Después de un fuerte período de sequía, algunas lluvias han dado un poco de respiro a la Comarca Lagunera. La agricultura y la ganadería se benefician con estas lluvias veraniegas. El ciudadano común también sale ganando, ya que la atmósfera se limpia de partículas de polvo y de substancias extrañas que se encuentran cotidianamente suspendidas en el aire. Además, las temperaturas bajan y la humedad relativa aumenta, lo cual es benéfico para la salud.
Sin embargo, habrá consecuencias no deseadas y nada saludables. Aunque decimos que la temperatura baja, hablamos en términos relativos. Si durante la segunda quincena de mayo y la primera de junio alcanzamos en Torreón los 44 grados Celsius, ahora hablaremos de 35 grados. Lo percibimos como una “mejoría”. Pero el problema no radica en nuestra percepción relativa, sino en que estas condiciones constituyen un hábitat “de lujo” para los moscos, y entre las autoridades sanitarias ya existe sospecha de un nuevo caso de dengue.
Si esto es verdad, la conjunción de lluvias veraniegas con temperaturas altas será muy favorable al desarrollo de las larvas del “Aedes Egypti”, el mosco transmisor del dengue, que en los años inmediatamente pasados ya ha dado bastante “guerra” en la región. Lo mejor es hacer caso de las campañas sanitarias y efectuar todas aquellas acciones solicitadas por las autoridades. Más vale prevenir…
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