Escudo de Torreón

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jueves, septiembre 15, 2016

Día "de la mexicanidad"




El 15 y 16 de septiembre se han celebrado desde el siglo XIX como días de las fiestas patrias. Con Porfirio Díaz, la noche del “grito” —15 de septiembre— y la madrugada del 16 se convirtieron en los aniversarios del inicio de la independencia de la Nueva España por el padre Hidalgo y sus insurgentes. 
Pero ciertamente, el de Hidalgo no fue el primer movimiento independentista. Cuando España fue invadida por los franceses en 1808, el Lic. Primo Verdad y el Lic. Juan Francisco Azcárate organizaron un movimiento separatista, aprovechando la incapacidad de la España ocupada para responder militarmente. Y aunque el movimiento fue descubierto y sofocado por los peninsulares que vivían en México, no por eso deja de ser éste el primer movimiento independentista mexicano del siglo XIX. 
Por otra parte, desde el punto de vista militar y diplomático, ni las luchas de Hidalgo, Morelos y Mina, incluyendo a Guerrero, lograron su objetivo: la independencia nacional. La independencia de México se realizó a partir de un plan, que nada tenía que ver con los de los insurgentes: el Plan de Iguala, proclamado en Iguala, Guerrero, el 24 de febrero de 1821. Este plan en realidad era el plan de las cúpulas de poder novohispano, el alto clero, la aristocracia y el alto mando del ejército. 
Si el clero luchó rabiosamente contra los insurgentes, en 1820 se encontró con que en España se estaba planeando su desaparición como corporación religiosa, con la pérdida total de bienes, fueros y poder. Fue entonces que el clero mexicano cambió de parecer y luchó por la independencia del país, so pretexto de proteger la religión. Y como lo que más movía a los novohispanos era la religión (“México siempre fiel”) este plan triunfó. Fue firmado por el último virrey español el 24 de agosto de 1821. Para el 27 de septiembre de 1821 (fecha oficial) México era un país soberano. 
Los liberales jamás aceptarían esta realidad: la fundación de la nación mexicana por los conservadores. De ahí que el 27 de septiembre cayera en el olvido. Mi juicio personal es que México se independizó por las razones equivocadas. Afortunadamente, a mediados del siglo XIX los liberales y Juárez lograron la separación formal de los asuntos del clero de los del Estado. Finalmente era una condición fundamental de los postulados liberales. Pero escondieron la verdadera verdad histórica y se fabricaron una “ad hoc” para sus intereses. Iguala parece ser la cuna de “verdades históricas” acordes a los intereses del poder.
Pero la reflexión del día es ¿realmente tenemos una independencia qué celebrar? En diciembre de 1823, el presidente Monroe, de la manera más arrogante y unilateral, declaró un protectorado sobre la recién independizada América Española. Desde entonces, estamos atados como nación a los particulares intereses de los Estados Unidos. La muerte del presidente revolucionario Francisco I. Madero se fraguó en la embajada de los Estados Unidos en la Ciudad de México, porque su gestión “ya no era conveniente para aquél país”. 
La reciente visita del non grato Donald Trump puso de relieve que México está muy lejos de ser un verdadero país soberano, y que es terriblemente vulnerable a los intereses estadounidenses. Consideramos que en términos de patriotismo, la entrega voluntaria a los designios de un país extranjero es traición, lo mismo se mire hacia Francia que hacia los Estados Unidos. Por último, si un país no tiene independencia económica, realmente carece de verdadera soberanía. Mejor celebremos el 16 de septiembre como “el día de la mexicanidad”.





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