Esta nota la dedico a mi padre, hombre intachable que,
desde su profesión, hizo tanto por nuestro estado. Nació en Monterrey, N.L. el
7 de octubre de 1911. Fueron sus padres don Félix Edmundo Corona Toledano,
ingeniero de ferrocarriles, y doña María Antonia de la Fuente Treviño,
distinguida señorita nacida en Monterrey.
Habiendo perdido a su madre a los 6 años de edad, y ya destruido
también el negocio familiar “El Siglo XX” de Monterrey (incendiado por los
revolucionarios) Félix Edmundo, sus hermanos y su padre se mudaron a Saltillo,
tierra de sus ancestros maternos.
Por algún tiempo, su familia se hospedó en el chalet del
ingeniero Garbett. Fue desde ese chalet que contempló, atemorizado, el incendio
del teatro García Carrillo en 1918. En Saltillo, Félix Edmundo asistió al
Colegio Roberts (metodista) cuando ocupaba su local en la avenida Victoria, y
posteriormente, cuando se cambió al edificio de ladrillo de estilo Georgiano
que se encuentra frente a la alameda de aquella ciudad.
También fue alumno del Ateneo Fuente. Ingresó en 1928 a
la Compañía Constructora Latino Americana, S.A. y la firma de “Ingenieros y
Contratistas “Martin” S.A. de Saltillo, las cuales desarrollaban trabajos en la
compañía petrolera inglesa “El Águila”, particularmente en la pavimentación de
la refinería de Azcapotzalco, en la ciudad de México. Otra gran obra fue la de
la construcción de la carretera México-Laredo, por la Sierra Madre Oriental.
Fue con los ingenieros ingleses que aprendió todos los
secretos de la pavimentación asfáltica. Estos ingenieros habían depositado en
Félix Edmundo una gran confianza, en vista de su integridad moral y
profesional, y de su capacidad de aprendizaje. En poco tiempo, aquél joven
regiomontano tenía a su cargo una cuadrilla entera de recios trabajadores ex
cristeros.
A mediados de los años treinta, Félix Edmundo vino a
Torreón por motivos profesionales. Fue aquí que conoció a la que sería su
esposa, la señorita María Concepción Páez Martínez, originaria de la ciudad de
San Luis Potosí. Como a muchos otros inmigrantes de la época, la oportunidad de
prosperar en la Comarca Lagunera atrajo a la familia Páez Martínez. Las tierras
familiares se habían perdido, o estaban en proceso de perderse (en la hacienda
de Las Tuzas, jurisdicción de Alaquines, S.L.P.) así que había que comenzar de
nuevo.
En sus bodas de oro
Durante los años cuarenta, Félix Edmundo prestó sus
servicios profesionales en la Junta de Mejoras Materiales de Torreón.
Con la Constructora del Norte, S.A. de C.V., Félix
Edmundo trabajó en la pavimentación de la tercera zona de la ciudad de Torreón,
así como en la construcción de las carreteras San Pedro-Saltillo, Piedras
Negras-Allende, Torreón-Matamoros, Coahuila, Gómez Palacio-Bermejillo.
Con la “Constructora Mexicana” de Monclova, Félix Edmundo
intervino en la costrucción de las carreteras Camargo - La Perla (100 kms.);
Monclova – Monterrey (100 kms.), construcción de los puentes de la carretera a
Monterrey; pavimentación de la ciudad de Monclova; camino Monclova – Torreón;
camino Candela – Estación Candela; pavimentación de las poblaciones de San Buenaventura,
Allende y Piedras Negras, en Coahuila.
Posteriormente, Félix Edmundo se dedicó a trabajar de
manera independiente en Torreón, con su compañía de pavimentaciones.
Su aporte a la adaptación de la pavimentación asfáltica a
las condiciones de Torreón, así como a la innovación tecnológica en este campo,
no fue pequeño. Un buen testimonio de esta realidad aparece en su artículo
sobre innovación tecnológica en la pavimentación de la colonia Estrella de
Torreón, el cual fue publicado en la revista “Ingeniería Internacional
Construcción. Una revista internacional de la Reuben H. Donnelly Corporation”,
número de febrero de 1966, p. 42.
Don Félix Edmundo Corona de la Fuente murió
tranquilamente, el 30 de abril de 1999.
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