Escudo de Torreón

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martes, enero 30, 2007

La madre hacia 1900

Si por mentalidad entendemos la manera como una sociedad percibe la realidad en cierto lugar y época, y también la manera como expresa esta percepción, entonces mostraremos lo que significaba la madre en la Comarca a principios del siglo XX. ¿Cuál era la imagen representativa? ¿Cuáles eran aquellos rasgos y valores que distinguían a la madre? ¿cómo debía relacionarse una persona con su madre?

Para ilustrar esta manera de percibir y de expresar, presentamos una imagen que ya en su época fue catalogada como arquetípica de la figura de la madre. También transcribimos el pensamiento infantil probablemente una recitación escrita por un niño de primaria en su diario de escuela por propia iniciativa, y que corresponde en lugar y tiempo con la fotografía.



"Ciertamente adorada mamacita, no has pensado en que mi pluma está aún entorpecida para expresar, con exquisito tino y de un modo discreto y elocuente, el inmenso cariño que se siente por estos seres a quien tanto amamos y de quien toda entera es nuestra vida.

Sí, para hablar de las madres es preciso ponernos de rodillas y adorarlas, contemplarlas cual ángeles del cielo en su excelso y grandioso paraíso. Y como a Dios en su divino trono, con profundo respeto venerarlas.

Besar sus frentes límpidas y puras, llegando en nuestro amor hasta el exceso de ofrendarles la fe de nuestras vidas, con ellos nuestra alma en cada beso.

Grabad con sangre exenta de pecado la dulce imagen siempre idolatrada de la mujer que, al darnos la existencia, nos dio con ella la mitad de su alma.

Y aquellas que reposan en la tumba y hayan dejado su misión cumplida, pongámosles las flores que en nuestra alma regaron con el néctar de su vida.

Ya veis, queridos condiscípulos, cuánto vale ese inmenso tesoro incomprendido, ese raudal de amores sacrosantos. Vivas les damos nuestros tiernos besos; muertas, el fuego venturoso en que se inflama el casto amor de su cariño santo".

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