Un caso interesante lo constituye el testimonio documental de la producción algodonera de la ya mencionada población de “Cinco Señores” (Nazas, Dgo.) en 1817. Esta era una población que fue fundada en el primer tercio del siglo XVIII como misión de los jesuitas, la cual dejaron de administrar tras la expulsión en 1767. Se encontraba situada entre San Pedro del Gallo y el presidio del Pasaje, sobre la margen izquierda (norte) del río Nazas. Hasta ahí llegaban las tierras del conde de San Pedro del Álamo.
Como resultado de los problemas de abastecimiento que en 1813 mencionaba don Bernardo Bonavia y Zapata, Cinco Señores del Río Nazas inició la producción de algodón para el comercio interregional y para las manufacturas locales. El interesante documento del pago de alcabalas de 1817 nos da cuenta de la cantidad de fibra que se “exportó” del suelo fiscal de Cinco Señores. Es decir, se trata de la relación detallada del pago del impuesto al comercio del algodón “extraído” desde Cinco Señores hacia otros distritos fiscales de
Dicho documento nos da cuenta de que entre el 31 de septiembre de 1817 y el 31 de diciembre del mismo año, se realizaron 109 operaciones de dicho pago fiscal, que era de medio real por cada arroba de algodón. Las cifras consignadas nos indican que la cantidad de algodón que se comerció hacia otras regiones fue de 16 mil 501 arrobas. Se trataba pues de 189 mil 863 kilos y
Los comerciantes (probablemente arrieros) que pagaban el impuesto para llevar el algodón de Cinco Señores a otros lugares, debían proporcionar a los alcabaleros sus nombres y lugares de residencia. De esta manera, sabemos por qué rutas transitaban y hasta dónde podía llegar dicho algodón. Los sitios mencionados en esas 109 operaciones de pago fueron: Aguascalientes, Alaquines,
De estos lugares, los que aparecen con más frecuencia, en orden descendente, son: León, Nochistlán, Jalpa, villa de
Algunas de las haciendas de la jurisdicción de Cinco Señores mencionadas en el citado documento como productoras de algodón fueron: Hacienda de Los Dolores, de don Francisco de
La primera industria textil moderna de Coahuila y Durango, una fábrica mecanizada de hilados y tejidos de algodón, se estableció en 1837 en
“Tenemos ya en el Estado cinco fábricas de los tejidos ordinarios de algodón que con el nombre de manta tienen tanto consumo, y en dos de ellas, se fabrican también sarapes y otros tejidos gruesos de lana. El primero de estos establecimientos se planteó en Mapimí por cuenta de los Sres. Urruticoecheas. No se han recibido noticias de su estado, pero sin duda es el de menor importancia en cuanto a sus productos, aunque tiene el mérito de ser el más antiguo”.
¿Quién era Domingo Urruticoechea? ¿Cómo llegó a
Domingo María Urritoechea Angoiti fue bautizado el 12 de dieiembre de 1799 en la parroquia de San Juan Bautista de Molinar en Gordejuela (Gordexola), diócesis de Bilbao, en Vizcaya. Fueron sus padres Sebastián Urruticoechea Labarrieta y Josefa Angoiti Basualdo.
Los abuelos paternos de Domingo María lo fueron Francisco Urruticoechea Hedillo y María Lavarrieta Basualdo, vecinos de Gordejuela, y sus bisabuelos, por la misma línea, Francisco Urruticoechea Layseca y María Hedillo Gallarreta, del mismo lugar.
Domingo María fue el tercero de una sucesión de varios hermanos y hermanas. Sus padres, Sebastián de Urruticoechea y Josefa Angoiti, se casaron hacia 1795. De esta unión, nacieron, Joaquín Luis Santiago (1796), Eulalia Magdalena (1797), Domingo María (1799), Francisco Eustaquio (1801), Gregoria Luisa (1803), Juliana Francisca (1805), Emeterio Gumersindo (1808), María Cruz (1811).
La tía paterna de Santiago y Domingo María, Juana Luisa de Urruticochea Labarrieta, pasó a Nueva España, al Real de Minas de Mapimí, en cuya parroquia de Santiago Apóstol se casó con Jacinto de Arriaga, el 8 de julio de 1808, cuando ella contaba con 34 años de edad (nació en 1774). Al parecer, Jacinto pertenecía a la familia de los dueños de la hacienda de
Los jóvenes Santiago y Domingo María de Urruticoechea y Angoiti pasaron con su tía Juana Luisa, al País de
Santiago y Domingo María se casaron en Mapimí el 27 de febrero de 1824 con sendas hermanas: el primero, con la señorita María Apolonia Aranda, el segundo con María Concepción de Aranda Tremiño, ambas hijas de Francisco de Aranda y María Gertrudis Treviño, quienes, a su vez, habían contraído matrimonio el 12 de abril de 1800 en la parroquia de Nuestra Señora de
En 1833 el gobernador de Durango, Basilio Mendarosqueta, le envió un oficio a Carlos García, Secretario de Relaciones Exteriores, para comunicarle que le había expedido pasaporte a Domingo Urruticoechea, originario de España, para que pudiera trasladarse a los Estados Unidos.
Asimismo sabemos que Domingo y María Concepción residían en Mapimí, donde ambos bautizaron varios hijos e hijas. Es decir, pudo evitar la expulsión de extranjeros españoles. Seguramente fue a Estados Unidos a adquirir la ciudadanía estadounidense, como lo hizo su paisano y coetáneo Rafael Arocena, y se quedó en Mapimí. De esa época debe data su manufacturera textil. Los Urruticoechea dejaron descendencia, sobre todo femenina, y ésta enlazó con otras familias distinguidas del Estado de Durango, como los Arriaga, los González, los Laínez y los Vega, entre otros. El 9 de julio de 1855, el señor Casimiro González le participaba al señor Francisco Gómez Palacio que el 30 de junio de ese año había fallecido su esposa, Carmen Urruticoechea.
Por otra parte, esta fábrica mecanizada de hilados y tejidos de algodón seguía activa en 1855, aunque en otras manos. Al parecer, los Urruticoechea le vendieron la textilera a Melchor Prince. Una carta fechada en Mapimí el 26 de marzo de ese año firmada por José Roberto Jameson y dirigida al Lic. Francisco Gómez Palacio indica que se le enviaba a éste once tercias de manta “de esta fábrica, son siete mil treinta y una varas y seis cuartas (7031. ¾) en 220 piezas”.
De esta manera, la fábrica mecanizada de hilados y textiles de los Urruticoechea de Mapimí, misma que en 1848 era tenida por la “más antigua” de las fábricas de hilados y tejidos de algodón mecanizadas del estado de Durango, debe ser considerada la primera en su tipo en
Otras fábricas textiles que fueron importantes para el cultivo del algodonero en