Funeral de Christopher
En esta semana, el país entero se
conmocionó con la noticia y detalles del asesinato de Christopher Raymundo
Márquez, niño de seis años. Este hecho ocurrió en la ciudad de Chihuahua, y la
víctima sufrió tortura y muerte a manos de cinco adolescentes de ambos sexos,
según informes preliminares.
Se trataba “de un juego”, dicen los
inculpados. Un juego que trataba de reproducir escenas violentas de secuestro y
tortura que, desgraciadamente, suelen ser cotidianas en algunos estados de la
federación. Pero es obvio que eran los adolescentes quienes jugaban con la víctima,
y que Christopher no pudo escapar ni detenerlos cuando pudo darse cuenta de lo
que realmente estaba sucediendo. Tuvo que pagar con su propia vida el precio
del engaño.
La maldad del ser humano nada tiene
que ver con la edad. Creo que, más que nada, tiene que ver con el aprendizaje
vital, es decir, lo que vive en el ambiente familiar y social. Y por ambiente
social entendemos escuela, grupos de amigos, relaciones laborales y toda forma
de relación e interacción externa al círculo familiar.
Si un niño no crece en
un ambiente de respeto a los seres vivos en general, o a la propiedad ajena, es
probable que se convierta en una persona que abusa de los demás, en un “bully”,
un acosador, o bien, en un destructor de propiedad ajena.
En los peores casos,
puede llegar a ser un delincuente y asesino. Por aprendizaje y por padecer el
mal en sí mismo, el hombre puede llegar a convertirse en el lobo del hombre,
“Homo homini lupus”. El ser humano puede ser el menos humano de los seres.
Si no enseñamos a nuestros hijos a
respetar y a cuidar a los seres que nos rodean —animados e inanimados, propios
o ajenos— entonces no nos sorprendamos de que esos hijos nuestros se
transformen en los agresores del mañana, inmunes al dolor ajeno, ya como
hermanos, como maridos, como padres, como policías o como delincuentes.
Bastante miseria hay ya en el mundo como para que de manera voluntaria y
totalmente injustificada le añadamos más.
Tragedias como la de Christopher
Raymundo Márquez solamente ponen de manifiesto lo que los seres humanos traemos
en el corazón. Quien respeta la
integridad de los seres, lo hace aunque éstos no tengan ningún derecho legal
que los proteja del maltrato. Una sociedad que no legisla contra el maltrato y
la violencia, o que legisla pero no cumple con el espíritu de la ley, acabará
siendo una sociedad maltratada por sus propios ciudadanos. En México, lo hemos
comprobado hasta la saciedad.
Lorenzo Córdoba Vianello
Otro asunto que dio mucho de qué
hablar en la semana fue el relacionado con los comentarios burlones del
consejero presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova
Vianello, en contra de los representantes de un pueblo indígena. Y añadiendo
una vergüenza a otra, el señor Córdova Vianello trató de disculparse diciendo
que lo que dijo lo refirió en el curso de una conversación “privada”.
En la
mentalidad de este señor, existen pues dos maneras de ejercer su cargo: la de
las mentiras “políticamente correctas”, de cara a la ciudadanía, y la de las
verdades burlonas sobre la ciudadanía, de cara a sus amigos y “en lo oscurito”.
Se trata del síndrome de “doble personalidad” que afecta a muchos de los
políticos mexicanos. ¿En estas manos está el Instituto Nacional Electoral?
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