Escudo de Torreón

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jueves, febrero 03, 2011

Los espacios públicos del sexo



Como se había pronosticado por el servicio meteorológico, la temperatura de nuestra ciudad al amanecer era de cuatro grados Celsius bajo cero. Al mediodía de este día completamente soleado, el termómetro apenas alcanzó los tres grados Celsius. Ha sido el día más frío de lo que va del invierno. Y como el viento norte, suave pero constante, no para, es de esperarse que la noche de hoy sea también muy fría para los estándares laguneros del mes de febrero.

La historia de la sexualidad en Torreón, abordada desde el punto de vista de las mentalidades y de la vida cotidiana, sin duda alguna es un trabajo por hacer, uno de enormes dimensiones, que deberá ser multidisciplinario por necesidad. La creación histórica de los espacios públicos para el ejercicio de la actividad sexual de manera privada, es un tema de gran interés, no solamente para los historiadores, sino para los psicólogos, sociólogos, médicos, arquitectos, economistas y científicos sociales en general.

La creación de una zona de tolerancia fue precisamente eso: la construcción o delimitación de un espacio público, con el objeto de ejercer actividad sexual en espacios privados. Por eso se trataba de una zona (área urbana o suburbana) donde se toleraba el ejercicio de la prostitución por razones de salud social. Se buscaba concentrar a las llamadas “expendedoras de caricias por horas” en un barrio “galante” donde pudiera haber un estricto control sanitario sobre las pupilas. Pero también se argumentaban razones de moral pública, ya que el ejercicio del sexo, fuera del matrimonio, era considerado un vicio, y las mujeres que lo ejercían sobre una base económica deberían ser ocultadas de la vista de la “buena sociedad”. Se trataba pues, de un “ghetto” del placer y de la inmoralidad.

Hace casi 90 años, la zona de tolerancia de Torreón estaba comprendida por un cuadrado cuyos límites eran, al poniente, la calzada Colón; al norte, la avenida Bravo; al oriente, la calle Comonfort, y al sur, la avenida Allende. Sobre las calles y avenidas mencionadas, no debería haber casas de citas ni vivir damas galantes, sino hacia el área interior del cuadrado. La avenida Bravo estaba libre de esta medida. Tampoco podrían las prostitutas trabajar ni vivir en la avenida Escobedo, ya que era la pasada del tranvía, y se consideraba “sumamente inconveniente” para la moral pública que esas mujeres transitaran por ahí.

Para la salvaguarda de la moral y de las “buenas costumbres”, a las damas galantes de Torreón se les impuso un reglamento que debía cumplirse sin excusa. Todas ellas deberían recluirse en la “Zona de Tolerancia”, o “Zona Roja”. Las damas galantes, deberían “trabajar” y vivir en la zona que se creó especialmente para ellas. Tenían estrictamente prohibido salir de esa zona durante el día o la noche, salvo los martes y los viernes, que podrían salir de las 2 a las 6 de la tarde, pero sin poder acudir a espectáculos y paseos, lo cual les quedaba estrictamente prohibido, bajo pena de multa. Las mujeres que fueran encontradas dentro de las cantinas, serían llevadas a la fuerza a la cárcel para que elaboraran las tortillas de los presos durante la madrugada. Solo se les permitía a estas “damiselas” trabajar en cabarets o salones de baile, pero no en cantinas.

Una particular forma de extorsión y chantaje que floreció en esa zona de tolerancia, la ejercieron los fotógrafos (que ahora llamaríamos “paparazzi”) que se dedicaban a espiar y a cazar figurones de relevancia social, económica o política, para fotografiarlos en situaciones comprometedoras. Solamente con el pago de fuertes sumas, lograban comprar los negativos que los incriminaban.

La lucha de los vecinos y familias "honorables" que vivían por el mismo rumbo, lucha para que la zona de tolerancia fuera retirada de ese lugar, se mantuvo por décadas. No fue sino hasta 1948 que el gobernador Ricardo Ainsle aprobó el cambio.


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