El Hotel Salvador, en la Villa del Torreón
¿Qué pasaba en Torreón hace 109 años?
En 1906, un año antes de convertirse legalmente en ciudad, la próspera villa de
Torreón estaba ávida de entretenimiento. Tratándose de diversión, igual acudían
los laguneros al circo, a la ópera o a la corrida de toros.
Ese año se presentó en Torreón el “Circo
Treviño”. Este era uno de esos establecimientos circenses que surgieron en
México a finales del siglo XIX, como el “Suárez”, el “Metropolitano”, “Hermanos
Orrin”, el “Fénix” y el “Atayde”. Los mejores eran el de los Hermanos Orrin, y
el Treviño. Este último contaba en su elenco verdaderos artistas; y sobresalía
la valerosa señorita Cavalieri en su dificilísimo acto “El doble salto mortal”
en un automóvil. Desde luego, para las funciones en Torreón no quedó un solo
asiento vacío. Hubo llenos a reventar. Este circo recaudó en nuestra población
100 mil pesetas de la época.
También en 1906, el 15 de octubre, fue
inaugurado, con un banquete, el restaurant del Hotel Salvador. Acudieron los
miembros más conocidos y acaudalados de la naciente sociedad lagunera. El
banquete lo ofrecieron los padrinos del dueño, y el brindis de buena ventura se
efectuó con la bebida consentida de la Bella Época: champaña.
Tan solo un día después, a las veinte
horas y treinta minutos del día 16, cayó una memorable tormenta que convirtió a
Torreón en una laguna. Hubo descargas eléctricas y vientos huracanados. Un rayo
inhabilitó las líneas telefónicas de las compañías Sepúlveda y Woessner. Algunos
cables eléctricos quedaron caídos y activos, y casi causan una desgracia cuando
un tranvía pasaba por los charcos electrificados repleto de pasajeros. El
asunto no pasó a mayores gracias a la rapidez del Lic. Mauro Sepúlveda, que
desconectó los cables. La tormenta destruyó uno de los generadores de la planta
de luz, y parte de la villa quedó sumida en tinieblas por varias noches.
Por esos días se presentaba en Torreón
la “Compañía Manini” con un programa de ópera italiana a cargo de M. Lombardi.
Pero la tormenta mencionada estropeó las sucesivas presentaciones, por lo
imposible que resultaba el tráfico a través de los grandes charcos y el lodo. Y
por si fuera poco, también el teatro (el “Ricardo de la Vega”) resultó afectado
por el apagón. Pero como el espectáculo, como siempre, “debía continuar”, se
usaron velas de estearina para iluminar el teatro, y así presentaron “El
Trovador” de Verdi, con la participación de Elisa Valenti, Matilde Campofiore,
Felipe D´Ottavi y Ángelo Antola.
La nota cultural: En 1787, el virrey Manuel Flores creó las Comandancias Generales de las Provincias Internas del Poniente y Oriente. Las jurisdicciones de Parras y Saltillo, recién cercenadas de la Nueva Vizcaya, las incluyó en las Provincias de Oriente. Un dato poco conocido, es que nuestro río Aguanaval fue designado por el virrey Flores como límite y frontera entre ambas Comandancias, el 3 de diciembre de 1787. Las “Provincias Internas” se llamaban así porque estaban en el “interior” de la Nueva España. Se consideraba que la “Tierra adentro” o “interior” estaba al norte, al adentrarse hacia los territorios de lo que actualmente es Estados Unidos.
La “tierra afuera” estaba hacia el Bajío y sur de Nueva España, donde la tierra se estrechaba (Istmo). Por esta razón, los habitantes de la ciudad de México se quedaron con la costumbre de llamar “interior del país” a las provincias del norte.
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