Escudo de Torreón

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miércoles, febrero 23, 2011

Las "morismas" laguneras



Un artículo periodístico local, fechado el 8 de marzo de 1926, constituye un claro ejemplo de la enorme falta de respeto con la que algunos torreonenses, pues suponemos que el redactor lo era, miraban la cultura de los pobladores rurales de la región.

Los comentarios surgieron a raíz del ensayo que, en el Tajo del Coyote, algunos hombres realizaban para representar la tradicional “Morisma” zacatecana.

El artículo, que ocupaba que ocupaba la sexta columna de la página principal del diario, y continuaba en la cuarta de la página seis, decía en su encabezado “Preparativos de la Morisma. Ayer, en el Tajo del Coyote, numerosos hombres del pueblo estaban ensayando. Pésima costumbre. La tal morisma, las danzas y los coloquios deben desaparecer de Torreón”.

De entrada, con el solo título de la nota, sabemos de antemano cual será el tenor del contenido. Como contexto del panorama nacional y regional, mencionaremos que en 1926, comenzaban las tensiones entre la Iglesia Institucional y el Estado Mexicano, las cuales serían conocidas como “La Cristiada”. El artículo periodístico no aparece firmado.

Como era de esperarse, el artículo arremete contra las manifestaciones externas del culto católico. Lo interesante, además de la crítica que dirige a la cultura religiosa popular del campo lagunero, es que da testimonio de estas costumbres en 1926. No olvidemos que los torreonenses decidimos creer, desde hace tiempo, que la ciudad y su cultura surgieron de la nada, o bien, que ésta fue importada de Europa. Por lo tanto, el artículo tiene interés antropológico, precisamente por enunciar la existencia en la Comarca Lagunera, de las cosas que quiere denunciar.

Por su marcada tendencia jacobina, por su falta de respeto a la existencia de las culturas “alternas” (en este caso, la cultura popular rural), bien vale la pena reproducir parte del texto:

“El día de ayer tuvimos oportunidad de presenciar una de esas cosas que en verdad nosotros creíamos que ya habían sido olvidadas por las gentes de nuestras clases humildes, quienes año tras año, al acercarse alguna festividad religiosa, organizan “danzas”, “morismas”, “coloquios”, “pastorelas” y quién sabe cuántas otras cosas más de culto externo. Decimos de culto externo, porque en las “danzas”, “coloquios” y “pastorelas”, se colocan imágenes de santos, cruces y otras reliquias religiosas”.

“Por lo que respecta a las típicas “danzas”, los individuos que toman parte en ellas se ponen indumentarias estrafalarias y pintorescas, no faltando la “malinche” y el “viejo”, que bailan al compás de un violín desvencijado que desgrana notas chillantes, y que solo son comprendidas por los “danzantes” que cuando bailan [van] haciendo contorsiones y muecas grotescas y ridículas, al igual que los que acostumbran aun los pueblos salvajes de Australia y del África incivilizada”.

El texto es muy largo para transcribirlo íntegramente en este espacio. Pero el autor, entre muchas otras cosas, menciona, al llegar al puente del tajo “El Coyote”, a “medio centenar de individuos y muchachos, que enarbolando banderas de todos colores y portando sendos palos, pretendían marcar el paso militar obedeciendo las notas de cornetas y tambores. Intrigados por esto, preguntamos de qué se trataba, habiéndonos dicho que eran los ensayos de “la morisma” que año tras año se celebra en honor de San Juan Bautista”.

Este dato es de suyo muy interesante, ya que denota la gran presencia zacatecana en la cultura regional lagunera (baste saber que la popular “reliquia” lagunera de asado de puerco y siete sopas, es de origen zacatecano). También muestra los vestigios de una cultura tlaxcalteca que celebraba el triunfo de españoles contra moros, y del “cristianismo” contra los “infieles”. En esas representaciones festivas, los tlaxcaltecas recordaban su propia historia como aliados de la corona española en contra de los infieles y paganos. Con el paso de los siglos, estas representaciones se fueron tiñendo con los colores de los uniformes franceses, y de los soldados invasores, reales o imaginarios.

El artículo original está tomado de la hemeroteca de “El Siglo de Torreón”, 8 de marzo de 1926.

El enlace hacia el artículo sobre el origen de la reliquia, es:


http://www.historiacocina.com/paises/articulos/mexico/reliquia.htm






martes, febrero 15, 2011

Homofobia y cambio social



Al revisar los archivos hemerográficos con el objeto de localizar información para el estudio sobre el “barrio alegre”, encontré muchos otros artículos relacionados, todos ellos útiles para una “Historia de la sexualidad” en La Laguna.

Un tema que llama la atención por el nivel de discriminación al que se llegaba, era el de la persecución contra los homosexuales varones (curiosamente nunca encontré un caso similar entre mujeres). Los periódicos de la época estudiada, muestran que la discriminación contra los homosexuales se hacía en términos muy duros, y que efectivamente, en cuanto discriminación, era un fenómeno social. La existencia de una minoría homosexual, es decir, de un grupo de personas con orientación o preferencias amorosas hacia individuos de su propio género, también constituyó un fenómeno social de los años treinta.

Un artículo periodístico de 1934, que lleva el encabezado “Exterminio total de afeminados” muestra algunos rasgos que son comunes a otros artículos similares de la época. Se hablaba de los “afeminados” que “abundaban” “en los centros de vicio, en establecimientos y en cantinas”. Se mencionaban asimismo las intenciones del comandante de policía, quien estaba “preocupándose por acabar con esa plaga de enfermos que han venido aumentando en forma alarmante”.

Un caso que fue castigado enérgicamente, fue el de Hermenegildo “X” amante de Juan “Y”, este último propietario de una “casa de asignación” (de citas) “donde lo mismo se vende marihuana que se despluma a los incautos”. A raíz de esta relación, el comandante de policía aprobó en todas sus partes, un plan para combatir a estos individuos.

Para hablar de una “Historia de la homofobia en La Laguna”, habría que establecer cómo fue evolucionando este fenómeno a través del tiempo. Habría que trabajar la historia de la percepción (por parte de la gente “normal” o heterosexual) en torno a la homosexualidad y a los homosexuales.

El contenido del artículo que arriba transcribí en parte, muestra que, en 1934, no se establecían distinciones entre “homosexual”, “afeminado” y “travesti”. Todos ellos entraban en el mismo costal. Es interesante que se dijera que “abundaban” en los centros de vicio. Se dice, en la mentalidad de aquéllas personas de 1934, que había que acabar con esa “plaga de enfermos”. Se les ubica casi siempre relacionados con la prostitución, el robo y el consumo de marihuana.

Estos términos, vertidos en un diario local en 1934, muestra que al homosexual se le consideraba como una persona asociada al vicio, al robo, a la embriaguez y al consumo de substancias prohibidas. En pocas palabras, la homosexualidad no gozaba de ningún prestigio social. Al contrario, y como sucedía desde la era colonial, el homosexual, al pensar de la gente, era un ser “infame”, es decir, indigno de cualquier fama, honor o alabanza, y en cambio, muy digno de rechazo, de burla, de agresión y de desprecio.

Otro artículo periodístico de 1936, también de la región, menciona el caso de Eduardo “X” y de Basilio “Y”, “individuos sin escrúpulos, afeminados y ladrones, ayudantes de las tratantes de blancas y encargados de distribuir drogas heroicas” que fueron aprehendidos por la policía.

El objeto del presente artículo no es el de hablar o polemizar a favor o en contra de la homosexualidad o de los homosexuales. Simplemente, trata de consignar, antropológicamente y de una manera documentada, la percepción que se tenía de ambos en los años treinta. Porque la homofibia también tiene historia, en cuanto que constituye un fenómeno que ha ido cambiando en sus concepciones, percepciones y manifestaciones a lo largo de los años, en nuestra Comarca.

Si tomamos en cuenta que Coahuila fue la primera entidad federativa que promulgó como ley el “pacto civil de solidaridad” entre homosexuales, notaremos que ha habido un gran cambio social (es decir, compartido por los miembros de la sociedad) en torno al fenómeno homosexual.

Historiar es, en última instancia, dar cuenta del cambio, de cómo cambian las cosas. Trabajar una Historia de la Sexualidad en La Laguna sería un proyecto académico de enormes dimensiones que tendría que ver con la urbanística, antropología, psicología social, medicina, economía, derecho, sociología, etc.

viernes, febrero 04, 2011

Onda gélida en La Comarca Lagunera




Por lo que se refiere a bajas temperaturas, el día de hoy superó ampliamente al de ayer en nuestra ciudad y en la Comarca Lagunera. El termómetro marcó hoy por la mañana 8.5 grados Celsius bajo cero, y se mantuvo bajo cero hasta la una de la tarde. Apenas comenzó a ponerse el sol, y la temperatura comenzó a bajar drásticamente.

Se comenta que desde el 13 de diciembre de 1997 no teníamos una temperatura tan baja en invierno. Otros dicen que la de hoy, es la temperatura registrada más baja de todos los tiempos en la Comarca Lagunera. Sin embargo, el récord se lo lleva el mes de enero de 1962. En su portada del 13 de enero de ese año, “El Siglo de Torreón” daba a conocer que en La Comarca, la temperatura más baja de dos días antes, es decir, del 11 de enero, había sido de trece grados Celsius bajo cero a la intemperie, y de 10 grados y medio bajo cero, a la sombra.

Esas temperaturas fueron registradas el día 11 de enero en el Observatorio Meteorológico de Lerdo, y en la Oficina del Servicio Meteorológico de Aeronaves de México, es decir, en el aeropuerto de Torreón. Ya he mencionado, en otra parte, que el frío era tan intenso, que los pobres pájaros, nuestros “chanates” y “chileros” caían de los árboles como manzanas otoñales, perfectamente congelados, completamente rígidos. Otros se veían grotescamente aferrados a las ramas de los árboles, pero muertos, unos sobre las ramas, y otros colgando de ellas.

Las bajas temperaturas del día de hoy, provocaron innumerables molestias por lo que se refiere a tuberías domésticas de agua, o en los motores y mangueras de los vehículos automotrices que no fueron convenientemente preparados con anticongelante. Esta ola de frío invernal corresponde a una gran masa de aire polar que ha cruzado los Estados Unidos, y recorre el norte de México, provocando las bajas temperaturas.


jueves, febrero 03, 2011

Los espacios públicos del sexo



Como se había pronosticado por el servicio meteorológico, la temperatura de nuestra ciudad al amanecer era de cuatro grados Celsius bajo cero. Al mediodía de este día completamente soleado, el termómetro apenas alcanzó los tres grados Celsius. Ha sido el día más frío de lo que va del invierno. Y como el viento norte, suave pero constante, no para, es de esperarse que la noche de hoy sea también muy fría para los estándares laguneros del mes de febrero.

La historia de la sexualidad en Torreón, abordada desde el punto de vista de las mentalidades y de la vida cotidiana, sin duda alguna es un trabajo por hacer, uno de enormes dimensiones, que deberá ser multidisciplinario por necesidad. La creación histórica de los espacios públicos para el ejercicio de la actividad sexual de manera privada, es un tema de gran interés, no solamente para los historiadores, sino para los psicólogos, sociólogos, médicos, arquitectos, economistas y científicos sociales en general.

La creación de una zona de tolerancia fue precisamente eso: la construcción o delimitación de un espacio público, con el objeto de ejercer actividad sexual en espacios privados. Por eso se trataba de una zona (área urbana o suburbana) donde se toleraba el ejercicio de la prostitución por razones de salud social. Se buscaba concentrar a las llamadas “expendedoras de caricias por horas” en un barrio “galante” donde pudiera haber un estricto control sanitario sobre las pupilas. Pero también se argumentaban razones de moral pública, ya que el ejercicio del sexo, fuera del matrimonio, era considerado un vicio, y las mujeres que lo ejercían sobre una base económica deberían ser ocultadas de la vista de la “buena sociedad”. Se trataba pues, de un “ghetto” del placer y de la inmoralidad.

Hace casi 90 años, la zona de tolerancia de Torreón estaba comprendida por un cuadrado cuyos límites eran, al poniente, la calzada Colón; al norte, la avenida Bravo; al oriente, la calle Comonfort, y al sur, la avenida Allende. Sobre las calles y avenidas mencionadas, no debería haber casas de citas ni vivir damas galantes, sino hacia el área interior del cuadrado. La avenida Bravo estaba libre de esta medida. Tampoco podrían las prostitutas trabajar ni vivir en la avenida Escobedo, ya que era la pasada del tranvía, y se consideraba “sumamente inconveniente” para la moral pública que esas mujeres transitaran por ahí.

Para la salvaguarda de la moral y de las “buenas costumbres”, a las damas galantes de Torreón se les impuso un reglamento que debía cumplirse sin excusa. Todas ellas deberían recluirse en la “Zona de Tolerancia”, o “Zona Roja”. Las damas galantes, deberían “trabajar” y vivir en la zona que se creó especialmente para ellas. Tenían estrictamente prohibido salir de esa zona durante el día o la noche, salvo los martes y los viernes, que podrían salir de las 2 a las 6 de la tarde, pero sin poder acudir a espectáculos y paseos, lo cual les quedaba estrictamente prohibido, bajo pena de multa. Las mujeres que fueran encontradas dentro de las cantinas, serían llevadas a la fuerza a la cárcel para que elaboraran las tortillas de los presos durante la madrugada. Solo se les permitía a estas “damiselas” trabajar en cabarets o salones de baile, pero no en cantinas.

Una particular forma de extorsión y chantaje que floreció en esa zona de tolerancia, la ejercieron los fotógrafos (que ahora llamaríamos “paparazzi”) que se dedicaban a espiar y a cazar figurones de relevancia social, económica o política, para fotografiarlos en situaciones comprometedoras. Solamente con el pago de fuertes sumas, lograban comprar los negativos que los incriminaban.

La lucha de los vecinos y familias "honorables" que vivían por el mismo rumbo, lucha para que la zona de tolerancia fuera retirada de ese lugar, se mantuvo por décadas. No fue sino hasta 1948 que el gobernador Ricardo Ainsle aprobó el cambio.