La vendimia en Parras. Fotografía de "Zócalo Saltillo"
La vida en el desierto obligó a los
padres fundadores de La Laguna desde el siglo XVI, a darle una importancia
vital al trabajo. Sin trabajo, nadie podía sobrevivir. La siembra, la labranza,
la cosecha, la vendimia, la vinificación, la recolección de la sal o la
extracción de minerales, el comercio, la defensa contra los apaches, todo
implicaba trabajo. El trabajo fue reconocido y aceptado como el principal
factor en la conservación de la vida y la generación de insumos y excedentes,
hasta ser considerado un valor social transmitido de generación en generación.
Por otra parte, el protestantismo de
Europa y sus colonias, consideraba –según Max Weber- el trabajo como un
mandamiento, y la riqueza como una bendición. Parece existir una correlación en
el hecho de que los Estados Unidos y algunos países del norte de Europa cuenten
a la vez con mayoría protestante y con mayor calidad de vida. A finales del
siglo XIX o principios del XX, algunos de los habitantes de estos países
vinieron a poblar Torreón, y trajeron consigo la expectativa de éxito económico
propia de sus credos religiosos. Esta gente creía en el trabajo duro y en el
éxito en esta vida. Muchos de ellos se encuentran entre los ilustres forjadores
de nuestra ciudad.
Apellidos laguneros de procedencia
alemana como Achilles, Aschenbach, Aulenbacher, Billerbeck, Blobaum, Brasch,
Bunsen, Christ, Dinkel, Dumke, Feige, Garbrecht, Grave, Groth, Hamm, Hansen,
Hedderich, Hichsches, Hoser, Hubner, Kempke, Kientzle, Kinkel, Klostermann,
Kuster, Ladwig, Luetke, Menzel, Meyer, Muller, Oelmeyer, Priesemuth, Ramm,
Reichle, Reuter, Richter, Rickmann, Riemer, Riess, Ruesch, Schaab, Schereiner,
Spar, Spengler, Ude, Wick, Wigand, Witt, Woerner son de origen luterano o
protestante.
Entre los
apellidos laguneros de procedencia estadounidense y origen luterano o
protestante se cuentan, entre otros, los siguientes: Allen, Amos, Arkeketo,
Attuell, Avery. Banks, Bell, Bennett, Bird, Blaner, Bledsoe, Boren,
Boyle, Bragg, Brewer, Butt, Buttler. Calvin, Carahan, Carrie, Carson, Caudell,
Clark, Clarke, Clary, Cope, Crane, Crawford, Creelie, Champney. Dickenson,
Dodson, Downs, Duckett. Eager, Evans. Ferguson, Filimore, Fischer, Flynn,
Follet, Franke. Giese, Godlieb, Golson, Goodman, Gorham, Graham, Graves,
Greenwalt. Hadfield, Halbert, Hancock, Harper, Heirs, Holbrook, Hughes, Hunt,
Huthsteiner. Jackson, Jockel. Kalisch, Karnes, Kirklin, Kruger. Lane, Lee,
Lewis, Litchfield. Mapp, Marrs, Martin, Mattox, Mc Elvenny, Midgett, Milton, Miller,
Milling, Moulton, Mugge. Nelson. Owen, Owens, Parker, Pederson, Pester, Quinn,
Reese, Roberts, Rountree, Rowe, Ruffin, Rufus, Schlatterer, Smith, Soper,
Sorke, Stewart, Stubblefield, True, Tucher, Ulmer, Vester, Volkhausen, Walker,
Watts, Webb, Welmaker, Wesley, Wilson, Williams, Wise, Yeandle, Young.
En
vista de la gran cantidad de familias de procedencia extranjera que profesaban
la fe cristiana en alguna de las iglesias protestantes, sería oportuno considerar que la
mentalidad, la actitud que estas personas tenían hacia el trabajo duro y hacia
la creación de la riqueza no era un factor meramente étnico o racial, sino
eminentemente cultural. No hemos estudiado a fondo el impacto que los valores
del protestantismo pudieron haber tenido en el desarrollo económico de La
Laguna de los siglos XIX y XX.
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