Fachada del Hotel Francia de Torreón
Hoy mencionaremos algunas de las anécdotas relacionadas con uno de los antiguos hoteles torreonenses, el Hotel Francia, que se encontraba situado frente a la vieja estación de ferrocarril, en la avenida Ramos Arizpe.
Torreón había sido, desde 1888, una población “de paso” y de trasbordo ferroviario, por lo cual, era importante contar con esta clase de servicios de hospedaje. En 1907, la flamante ciudad contaba con los hoteles Salvador, París, Torreón, Hotel de las Estaciones, Hotel Internacional, Hotel Francia (de Julio Doucet), Iberia, El Modelo, Del Mónico, Carlos Sternau, Universal, y el Plaza. Para mediados de los novecientos veintes, la alegre época del Charlestón y de las “pelonas”, permanecían en Torreón varios establecimientos dedicados a la hotelería, como lo eran el Hotel Española, Hotel Iberia, Hotel Salvador, Hotel San Carlos, el Hotel Barcelona y el ya mencionado Hotel Francia.
Muchas anécdotas podrían contarse sobre los personajes que pernoctaron en el Hotel Francia, tenido por uno de los más cosmopolitas de la Comarca Lagunera. Quizá uno de esos personajes relevantes haya sido el señor Jorge Martínez Morton, socio del señor Hipólito Villa en negocios petroleros. Resulta que estas personas tenían un proyecto de inversión para la explotación de los yacimientos del oro negro en Coahuila y Nuevo León. El 18 de mayo de 1922, reporteros locales tuvieron la oportunidad de entrevistar al señor Martínez Morton, precisamente en la habitación que ocupaba en el Hotel Francia.
Este señor mostró a los reporteros locales, un minucioso informe realizado por dos geólogos de la prestigiosa compañía petrolera Royal Dutch Shell Co. Dicho informe se refería a los estudios geológicos que en esos años realizaban los científicos en el norte de México. Esos estudios mostraban que en los estados de Tamaulipas, Nuevo león y Coahuila existe un riquísimo yacimiento petrolífero, que es como la continuación del de Texas. Según dicho estudio, la faja petrolera que entra a nuestro país por Del Río, Texas, es la “Faja Balcones” siendo del tipo de formación llamada por los peritos “Pensilvania” y Cretácico Bajo. Esta faja pasa de Texas a Coahuila, y de aquí, a Nuevo León y Tamaulipas. Esta “Faja Balcones” va en la dirección siguiente: entra por Del Río y sigue hacia Cuatro Ciénegas; Paredón, Sabinas Hidalgo, Linares y Tampico, para perderse en puntos intermedios y aparecer más delante. Se considera que el petróleo se encuentra a entre una profundidad de 2 mil 500 pies (unos 800 metros) hasta mil pies (unos 300 metros). De acuerdo al mismo estudio, una de las bifurcaciones de la “Faja Balcones” parte de Zaragoza hacia Sierra Mojada, bajando después y viniendo con dirección a La laguna, cruzando el Bolsón de Mapimí.
El señor Martínez Morton manifestó también que integró una sociedad con el señor Hipólito Villa, para explotar diversas zonas petroleras en los estados de Coahuila, Nuevo León, Veracruz y Tabasco, para lo cual se formó una compañía con capital netamente mexicano, ascendiendo este a un millón de pesos.
Es muy verosímil pensar que la firma de los Tratados de Bucareli, celebrados entre el presidente Álvaro Obregón y los Estados Unidos, por medio de los cuales y entre otras cosas, México se comprometió a no extraer petróleo de los estados norteños, echó a perder por completo este lucrativo proyecto. Como en muchas otras ocasiones ha sucedido, “complacer” a los Estados Unidos ha mermado nuestra soberanía nacional, y vulnerado nuestra economía y desarrollo. (“Las perspectivas de hallar petróleo en el Estado de Coahuila. Una fuerte compañía de capital mexicano, iniciará serios trabajos de perforación, con buenos informes geológicos”. 19 mayo 1922, pp. 1 y 8.)
¿Realmente era este Hotel Francia tan cosmopolita como se decía? ¿Qué ofrecía a la clientela en su comedor? Demos un breve vistazo a la publicidad del año de 1924, apenas a dos años de la estancia del señor Martínez Morton, siendo el propietario el señor José V. Gómez. Era la costumbre ofrecer la comida corrida. Ese verano, sus menús eran diversos.
El menú del del 2 de mayo, consistía de sopa juliana, arroz mixto, “arietu” de carnero, ejotes a la crema, milanesa de puerco en salsa criolla, frijoles refritos, flan de vainilla, café con leche. El precio de la comida: un peso y cincuenta centavos. Una ganga. Me llama la atención el uso de la palabra “arietu” en el menú, ya que es una palabra latina para el carnero, precisamente. Se lee en la Biblia “oboedientia quam victimae et auscultare magis quam offerre adipem arietu”, es decir, “el obedecer y prestar atención es mejor que el sebo de los carneros”. (1 Samuel 15:22). También se puede referir a la presentación, ya que “arietatus” es una cosa batida. En fin, el significado de esta palabra en este contexto, queda para ser resuelto por los especialistas.
El menú del 13 de junio de ese mismo año, incluía sopa juliana, arroz a la caballo [o sea, con un huevo frito montado sobre el arroz], albóndigas a la mexicana, ensalada de ejotes, pierna de carnero al jugo, frijoles refritos, flan de vainilla, café o té.
El menú del 15 de junio ofrecía caldo gallego, macarrón a la francesa, Huachinango frito en salsa tártara, filete mechado con “champignons” [pronunciación a la francesa], ensalada mixta, mole poblano, frijoles refritos, nieve de fresa, café o té.
El menú del 22 de junio, incluía sopa crema de tomate, macarrón al gratén, bacalao a la vizcaína, pollo Marengo, ternera a las finas hierbas, ensalada mixta, frijoles refritos, nieve de piña, café o té. El pollo a la Marengo es una receta internacional de 1800, y recuerda una de las victorias de Napoleón en Italia. Es el equivalente de los chiles en nogada, dedicados al triunfo del general Agustín de Iturbide y su Plan de iguala, receta elaborada por vez primera en 1821.
El menú del Hotel de Francia del 2 de julio ofrecía sopa juliana, arroz montado, “turnedor” [corte de solomillo] con “champignons”, elotes al natural, ´pierna de cerdo al jerez, frijoles refritos, manzanas al horno, café o té.
Por lo que podemos ver, en el verano de 1924, la comida del Hotel Francia contaba con platillos de carácter internacional, principalmente de comida española y francesa, así como de la nacional. El menú ofrecía dos sopas de entrada, una aguada y otra seca, un platillo de carne (res, puerco o pescado) a escoger de entre dos o tres alternativas; una ensalada, frijoles refritos (infaltables) y un postre. La bebida era café o té, pero no se ofrecía vino ni cerveza en el menú. El precio de la comida corrida era de lo más accesible, y equivalía a un milésimo y medio de nuestro peso actual.
Comedor del Hotel Francia