Escudo de Torreón

Escudo de Torreón

martes, enero 22, 2013

La casa llamada "de la francesa"



La ciudad de Torreón, aunque relativamente joven, cuenta con algunos edificios centenarios o casi centenarios. Para nuestra fortuna, existen documentos que nos hablan de los orígenes de algunos de ellos y de quiénes los habitaron. De otros, solamente contamos con noticias inciertas o leyendas. Una tercera categoría cuenta con documentos históricos y a la vez con leyendas que los califican y explican a partir de la percepción popular. 


Uno de esos edificios que poseen historia y leyendas es el que se encontraba ubicado en la esquina de la calle González Ortega y avenida Allende de Torreón. El frente, con arcos, miraba hacia la alameda; los balcones y las caballerizas, hacia la calle. Para mayor referencia, la parte baja de esta casa sirvió muchos años como Oficialía Tercera del Registro Civil de Torreón, y en la actualidad, en su costado prospera un conocido negocio de tatuajes. 

Se trataba de una casa habitación construida por don Eulogio Valdés Barro para su esposa, la señora Lázara Carrillo de Valdés, y sus hijos, en los años finales de la era porfiriana,. Don Eulogio era un próspero hombre de negocios cuya casa comercial operaba bajo la razón social de “Eulogio Valdés Barro y Hnos” Comerciantes en ganadería de Torreón, con sucursales en Gómez Palacio, Dgo., en San Pedro y en Matamoros, Coah. 

Como cualquier otra casa de la región, ésta que mencionamos conoció épocas de alegría y también de tristeza. De esta casa partió hacia la parroquia del Carmen el cortejo fúnebre del joven Salvador Valdés Carrillo, hijo de don Eulogio y de doña Lázara. La fecha, un lúgubre día de 1920. Hasta aquí llega la historia documentada.


La última chimenea en pie

La leyenda, siempre más atractiva que los formales documentos,  le atribuyó a esta casa un oscuro destino. Se decía que en ella había ocurrido una tragedia. Que en alguna fecha incierta del pasado, una señora francesa había sido asesinada (Todavía a principios del siglo veinte, el habla popular designaba como “francés(a)” a quienes lo eran por nacionalidad, o bien a las personas que por ser rubias y de ojos claros parecían serlo). En la era de Porfirio Díaz, lo francés estaba de moda. Sigue la leyenda contando que al tratar de robarla, unos malvados ladrones la mataron a sangre fría sin lograr su cometido. Que desde entonces el alma de la señora penaba por todo lo que había sido su casa. Que la difunta sabía dónde estaban enterrado el oro que buscaban los ladrones y la aparición lo custodiaba noche y día asustando a quien se acercara al sitio. Desde luego, el fantasma inquieto sería el de doña Lázara Carrillo de Valdés, quien efectivamente, fue asesinada en las caballerizas de su casa. 

Otra leyenda relacionada con esta casa, y que tiene muchas probabilidades de resultar verdadera, no tiene nada de trágico. Se dice que muy abajo de sus cimientos existe todavía un canal embovedado que venía desde el viejo edificio de la aduana (ahora convertido en banco, Juárez y González Ortega), cruza la alameda y sigue hacia el norte. Que a veces lleva agua y que eso explica la terrible humedad de las casas y edificios del rumbo. Se cree que ese túnel embovedado venía en realidad del Canal del Coyote, y que desde 1898, servía para regar los árboles de la entonces recién creada alameda. Cuando la ciudad creció, el canal fue embovedado, como se hizo con el canal de La Perla.