Escudo de Torreón

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domingo, agosto 16, 2009

Un proyecto sin precedentes: Familias Centenarias de Torreón


Parroquia de Matamoros, de estilo neogótico. Imagen.

En los muestreos practicados al censo de la Congregación del Torreón de 1892, hemos encontrado que, la gran mayoría de los matrimonios y familias que aparecen registrados en él, proceden de viejos lugares de la Comarca Lagunera, como son Viesca, Parras, y Matamoros, en Coahuila, o Mapimí, Avilés, Cuencamé, Nazas, Rodeo, Peñón Blanco, San Juan de Guadalupe, San Pedro del Gallo, en Durango. Otros proceden del Estado de Zacatecas, particularmente del norte de esa entidad.

En la totalidad de los casos muestreados, hemos podido comprobar la identidad de la pareja en el padrón, su estado civil, las partidas sacramentales de sus matrimonios y de los nacimientos y bautismos de sus hijos. En muchos otros casos, también sus genealogías ascendentes. Esto ha sido posible gracias a los archivos parroquiales microfilmados que la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días posee, custodia y divulga. Vaya un amplio reconocimiento por su titánica y benéfica labor.

Sin querer pecar de inmodestia, “Familias Centenarias de Torreón” es un proyecto que no tiene precedentes en la historia de la Crónica Torreonense. Nunca se había procedido, de una manera sistemática y científica (es decir, metodológicamente válida y sin prejuicios de clase) a buscar los orígenes y antecedentes vitales de los inmigrantes que poblaban y daban vida a la Congregación del Torreón en 1892, es decir, meses antes de que esta comunidad fuera elevada al rango de villa y se creara su municipio y autonomía.

En esa época, casi el 100% de los habitantes de la congregación eran inmigrantes, salvo aquéllos pocos torreonenses de segunda generación, que ciertamente los había. Entre 1850 y 1893, muchos torreonenses de nacimiento o de vecindad aparecen registrados en Viesca o en Matamoros, porque no existía una jurisdicción ni una parroquia torreonense.

Todos estos inmigrantes inscritos en el padrón, formaron el primer gran substrato cultural de Torreón, es decir, ellos trajeron consigo una actitud ante la vida. La actitud de aquéllos que por siglos, han vivido luchando contra el ecosistema adverso, contra los indios enemigos, contra enfermedades, accidentes climáticos, inundaciones, fieras, alimañas y toda clase de carencias. Eran gente sencilla, austera, pero con una enorme fuerza vital. Ellos fueron la base del olivo cultural en el cual se injertarían, posteriormente, algunas ramas de procedencia europea.

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