Tras un fin de semana lluvioso, particularmente ayer domingo y hoy lunes por la mañana temprano, y tras enterarme de la trágica muerte de Christian Benítez, me reincorporé a mis quehaceres académicos en la Universidad Iberoamericana. Dos semanas de vacaciones le reparan el ánimo a cualquiera, sobre todo cuando uno está en contacto con los nietos, esos duendecillos de mirada limpia, de sonrisa luminosa y fácil y de corazón inmenso.
En el curso de la mañana recibí en mi oficina una cordial y muy atenta carta del gobernador constitucional del Estado de Coahuila de Zaragoza, Rubén Moreira Valdés. Me imagino que todos y cada uno de los cronistas oficiales del estado debe haber recibido una semejante.
A la carta le acompañaba un sobre con algunas estampillas postales conmemorativas del centenario del Plan de Guadalupe, aquél por medio del cual se desconoció la tiranía de Victoriano Huerta en 1913. Las estampillas tienen un gran valor filatélico, ya que vienen canceladas (selladas) el 26 de marzo pasado, fecha exacta del centenario de la proclamación del plan en la Hacienda de Guadalupe, en Coahuila.
El tiraje total de estampillas que Correos de México imprimió para celebrar el centenario del inicio de la lucha constitucionalista, fue de doscientos mil sellos. Es una buena idea del gobierno del estado difundir estas piezas conmemorativas de colección. La estampilla o sello postal puede reunir, en un solo objeto, el interés estético con el valor histórico e incluso, el ideológico. Su valor pragmático consiste en que su adquisición, nos permite usar el servicio postal mexicano para envíos de correo y paquetería.
Agradezco al gobierno del Estado la deferencia que ha tenido para poner en manos de nosotros, los cronistas oficiales de Coahuila, estas piezas de colección.
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