Escudo de Torreón

Escudo de Torreón

domingo, abril 29, 2007

Santos Laguna, equipo de guerreros

Hoy por la tarde, los torreonenses se han volcado de nuevo a las calles, haciendo sonar el claxon de sus vehículos. Pareciera que el Santos, el equipo de fútbol (soccer) de primera división de la Comarca, hubiera ganado algún campeonato. Porque cuando esto ha sucedido, la población ha expresado así su júbilo.

Pero se trataba de algo mucho más significativo para la afición regional. El Santos derrotó (en Torreón) al fuerte equipo Cruz Azul dos goles a cero, mientras que el equipo de Querétaro perdía por el mismo marcador ante el Atlas. Esta combinación de resultados no solamente salvó del descenso a la segunda división del equipo comarcano, sino que le permite participar en la liguilla.

El Santos jugó hoy con tal determinación que ha dejado claro el porqué a nuestra ciudad se le conoce como la “ciudad de los grandes esfuerzos”. El equipo jugó con el corazón, y el corazón de los comarcanos estuvo puesto en ese juego tan crucial. Felicitaciones a Oribe Peralta y Agustín Hernández, autores de los goles de la victoria. Felicidades a la afición lagunera, porque tenemos equipo para muchas más y mayores hazañas.

lunes, abril 23, 2007

La otra violencia

En los Estados Unidos no han cesado las manifestaciones de consternación y de condena contra el sudcoreano de 23 años, Cho Seung Hui, quien la semana pasada asesinó a 32 personas en el Virginia Tech para luego suicidarse.

Los lamentos de los estadounidenses, campeones de los derechos humanos, aún resuenan. Se trataba de un estudiante “extranjero”, un “desquiciado” que mató a sangre fría a sus compañeros de universidad, “sin causa ni motivo”. Este extranjero gozaba de la “hospitalidad” del pueblo estadounidense y correspondió al “buen trato” con la furia más perversa. Algunos se preguntan si es bueno que en los Estados Unidos persista una legislación tan despreocupada como para permitir que cualquiera pueda comprar armas como las que usó Cho Seung Hui. No es el primer caso de matanza estudiantil, y esto preocupa —con toda razón— a los norteamericanos.

Sin pretender en lo absoluto justificar al homicida, ni minimizar la tragedia que implica la muerte de tantas personas, llama la atención que toda esta gente que condena la violencia asesina del sudcoreano, no ha clamado contra la otra forma de violencia cotidiana con la que se puede llegar a torturar, a desquiciar a una persona hasta convertirla en un potencial asesino.

Efectivamente, ni las autoridades académicas ni los estudiantes del Virginia Tech tienen las manos limpias del todo. Porque Cho Seung Hui fue un estudiante objeto del escarnio y de la sistemática ridiculización de maestros y alumnos. Insisto, nada ni nadie justifica al homicida, pero los estadounidenses tampoco pueden alegar inocencia ante la atroz matanza que, de alguna manera, ellos mismos provocaron.

Como alumno primero, y luego como maestro, me he dado cuenta de que en la mayoría de las escuelas, colegios y a veces hasta en algunas universidades, rige soberana la ley de la selva. Existen alumnos que son convertidos en blanco del escarnio de sus compañeros. Estos alumnos no pueden o no quieren responder a la violencia con violencia. Hasta que un día cualquiera, algunos de ellos “revientan”, como sucedió en el caso que nos ocupa. Los psicólogos pueden certificar el cómo esta cotidiana e impune cacería escolar contra ciertos alumnos puede afectar sus personalidades. Desgraciadamente, en muchas ocasiones los maestros mercenarios (¿cómo llamar a un mestro que no se interesa por el bienestar de todos y cada uno de sus alumnos?) no se involucran y cierran los ojos, o peor aun, se convierten en cómplices de los agresores.

Por lo general, los alumnos agredidos poseen alguna o algunas características que los hacen destacarse del resto. Mayor sensibilidad, diferente capacidad de adaptación, pertenencia a etnia o estrato social diferente, valores religiosos o valores culturales diferentes, niveles de madurez o de inteligencia diferentes, todos pueden ser factores desencadenantes. ¿Por qué esta violencia que afecta a tantas personas potencialmente valiosas, no se considera violencia? ¿Por qué calificamos como “normal” la agresión contra quienes no participan de nuestro modo de ser?
Es terrible y muy lamentable la tragedia del Virginia Tech. Tan terrible y lamentable como puede ser la existencia de un criterio socialmente compartido con el cual decidimos sobre la violencia que es tolerable y la que no. Porque, a final de cuentas, ninguna forma de violencia beneficia al ser humano. Ninguna debe ser tolerada ni permitida.

lunes, abril 16, 2007

Los sefarditas de Coahuila

Durante la llamada “Edad Media”, España fue quizá el país más culto de Europa y hasta del mundo entero. Las artes y la ciencia se cultivaban con gran atención y mayores resultados. Había universidades a las que acudían los mejores y más ávidos estudiantes del mundo conocido. Ciudades como Córdoba tenían cientos de miles de habitantes, y servicios urbanos que nada le envidiarían a la Roma de los césares. Y como bien lo consideraba Américo Castro en su “Realidad Histórica de España”, tan españoles eran los cristianos como los judíos y los musulmanes. La tolerancia que existía entre los miembros de las tres religiones no tenía igual en Europa.

Por lo que se refiere a la comunidad judía, España fue para sus miembros como una segunda “tierra prometida” después de Israel. Hay una palabra hebrea con la que se designa todavía a la vieja Hispania, y esta palabra es “Sefarad”. De ahí que los judíos españoles se autodesignaran como “sefarditas” (sefardim) y que hayan formado uno de los dos grandes ritos judíos europeos. El otro sería el de los “askenazitas” (askenazim) a los que pertenecen los judíos de la Europa Central y del este.

Fueron numerosos los intelectuales sefarditas que impactaron el pensamiento de Europa cuando ésta era joven todavía. La “Summa Theologica” de Tomás de Aquino muestra que su autor tenía un gran conocimiento de la filosofía judía, particularmente del rabino cordobés Moshe Maimónides.

La evolución política de Europa y el surgimiento de los estados nacionales durante el Renacimiento, ocasionaron que España iniciara una nueva etapa donde solo el catolicismo tendría cabida. La alianza de Castilla y Aragón selló la suerte de los judíos sefarditas y de los musulmanes españoles. Tristemente, los reyes católicos implementaron la confiscación de bienes y el destierro perpetuo de sus súbditos no católicos.

Los sefarditas se dispersaron hacia los cuatro puntos cardinales, enriqueciendo con su conocimiento a Holanda, Alemania, los estados italianos, Inglaterra y la cuenca del Mediterráneo europeo, africano y asíático. Muchos de ellos vinieron de incógnito a nuestra tierra, es decir, a Coahuila y al Nuevo Reino de León. De algunos de ellos se decía —y se dice todavía— que portaban la sangre real de Fernando de Aragón, que aunque rey católico, tenía sangre judía sefardita por doña Juana Enríquez, su madre. Se dice asimismo que muchos de ellos vinieron gracias a los salvoconductos de sus Reales parientes y con grandes mercedes de tierras y aguas. Se dice que en el norte de nuestro estado hay señoras que bendicen las velas el viernes por la tarde, al ponerse el sol, pensando que se trata de una vieja costumbre católica. Hasta donde sabemos, fuera de los círculos genealógicos de México y Estados Unidos, no existe un estudio serio que aborde estos temas.

Hoy solamente quiero llamar la atención hacia esta rica herencia cultural nuestra, la que recibimos “como a escondidas” de los judíos sefarditas, tan españoles como el que más, y de los cuales ni siquiera nos acordamos al mencionar los antepasados culturales de la Comarca Lagunera.

miércoles, abril 11, 2007

Familias Centenarias de Torreón: los Lack Eppen

Esta familia tuvo su raíz en el matrimonio formado por Julián Lack Brunner, ciudadano suizo nacido en Solothurn el 28 de febrero de 1847, y María Eppen Zúñiga, hija de Andrés Eppen Aschenborn y Antonia Zúñiga, nacida en Sapioris, Durango, en 1866. Solothurn es uno de los cantones suizos, ubicado al noroeste del país, y también es el nombre de la capital de dicho cantón.

Julián Lack ingresó a México vía Ciudad Juárez, Chihuahua, el 10 de mayo de 1885. En 1906 era propietario de un almacén de ropa y madera en Torreón, cuyo despacho se encontraba ubicado en la calle Ferrocarril (después Iturbide, actualmente Presidente Carranza).

Con María Eppen, Julián procreo a María Lack Eppen, Julián Lack Eppen, Andrés Lack Eppen, Antonia Lack Eppen y a Guillermina Lack Eppen, la menor, quien nació el 6 de mayo de 1906.

Julián Lack Eppen contrajo nupcias con María Encarnación Esparza Matamoros (en origen Parazurtundúa) y el matrimonio engendró a Julián Lack Esparza, María Concepción Lack Esparza y a Rosa María Lack Esparza.

Guillermina Lack Eppen casó con Alfredo de la Parra, y procrearon a Alfredo de la Parra Lack y a María Estela de la Parra Lack.

Los datos proporcionados en este artículo proceden del Fondo Presidencia, Serie Extranjerías del Archivo Municipal de Torreón, caja 44 (según aparecían en los años treinta) y de la base de datos SUD.

¿Dónde lo hemos escuchado?

El “Independent”, diario británico no alineado (como lo indica en su nombre) ha dado a conocer que tropas de los Estados Unidos van a aislar barrios completos de Bagdad para “sellarlos” con barricadas y así “controlar” a sus moradores, que deberán exhibir “pasaportes”. Y esto, desde el punto de vista de los estadounidenses, para socavar “el terrorismo”.

De acuerdo a dicho diario, los estadounidenses ya habían usado ese sistema en Vietnam, y resultó un fiasco. Para los británicos, esta medida implementada en Irak manifiesta solamente el grado de desesperación al que han llegado los militares norteamericanos.

Sin embargo, Los Estados Unidos, la nación que era la “campeona” (abanderada) de los derechos humanos en el mundo entero, pareciera disponerse a usar la misma estrategia que usaron los alemanes al crear y “administrar” el ghetto de Varsovia durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Quién se los va a impedir? No cabe duda de que el poder corrompe, y de que el poder absoluto, corrompe absolutamente.

Del nudo mixteco y del Museo Arocena

Es digna de encomio la previsión que han tenido los constructores que actualmente modifican el cruce vial conocido coloquialmente como “Nudo Mixteco” Como el lector sabe, soy el director del Centro de Investigaciones Históricas de la Universidad Iberoamericana Laguna, institución a la cual y desde la cual debo desplazarse diariamente.

Para ser sincero, pensé que a mi regreso de semana santa me iba a encontrar con un verdadero caos vial y problemas de embotellamiento vehicular. Sin embargo, las medidas tomadas para mantener el flujo normal del tráfico por la carretera que va a las universidades y a San Pedro de las Colonias, parecen haber sido las correctas. Si uno se dirige hacia la Universidad Iberoamericana Laguna, la salida es por la calzada abastos, toma un lateral del periférico y entronca con la carretera a San Pedro, sin cruzar jamás el periférico. La vuelta es semejante por su sencillez. Puesto que se dice que la obra va a tardar algo así como 14 meses, me alegro de que hayan planeado bien las cosas pensando en los usuarios de dichas vialidades.

Pasando a otro tema, y para enriquecer la semana de Pascua de los laguneros, el Museo Arocena ha montado la exposición “Los rostros de Cristo”, la cual consta de una serie de 17 representaciones coloniales sobre Jesús. Los aspectos estético y técnico son importantes, ya que finalmente se trata de obras que fueron producidas en un tiempo y un lugar dados, con cierto sentido del gusto, con cierta normatividad eclesiástica y bajo el influjo de determinada corriente artística y ciertas técnicas.

Pero no debemos olvidar que las obras de arte de carácter religioso, y más desde el Concilio de Trento, estaban destinadas a transmitirle a la feligresía determinados valores y contenidos ideológicos. Es decir, el arte era propagandístico y promovía la sumisión, la resignación, la obediencia al clero y al monarca. Como medios de comunicación, los objetos artísticos portaban o suscitaban mensajes de esta naturaleza. En pocas palabras, la apreciación de la obra de arte no es pura contemplación estética. Es antes que nada, un proceso de decodificación encaminado a comprender cómo se buscaba producir cierta reacción en los fieles, no de carácter estético, sino vital, en el ámbito de los valores, los significados y las ideas. Quien visite la exposición del Museo Arocena tomando en cuenta estos criterios, sin duda alguna obtendrá mucho fruto.

lunes, abril 09, 2007

Familias Centenarias de Torreón: los Gireud Mora

La historia de esta familia torreonense inicia con el nacimiento de Ferdinand Edouard Gireud Pin, quien nació el 25 de junio de 1871 en el risueño Valle de Allos, en los Bajos Alpes, en Francia.
Buscando labrarse un porvenir, Fernando vino a México, arribando al puerto de Veracruz el 10 de octubre de 1891.
De ahí pasó a la próspera villa del Torreón, donde estaba ya bien establecido para 1906. A los 35 años era propietario de la importante negociación “Las Fábricas de Francia”, que era un almacén de ropa y novedades de importación al mayoreo y menudeo. La casa realizaba asimismo confecciones a la moda. El establecimiento se encontraba ubicado en avenida Hidalgo y calle Ramos Arizpe de Torreón.

Fernando Gireud casó con Marie Mora Luxe, nacida el 10 de enero de 1888 en Bayonne, en los Bajos Pirineos, Francia. Ella arribó al puerto de Veracruz el 10 de octubre de 1900.

El matrimonio Gireud tuvo cinco vástagos: Georgette Blanche Louise Gireud Mora, nacida el 27 de octubre de 1908; Marie Jeanne Clemence Gireud Mora, nacida el 19 de mayo de 1905; Henri Marie Jean Gireud Mora; nacido el 19 de agosto de 1911, Fernanda Marcela Alexandrine Gireud Mora, e Ivonne Margarita Charlotte Gireud Mora. Georgette permaneció soltera hasta su muerte, y María casó con Salvador Lisarrague Amespil, nacido el 16 de enero de 1894 en Hasparren, Bajos Pirineos, Francia. Este último matrimonio procreó a María Antonieta Lisarrague Gireud, a Salvador Juan Lisarrague Gireud y a Fernando Lisarrague Gireud. María Antonieta contrajo nupcias con Luis Dugay González, quien era hijo de Luis R. Dugay y de Lidia González García.

Fernando Gireud invitó a su hermano para que viniera a México y se estableciera en Torreón. Amadeo Gireud Pin, nacido el 4 de abril de 1885 en Beuchier, Bajos Alpes, Francia, llegó a Veracruz el 5 de septiembre de 1919. Amadeo casó con María de Jesús Zamora.

Los datos investigados para la redacción de este artículo de la Crónica proceden —en parte— del Fondo Presidencia, Serie Extranjerías del Archivo Municipal de Torreón.

Familias Centenarias de Torreón: los Kientzle Hedderich

La raíz de esta apreciable y bien conocida familia torreonense, lo fue Ricardo Kientzle Stroehlen, nacido en Geislingen an der Steige, de Baden Württemberg, Alemania, el 31 de agosto de 1898.

Dadas las condiciones de quebranto en que quedó postrado su país de origen tras la Primera Guerra Mundial, Ricardo decidió probar suerte en México. Llegó a Veracruz el 15 de septiembre de 1920. Se estableció en Torreón y pronto destacó como comerciante y como industrial. Fue dueño de la “Casa Eléctrica de Torreón”.

Ricardo casó con Marta Hedderich Achilles, nacida en Göttingen, (Baja Sajonia) Alemania, el 30 de enero de 1902. Ella era hija de Germán Hedderich Fahrland (nacido el 28 de julio de 1877 en Ellrich, Thuringia, Alemania) y de Elsa Achilles Weschke, quienes llegaron a México por vez primera a través de Nuevo Laredo, Tamaulipas, el 6 de diciembre de 1898. Elsa había nacido el 24 de agosto de 1880 en Göttingen, (Baja Sajonia) Alemania. Con Elsa llegó su hermana Aenne Achilles Weschke, quien nació el 8 de febrero de 1897 en Göttingen. Con el tiempo, esta hermana contraería matrimonio con Alberto Aulenbacher Messinger.

Y volviendo al matrimonio Kientzle Hedderich, mencionaremos que procreó a Klaus Herbert, el primogénito; a Mónica Eva, a Marta y a Ricardo.

Dos hermanas de Marta Hedderich Achilles vinieron a Torreón a establecerse, a saber: Carmen, nacida el 11 de julio de 1912 en Lauterberg, (Baja Sajonia) Alemania, y Eva, gemela de la anterior, nacida en la misma fecha y lugar.

Los datos investigados para la redacción de este artículo de la Crónica proceden del Fondo Presidencia, Serie Extranjerías del Archivo Municipal de Torreón. La grafía es la que ahí se conserva.

sábado, abril 07, 2007

Semana Santa

Desde la última década del siglo XVI, los laguneros hemos celebrado la Semana Santa de diversas maneras y con diferentes ópticas. El catolicismo conservador, el que tenía sus raíces en la era colonial celebraba esta semana como una recreación de la pasión de Cristo. El énfasis se ponía en los sufrimientos de Jesús, más que en el significado redentor (liberador) de dichos sufrimientos padecidos en lugar de y a favor de la humanidad.

De ahí la popularidad de las representaciones como las de Ixtapalapa. En el contexto mencionado, llegó a ser considerado un gran acto de servicio a Dios el asumir de propia voluntad los sufrimientos exteriores de la pasión de Jesús. Pareciera que el derramamiento de sangre complaciera a la Divinidad, ya por crucifixión, por usar como escapularios espinosas pencas de nopal, o por caminar sobre las rodillas sangrantes.

La enseñanza de la Toráh hebrea y la enseñanza bíblica de Jesús son muy claras. Contienen la esencia del monoteismo ético, a saber: hay un solo Dios a quien nada se le puede dar porque ya lo tiene todo. ¿Cómo servir a ese Dios? Pues sirviendo a los seres humanos en necesidad. El que todo lo tiene, quiere ser amado por medio del amor a los hermanos que requieren de nuestra ayuda. A esto lo llama Santiago “religión pura y sin mancha”.

Como católico torreonense, opino que podemos asumir la pascua de resurrección como una época propicia para la reflexión y para la renovación del compromiso con nuestros congéneres. Que el centenario de nuestra ciudad continúe siendo una buena ocasión para mostrar nuestro regocijo ciudadano y nuestra madurez como creyentes y como seres humanos.

jueves, abril 05, 2007

Día de la Unidad Lagunera

Si los laguneros de Coahuila y Durango tuviéramos que recordar una fecha que nos trajera a la memoria la antigua unidad de nuestra Comarca, esta sería sin duda alguna el 21 de mayo.

El 21 de mayo de 1785, Carlos III, rey de España, firmó nombramiento de gobernador de la Nueva Vizcaya en favor de don Felipe Díaz de Ortega, caballero de la Orden de Carlos III. Este nombramiento es importante para los laguneros porque incluía el decreto de segregación de la Nueva Vizcaya, de las alcaldías mayores de Santa María de las Parras y de Saltillo, para incorporarlas a la Provincia de Coahuila.

En virtud de dicho decreto, por primera vez en su historia, la Comarca Lagunera —que poseía una fuerte identidad propia por razones históricas y porque sus habitantes compartían una cultura agropecuaria ribereña— quedaba dividida entre dos jurisdicciones provinciales (estatales, diríamos ahora). La familia más importante de la región, la de los marqueses de Aguayo, se encontró con que, en virtud de tal decreto, sus tierras como marqueses pasaron a Coahuila, pero las que poseían como condes (de San Pedro del Álamo) quedaron en Nueva Vizcaya (Durango). A partir de entonces, sus bienes de producción estarían sometidos a dos autoridades, a dos criterios fiscales y a dos políticas diferentes, a veces antagónicas.

Si quisiéramos recordar a un monarca español como promotor de la unidad lagunera, ese tendría que ser Felipe II. En 1594, el rey de España llamaba a nuestra comarca la “Provincia de La laguna”. Fue bajo su reinado que se constituyó la Alcaldía Mayor de la Nueva Vizcaya, llamada “De Parras, Laguna y río de las Nazas” por los tres partidos o jurisdicciones que la conformaban. La de Parras, la de San Pedro de la Laguna, y la de San Juan de Casta (León Guzmán). Hay que notar que estos partidos tenían un carácter eminentemente hidrológico y correspondían a lo que llamamos cuenca media y baja del río Nazas, y baja del Aguanaval. La capital religiosa, política y cultural de los tres partidos era Parras. Con el paso del tiempo y las nuevas fundaciones, esta alcaldía fue perdiendo su dimensión original.

Para el 21 de mayo de 1785, fecha del decreto de separación, la Alcaldía Mayor de Parras abarcaba desde las afueras de Saltillo hasta las tierras que están entre el Nazas y la Sierra de Raymundo o Mapimí. Es decir, incluía lo que ahora conocemos como Gómez Palacio, Dgo. El curso del río Nazas como límite estatal no fue definido sino hasta fines del siglo XIX.

miércoles, abril 04, 2007

El "envenenador de Torreón"

Hace exactamente 100 años, los diarios y periódicos de la República Mexicana seguían con toda atención las secuelas jurídicas de un evento que había estremecido al público nacional: se trataba de la injusta absolución del llamado “envenenador de Torreón”, el “Borgia” moderno”.

Todo el asunto comenzó durante la séptima posada organizada por miembros de la sociedad torreonense, el 22 de diciembre de 1905. La reunión se llevó a cabo en el teatro “Ricardo de la Vega” con la asistencia de “lo más granado y elegante de aquella sociedad” y de algunas personalidades extranjeras.
Un médico (cuyo nombre omito) de buena posición pero no muy apreciado a causa de su carácter, ofreció a la concurrencia un espléndido regalo: varias botellas de un cognac que dijo tener casi un siglo de embotellado. La concurrencia no solamente aceptó el obsequio, sino que procedió desde luego a ingerir tan añeja bebida.

El médico en cuestión ordenó a su mozo que sirviera el licor, aunque él se abstuvo de probarlo. Casi inmediatamente, varias personas mostraron signos de intoxicación aguda. Uno de los concurrentes, el señor Manuel Treviño Fernández, murió a consecuencia de la ingestión del licor, mientras que otras 18 personas se retorcían, presas de los más agudos dolores. La posada terminó entre el pánico, los gritos y el tropel de las personas que se sentían enfermas.

Hechas las averiguaciones, se supo que el envenenamiento había sido premeditado, es decir, deliberado y con todas las agravantes de la ley.. Sin embargo, en contra de todas las expectativas de la justicia y de la sociedad torreonense que se sentía agredida, el médico fue absuelto de todo cargo y liberado por el Juez Primero de Letras del Distrito de Viesca “por falta de acusación de parte del Ministerio Público”.

Un diario torreonense de la época llamado “Justicia” (órgano de legislación y jurisprudencia) publicó la sentencia dictada el 10 de abril de 1907. Este diario asimismo publicó algunas de las consideraciones sobre el caso que molestaban a los torreonenses, a saber, que el cognac envenenado procedía de la casa del médico; que éste insistió en servir el cognac aún encontra de la voluntad de la señora Fariño de González; que las botellas envenenadas llegaron abiertas al lugar donde se sirvió el licor; haberse rehusado el susodicho médico a probar el licor que se servía.

Otros diarios coetáneos comentaban la terrible paradoja de que hubiera un cadáver, dos botellas de cognac envenenado con “aconitina” y que a la vez no hubiera culpable. La aconitina es un veneno más poderoso que el curare, y ataca el sistema nervioso provocando la muerte. Al parecer, el caso fue cerrado sin culpar a nadie. Fuente: “La Iberia. Diario español de la mañana”. Martes 14 de mayo de 1907. Número 802.

Familias Centenarias de Torreón: los Franco Reséndez

Una familia de inmigrantes que aparece registrada en el Censo de Torreón de 1892 es la pareja formada por Santos Franco y Blasa Reséndez. Con ellos aparece registrado su hijo, Juan Franco Reséndez.

Santos, que aparece en el censo con el No.1382, declaró tener 69 años de edad, ser casado y de oficio jornalero. La edad que declara nos indica que nació el año en que Agustín de Iturbide, emperador de México, abdicó. Fue el mismo año en el que los Estados Unidos de América, de manera unilateral, proclamaron su protectorado sobre la América Latina, “doctrina” que fue llamada “Monroe”.

Blasa tiene el registro No. 1383, y manifestó tener 66 años de edad, y ser casada. Esto indica que debió nacer hacia 1826.

Juan Franco Reséndez, hijo de este matrimonio, tiene el registro No. 1384, ya estaba casado y su oficio era el de jornalero. Por su partida de bautismo, sabemos que “Juan Franco Reséndes” fue llevado a la pila bautismal el 13 de mayo de 1871 en Fresnillo, Zacatecas, y que sus padres eran “Santos Franco” y “Blaza Resendes”.

El matrimonio de Santos y Blasa tuvo otros hijos e hijas, así encontramos a “Felipa Franco Resendez”, bautizada el 30 de mayo de 1863 en Fresnillo, y a “Catarino Franco Resendes”, bautizado el 2 de diciembre de 1868, también en Fresnillo. Ver Libros de Bautismo de Fresnillo 1860-1868; 1868-1873.

martes, abril 03, 2007

Familias Centenarias de Torreón: los Requejo Granados

Una de las viejas familias laguneras que se encontraba entre las primeras de Torreón fue la del matrimonio conformado por Desiderio Requejo y su mujer, Romana Granados. Ambos se encuentran registrados en el Censo de Torreón de 1892 con los números 1200 y 1201. Sus hijos, Sóstenes y Tomás Requejo Granados, aparecen en el mismo padrón con los números 1202 y 391, respectivamente.

De acuerdo a la información que aportó al censo, Desiderio Requejo nació en 1836, era casado y de oficio labrador. Según los datos contenidos en el registro de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días, (SUD) Desiderio y/o Silverio Requejo Valadéz nació en 1836, en la Hacienda de Avilés. Fueron sus padres José María Requejo y Casimira Valadéz. Su abuelo paterno, José María Requejo, habría nacido en 1810 en la jurisdicción de la misma Hacienda de Avilés (Ubicada en la margen derecha del Nazas, en la jurisdicción de Ciudad Juárez, Durango, conurbada con Torreón y Lerdo). Se habría casado con Casimira Valadéz hacia 1835 en la misma hacienda.

La esposa de Desiderio, Romana Granados, habría nacido en 1845 de acuerdo a la edad que proporciona en su declaración al censo. Pero de acuerdo a la base de datos SUD, habría nacido el 23 de febrero de 1834 en la Hacienda de La Loma, Durango, no lejos de la Hacienda de Avilés. Sus padres habrían sido Pedro Granados y Juana “Días”. Esta información nos permite establecer con seguridad que Romana Granados Díaz era hermana completa de Natividad Granados Díaz, con el No.334 del Padrón de Torreón de 1892.

Natividad Granados Díaz, hermano de Romana, habría nacido en 1821 en el “Río de Nasas”, jurisdicción de Mapimí, Dgo. y era hijo de Pedro Granados y Juana Díaz. De acuerdo con el censo, Natividad tenía 70 años, y de acuerdo con los registros genealógicos, 71; es decir, nació el año de la consumación de la independencia de México o bien el año en que Agustín de Iturbide fue proclamado emperador de México.

De la familia, matrimonio e hijos de Natividad Granados ya escribimos un artículo en la Crónica, titulado “Nacionales y extranjeros en el Torreón de 1892” con fecha del 11 de agosto de 2006. No deja de llamar la atención como los miembros de una misma familia pudieron establecerse en La Loma, Avilés, Viesca y Matamoros. Al final, los hermanos Granados Díaz se establecieron en Torreón con sus respectivas familias. Se trata de linajes de antigua estirpe colonial lagunera.

José Sóstenes Requejo Granados, hijo de Desiderio y de Romana, de acuerdo al censo, (No. 1202) nació en 1883, y segú la base de datos SUD nació el 25 de noviembre de 1880 en la Hacienda de San Fernando (Lerdo, Dgo.).

Otro hijo de Desiderio y de Romana, Tomás Requejo Granados, aparece con el No. 391 del Censo de 1892. En el padrón declara tener 30 años de edad, ser casado y de oficio labrador. La base de datos SUD añade que nació el 5 de octubre de 1862 en la Hacienda de Avilés, en Durango.

lunes, abril 02, 2007

Los laguneros ¿forajidos de western?

Una curiosa nota periodística del 11 de julio de 1885 (“El Partido Liberal”) menciona que “una partida de bandidos incendió el puente de madera que había entre entre villa Lerdo y Laguna, pero afortunadamente el maquinista advirtió el peligro y detuvo el tren, impidiendo con esto una catástrofe”.

“Los contrabandistas —pues contrabandistas eran— que para consumar su atentado se habían disfrazado de indios, intentaron entonces asaltar el tren, pero los viajeros se defendieron con tal denuedo, que pusieron en fuga a los supuestos indios, con lo que dio fin un incidente que pudo haber tenido lamentables consecuencias”.

Si la información es correcta, entonces se trata de un intento de asalto al tren de pasajeros que circulaba desde Chihuahua en dirección a Zacatecas, por la línea del Ferrocarril Central Mexicano. Se le trató de emboscar quemando el puente de madera sobre el Nazas, entre Lerdo (el municipio de Lerdo) y La Laguna. La comarca coahuilense junto al Nazas era llamada anacrónicamente “Hacienda de La laguna”, San Antonio de La laguna, Matamoros de La Laguna, San Lorenzo de La Laguna, San Pedro de La laguna, etc.

Uno se preguntaría cómo se pudo organizar y esconder una cuadrilla de forajidos entre la hacienda del Torreón y el puente del ferrocarril sobre el Nazas, sin ser detectados. Es decir, los primeros sospechosos serían los mismos torreonenses, o los laguneros de la vecindad. Después de todo, la zona limítrofe entre Coahuila y Durango fue escenario de innumerables ataques, rencillas e invasiones protagonizadas por laguneros. México no estaba completamente pacificado.

Por otra parte, llama la atención el recurso mimético de los bandidos. El disfraz que desorienta a la víctima. Los asaltantes estaban disfrazados de indios. Este recurso tampoco era nuevo. El libro de Valdés Dávila y Corona Páez “Gerónimo Camargo, indio coahuileño” (Editado por la UIA-Laguna y el Ayuntamiento de Saltillo) muestra como en el siglo XVIII, ciudadanos aparentemente pacíficos y cristianos dejaban sus comunidades, se transformaban en indios salvajes para cometer sus fechorías, para luego reintegrarse a sus hogares como pacíficos cristianos.
Un último detalle que llama la atención, es que los pasajeros del tren no entraron en pánico ni en histeria. No se quedaron pasivos, al contrario, se defendieron de tal manera, que los “salvajes” salieron huyendo. Este hecho habla del temple que debían tener los colonos de estas latitudes para poder sobrevivir.