Es tiempo de que en La Laguna seamos un poco más abiertos de mente, y que entendamos que la historia de las comunidades de cultura o mentalidad alterna ni compite con la nuestra ni nos perjudica, sino que nos enriquece.
La sociedad torreonense no se encuentra conformada exclusivamente por católicos. Existen otros grupos que por su fe cristiana (mas no católica) han sido denominados, un poco despectivamente, “sectas”. Desde luego, este es un calificativo que se aplica desde el lugar social que considera tener la verdadera fe. Los Griegos Ortodoxos podrían llamarnos “secta” a nosotros los católicos, porque hace poco más de mil años que “abandonamos” la ortodoxia de la fe, tal como aquéllos la entienden. Y los judíos a su vez llamaron “secta” a la fe cristiana, incluyendo a los griegos.
Es mucho más respetuoso, cortés y educado llamar a estos grupos “iglesias” (del griego Ecclesía) porque es el término que utilizaban los apóstoles para denominar a los grupos de cristianos de las diversas ciudades de Asia, Europa y África. Y no trato ya de otras comunidades, como pueden ser la musulmana o la judía. Todas ellas merecen nuestro sincero respeto y colaboración, puesto que trabajamos de manera constructiva por el bienestar de todos los laguneros.
Y para volver al tema que nos ocupa, mencionaremos que no ha sido estudiado todavía el impacto que tuvieron las iglesias Bautista, Presbiteriana, Metodista, Pentecostal, etc. en la formación y crecimiento de Torreón. La famosa tesis de Max Weber sobre el papel de la ética protestante en el desarrollo capitalista indica rumbos de posible investigación histórica (ver “La ética protestante y el espíritu de capitalismo”). A mí siempre me ha llamado la atención que frente a nuestra plaza de armas de Torreón exista, no una parroquia católica, sino el edificio original de la Primera Iglesia Bautista.
Las iglesias protestantes ya estaban muy activas en Matamoros, Coahuila, en 1881. La primera congregación Presbiteriana surgió en dicha villa en ese año. El domingo 6 de marzo de 1887 inauguraron, con toda solemnidad, su primer templo ahí mismo. Las misiones presbiterianas aportaron la cantidad de $137.50 pesos mexicanos para este fin. Realmente más merecía el nombre de capilla que de templo, ya que sus dimensiones eran poco menores de 16 por 5 ½ metros. Se encontraba situada en la misma arteria que el templo católico de Nuestra Señora del Refugio.
La ceremonia de dedicación estuvo bastante concurrida, y el primer servicio se celebró a las diez de la mañana, con la predicación del Rev. Mariano E. Beall, que era el encargado (en 1886) de la misión Presbiteriana en Lerdo, Durango. Se leyó el capítulo 8 del Libro Primero de los Reyes (la dedicación del templo por Salomón). El segundo servicio se llevó a cabo a las siete de la noche, con mucha mayor concurrencia que en la mañana.
La sociedad torreonense no se encuentra conformada exclusivamente por católicos. Existen otros grupos que por su fe cristiana (mas no católica) han sido denominados, un poco despectivamente, “sectas”. Desde luego, este es un calificativo que se aplica desde el lugar social que considera tener la verdadera fe. Los Griegos Ortodoxos podrían llamarnos “secta” a nosotros los católicos, porque hace poco más de mil años que “abandonamos” la ortodoxia de la fe, tal como aquéllos la entienden. Y los judíos a su vez llamaron “secta” a la fe cristiana, incluyendo a los griegos.
Es mucho más respetuoso, cortés y educado llamar a estos grupos “iglesias” (del griego Ecclesía) porque es el término que utilizaban los apóstoles para denominar a los grupos de cristianos de las diversas ciudades de Asia, Europa y África. Y no trato ya de otras comunidades, como pueden ser la musulmana o la judía. Todas ellas merecen nuestro sincero respeto y colaboración, puesto que trabajamos de manera constructiva por el bienestar de todos los laguneros.
Y para volver al tema que nos ocupa, mencionaremos que no ha sido estudiado todavía el impacto que tuvieron las iglesias Bautista, Presbiteriana, Metodista, Pentecostal, etc. en la formación y crecimiento de Torreón. La famosa tesis de Max Weber sobre el papel de la ética protestante en el desarrollo capitalista indica rumbos de posible investigación histórica (ver “La ética protestante y el espíritu de capitalismo”). A mí siempre me ha llamado la atención que frente a nuestra plaza de armas de Torreón exista, no una parroquia católica, sino el edificio original de la Primera Iglesia Bautista.
Las iglesias protestantes ya estaban muy activas en Matamoros, Coahuila, en 1881. La primera congregación Presbiteriana surgió en dicha villa en ese año. El domingo 6 de marzo de 1887 inauguraron, con toda solemnidad, su primer templo ahí mismo. Las misiones presbiterianas aportaron la cantidad de $137.50 pesos mexicanos para este fin. Realmente más merecía el nombre de capilla que de templo, ya que sus dimensiones eran poco menores de 16 por 5 ½ metros. Se encontraba situada en la misma arteria que el templo católico de Nuestra Señora del Refugio.
La ceremonia de dedicación estuvo bastante concurrida, y el primer servicio se celebró a las diez de la mañana, con la predicación del Rev. Mariano E. Beall, que era el encargado (en 1886) de la misión Presbiteriana en Lerdo, Durango. Se leyó el capítulo 8 del Libro Primero de los Reyes (la dedicación del templo por Salomón). El segundo servicio se llevó a cabo a las siete de la noche, con mucha mayor concurrencia que en la mañana.
La comunidad presbiteriana de Lerdo era numerosa, a pesar de que no contaba con un templo. En el mencionado año de 1887, una sociedad de señoras de Appleton, Wisconsin, EEUU, donó un órgano para las reuniones de los miembros de la comunidad de dicha población lagunera. Fuente: periódico “El Faro”, 15 de abril de 1887, pp. 62, 63.).
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