Icono Ortodoxo
La sociedad torreonense, en sus
orígenes, no se encontraba conformada exclusivamente por católicos. Existían
otros grupos que por su fe cristiana (mas no católica) fueron denominados, un
poco despectivamente, “sectas”.
Desde luego, este es un calificativo que se
aplica desde el lugar social que considera tener la “verdadera” fe. Los Griegos
Ortodoxos podrían llamarnos “secta” a nosotros los católicos, porque hace poco
más de mil años que “abandonamos” la ortodoxia de la fe, tal como aquéllos la
entienden. La manera de entender la relación entre el Padre y el Hijo en la
Trinidad fue causa de discordia (la famosa disputa doctrinal del “homousios” y
el “homoiusios”) así como el asunto de la primacía papal. Para los Ortodoxos,
el Obispo de Roma era el primero en dignidad entre iguales, pero sin primacía
jerárquica. Los judíos a su vez llamaron “secta” a la fe cristiana, incluyendo
a los griegos. Así que todo es cuestión de perspectiva.
Es mucho más respetuoso, cortés y educado
llamar a estos grupos “iglesias” (del griego Ecclesía) porque es el término que
utilizaban los apóstoles para denominar a los grupos de cristianos de las
diversas ciudades de Asia, Europa y África. Y no trato ya de otras comunidades,
como pueden ser la musulmana o la judía. Todas ellas merecen nuestro sincero
respeto y colaboración, puesto que trabajamos de manera constructiva por el
bienestar de todos los laguneros.
Y para volver al tema que nos ocupa,
mencionaremos que no ha sido medido todavía el impacto que tuvieron las
iglesias Bautista, Presbiteriana, Metodista, Pentecostal, etc. en la formación
y crecimiento de Torreón. Hemos mencionado la famosa tesis de Max Weber sobre
el papel de la ética protestante en el desarrollo capitalista, y cómo esta
teoría puede indicar rumbos de posible investigación histórica. Siempre nos ha llamado la atención que,
frente a nuestra plaza de armas de Torreón exista, no una parroquia católica,
sino el edificio original de la Primera Iglesia Bautista, fundado en 1895,
cuando Torreón tenía apenas dos años de haber pasado del estatus de
“congregación” al de villa. 12 años después de 1895, Torreón adquirió el
estatus de ciudad.
Las iglesias protestantes ya
estaban muy activas en la vecina Matamoros, Coahuila (a unos 17 kilómetros al
oriente de Torreón), en 1881. Para quienes no son originarios de nuestra
región, aclaro que la congregación del Torreón perteneció al municipio de
Matamoros hasta 1893, cuando se le segregó nuestro municipio. La primera congregación
Presbiteriana surgió en la villa de Matamoros en ese año. El domingo 6 de marzo
de 1887 inauguraron, con toda solemnidad, su primer templo ahí mismo. Las
misiones presbiterianas aportaron la cantidad de $137.50 pesos mexicanos para
este fin. Realmente más merecía el nombre de capilla que de templo, ya que sus
dimensiones eran poco menores de 16 por 5 ½ metros. Se encontraba situada en la
misma arteria que el templo católico de Nuestra Señora del Refugio.
La ceremonia de dedicación estuvo
bastante concurrida, y el primer servicio se celebró a las diez de la mañana,
con la predicación del Rev. Mariano E. Beall, que era el encargado (en 1886) de
la misión Presbiteriana en Lerdo, Durango. Se leyó el capítulo 8 del Libro
Primero de los Reyes (la dedicación del templo por Salomón). El segundo
servicio se llevó a cabo a las siete de la noche, con mucha mayor concurrencia
que en la mañana (periódico “El Faro”, 15 de abril de 1887, pp. 62, 63)
La
comunidad presbiteriana de villa Lerdo, Durango, era numerosa, a pesar de que no contaba con
un templo. En el mencionado año de 1887, una sociedad de señoras de Appleton,
Wisconsin, EEUU, donó un órgano para las reuniones de los miembros de la
comunidad de dicha población lagunera.
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