Escudo de Torreón

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domingo, marzo 25, 2007

El general (Porfirio Díaz) retorna a La Laguna

Bajo este título, el reportero del periódico semanal Espacio 4 de Saltillo, Julián Parra Ibarra, realizó una entrevista al artista lagunero Gerardo Beuchot. Este encuentro apareció publicado en el No. 296 del 13-26 de marzo de dicha publicación, y correspondiente a la semana que termina.
El encabezado completo dice: “En el mural Comarca Lagunera, orígenes y dinámica” don Porfirio no es “el malo de la película”. "El general retorna a La Laguna como maquinista y causa revuelo”. La entrevista analiza los porqués de la inclusión de la figura de Porfirio Díaz en el mural.

La entrevista realizada a Gerardo Beuchot viene acompañada por otras dos que Graciela Rodríguez hizo a Armando Fuentes Aguirre, periodista, escritor y Cronista Oficial de Saltillo, y a Jesús Alfonso Arreola Pérez, presidente del Colegio Coahuilense de Investigaciones Históricas.

Fuentes Aguirre fue tajante al ser interrogado sobre la obra de Beuchot: “El artista tiene toda la razón, no solo desde el punto de vista de la libertad para expresarse; en este caso, también le asiste el rigor de la verdad. La idea de representar a Díaz en la forma que lo hizo la encuentro muy acertada e ingeniosa, porque ciertamente la mayor importancia de su largo gobierno la dio al impulso económico del país. Lo sacó de una larga etapa de ruina y desolación, fruto de las constantes luchas civiles e hizo de México un país moderno al lado de naciones económicamente más avanzadas”.

Gerardo Beuchot manifestó la estrecha colaboración que hubo entre él y el Cronista Oficial de Torreón, el que escribe estas líneas —como asesor histórico— para la realización de dicho mural. Y al respecto dijo Armando Fuentes Aguirre: “la actitud del autor (Beuchot) se suma a una nueva corriente que ofrece una versión alterna al relato histórico, para devolverle a cada quien el lugar que merece”. “En este sentido, el Cronista de Saltillo aplaude la posición del artista”. El Lic. Arreola Pérez fue del mismo parecer.

Como académico, puedo afirmar que existe un abismo entre la historia oficial y la historia documental. La historia oficial suele ser, en México y en el mundo entero, una historia elaborada por encargo y que tiene como fin apuntalar, legitimar, instalar y perpetuar al grupo en el poder. De ahí que por esencia le interesa más la propaganda (promoción de sus valores e ideas) que la verdadera verdad, la verdad histórica o documental.

Nadie puede negar que Porfirio Díaz ha sido uno de los más grandes presidentes y patriotas que han gobernado en México. Tan patriota como para derrotar a los franceses intervencionistas en la batalla del 2 de abril. Los torreonenses desmemoriados han olvidado que así se llamaba nuestra plaza de armas, que la calzada Cuauhtémoc se llamaba “Porfirio Díaz”, que fue el gobierno de este general el que nos dotó de vías férreas, de exenciones fiscales y del título de ciudad el día 15 de septiembre de 1907 (su cumpleaños).

Reconocer esto no me hace “porfirista” (el calificativo es ridículo, como si el general estuviese vivo y promoviendo sus intereses políticos). Me hace un historiador serio, uno que toma en cuenta la evidencia documental y no el interés del “partido” cualquiera que éste pudiera ser (que en mi caso, es ninguno. Nunca he pertenecido ni simpatizado con alguno, ni me interesa hacerlo). Porfirio Díaz no solamente no dejó deuda externa al final de su gestión, sino que dejó un sustancioso superávit. ¿Cuántos presidentes han sido capaces de hacer otro tanto?
El mismo Madero se declaró el mayor admirador de Porfirio Díaz en 1909 (si no lo cree, lea Ud. “La Sucesión Presidencial” de Francisco I. Madero). Así que si el padre de la Revolución Mexicana admiraba tanto al general Díaz y se rodeó de un gabinete porfirista cuando llegó a presidente (Zapata se lo recriminó de fea manera) ¿porqué se nos dificulta tanto concederle al general Díaz el mérito que tuvo?

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