Escudo de Torreón

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lunes, diciembre 14, 2009

Los viejos agricultores del algodón



El 27 de mayo de 1928, la Cámara Agrícola Nacional de la Comarca Lagunera organizó en el Parque España de Torreón, una cena de gala para condecorar a los agricultores laguneros de la vieja guardia, aquellos que destacaron por su visión, esfuerzo y constancia. Por supuesto, no todos ellos eran torreonenses, ya que procedían de otros lugares de La Laguna, o de los estados de Coahuila o Durango, e incluso, de más lejos.

Los valores que serían objeto de reconocimiento fueron el esfuerzo, la constancia y la honradez. Los agricultores más antiguos que fueron nominados y para quienes se ofreció la gala, fueron Pedro Camino Ruiz, Adalberto Viesca, Gil Ornelas, los hermanos Félix y Doroteo Ramírez, Natividad Mora, Gerardo Orúa, Sabás Flores, Inés Torres, Epifanio Pereyra, Mariano Rocha, Sabás Valdés, Vidal Arellano y Sóstenes Hernández.

El señor Carlos González Fariño, en su calidad de presidente de la Cámara Agrícola Nacional de la Comarca Lagunera, fue el anfitrión de la ceremonia y de la cena, a la cual asistieron los alcaldes de Torreón, Gómez Palacio, Lerdo, Matamoros y San Pedro, el general Gonzalo Escobar, así como una gran concurrencia.

Una comisión de tres señoras fue la encargada de entregar las medallas a quienes obtuvieron el respectivo reconocimiento. La medalla “al esfuerzo y la constancia” estaba hecha con oro de 21 kilates, y la recibieron los señores Félix Ramíres, Doroteo Ramírez, Adalberto Viesca, Pedro Camino, Gil Ornelas, Juan Salinas y Natividad Mora.

El reconocimiento “A la honradez y la constancia” consistió en una medalla de plata pura, y se le otorgó a los señores Inés Torres, Epifanio Pereyra, Mariano Rocha, Sabás Valdés, Vidal Arellano y Sóstenes Hernández.

Estos viejos agricultores, ya como dueños de ranchos y haciendas, o ya como pequeños propietarios o trabajadores a sueldo, fueron reconocidos como los agricultores de mayor edad en su época y como ejemplos de virtud laboral. Algunos de ellos se contaban entre los primeros colonos de Torreón. Revisemos algunos datos biográficos.

El Señor Gil Ornelas Martínez nació en Peñón Blanco, Durango, el 4 de septiembre de 1859, durante la Guerra de Reforma entre liberales y conservadores, pocos años antes del establecimiento del Imperio de Maximiliano. Fueron los padres de Gil el señor Cayetano Ornelas, quien había nacido en Durango en 1824 (apenas un año después de la abdicación de Agustín de Iturbide) y la señora Florentina Martínez, con quien se había casado tres años antes, el 16 de octubre de 1856, en Peñón Blanco, Durango. Los abuelos paternos de Gil fueron los señores Clemente Ornelas y Florencia Núñez, vasallos de Carlos IV y Fernando VII en la ciudad de Durango, en la Nueva España.

Don Cayetano Ornelas y su familia dejaron Peñón Blanco para establecerse en la recién fundada Colonia de San Pedro, en el año de 1870. Los secretos del cultivo del algodón los aprendió el pequeño Gil de su padre. Peñón Blanco fue uno de los lugares de Durango donde primero se cultivó y benefició el algodón con hilanderas, generando así una cultura del algodón, la cuál trajeron consigo los inmigrantes que procedían de aquél lugar.

En 1874, cuando surgió San Pedro de las Colonias en el lugar que ocupa actualmente, don Cayetano envió a su hijo Gil a estudiar a Parras y a Lerdo. Volvió a San Pedro para convertirse en administrados de ranchos. En 1898 se independizó y se convirtió en arrendatario de predios algodoneros. En 1907 compró el agostadero de San Pablo, y lo dotó de agua y encabezó las obras de rehabilitación de los derechos “tajo de la trasquila” que tomaba sus aguas del Nazas, en un lugar llamado “Cantarranas” y “Vega del marrano”.

En 1907 concibió la idea de construir una presa, lo cual se llevó a cabo por su iniciativa y bajo su administración en los años de 1910 y 1911. Ese fue el origen de la afamada “presa de la trasquila” la cual derivaba el agua con el sistema “Mann” cilíndrico rodante. Era la segunda de América Latina con este sistema, la primera estaba sobre el Río Valparaíso, en Chile. Después de la de la trasquila, se contruyó la de San Marcos, también sobre el Nazas, propiedad de Purcell y Cía. Así se abrieron al cultivo algodonero los predios de San Pablo y la ampliación de Nuevo Texas, ambas propiedades de Gil Ornelas.

Para 1928, el señor Gil Ornelas contaba con medio siglo como agricultor de la fibra blanca.

Nota: alguna información de este texto se puede encontrar en la hemeroteca de El Siglo de Torreón. Otra procede de los archivos de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

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