Durante el período que hemos dado en llamar “Guadalupe – Reyes”, o sea, desde el 12 de diciembre hasta el 6 de enero, el clima que ha reinado en la Comarca Lagunera ha sido excepcionalmente benigno. Pareciera que estuviésemos ya a finales del mes de febrero o principios de marzo.
En cincuenta y tantos años de experiencia vital, poquísimos han sido los inviernos que he sentido tan primaverales como el presente. Y aunque, es verdad, el invierno apenas si comienza, mi experiencia es que los días más fríos del año son precisamente los de diciembre y particularmente, los de enero. Sin embargo, hemos tenido mediodías y tardes con temperaturas de se ubican en los veinte y casi los treinta grados Celsius. Es posible dormir con las ventanas abiertas.
Es de esperarse que, en lo que resta del mes de enero, los vientos del norte no perdonen, y que las temperaturas bajen considerablemente. Este cambio sería benéfico, pues mataría las plagas del campo y los perjudiciales moscos del dengue. Sin embargo, es muy significativo que durante varios años, la fauna urbana de Torreón ha contado con una bandada de loros cimarrones que alborotan con gran alegría todas las mañanas. ¿No indica claramente este hecho, que los inviernos no son tan rigurosos como solían ser?
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