El Mercado Juárez como lucía antes del incendio del 16 de marzo
Una vez que, a raíz de los bombardeos y del peligro en que se encontraba la población civil, los insurgentes escobaristas evacuaron Torreón durante la noche del 17 de marzo de 1929, los poderes municipales de Torreón retomaron sus labores.
Por las actas de cabildo de Torreón sabemos que, al día siguiente, el 18 de marzo, se reunieron en junta extraordinaria el presidente municipal Aureliano Rodríguez Sáenz; el primer regidor, Pascual González; el primer síndico, Dr. Ramón Hermosillo; el segundo síndico, Ing. José González Calderón, y el secretario provisional, Joaquín Martínez Chavarría.
A punto de entrar las tropas gubernamentales a Torreón, el gobierno municipal trataba de resaturar el orden, y de deslindarse de cualquier acción o responsabilidad en que hubieran incurrido los escobaristas. Debemos tomar en cuenta que en Coahuila, el general de origen mazatleco José Gonzalo Escobar, contaba con muchos amigos, tanto así que el gobernador Nazario Ortiz Garza lo había nombrado, no hacía mucho, hijo adoptivo del estado.
El alcalde expuso la situación anómala en que se encontraba la ciudad al haber sido evacuada la noche anterior por los “rebeldes” del “ex general” José Gonzalo Escobar, y sin entrar todavía a la localidad las fuerzas gubernamentales. Se acordó que, a la autoridad municipal le correspondía tomar las medidas pertinentes para salvaguardar los intereses de la población. Se acordó organizar la vigilancia con particulares, y de reorganizar las oficinas municipales para gastar menos.
Se decidió que, en lo sucesivo, el personal de la administración sería seleccionado de acuerdo al criterio de su reconocida ideología revolucionaria y su adhesión al gobierno constituido.
El alcalde informó sobre el incendio del Mercado Juárez, ocurrido la noche del sábado 16 de marzo, en circunstancias que fueron consideradas “fortuitas”.
El alcalde dictó un amplio informe acerca de cómo fue aprehendido la noche del 3 de marzo por “el jefe de los infidentes, ex general José Gonzalo Escobar”. Declara que fue mandado sacar del Teatro Princesa, donde estaba con su esposa; que el general Escobar lo invitó a unirse a la rebelión, a lo que se negó; que la negativa causó la ira de Escobar, y lo mandó prisionero al campo militar, de donde logró evadirse. Que permaneció oculto todo el tiempo que los rebeldes estuvieron en posesión de la plaza. Que apenas supo que habían evacuado Torreón, acudió a la Presidencia Municipal, para reasumir sus funciones.
Finalmente, a la entrada de las tropas gubernamentales, una cantidad significativa de militares insurgentes que fueron aprehendidos en Torreón, fueron fusilados.
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