Escudo de Torreón

Escudo de Torreón

lunes, julio 21, 2014

San Julián, pequeño rancho algodonero




“San Julián” era el nombre de un típico rancho algodonero de antes y después del reparto agrario en La Laguna. Se encontraba en el municipio de Matamoros, (en la esquina sur-oeste de su histórico cuadro) a unos 30 kilómetros al sureste de la ciudad de Torreón, sobre la carretera que va a Mieleras, a la altura del cruce de ésta con las vías del Ferrocarril Central (México-Ciudad Juárez) las cuales pasaban sobre las tierras de San Julián.

Este rancho, propiedad del señor Luciano Fernández Collada y de su esposa, la señora María Antonia González García (originaria de San Pedro, Coahuila), había pertenecido en un principio al señor Narciso Larregui, y constaba de 500 hectáreas, que, tras el reparto de Cárdenas, se redujeron a 200. 

Don Luciano Fernández Collada nació en Bozanes, parroquia de San Juan de Amandi, en el concejo de Villaviciosa de Asturias, en 1888. De 18 años embarcó para México, a donde llegó en 1907. Como muchos otros españoles, a base de trabajo y esfuerzo como administrador de ranchos (“El Barro” entre otros) obtuvo el ahorro necesario para comprarse predios agrícolas, entre ellos el de San Julián.

Este rancho contaba con tres estructuras principales, distribuidas en forma de herradura alrededor de un gran patio central. Primeramente estaba la casa, luego, la hilera de viviendas de los empleados, y en tercer lugar, las bodegas. Una acequia bordeada de sauces e higueras separaba a la casa del patio y de los otros edificios. Esta casa contaba con su huerta, en la que había emparrados, frutales y todo tipo de hortalizas y legumbres. También tenía su corral para aves  y ganado menor.

La casa constaba de recibidor, sala comedor, tres recámaras, despacho y un baño. El cuidado de la casa estaba a cargo de un ama de llaves, un mozo, varias mucamas y una nana.

La sección de casas de los empleados de tiempo completo comenzaba con la casa del mayordomo, don Juan Sánchez. Todos los empleados tenían servicio médico, ya en la Beneficencia Española, de la cual don Luciano fue uno de sus socios fundadores ya con médicos particulares. Había otras prestaciones y privilegios para los trabajadores. Todo lo que se elaborara en el ejido contiguo (ejido San Julián, obviamente) se le compraba al ejido, y no se fabricaba en la casa: tortillas, nieve y toda clase de productos confeccionados por las familias de los trabajadores.

Las bodegas guardaban en su interior algodón en hueso, forrajes, y otros productos e implementos agrícolas. Al lado de las bodegas había un corral para vacas lecheras, y por la parte posterior, pasaba la vía del ferrocarril.

San Julián celebraba, con gran regocijo, su santa protectora. El 4 de julio es la fiesta de Nuestra Señora del Refugio, patrona de Matamoros, Coahuila, en cuya jurisdicción estaba San Julián. Por toda la región había danzas de matachines, y había un grupo en especial que tenía la “manda” de danzar continuamente desde la madrugada hasta la medianoche. Esta comparsa se presentaba en San Julián al mediodía. La danza era una dramatización de hechos históricos y míticos, y todos los participantes desarrollaban un argumento preciso conforme a un guión preestablecido. Terminada la danza, todo el grupo pasaba a comer. En la casa se habían preparado, previamente, grandes ollas de menudo. Al terminar la comida, los danzantes, en fila india, pasaban a saludar y agradecer a doña Antonia González su hospitalidad.

Tras el reparto agrario, don Luciano Fernández destinaba 60 hectáreas de San Julián al cultivo del algodón; 40 se destinaban al trigo y otras 20 para maíz blanco. El rendimiento promedio de algodón en San Julián era de 4.5 toneladas por hectárea. En aquellos años, los precios de compra de la fibra eran buenos. 

Originalmente se cultivaba con arados de mulas, que fueron con el tiempo sustituidos por 4 arados y 4 tractores. Además había 2 rastras de discos para tractor, 2 rodadillos, 1 subsuelo John Deere, 1 bordeadora de ala, un “roll” de desvare, 1 plataforma, 1 cortadora de alfalfa, 1 fumigadora para mulas, 1 fumigadora de motor para 6 surcos, 1 cultivadora para tractor, 1 arado de 4 discos John Deere para tractor, 4 arados de hierro Oliver, 2 arados Oliver B, 6 arados Oliver A, 6 cuchillas, 6 escardillas, 4 sembradoras de bote.

Durante la época de la pizca, se contrataban unas 50 personas. El algodón cosechado se transportaba en camiones. En San Julián había, además de lo mencionado, 12 mulas, 2 caballos y 2 norias de 8 pulgadas, una de 300 pies de columna y la otra de 280.


No hay comentarios.: