Imagen de El Siglo de Torreón
Muy loable resultó la expresión de inconformidad que los ciudadanos torreonenses manifestaron a través de las redes sociales. La causa: el haber pintarrajeado, por iniciativa de alguna dependencia municipal, la fuente del Pensador de la Alameda, en Morelos y González Ortega.
Esta fue una acción tan ofensiva para muchos (recuerde el lector que ahí se festejan los triunfos del Santos Laguna) que ni los vándalos ni los grafiteros se habrían atrevido a consumarla. Hay quien dice que se usó el color rojo por intereses políticos, pero es muy cuestionable esa opinión. Lo más probable es que esa pintura sobrara en algún almacén y la usaran para darle "nuevo look" a la fuente.
Es muy importante que los directores municipales relacionados con el embellecimiento (o destrucción) de la ciudad, sepan que los monumentos públicos no son de su propiedad, ni pueden disponer de ellos a su antojo y capricho.
Esos monumentos son patrimonio colectivo de los torreonenses y de los laguneros. Además, son monumentos con historia y contexto estilístico y cultural. Y por si fuera poco, cuentan con su propia tradición estética. Son monumentos venerables que merecen todo el respeto posible a su historia, originalidad e integridad. Ojalá hubieran existido las redes sociales cuando se planeaba destruir la casa morisca de Abasolo y Colón.
Es una medida acertada que se haya dado marcha atrás en este desatino de lesa identidad estética, y se le devuelvan al Pensador sus colores originales. A quien corresponda: guarden la pintura roja para señalar con letreros los peligrosos baches y pozos de las calles y avenidas de Torreón, que buena falta hacen.
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