Escudo de Torreón

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jueves, diciembre 06, 2007

Las corridas: otros puntos de vista



En el “Eco de la Comarca” de Gómez Palacio, Durango, edición del 2 de mayo de 1909, página 4, apareció publicado un interesante artículo que transcribía algunas notas sobre la percepción que —desde su propia cultura— tuvieron algunos japoneses sobre las corridas de toros en la Comarca Lagunera. Y más interesante resulta corroborar que un pueblo acostumbrado a la crueldad cotidiana, reaccionará con crueldad en los momentos críticos en que el Estado pierde el control de los acontecimientos. Baste recordar el cúmulo de maldades indescriptibles y muertes innecesarias consumadas durante la Revolución Mexicana.

“Juicio de los japoneses sobre las corridas de toros. Dígase lo que se quiera a favor de las corridas de toros, ello no es mas que un espectáculo sangriento, bárbaro, cruel y salvaje que reprueban moral y la civilización. Dando noticia de este espectáculo que produce tanto entusiasmo al pueblo ávido de ver sangre y más sangre en el Circo, dice un japonés a sus compatriotas:”

“Sinceramente les diré que nuestra primera y culminante impresión en la corrida de toros, fue el horror. Y no porque los japoneses nos pongamos a temblar ante la sangre, no, los japoneses somos una raza de hombres tradicionalmente guerreros, sino porque la crueldad fría y estéril nos asquea, y porque nosotros tenemos el culto de la delicadeza, de lo débil y risueño, y de lo inocente. Amamos las flores, amamos los niños, a quienes procuramos infundir nuestras virtudes, nuestro sentido del honor y de la cortesía, nuestro amor a la gloria; y amamos, finalmente, a los animales, y nuestra religión nos exige el respeto por esas pobres bestias que son, como nosotros, obra de Dios, y que nos ayudan en nuestros trabajos.

Por eso, cuando vimos llegar los caballos hasta los cuernos del toro, cuando vimos los vientres deshechos, los ojos moribundos y suplicantes, el circo manchado de sangre, y al toro atravesado por la espada, nosotros, los japoneses, nos estremecimos de horror, y no supimos explicarnos el motivo de aquella estúpida crueldad”.
La imagen que acompaña a este artículo es cortesía de "Agaden".

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