Escudo de Torreón

Escudo de Torreón

viernes, noviembre 30, 2007

Neblina de tristeza



Es impresionante constatar que nuestra ciudad amaneció sumergida en un profundo abatimiento causado por la derrota del Santos-Laguna ante los Pumas de la UNAM anoche, por un marcador de tres a cero.

Ni los taxistas, ni los compañeros de trabajo, ni la gente que uno se topa cotidianamente hablan sobre el asunto. Hay una sensación de tristeza generalizada.

Alguien me preguntaba si pensaba dedicarle unas líneas a cada juego del Santos. Ni mi conocimiento del fútbol me da para tanto, ni tengo intención de convertirme en cronista deportivo. Para eso están los medios masivos, audiovisuales o impresos.

Pero como Cronista de la Ciudad, no puedo dejar pasar la ocasión para señalar la profunda identidad que existe entre los torreonenses —o mejor dicho, entre los laguneros— y su equipo representativo en el fútbol nacional. Alguna vez un doctor en Historia del Colegio de México me hizo el comentario de que el Santos-Laguna generaba más identidad en la Comarca, que ninguna otra cosa. Y creo que no estaba errado en lo absoluto. La neblina que hoy envuelve a la ciudad no la produce el vapor de agua, sino la tristeza.

Pudiera ser que el próximo domingo, con el partido de vuelta a jugarse en Torreón, las cosas cambien, pero se ve difícil. Sin embargo, con el Santos nunca se sabe. La temporada pasada luchaba por evitar el descenso a Segunda División. En esta temporada es super-líder y lucha por el campeonato. Por algo la nuestra es la ciudad de los grandes esfuerzos. Pero, ya sea que gane o que pierda, seguirá siendo el orgulloso equipo de la Comarca Lagunera, y contará con el apoyo incondicional de los laguneros.

miércoles, noviembre 28, 2007

El acostamiento del "niño Dios" en la Comarca Lagunera


En 1594 Felipe II, rey de España y de las Indias, dio su permiso a la Compañía de Jesús para que sus miembros iniciaran los trabajos de evangelización de la comarca a la cual Felipe II llamó “Provincia de La Laguna” en su Real Cédua del 6 de abril de 1594.[1] Esta denominación evolucionó a “País de La Laguna” durante la era colonial, y a “Comarca Lagunera” en el siglo XIX y principios del XX.

La laguna que dio nombre a la región era la “laguna grande de la Nueva Vizcaya”, posteriormente conocida como “Laguna de Parras”, “Laguna de San Pedro” o “Laguna de Mayrán”. Era la mayor entre varias lagunas formadas por los ríos “de las Nasas” y “Buenhabal”, o sea, Nazas y Aguanaval. Se trata de ríos de desembocadura interna, de ahí que dieran origen a toda una comarca de lagunas, que lamentablemente, solo subsisten en el nombre de la región. Entre esas lagunas estaban las del “Caimán” o “Tlahualilo”, la del “Álamo” (Viesca) e inumerables charcos.[2] La última referencia al término “País de Las Lagunas” la hizo D. B. Robinson, al citar al ingeniero Morley, de la Compañía Limitada del Ferrocarril Central Mexicano, el 10 de enero de 1883.

En 1594, esta región estaba habitada por grupos de aborígenes seminómadas, cazadores y recolectores a quienes se denominó por consenso “indios laguneros” porque habitaban en las riberas de las lagunas, alimentándose de la caza, pesca y recolección de vegetales. Había algunas haciendas y habitantes españoles y criollos en ellas. En 1598 los jesuitas fundaron el pueblo indio de Santa María de las Parras, que se convirtió en la cabecera administrativa, religiosa y cultural de la que fuera llamada “Alcaldía Mayor de Parras, Laguna y Río de las Nazas”.

De acuerdo con las solicitudes del virrey Luis de Velasco II y del obispo Alzola de Guadalajara, los jesuitas incluyeron entre los primeros habitantes a los civilizados indígenas tlaxcaltecas, de tradición mesoamericana, extraordinarios agentes de cambio agrícola y promotores de la occidentalización.

De esta manera, podemos trazar la historia cultural y religiosa occidental de la Comarca Lagunera a 1598, con la fundación oficial de la primera iglesia católica (Santa María) y la formación de las reducciones jesuitas de La Laguna, que tuvieron al pueblo de Parras por cabecera. La primera navidad cristiana fue celebrada en Parras en 1598, con una gran fogata en el atrio de la iglesia, alrededor de la cual danzaron indígenas de varias “naciones” comarcanas. De acuerdo con el testimonio de un religioso jesuita presente, estos indígenas cantaban en su lengua algo así como:

“Alaben los hombres a nuestra Señora Madre,
adoremos el lugar donde está nuestra Señora,
Madre que es de nuestro Señor.
Muy oloroso es el sombrero de Dios,
digno de ser alabado es Dios nuestro Señor,
mucho nos alegra la pascua de nuestra Señora.” [3]

La occidentalización de la Provincia o País de La Laguna, fue un proceso de larga duración, aunque hubo manifestaciones inmediatas en el aspecto económico. La región resultó ser muy propicia al cultivo de la vid, y ya para 1630 existía una significativa producción de vinos, y desde 1659, de aguardientes de orujo y de borras del vino.[4]

Por lo que respecta a la cultura religiosa, en la Comarca Lagunera coincidieron las tradiciones de dos grandes órdenes religiosas: la de los jesuitas, que eran los encargados de las misiones laguneras; y de manera indirecta, la de los franciscanos, quienes evangelizaron a los tlaxcaltecas y fueron sus pastores en su “país” de origen, los cuatro señoríos de Tlaxcala, desde el primer tercio del siglo XVI.

Ha sido necesaria esta breve introducción para comprender que una tradición como es la de “acostar” al “niño Jesús” en los hogares laguneros, tiene raíces que van mucho más atrás de la llegada de los jesuitas en 1594. Efectivamente, esta tradición tan querida para los franciscanos, la conocían los indígenas de Tlaxcala prácticamente desde 1524, con la fundación del primer convento en esa provincia. Con la emigración de las 400 familias colonizadoras del septentrión en 1591, esta tradición vino con ellos. Los que llegaron al Saltillo en 1591, y que posteriormente comenzaron a pasar a Parras en 1598, ya eran cristianos de varias generaciones, educados por franciscanos.

En Nueva España, los jesuitas —con una formación clásica renacentista— fueron los promotores de las representaciones teatrales y religiosas conocidas como “pastorelas”, “coloquios” de las cuales ha quedado huella en el ámbito rural lagunero, profundamente conservador. Con su especial inclinación por las humanidades, las misiones y la docencia, alentaron a los habitantes de la Comarca Lagunera a celebrar representaciones profundamente religiosas en el contenido, y además de las públicas y solemnes, otras de carácter popular y familiar por su naturaleza y forma de representación.

En los hogares, la Fe Católica se expresaba de manera cotidiana. Los creyentes buscaban tener en sus casas las imágenes de sus santos predilectos. De ahí la multiplicidad de representaciones hagiográficas en los hogares, tan manifiesta en los testamentos e inventarios coloniales de La Laguna.

Entre estos ritos comunitarios o familiares se encontraba la ceremonia del “acostamiento” del “niño Dios” que es el tema que nos ocupa. En hogares comarcanos como el de “Lázaro Miguel” (1715) existía un “nacimiento” con su “tabernáculo”, o como el de Felipe Cano Moctezuma (1730) que contaba con un “niño Jesús”.[5] Con el mismo fin, los jesuitas disponían de imágenes talladas del niño Jesús, de María y de José, y algunas de éstas que perduran hasta el día de hoy, muestran a los personajes con ojos rasgados, lo cual delata su manufactura china o filipina.

Estas viejas tradiciones han sobrevivido hasta nuestros días. Torreón es una ciudad nueva que se ubica en la relativamente vieja Comarca Lagunera. Torreón cuenta con una historia de 157 años como sitio poblado, 114 desde que era una simple villa, y 100 como ciudad. La gran mayoría de los habitantes de la zona metropolitana procede de los viejos pobladores coloniales de la región, o bien, de muchos otros inmigrantes nacionales, y los menos, de inmigrantes internacionales que llegaron, en su gran mayoría, con las rutas del ferrocarril (es decir, desde 1884).

Aunque en muchos de los hogares torreonenses o laguneros puede haber “nacimientos” o “belenes”, la ceremonia del acostamiento del niño Dios tiende a ser más propia de las familias muy católicas de las clases media y popular, que de las clases más acomodadas, económica y socialmente.

La celebración de este rito está asociado, por lo general, con la presencia de los mayores de la familia, como abuelos o padres. Cuando las nuevas generaciones se desprenden de las anteriores por razón de matrimonio, es común que la ceremonia se lleve a cabo con la presencia de las nuevas familias reunidas en casa de los padres, con un niño Dios por familia. A veces encontramos pesebres con varias imágenes del niño Dios, una por cada nueva familia. Es una norma popular no escrita, que la única manera de adquirir figuras del niño Dios sea por regalo, y nunca por compra.

Suele haber padrinos y madrinas de niño Dios, lo cual es una vieja costumbre tlaxcalteca que originalmente incluía mayordomos. Los padrinos, o bien, el padrino o la madrina dotan al niño de ropa nueva cada año, durante un ciclo que por lo general dura tres. Una vez completado el ciclo, habrá nuevos padrinos.

La función de los padrinos es la de manipular al niño durante la ceremonia: vestirlo o desvestirlo, limpiarlo, arrullarlo, colocarlo en la bandeja del besamanos y circularlo entre la concurrencia, o bien, colocarlo y levantarlo del pesebre. También suelen dirigir los rezos o los cantos.

La ceremonia suele ser eminentemente familiar, aunque en ocasiones los vecinos son convocados a participar.

La fecha de la ceremonia del acostamiento es, naturalmente, la Nochebuena. En ocasiones se comienza desde la noche del 15 de diciembre, con la petición de alojamiento de “los peregrinos” en las “posadas”, y se repite noche con noche, hasta que se celebra la más importante y principal, que es la noche del 24 de diciembre, antes de la cena.

Lo usual en la ceremonia es que la madrina, previa lectura del Evangelio o a medida que se ejecuta el rezo del Rosario, vaya desvistiendo al niño Dios para dejarlo limpio y casi desnudo en el pesebre, tal y como el relato evangélico indica que estaba durante la nochebuena original. La desvestida y la limpieza obedece al hecho de que la figura permanece cubierta de ropa y muchas veces expuesta (ordinariamente guardada) durante todo un año, y el polvo (que no escasea en La Laguna) ensucia ropa y figuras.

Llama la atención la diversidad de atuendos que suelen tener las figuras del niño Dios. Lo tradicional es un ropón como de bautizo. Pero existen también variantes, como es la de vestir la figura con el atuendo de otro “niño” conocido y venerado, como el “Santo Niño de Atocha” o con el de algún otro personaje del santoral. A veces se llega al extremo de vestirlo con el uniforme del equipo deportivo favorito, que en la región es, sin duda alguna, el albiverde Santos-Laguna. Para exhibir los atuendos usados por el niño los años anteriores, a veces el pesebre cuenta con un “tendedero” para colgarlos.

Durante la ceremonia, se suele rezar el rosario, y cantar entre misterio y misterio. A veces hay lecturas del Evangelio, particularmente del de Lucas. Otros, en cambio, prefieren guardar los rezos para el día de la “levantada” del niño, que suele ser el día de la Purificación de la Virgen o día de la Candelaria, el 2 de febrero. En otros casos, la levantada se programa para el 6 de enero, fiesta de la Epifanía.

Terminados los rezos y antes de acostar al niño, se le suele circular entre los invitados para que reciba el beso de veneración (o de buenas noches). En algunas casas, se le coloca sobre una bandeja que contiene los “bolos” (paquetitos de dulces) para la concurrencia.

Con la acostada del niño Dios, pero sobre todo con la “levantada”, se asocia la ingesión de tamales salados, con diferentes rellenos; tamales dulces, champurrado y por supuesto, los tradicionales buñuelos.

Es una costumbre muy difundida en México que en el interior de las “roscas de reyes”, es decir, las roscas de pan dulce que se consumen el día de la Epifanía (6 de enero) haya dos o tres diminutas figuras del niño Dios (generalmente de plástico). Aquellas personas a quienes les toque una miniatura en su rebanada de rosca, se comprometen a costear los tamales que se servirán para el día de la “levantada del niño”, es decir, el 2 de febrero.

Vaya un especial agradecimiento a los alumnos del taller de “Historia, arte e identidad regional” a mi cargo, por las entrevistas que realizaron. Fueron ellos: Nazul Eliel Aramayo García, Edwina Baca Beckmann, Miguel Ángel Campos Nájera, Christian Paola Castañeda Acuña, Alejandra Celayo Gutiérrez, Juan Manuel Chapa Galiano, Danais Garibay Ayup, Hermes Ignacio Lazalde Gutiérrez, Gloria Isamary Martínez Martínez, Lucía Martínez Valdepeñas, Diana Laura Ramírez González y Gerardo Alfonso Rodríguez Adame.

[1] Archivo General de Indias, México, 27 N. 62
[2] Corona Páez, Sergio Antonio, La Comarca Lagunera, constructo cultural. Economía y fe en la configuración de una mentalidad multicentenaria. Universidad Iberoamericana Laguna, Torreón, 2005, pp. 21-24.
[3] Churruca Peláez, Agustín, et al, El sur de Coahuila antiguo, indígena y negro, Universidad Iberoamericana Laguna, Torreón, s.f. pp. 49-50.
[4] Corona Páez, Sergio Antonio, La vitivinicultura en el pueblo de Parras. Producción de vinos, vinagres y aguardientes bajo el paradigma andaluz (siglos XVII y XVIII), Ayuntamiento de Torreón, Torreón, 2004.
[5] Corona Páez, La Comarca, 2005, pp. 94-95.

Cronista de todos los torreonenses

No han faltado los “emisarios del pasado” que piensan que los temas religiosos constituyen una flagrante violación de la actividad de un Cronista de la Ciudad. Piensan que por el hecho de ser yo un académico de la Universidad Iberoamericana Laguna estoy necesariamente inmerso en un ambiente impositivo de “catolicismo recalcitrante”. Poco conocen la universidad, y menos me conocen a mí. La UIA-Laguna es uno de los lugares más abiertos al diálogo y más respetuosos de la investidura de catedrático que yo haya conocido. Vocación humanista es vocación al respeto. En cuanto a mí, nadie que me conozca me pensaría en términos de religiosidad peyorativa. Creyente soy, pero clerical, para nada en lo absoluto.

Como Cronista, los intereses de la ciudadanía son importantes para mí. Si la gran mayoría de los torreonenses son católicos, ¿por qué no habría de tomar en cuenta sus puntos de vista? Esto tampoco significa que deje de lado a los protestantes, musulmanes, judíos o a los miembros de otros credos, ni aquellas personas que no tienen ninguno. Soy Cronista de todos los Torreonenses. Creo que se ha abusado de la crónica con ideología revolucionaria o partidista, y que hace falta una crónica más antropológica, más incluyente, más libre, menos comprometida con los intereses de algún partido político o de algún sector específico de la población.

Tan es así, que a pesar de que soy extremadamente respetuoso en mis escritos, y de que jamás agredo a personas o instituciones —hay que razonar constructivamente, no agredir— los principales diarios de la ciudad no se han interesado en la posibilidad de que este Cronista cuente con una columna periódica, como la tienen los cronistas de las otras ciudades importantes del país. Pero hoy por hoy, esta situación no ha sido impedimento para que me exprese públicamente en esta Crónica Virtual.

domingo, noviembre 25, 2007

El Santos-Laguna, a semifinales...


La tarde de hoy se enfrentaron en el Estadio Corona los equipos “Monarcas” de Morelia y el “Santos-Laguna” de La Comarca. Se disputaba el pase a semifinales del actual torneo de liga.

A los 20 minutos del primer tiempo, el “Lorito” Walter Jiménez resultó severamente golpeado en el cráneo por un cabezazo. Tuvo que ser retirado del juego para que se le realizaran algunos exámenes.

En los últimos instantes del primer tiempo, un gol de Daniel Ludueña abrió el marcador. En el minuto 6 del segundo tiempo, Johnny García anotó el segundo tanto del Santos, y en el 34, cayó el tercero de la tarde, ejecutado por Matías Vuoso. Los Monarcas anotaron dos, por lo que el marcador global quedó 5 a 2 a favor del Santos Laguna.

Los Pumas de la UNAM serán el siguiente rival del Santos Laguna. El juego de ida se jugará en la ciudad de México.

Las peregrinaciones guadalupanas










Como sucede cada año, los torreonenses han comenzado a recorrer la avenida Juárez de oriente a poniente, en peregrinación hacia la basílica de Guadalupe. Se trata de un acto de profunda piedad y devoción, por medio del cual muchos católicos torreonenses presentan sus respetos a la virgen del Tepeyac.

La modalidad torreonense es organizarse en comparsas, una por cada empresa. En la mayoría de los casos, encabeza la banderola, cartel o logotipo de la compañía y las ofrendas florales y monetarias. Detrás de éstas, desfilan los dueños o accionistas y el cuerpo de empleados. Un grupo de danzantes los acompañan, a veces contratados por la empresa. En otras ocasiones, son los mismos empleados quienes lo integran.

Cuando son los trabajadores los que danzan, suelen ensayar la coreografía durante todo un año, a la vez que buscan mejorar o cambiar los diseños de sus trajes de matachines o de danzantes mesoamericanos. Es similar a lo que sucede en España entre los integrantes de las cofradías de Semana Santa. Cada grupo busca mejorar su propio estándar de presentación y su vestuario de años anteriores.

Las peregrinaciones están rigurosamente calendarizadas. Casi todos los días salen varios grupos desde la Alameda (de nuevo el Pensador es punto de referencia) por la avenida Juárez. Las hay diurnas y nocturnas, con procesiones de velas. El último domingo antes del día 12 de diciembre se lleva a cabo la “Peregrinación Grande”, que inicia desde el Estadio de la Revolución, 2 kilómetros más hacia al oriente, debido a la cantidad de gente, de vehículos y carros alegóricos que participan.

Las peregrinaciones de la virgen de Guadalupe constituyen el evento religioso más popular y sagrado del calendario anual torreonense. Mientras que la semana santa es entendida por el pueblo como un período vacacional para el esparcimiento y la diversión, el período de peregrinaciones es percibido y vivido con profunda piedad, recogimiento y seriedad. He visto grupos que ejecutan su danza descalzos sobre la nieve, porque han prometido danzar sin calzado, sea cual sea el clima que impere.

En La Laguna, el culto multitudinario de la virgen de Guadalupe se remonta al siglo XVIII, cuando se realizaban las danzas tlaxcaltecas en el Santuario de Guadalupe de Santa María de las Parras, la vieja capital administrativa, religiosa y cultural de la Comarca Lagunera. De ahí los viejos colonos las llevaron a San José y Santiago del Álamo (Viesca), Matamoros y Torreón.

sábado, noviembre 24, 2007

Industria regional. "La Amistad"



En 1905, la Hacienda Soledad y los ranchos Las Margaritas, Fresno del Sur, El Refugio, en el municipio de Matamoros, Coahuila, eran propiedad de la sociedad Prince, Torres y Prince, formada por Santiago Prince, Miguel Torres y el Dr. Francisco Prince. La Soledad y los ranchos citados proveían de algodón a la fábrica de hilados y tejidos de algodón “La Amistad” en Gómez Palacio, Durango, también propiedad de la citada sociedad mercantil.

Los edificios de la fábrica ocupaban un cuadrado de 250 metros por lado. Frente a la fábrica estaban situadas las casas de los operarios, 8 manzanas de 80 metros en cuadro cada una y en un área de 6 mil 400 metros cuadrados. Las oficinas o despachos se encontraban en medio de las dos fábricas, una de mantas y géneros gruesos, y la otra de imperiales y géneros delgados. Su producción alcanzaba más de $1,000,000.00 al año y se expendía en la mayor parte de las plazas de la República.

La empresa ocupaba a más de 800 operarios a quienes les daba casa habitación con sobrada comodidad. Como la fábrica tenía su médico particular, éste se encargaba, por cuenta de la empresa, de atender a los operarios enfermos a quienes la misma empresa proporcionaba gratuitamente todas las medicinas que eran necesarias, aún las más costosas, y la ejecución de operaciones quirúrgicas cuando, por alguna fatalidad, las necesitan los operarios. Los sueldos de éstos eran “buenos”, al grado de que algunos hicieron economías que les permitieron, al cabo de un tiempo, contar con un fondo propio para formar un pequeño patrimonio a sus hijos.

La forma de la sociedad fue la colectiva compuesta de Santiago Prince, Miguel Torres y el Dr. Francisco Prince. Al fundarse (1887) tenía 36 telares y después subió a 45, con toda la correspondiente maquinaria de preparación. Se proveía de algodón para elaborarlo, del que se cosechaba en las fincas algodoneras propiedad de la misma empresa. Su capital en giro pasa de los $2,000,000.00. Producia principalmente mantas y géneros blancos imperiales; formaban parte también de la producción, los driles, mezclillas, shirtungs (listados) y otros artículos de fantasía. Se consumían en su labor más de 2,500 pacas de algodón al año. El edificio de la fábrica estaba situado a dos cuadras de la plaza principal.

En las diferentes exposiciones a las que concurrió con su manufactura la fábrica de “La Amistad” obtuvo los primeros premios, así en la Exposición de San Antonio, Texas, como en la Exposición Regional de Durango. La fábrica de “La Amistad” fue de los primeros edificios que en Gómez Palacio tuvieron su instalación eléctrica y por eso se observaba que ahí todo marchaba de conformidad con las prescripciones modernas y que el mejor orden reinaba en las labores de los diferentes talleres o departamentos.

martes, noviembre 20, 2007

Plagio centenario

El periódico “El Diario”, en su edición de hace 100 años, es decir, del 8 de octubre de 1907, publicó la siguiente nota sobre una amenaza de plagio en Torreón, y por lo que leemos, las amenazas, secuestros y rescates no constituyen en lo absoluto una novedad en nuestra población. He aquí el texto original:

“Plagiarios en Torreón. Amenaza de muerte o entrega de mil pesos. La sociedad de Torreón, Coahuila está alarmada porque el señor Alfredo Attolini, propietario de una joyería, ha recibido anónimos en que se le amenaza con matarle si no deposita la cantidad de mil pesos.

Como han ocurrido otras circunstancias en conexión con las amenazas recibidas por el señor Attolini, éste se halla preocupado, y con él, la sociedad de Torreón”.

lunes, noviembre 19, 2007

La ciudadanía revolucionaria 1910-1929

Desde el punto de vista del Partido Maderista, la Revolución Mexicana se consideraba consumada en 1911. Y es que, según la óptica del iniciador de este movimiento popular, todo el objetivo del Plan de San Luis consistía en liberarse de la dictadura de Porfirio Díaz para entrar al libre ejercicio de la democracia.

Sin embargo, la revolución de Madero no era la que concebía Zapata, ni tampoco fue la que posteriormente luchó Carranza. Durante el período 1910-1929, hasta la fundación del Partido Nacional Revolucionario, hubo multitud de caudillos, ideologías e incluso golpes y revoluciones dentro de la misma Revolución.

No hace mucho, Friedrich Katz expresó su asombro ante la “capacidad de lucha de los mexicanos” al referirse a la historia de la Revolución. Para Katz, la lucha de las clases populares fue decisiva para el triunfo de la Revolución, a diferencia —dice— de lo que sucedió en otros países.

Como miembro de la Comisión para la Celebración del Centenario de la Revolución Mexicana, considero de la mayor relevancia profundizar los estudios de las diferentes fases de la lucha social 1910-1929, ya que se le ha dado gran importancia al aspecto militar y político, pero relativamente poco al de la participación ciudadana. Para Katz, no hubiera habido revolución si hubiese faltado el factor “pueblo”.

Esto es particularmente importante si consideramos que La Laguna fue la cuna del Maderismo, y Coahuila, del Constitucionalismo. Si la premisa de Katz es correcta, el triunfo de la Revolución pertenece más al pueblo que a sus líderes. Sin embargo, la historia oficial se apropió de los líderes y dejó en completo olvido a quienes fueron los auténticos revolucionarios. Porque sin seguidores que apoyen, no hay líderes.

El periódico capitalino “La Iberia”, en su edición del sábado 11 de junio de 1910, presenta un encabezado de primera plana que dice, en relación a Francisco I. Madero “El delito de sedición plenamente comprobado. Documentos importantes publicados por la prensa de información”. Entre las diferentes noticias publicadas bajo este encabezado, aparece un telegrama enviado desde Torreón, el 6 de junio de 1910, es decir, 5 meses antes de la fecha del alzamiento revolucionario. Lo transcribo a continuación:

“Torreón, junio 6 de 1910. Los jefes de los antireeleccionistas aquí, fueron aprehendidos por autoridad judicial. Según informes, solicitaron al Jefe Político don Luis G. de Letona permiso para hacer una manifestación en las calles a la llegada del señor Madero, el cual les fue negado, diciendo la autoridad que no tenía bastante policía para cuidar el orden en las calles; pero que podían hacer la manifestación en el teatro ú otro lugar cerrado. Los antireeleccionistas insistieron y como el Jefe Político siguió resistiendo, lo amagaron con que de una vez se lanzarían a la revolución. Entonces fueron consignados al juez, que los mandó aprehender”.

En otro punto comenta dicho periódico que

“la connivencia de Madero con los revoltosos de Torreón es segura, puesto que recibían fondos de los parientes de aquél para fomentar y preparar la revuelta. Se pretende hoy por los anti-reeleccionistas hacer creer que los movimientos revolucionarios son absolutamente locales y sin relación unos con otros; pero parece mentira que los pueblos, hasta hoy pacíficos, de Tlaxcala, de Atlixco y de otros puntos no hayan sentido ese gran descontento por sus autoridades, que los llevara hasta pretender rebelarse en armas, sino cuando la voz de Madero y sus secuaces se dejó escuchar, hablando de “reivindicaciones”.

Y al comentar la relación que había entre líderes que convocaban a la rebelión y los ciudadanos que secundaban, comenta el periódico con gran sarcasmo:

“Los “neo-libertarios” niegan hoy sus palabras de ayer, y con la más inconcebible felonía pretenden echar sobre los incautos que se dejaron seducir por sus palabras, la tremenda responsabilidad de haber alterado el orden público, en un país que a orgullo tiene la paz de que disfruta. Ellos, los que se dicen amigos del pueblo, lo tachan hoy de asesino, de incendiario y de ladrón; lo hacen responsable de los actos reprobables a que lo han arrastrado”.

Si esta declaración era veraz, habrá que revalorar la participación popular (nos interesa La Laguna) en el movimiento revolucionario, y también abrir el capítulo de las pequeñas o grandes traiciones de los líderes contra las bases que les dieron su apoyo.

sábado, noviembre 17, 2007

Nuevo Llibro de la Dra. Alfaro-Velcamp



Mi colega y amiga, la doctora en Historia Theresa Alfaro-Velcamp, recién ha publicado un libro que lleva por nombre “So far from Allah, so close to Mexico. Middle Eastern immigrants in modern Mexico”, es decir, “Tan lejos de Alá, tan cerca de México. Inmigrantes del Medio Oriente en el México moderno”. El libro, de 272 páginas, lleva el sello de la University of Texas Press y es producto de su tesis doctoral en la Universidad de Georgetown, en Washington.

La Dra. Alfaro-Velcamp estuvo una buena temporada en la Comarca Lagunera, levantando testimonios y recogiendo toda clase de información sobre la historia de los enigrantes del Medio Oriente en La Laguna. Un buen número de semanas lo dedicó a estudiar los testimonios que se conservan en el Archivo del Centro de Investigaciones Históricas de la Universidad Iberoamericana Laguna.

Para mayor información sobre esta nueva obra, me voy a permitir traducir y transcribir el texto de la cuarta de forros del flamante libro. Dice así:

“La inmigración del Medio Oriente a México es una de las historias inéditas más intrigantes en ambas regiones. En “Tan lejos de Alá, tan cerca de México” Theresa Alfaro-Velcamp presenta los fascinantes hallazgos de su extenso trabajo de campo realizado en México, en Líbano y Siria, el cual incluyó una exhaustiva base de datos de más de 8 mil expedientes migratorios originales, así como es estudio de décadas de publicaciones legales y las colecciones historiográficas de los descendientes de inmigrantes del Medio Oriente que actualmente viven en México.

Añadiendo un capítulo importante a los estudios de la diáspora Árabe, el estudio de Alfaro-Velcamp demuestra que la inestabilidad política en México y en Medio Oriente, mantuvo a muchos lejos de la realización de sus sueños de volver a sus países de origen, después de darse cuenta de la riqueza de México, en algunos casos sobrescribiendo en un imaginario pasado fenicio para crear una clase de libaneses-mexicanos económicamente poderosa.

También explora las repercusiones de la xenofobia en México, el efecto de las diferencias religiosas, y el impacto de eventos clave tales como la Revolución Mexicana.

Desafiando las definiciones post-revolucionarias de “mexicanidad” y mostrando nuevos aspectos de las frecuentemente contradictorias actitudes de los mexicanos hacia los extranjeros, “Tan lejos de Alá, tan cerca de México” sin duda suscitará el diálogo en torno a los conceptos de “raza” y “etnia”, y sobre la esencia misma de la ciudadanía mexicana”.

La Dra. Theresa Alfaro-Velcamp es Profesora Asistente de Historia en la Universidad Estatal de Sonoma en Rohnert Park, California (Estados Unidos). Ha publicado numerosos artículos académicos sobe los inmigrantes del Medio Oriente establecidos en América Latina.

viernes, noviembre 16, 2007

El "Territorio Santos Modelo"



El día de ayer fue oficialmente presentado el proyecto “Territorio Santos Modelo” por los señores Carlos Fernández (Grupo Modelo), Prof. Humberto Moreira Valdés (Gobernador de Coahuila) y el Lic. José Ángel Pérez Hernández (Alcalde de Torreón).

Este proyecto, esperado desde hace años por la afición del equipo local Santos Laguna, comprende la construcción de un estadio con capacidad para 28 mil espectadores, instalaciones para entrenamiento de los jugadores, una universidad del deporte, todo con un costo aproximado de 100 millones de dólares.

Este anuncio se ha hecho cuando el Santos Laguna ha quedado como súper líder general del actual torneo de fútbol. Se espera que este proyecto concluya en el 2009. Para su realización, han aportado fuertes sumas el Grupo “Modelo”, el Gobierno del Estado de Coahuila, el Gobierno Municipal de Torreón, así como las empresas torreonenses “Soriana”, “Lala” y “Peñoles”.

miércoles, noviembre 14, 2007

Torreón, Gómez, Lerdo, Zona Metropolitana

El 11 de junio de este año, como Cronista Oficial de nuestra ciudad, atestigüé la firma de la carta de intención para la Asociación de los Municipios de Torreón, Gómez Palacio y Ciudad Lerdo, Durango.

De acuerdo con el artículo 115 constitucional, “Los municipios, previo acuerdo entre sus ayuntamientos, podrán coordinarse y asociarse para la mas eficaz prestación de los servicios públicos o el mejor ejercicio de las funciones que les correspondan. En este caso y tratándose de la asociación de municipios de dos o mas estados, deberán contar con la aprobación de las legislaturas de los estados respectivas”.

La carta de intención, ya firmada, se presentó en los congresos de Coahuila y Durango para su debida aprobación. El día de ayer, con fundamento en el dictamen de la Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales, el Congreso del Estado de Coahuila aprobó la carta de intención para la asociación del municipio de Torreón con los dos de Durango ya mencionados. Todavía se requiere del visto bueno del Congreso del Estado de Durango. La aprobación de éste último permitirá que los tres municipios tengan el reconocimiento oficial de “zona metropolitana” y una asignación de recursos federales de 250 millones de pesos.

Esta nueva zona metropolitana será la cuarta que abarque dos o más municipios de diferentes Estados de la Federación. Las otras son la de Tampico (Tamaulipas y Veracruz), la de Puebla (Puebla y Tlaxcala) y la del Valle de México (Estado de México y Distrito Federal).

En México existen 55 áreas metropolitanas, la mayoría como la de Monterrey, ubicadas dentro de un solo Estado, que en el caso citado, es Nuevo León.

martes, noviembre 13, 2007

Terminan los festejos del "centenario"



Hoy por la mañana se reunieron todos los miembros de las comisiones del "Centenario de Torreón, A.C." para la ceremonia de entrega de los reconocimientos a que se hicieron acreedores por su esfuerzo, colaboración y apoyo a los festejos del centenario, incluyendo a este Cronista Oficial en sus calidades de Cronista de la Ciudad y de miembro de la Comisión de Historia.

Con la presencia del señor Ramón Iriarte y de los demás directivos de “Centenario de Torreón, A.C.” en el presidium, se entregaron las constancias y diplomas para los miembros de las comisiones participantes, así como para aquéllas personas e instituciones que sin estar integradas formalmente a dichas comisiones, apoyaron los más de 400 eventos programados. Este acto se llevó a cabo en los salones del Hotel Camino real de Torreón a partir de las nueve horas. Al finalizar la ceremonia de entrega de constancias, fue ofrecido un desayuno para la concurrencia que, literalmente, llenó sillas y mesas del lugar.

Con este evento, “Centenario de Torreón, A.C.” clausura su programa de festejos para celebrar el centésimo aniversario del título de ciudad que ostenta nuestra urbe.

lunes, noviembre 12, 2007

Día nacional del libro



En cierta ocasión le comentaba al maestro Jaime Muñoz Vargas lo sorprendente que me parecía la relación que existe en México entre los montos de los premios otorgados a la mejor novela y a la mejor tesis doctoral. Pues mientras que una novela podía ganar 200 mil pesos, la mejor tesis doctoral de Historia se cotizaba tan sólo en 50 mil, según las convocatorias del premio nacional Atanasio G. Saravia.

¿Cómo es posible que una obra que requiere vasta erudición, preparación académica de muchos años, una metodología científica, un duro trabajo de investigación y de interpretación de la realidad, y una paciencia de santo, se valore 4 veces menos que un trabajo de ficción? No es que quiera demeritar la obra de los literatos, simplemente me parece que el esfuerzo no se premia de manera equitativa. Jaime me decía por entonces: “Quizá para los mexicanos, la Historia no tiene el glamour de la literatura”. Pero, ¿realmente se trata de glamour o de mercadotecnia? Porque, a fin de cuentas, la novela vende y representa un mercado de muchos millones de pesos. Si no tiene encanto, se le crea a través de la publicidad y los medios.

El mexicano urbano promedio parece tener una mayor inclinación hacia la literatura de ficción, hacia el best seller nacional o extranjero, que hacia la literatura de divulgación científica. Esto denota una clara preferencia por la función recreativa de la literatura sobre la función cognoscitiva. El mexicano parece sentirse más cómodo con la emoción que con la razón. A diferencia del libro de divulgación científica, cuyo lenguaje suele ser denotativo, equilibrado y carente de adjetivos, la novela puede ofrecer una trama emocionante con dosis altas de adrenalina. Si la novela vende más, es porque hay una superior demanda de consumidores dispuestos a pagar por ella.

Y es que para los lectores mexicanos, la novela es un producto literario relativamente “gratificante” que no requiere de mayor preparación ni conocimientos, basta abrir el libro y leer. Con un criterio impresionista, cualquiera que lea una novela puede hablar u opinar sobre ella. Este es otro factor importante, ya que para un pueblo como el nuestro, que valora tanto la interacción social, las novelas pueden brindar temas de conversación para largas horas.

No quiero dar la impresión de ser alguien que toma posición contra la literatura de ficción, para nada es el caso. Simplemente me llama la atención cómo las preferencias de los mexicanos con poder de compra se inclinan más hacia el entretenimiento. La misma tendencia la encontramos en los alumnos de universidad, que usan la computadora como fuente de diversión (Chat, pornografía, programas lúdicos) y no tienen la menor idea de cómo utilizarla para la investigación.

Entonces, la búsqueda del conocimiento no parece ser un interés nacional, y eso a la larga se traduce en una carencia de científicos mexicanos. México tiene un indiscutible premio Nóbel en literatura, pero el único científico mexicano galardonado (Mario J. Molina, Nóbel de Química 1995) es estadounidense por naturalización y abrió los ojos al pensamiento científico en Suiza, Friburgo, París, Berkeley, Irvine y el MIT (Tecnológico de Massachussets). El simple hecho del cambio de nacionalidad de Molina para continuar investigando como científico, nos habla de la pobreza de cultura científica y por ende, de recursos para este ámbito en México.

domingo, noviembre 11, 2007

Identidad del "Pensador"



Para muchos laguneros, “el pensador” es tan solo una escultura que se encuentra colocada sobre la fuente que se ubica en la Alameda, en el cruce de la calle González Ortega y avenida Morelos. Durante mucho tiempo ha sido punto de referencia para algunos festejos, como la celebración de los triunfos del Santos Laguna, o bien como lugar de mítines y conciertos, o punto de reunión para manifestaciones y desfiles. Todo mundo en Torreón sabe dónde está el “Pensador”, pero casi nadie sabe a quién representa.

Muchos han caído en cierta confusión, atribuyendo la escultura original a Rodin, porque el artista de este nombre esculpió una obra homónima de la que nos interesa. El escultor que realizó el original del cual es copia nuestro “pensador” no fue Rodin, sino Miguel Ángel Buonarroti, quien la realizó para la tumba de los Medici.

La persona representada en la escultura es Lorenzo II de Médici, nieto que fue de “Lorenzo el Magnífico”. La tumba y la escultura se encuentran en la Capilla de los Médici, en la Basílica de San Lorenzo, en Florencia.

Este “Lorenzo pensador” inmortalizado por Miguel Ángel fue uno de los miembros menos relevantes de la notable dinastía florentina, al punto que de él se decía que había heredado los vicios de la familia, mas no la genialidad. Era sobrino del papa León X, quien despojó al duque de Urbino de sus dominios hereditarios para dárselos a Lorenzo, a quien le confirió los títulos de duque y de general de los ejércitos pontificios.

En 1518, el pontífice y tío de Lorenzo lo casó con una condesa francesa, Magdalena de la Tour Auvergne, con quien engendró a la célebre Catalina de Médici, reina de los franceses, consorte de Enrique II, y madre de los reyes Francisco II, Carlos IX y Enrique III.

viernes, noviembre 09, 2007

"Waterboarding", la tortura

Con motivo de la aparente falta de discernimiento que agobia a los más altos miembros del gobierno estadounidense sobre la naturaleza de la tortura, y su infantil pregunta de si hay torturas buenas y malas, un ex instructor de la marina estadounidense declaró a secas, que la discutida tortura del ahogamiento paulatino por agua (waterboarding) es tortura, sin que haya más que averiguar o discutir.

El artículo de Josh White, aparecido en el Washington Post de fecha de hoy mismo, cita las palabras de Malcolm Wrightson Nance, quien es un especialista en contraterrorismo, y quien fungió como instructor en la Escuela Naval de Supervivencia, Evasión, Resistencia y Escape, en California. Este ex instructor le dijo ayer a los miembros del Congreso de los Estados Unidos que tan controvertida práctica debe ser considerada, simple y llanamente, tortura. Agregó que tal método nunca formó parte de los métodos de interrogatorio de los estadounidenses, porque se le considera una reliquia de los gobiernos abusivos totalitarios.

Como es ampliamente sabido, el gobierno de Bush hijo no se ha caracterizado por el respeto a los derechos humanos, y muchos estadounidenses se preguntan por qué su presidente ha tolerado prácticas de tortura que llevaron a los nazis de la Segunda Guerra Mundial a los tribunales de Nuremberg y a la horca.

martes, noviembre 06, 2007

Los altares de muertos ¿inconvenientes?


Para completar el apunte sobre lo ajeno que resultan los altares de muertos en nuestra cultura comarcana, mencionaré el punto de vista bíblico sobre estos monumentos dedicados a los fallecidos.

Aunque mi opinión es la de un simple seglar que se ha interesado en los estudios exegéticos desde muy joven, no debo dejar de mencionar que laa actitudes ante la autoridad bíblica varían, lo mismo que varían las percepciones sobre la costumbre de construir los efímeros altares de muertos para los primeros días de noviembre.

Muchas personas en México consideran a la Biblia como la fuente de la autoridad moral, la cual se manifiesta a través de sus normas y principios de interpretación. Pero esto no necesariamente es aceptable para todos, ya que muchos otros —en México, seguramente la mayoría— remiten la autoridad moral al magisterio de la Iglesia. Y para muchos otros, la fuente de la norma moral es la costumbre, tal y como la divulgan, interpretan y sancionan los medios masivos, particularmente la televisión.

Ante la construcción de altares de muertos, también hay diversas actitudes. La Secretaría de Educación Pública considera a estos altares como parte de nuestra “mexicanidad” y por lo tanto busca su difusión y estandarización obligatoria, sin tomar en cuenta las diversas trayectorias históricas culturales, ni las identidades regionales.

Muchos otros ven la construcción de altares de muertos como una curiosidad antropológica, como parte del folclor de algunas regiones del país. Ordinariamente hay algo de sentimentalismo en estas lecturas, un secreto anhelo de acortar la distancia entre el mundo de los vivos y el de aquéllos que ya se han ido.

En algunas regiones de México, donde hubo desarrolladas culturas indígenas sedentarias a la llegada de los españoles, el fenómeno del sincretismo (combinación de lo incombinable) religioso tuvo lugar y sobrevive, incorporando elementos rituales aborígenes a los elementos del catolicismo hispano.

En estas regiones, la percepción en torno al significado del altar de muertos supone una reunión, una convivencia entre vivos y difuntos. Aquí es donde la autoridad bíblica choca de frente con la costumbre prehispánica, ya que el texto de le escritura dice “que nadie evoque a los muertos” (Deuteronomio 18: 11). En este texto, evocar equivale a convocar, llamar para estar juntos, o bien, ser llamados para estar juntos. Para el legislador bíblico, esta falta religiosa es semejante en gravedad a la de sacrificar a los hijos, a la práctica de la adivinación, la astrología, la hechicería o la magia (Deuteronomio 18: 10). Todas estas actividades son calificadas como “abominación” y como causas de maldición.

Esta última interpretación en torno a la erección de altares de muertos supone un problema de conciencia para aquéllas comunidades de mexicanos que ubican la fuente de la autoridad moral en las Escrituras. En ese caso estarían la mayoría de los protestantes nacionales, y muchos de los católicos de la Renovación Carismática.

Imagen cortesía de "La Gazette de ditaime.com".

viernes, noviembre 02, 2007

El "Zócalo" y la imposición cultural



Desde la época en que la monarquía española gobernaba en Nueva España, y para mayores señas, desde que se colocó la primera piedra para construir el zócalo que soportaría la escultura ecuestre de Carlos IV (18 de julio de 1796) los habitantes de la ciudad de México llaman “zócalo” a su antes denominada Plaza Mayor.

Nuestro Diccionario de la Lengua Castellana de 1817 dice sobre el término “zócalo” lo siguiente: “zócalo, el cuerpo inferior de un edificio u obra que sirve para elevar los basamentos a un mismo nivel y levantar la arquitectura”.

Y es que el virrey marqués de Branciforte, al igual que su cuñado, Godoy, habían hecho fortuna a la sombra de Carlos IV de España. De ahí que el virrey decidiera levantarle una escultura ecuestre en la Plaza Mayor de la ciudad de México. Para ello contrató al escultor y arquitecto valenciano Manuel Tolsá.

Pero tomó bastante tiempo concluir el conjunto escultórico. La gente de la ciudad solamente veía el “zócalo” destinado a soportar al “caballito” y a su jinete. De ahí que, por asociación de ideas, se le comenzara a llamar “plaza del zócalo” y después, simplemente “zócalo”. Entonces, llamar “zócalo” a la plaza mayor es una peculiaridad del habla defeña, y se explica por las circunstancias de lugar y época.

Pero querer generalizar ese término y aplicarlo a todas las plazas de México, y en el caso que nos ocupa, a la Plaza de Armas de Torreón, es una falta de respeto para nuestra historia e identidad regional. La nuestra se inscribe en la tradición novohispana de las “plazas de armas”. Estos eran los espacios donde los alcaldes mayores citaban a los vecinos de la población para la revisión de sus cabalgaduras y armas. Era importante saber cuántas había disponibles, y que las que hubiera, estuvieran listas para la defensa del lugar. Estas revisiones se llamaban “alardes” y había que hacerlos con regularidad, ya que en el norte había un estado de guerra continuo contra los indios que atacaban de improviso.

Hubo alardes en Parras, en la vieja misión de San Pedro, en Mapimí, en fin, en toda la Comarca Lagunera. Torreón, aunque más reciente como población, heredó la denominación de su plaza, y los ascendientes de muchos de sus habitantes realmente participaron en dichos alardes comarcanos.

El término “Plaza de Armas” nos recuerda nuestra identidad guerrera, de espíritu de lucha contra los elementos, la carestía y la adversidad. “Zócalo” es un término carente de sentido en nuestro contexto histórico y cultural.

jueves, noviembre 01, 2007

Revisión de "revisiones"

Durante el tiempo que llevo como Cronista Oficial de Torreón, muchas personas se me han acercado para que “revise” la información histórica de sus textos. Realmente no tengo ningún caso específico en mente, sino el conjunto de una nutrida serie de solicitudes que he recibido para su atención durante dos años.

En muchos casos, se ha tratado de gente verdaderamente responsable que recibe de mí, siempre con el mayor gusto, una opinión o un dictamen sobre su trabajo. De esta manera, sus investigaciones adquieren profundidad y mayor solidez. Y por supuesto, estos autores se responsabilizan por la metodología, el contenido y la seriedad de sus obras.

En cambio, hay otras personas físicas o morales que no buscan una mera opinión orientadora, sino que, de alguna manera, desean que sus obras adquieran validez histórica de manos de un tercero, un responsable, alguien que dé la cara por la veracidad de la información histórica que ellos manejan. De esta manera, se quiere involucrar al Cronista Oficial para que —a título gratuito— corrija, modifique, complete o “enderece la plana” contenida en los textos, escritos con mayor o menor cuidado o seriedad.

Lo ideal sería que la escritura de la Historia se tomara en serio, y que cada autor asumiera la responsabilidad de sus propias afirmaciones, para bien o para mal. La revisión crítica de un escrito por un tercero puede requerir tal cantidad de tiempo y esfuerzo de investigación, que este tercero se convierte, por derecho propio, en coautor. Por lo tanto, si se quiere involucrar a un historiador en la supervisión o revisión de una obra de tal naturaleza, se le debe invitar en términos de coautoría, o bien, cuando acepte renunciar a la coautoría a cambio de una remuneración económica correspondiente al trabajo académico y profesional que realiza en cada caso.

En Torreón ha existido la mala costumbre de pensar que el trabajo intelectual es mero pasatiempo, algo que no merece ser recompensado o tasado en términos de beneficio económico. Como si el tiempo invertido en la obra fuera de una clase diferente a la del tiempo de los demás profesionales (“time is money”). Desde luego, hay de obras a “obras”. No es lo mismo el trabajo de un amateur que el de un profesional. En nuestra ciudad ha sido un criterio muy común considerar que la recompensa del esfuerzo intelectual, artístico o científico, sea exclusivamente la “fama”.