Escudo de Torreón

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jueves, julio 12, 2012

La Segunda Compañía Volante de Parras








Difícilmente se puede hacer la relación de los militares de La Laguna Colonial, sin mencionar antes a los cuerpos de soldados que existieron en nuestra Comarca Lagunera.

Entre 1810 y 1820, en los actuales territorios de Coahuila y Texas (recordemos que mucho tiempo fueron una sola provincia) existieron famosos cuerpos militares, como los Tlaxcaltecas Provinciales de Coahuila, Milicias de Monclova, Piqueteros de Río Grande, Lanceros del Presidio de Río Grande, Voluntarios del Río Grande, Patriotas de Coahuila, Artilleros de Monclova, Provinciales de Río Grande, Compañía de Béjar, Compañía Presidial de la Bahía del Espíritu Santo, Compañía Volante de Parras, Milicias de Béjar, Milicias de Texas, Compañía Presidial de Coahuila, Compañía Presidial de Bavia, Compañías Volantes de Coahuila, Lanceros de Coahuila y el Regimiento de Extremadura.

El área comprendida entre Mapimí, Cuencamé y Saltillo, era resguardada de los ataques de los indios bárbaros por una compañía de caballería, llamada la Segunda Compañía Volante de Parras, conocida también como de San Carlos de Parras o del Álamo de Parras. El nombre le venía por tener su cuartel en el Álamo de Parras (Pueblo del Álamo, en la jurisdicción parroquial de Parras) actualmente la ciudad de Viesca, en la Comarca Lagunera de Coahuila.

En 1783, el subinspector de las tropas de Coahuila, Luis Cazorla, solicitó un reclutamiento de gente para la creación de dos compañías de caballería, o volantes: una para Parras, y otra para Saltillo. Los primeros soldados de la recién formada Segunda Compañía de Parras, ingresaron en ella en enero y febrero de 1784.

Ocho años después, en 1791, las autoridades militares de las Provincias Internas decidieron que la Segunda Compañía Volante de San Carlos de Parras (San Carlos era el Presidio, y el Álamo de Parras era la cabecera y cuartel de su Segunda Compañía Volante) pasara con sus soldados y familias, al Valle de Santa Rosa (Múzquiz, Coahuila). Sin embargo, los pueblos de Parras y Álamo de Parras levantaron un memorial, argumentando que “este pueblo y vecindario de Parras y el corto pueblecito del Álamo están situados a la frente directa meridional del Bolsón que se nombra de Mapimí”, que entre Cuencamé y Saltillo no hay otras poblaciones que Parras y el Álamo, que si se trasladaba la Segunda Compañía, quedarían a merced de los bárbaros, puesto que “desde el año de 1766 en adelante ha llegado a lo sumo el poder de dichos bárbaros en todas las Provincias Internas” y que Parras sería “la primera víctima de su furor” puesto que “no han dejado en dicho País de La Laguna, ni una sola res, yegua, caballo o mula” y los indios habían hecho innumerables muertes. La petición fue despachada a favor de los laguneros.

Un precioso documento del Archivo General de Simancas (España) menciona el estado de cosas de la Segunda Compañía Volante de Parras al 20 de octubre de 1797. Este manuscrito está firmado en Álamo de Parras, por Antonio García de Tejeda, capitán del Presidio de San Carlos desde 1795. El encabezado del documento dice textualmente: “Cuerpo Volante. Provincia de Coahuila. Caballería. Compañía de San Carlos de Parras. Mes de Octubre de 1797”. “Extracto de la Revista de Inspección que por comisión del Señor Comandante General Mariscal de Campo Dn. Pedro de Nava ha pasado a la Compañía que guarece el cuartel del Pueblo del Álamo el capitán del Presidio de San Carlos, Don Antonio García, en los días 16, 17 y 18 de Octubre de 1797”.

Los oficiales y plana mayor eran los siguientes: capitán don Pedro Carrasco, oficial de acreditado valor y práctica en la guerra. El teniente don Antonio Toledo, oficial de buena conducta. El primer alférez don José Montenegro, oficial de buena conducta y práctica en la guerra, pero imposibilitado para seguir en la carrera por sus achaques. El segundo alférez don Pedro Larramendi, quien tiene buena conducta y la instrucción necesaria para el manejo de intereses. El capellán don Manuel Sáenz de Juangorena, quien desempeña con regularidad las funciones de su ministerio. El armero Vicente Rivera. El tambor Cipriano Algarate.

La sargentos y la tropa estaban constituidas de la siguiente manera: sargento Raymundo Sánchez, 1 plaza, 7 caballos, 1 mula. Sargento Ignacio Cardoza, 1 plaza, 7 caballos, 1 mula. Sargento José Méndez, 1 plaza, 7 caballos, 1 mula. Cabos: 6 plazas, 33 caballos, 4 mulas. Otros cabos: 2 plazas, 10 caballos, 2 mulas. Soldados: 50 plazas, 200 caballos, 37 mulas. Otros soldados: 32 plazas, 132 caballos, 17 mulas. Los totales eran: de oficiales y plana mayor: 7 plazas. De tropa: 93 plazas, 396 caballos y 63 mulas.

Dice el texto original que “Es la tropa de mediana talla, robusta, de acreditado valor en lo general, endurecida en la fatiga y de honrados procederes, observa subordinación y disciplina, tira regularmente al blanco y está medianamente instruida en los ejercicios de a pie y a caballo propios de su instituto, y se ocupa incesantemente en campañas contra los indios enemigos”.

A partir de 1798, la Segunda Compañía Volante de San Carlos de Parras fue trasladada a diferentes lugares, hasta que, hacia 1803, se le asignó por destino San Antonio de Béjar y San Antonio de Valero (Texas). En esta vieja misión, los 100 laguneros y sus familias construyeron un fuerte —que llegaría a ser histórico— al que llamaron “El Álamo” en recuerdo de su natal Álamo de Parras.

Algunos de los miembros de la Segunda Compañía lucharon a favor de la independencia de Texas, y otros, en contra.
Ver Sergio Antonio Corona Páez, “Presidios y militares laguneros en el siglo XVIII” en “Llanura sin fin. Ensayos de historiografía lagunera”. Dirección Municipal de Cultura de Torreón. Comisión de Historia del Consejo para la Celebración del Centenario de Torreón. Torreón, 2005, pp. 13-33.