Una de las culturas laguneras que no ha
sido estudiada en lo absoluto, es la de los sefardim o judeo-españoles. En
1492, los Reyes Católicos los expulsaron de España pensando que le hacían un
servicio a Dios y a la unidad de los reinos de Castilla y Aragón. Estos reyes
buscaban consolidar una sola nación con una sola fe, la católica apostólica y
romana, con exclusión de cualquier otra. Y cuando ese mismo año de 1492
Cristóbal Colón reclamó un Nuevo Mundo para España, se pensó que Dios mismo
premiaba el celo católico de los súbditos de Castilla y Aragón y el de sus
reyes.
En realidad había algo de poesía histórica en el descubrimiento: se
diría que, para los judeo-españoles expulsados, se abría ya no el Mar Rojo,
sino el Océano Atlántico, para que vinieran a establecerse a una tierra
prometida, lejos de Castilla y lejos de la Inquisición Española que los buscaba
para cazarlos. Los judíos constituían en la Península Ibérica una minoría muy
educada en las letras, en la medicina, en los oficios de pluma, en el comercio,
en los cargos militares de alto rango (como el Almirante de Castilla) y en la
banca. Su expulsión de España constituyó una circunstancia afortunada para los
países europeos adonde fueron a establecerse, como Holanda, Inglaterra, Italia,
ya que su presencia en estos países contribuyó a su despegue comercial y
financiero.
En el barco Santa Catalina, en 1580, una
buena cantidad de colonizadores de origen sefardita español y portugués pasaron
a poblar en Nuevo León y Coahuila como miembros de la expedición de Luis de
Carvajal y de la Cueva. Se distribuyeron en Saltillo, Monterrey, Parras y
lugares vecinos. Muchos cambiaron sus nombres y apellidos cuando Luis de
Carvajal fue denunciado como judaizante y llevado a la ciudad de México.
Se han realizado estudios de ADN
mitocondrial que demuestran la ascendencia sefardita de muchos de los actuales
habitantes de Nuevo León, Coahuila y Texas. Se trata del haplogrupo
mitocondrial T2e. El estudio en cuestión lleva por título “Clarifying
Mitochondrial DNA Subclades of T2e from Mideast to Mexico” y fue realizado por Felice L Bedford,
Doron Yacobi, Gary Felix and Federico M. Garza, científicos de la Universidad de
Arizona.
Pero aunque no contáramos con los
resultados de ese estudio, tenemos otras fuentes de información que nos hablan
de la presencia sefardita en La Laguna. Entre otros, existe un expediente
inquisitorial de 1654, que consiste en una acusación contra “Marta de San
Joseph”, de Parras, porque sacaba la “landrecilla” de la pierna del carnero.
Los judíos retiraban ese tendón o “landrecilla” de la pierna antes de comerla,
en memoria de la lucha de Jacob contra el Ángel en Bethel. Se trataba pues de
una práctica exclusivamente judía. Quizá Marta de San José no era judía practicante, pero
sí contaba con una cultura culinaria netamente sefardita.
Otras pistas que nos
hablan de esta presencia cultural judeo-española es que, al parecer, en Parras
y su jurisdicción, o sea, toda la Comarca Lagunera de Coahuila, no se criaban
cerdos. No existen en las listas de diezmos. No sería sino hasta el año de 1813
que el Comandante de las Provincias Internas, Bonavia y Zapata, mencionaría que
apenas iniciaba la cría de cerdos en estas regiones laguneras.
También es muy
interesante que Lorenzo García, un laico de ascendencia indescifrable, haya
iniciado el establecimiento de viñedos y bodegas de vinos desde 1597. Es bien
sabido que los judíos en general requieren del vino para el kidush, el consumo
ritual del vino en el shabat y otras fiestas. Muchas son las huellas y
aportaciones que habrán dejado estos antepasados sefardim en La Laguna. Ojalá
esta vertiente de nuestra historia regional sea estudiada en el futuro.
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