casi causan una desgracia cuando un tranvía pasaba por los charcos electrificados repleto de pasajeros. El asunto no pasó a mayores gracias a la rapidez del Lic. Mauro Sepúlveda, que desconectó los cables. La tormenta destruyó uno de los generadores de la planta de luz, y parte de la villa quedó sumida en tinieblas por varias noches.

Por esos días se presentaba en Torreón la “Compañía Manini” con un programa de ópera italiana a cargo de M. Lombardi. Pero la tormenta mencionada estropeó las sucesivas presentaciones, por lo imposible que resultaba el tráfico a través de los grandes charcos y el lodo. Y por si fuera poco, también el teatro (el “Ricardo de la Vega”) resultó afectado por el apagón. Pero como el espectáculo, como siempre, “debía continuar”, se usaron velas de estearina para iluminar el teatro, y así presentaron “El Trovador” de Verdi, con la participación de Elisa Valenti, Matilde Campofiore, Felipe D´Ottavi y Ángelo Antola.
Fuente: “El Diario”, jueves 18 de octubre de 1906, p. 2.