Según la Academia Mexicana de la Lengua, “jocoque” es una palabra de origen náhuatl, derivada de “xococ” (cosa agria). Y no deja de ser interesante el vocablo, sobre todo porque en el mundo indígena precolombino, no existía ganado lechero. Entonces, el término, aplicado a la leche cortada o a la nata agria, es de origen colonial. Porque fue hasta la era colonial que se introdujo en Nueva España el ganado lechero.
En Torreón, en la actualidad quizá la principal cuenca lechera de México, el jocoque (leche cortada) fue un producto alimenticio desde sus orígenes, y por supuesto que su consumo en la Comarca Lagunera se remonta siglos atrás. Los ranchos y haciendas de Torreón solían producir leche para el autoconsumo y para la venta. Había también establos rurales y suburbanos. La leche “bronca” era un producto con bastante demanda.
El jocoque tradicional, de jarrito de barro
En 1927, la “Lechería Sanitaria”, ubicada en Torreón, cerca del mercado Juárez (Juárez 1004 poniente) ofrecía una serie de productos lácteos, entre los cuales estaba el “jocoqui” (según la pronunciación popular), crema, “buttermilk” (suero de leche), quesos de crema prensados, quesos tipo holandés “Leder”, asaderos, panela y mantequilla. La leche se vendía a veinte centavos el litro, o veinticinco, si era llevada a domicilio. Para 1929, esta lechería contaba con una sucursal en Matamoros y Ramón Corona.
Con el tiempo, la presencia de inmigrantes de origen palestino y libanés, muy significativa en la Comarca Lagunera, contribuyó a la difusión del jocoque, en sus formas líquida y seca, como complemento o aderezo de platillos tales como las hojas de parra o el repollo relleno. Durante la segunda mitad del siglo veinte, la apertura y proliferación de restaurantes de comida árabe popularizó estos platillos, y por supuesto, puso a otro nivel el consumo del jocoque. El jocoque ya no era exclusivamente un producto mexicano de carácter popular, sino que pasó a ser un elemento de la gastronomía lagunera de origen étnico internacional.
Hojas de parra con jocoque
En 1957, el restaurante “Damasco” ubicado en la calle Blanco 479 sur (entre Hidalgo y Presidente Carranza) y posteriormente en la calle Rodríguez, ofrecía kipe crudo y de charola, alambres de carnero, hojas de parra, pastel de dátil y por supuesto, el jocoque. Por su parte, el restaurant “El Cairo”, ubicado originalmente en la calle Acuña y avenida Presidente Carranza, y posteriormente en la avenida Morelos, entre las calles Rodríguez y Acuña, confeccionaba hojas de parra, jocoque, kipe de charola, repollo relleno, tapule y repostería árabe.
El Cairo, fundado como “restaurante árabe” hacia 1950 por don Jorge Martínez Abraham, fue quizá el decano de los restaurantes de este tipo en Torreón. En 1979, una empresa como la de “Platillos Envasados” en la avenida Ocampo 30 oriente, ofrecía 45 hojas de parra y medio litro de jocoque por 105 viejos pesos.
Entre muchos otros restaurantes de comida árabe que ofrecían el delicioso jocoque, se encontraban el “Comidom” (“con el toque mágico de la señora Jaik”); “Atenas”, “Aladino´s”, “La Farahona”, “Delicatessen”, “Almanara”, “Las Brasas”, “El Oasis”, “Cerro Grande”, “Lamb´s”, “El Chamuco”,
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