La marcha dará inicio a las 18 horas en El Pensador de la Alameda
El día de hoy se llevará a cabo la “Marcha contra la inseguridad”. Como es bien sabido por todos los laguneros, los hechos de violencia y extorsión contra los ciudadanos han alcanzado niveles inimaginables. En toda la historia de nuestra ciudad, nunca se había visto algo así.
Está bien que se realice esta marcha como un acto que muestre a las autoridades competentes, la voluntad de los ciudadanos, que es la de volver a tener una Comarca Lagunera tranquila, como lo ha sido siempre.
También es bueno que se concelebre una eucaristía en el lecho del río Nazas, para consuelo de los católicos que asistan. No sabemos cuántos miembros de las Iglesias de la Reforma asistirán, ni si estarán presentes en la eucaristía, pero ciertamente santificarán a su manera la marcha.
Pero lo que no debemos esperar de ninguna manera, (y esto lo digo por aquéllos que son creyentes) es que el Altísimo resuelva esta clase de problemas. La inseguridad que vivimos tiene sus raíces en largos años de injusticia y de corrupción.
El profeta Isaías, capítulo 32, verso 17, lo dice con toda claridad “El fruto de la justicia será la paz, la justicia traerá tranquilidad y seguridad perpetua”.
Entonces, una marcha como la de hoy es muy buena en la medida en que manifiesta una voluntad, un anhelo nuestro de cambio; pero si de verdad queremos transformaciones profundas en nuestro país, debemos tomar el toro por los cuernos. Como dice el Talmud con toda sabiduría “Si yo no por mí, ¿quién por mí? ¿Si no ahora, cuándo? En otras palabras, si yo no cambio de conducta y dejo la corrupción para actuar con justicia, ¿quién lo hará por mí? ¿Y si no comienzo hoy mismo, entonces cuándo? Cada ciudadano tiene la responsabilidad de su propio cambio; si todos los ciudadanos cambiamos para bien, entonces tendremos toda una sociedad cambiada, renovada, justa.
Pensemos que en una sociedad así, no habrá necesidades económicas, porque toda la población tendrá empleos bien remunerados y seguridad social eficiente. Las autoridades usarán los fondos públicos para lo que realmente son. Los guardianes de la seguridad pública serán leales y serviciales con la ciudadanía. No habrá hambre ni enfermedad, porque los recursos del país serán para beneficio de todos sus ciudadanos, no solamente para unos cuantos.
No hay mucha diferencia entre escribirle una cartita a Santa Claus o al Altísimo pidiéndole regalos que no nos merecemos porque nos hemos portado mal. Más bien decidamos corregir nuestra vida para actuar con justicia. Cuando esto suceda, el Altísimo nos mandará legiones de ángeles para protegernos, si aún fuera necesario. Pero no creo que lo fuera, ya hemos visto que las sociedades justas viven en paz.
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