Escudo de Torreón

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lunes, octubre 19, 2015

¿Altares o Halloween?






A pesar de las intenciones de la Secretaría de Educación Pública para homogenizar la historia y el folclor de todo el país, y a pesar también de los que abrazan y promueven el estilo de vida estadounidense, ni los altares de muertos ni los festejos de halloween constituyen tradiciones auténticamente laguneras.

Los aborígenes laguneros, gente de la edad de piedra, no construían altares de muertos, y los tlaxcaltecas que colonizaron la región no los erigían por considerarlos “paganos”. Su adhesión al catolicismo español fue tan firme como sincera. Tenemos muy bien documentado este asunto.

La SEP ha buscado homogenizar esta celebración de los altares de muertos sin tomar en cuenta que las etnias, las culturas y las historias regionales son diversas en todo el país. No todo fue Mesoamérica, ni todos los indios fueron mexicas, purépechas o mixteco-zapotecas.

Por otra parte, los festejos del halloween son tan ajenos para la Comarca Lagunera como los altares de muertos. Denotan admiración por una cultura que no es la nuestra y cuyos orígenes son otros muy ajenos. En los Estados Unidos, las fiestas del halloween se inscriben en la tradición puritana que descubría brujas y demonios por todas partes. Nada que ver con nosotros.

Si fuéramos congruentes y estuviéramos orgullosos de nuestra propia historia regional, celebraríamos el “Día de los Padres Fundadores”. Un festejo acorde con nuestra tradición histórica. Por no quitarles la diversión a los niños, que se disfrazaran con los trajes representativos de las diversas etnias mexicanas y extranjeras que llegaron a nuestro suelo para quedarse, que pidan dulces en las casas y que se los den y se les reciba bien.

Así recordaríamos y celebraríamos perpetuamente el espíritu de superación de nuestros abuelos, quienes dejaron sus hogares en busca de mejores horizontes, así como el carácter acogedor de nuestra gente y de nuestra Comarca. Aún en estos tiempos aciagos, debemos recordar quiénes fueron nuestros ancestros y quiénes somos nosotros.

Ajustar las tradiciones ajenas para injertar en ellas nuestra verdadera historia e identidad sería una loable lección de creatividad y de congruencia. Los laguneros no necesitamos copiar nada de nadie. Nos basta con nuestra propia y verdadera historia, y desde luego, con nuestra decisión e iniciativa. Crear es una actitud de primer mundo, copiar, del tercero… copiar es “chafa”.


Y a propósito de octubre “sobrenatural”, en Torreón, como en cualquier otra ciudad, existe una historia alterna, la historia de los que no se han ido del todo, la historia de los fantasmas. Muchos de estos episodios son meras leyendas y consejas populares. 

Como la historia aquella del jinete que pasa galopando a la medianoche por el barrio de La Vencedora, o la de los caballos invisibles que corren desbocados llevando tras de sí una ruidosa carreta en el barrio de La Antigua Aceitera. Ambos son barrios muy históricos, situados a los lados de lo que fue la vía del ferrocarril, lugares donde hubo numerosos hechos de violencia durante la Revolución. Y esto siempre sucede, dicen los narradores, en las obscuras horas de la noche. 

De relatos como éste, se pueden escribir libros enteros. Existe una riqueza abrumadora de consejas y leyendas en nuestra ciudad. Esta percepción compartida también forma parte de nuestra identidad. 

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