Escudo de Torreón

Escudo de Torreón

lunes, marzo 05, 2012

Un "consejo" como Dios manda



En el año de 1986, Guillermo de Tovar y de Teresa fue elegido para ocupar el puesto de Cronista Oficial de la Ciudad de México. Apenas un año después, en 1987, consideraba que la labor de Cronista de una ciudad tan inmensa, era limitante. De ahí su interés de formar un consejo de la crónica (ver La Jornada, 19 de febrero de 2007). Desde Francisco Cervantes de Salazar, primer cronista de la ciudad de México, el puesto recayó siempre en una sola persona. Sin embargo, la ciudad nunca había sido tan grande. De tal manera que la necesidad de formar un consejo, se dio en función del tamaño de la ciudad.

Así que el señor Tovar y de Teresa formó un Consejo en el cual hay un cronista por cada delegación. Es poco sabido que cada delegación de esa ciudad equivale a un municipio de un estado de la federación. ¿Cuantas delegaciones tiene (en el 2005) la ciudad de México, y de qué tamaño son?



La menor, Milpa Alta, cuenta con 115 mil 895 habitantes; la mayor, Iztapalapa, cuenta con 1 millón, 820 mil 888 habitantes. El promedio de cada una de las 16 delegaciones, es de 545 mil 057 habitantes.

A la vista de esta situación, me pregunto varias cosas. Si Torreón tiene aproximadamente el tamaño de una delegación de la Ciudad de México, una como la Álvaro Obregón, con 706 mil 567 habitantes, la cual cuenta con un solo cronista en ese consejo del señor Tovar y de Teresa, ¿Cómo justificar la existencia de todo un cuerpo de cronistas en nuestra ciudad?

Me pregunto también cuál es la necesidad de querer siempre resolver problemas propios con soluciones ajenas a nuestras propias circunstancias. La Ciudad de México tiene sus circunstancias específicas, y requiere soluciones a su medida. Pero Torreón no es la Ciudad de México.

Por otra parte, en el consejo de la crónica del señor Tovar y de Teresa, los miembros están especializados y son profesionistas formados en la UNAM, el Colegio de México, el Colegio Nacional, la Academia de la Historia, la Universidad Iberoamericana y otras. No son amateurs. (Ver Proceso, 1577/21 de enero de 2007). Porque bien lo decía don Guillermo de Tovar que “ser cronista no es una chamba, no es un título, es un espíritu, una vocación, una manera de percibir la realidad”

A este Cronista Oficial le corresponde proponer la creación de un consejo de la crónica. Sus futuros miembros, que tampoco necesitan ser 80 ni mucho menos 100, pueden abarcar distintos saberes y disciplinas, artes y ciencias. Pero sin duda alguna, deben ser personas calificadas, y que sean aprobadas por el Cronista Oficial y el Cabildo en base a sus trayectorias profesionales. Son el Cronista Oficial y el Cabildo quienes deben firmar sus nombramientos. Nadie más.

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