Escudo de Torreón

Escudo de Torreón

miércoles, marzo 31, 2010

Exvotos laguneros



Con motivo de la semana mayor de este 2010, transcribo un “milagro” o ex-voto de la señora María Isabel Soto, la cual dio testimonio de la curación que recibió en 1892, y que atribuyó a la intercesión de Jesús y María y a la virtud del Santo Madero de Parras, Coahuila.

Desde hace siglos, los exvotos han dado testimonio de la piedad popular, de sus conceptos teológicos y antropológicos, así como de acontecimientos curativos, providenciales o milagrosos que las personas beneficiadas, que eran las mismas que mandaban pintar estos exvotos, no podían ni querían explicar de otra manera.

El que mostramos hoy, dice así:

“En el mes de enero de 1892 le aconteció a doña María Isabel Soto, que habiendo caído de una enfermedad muy grave, como que un dolor reumático, hinchazones en la cabeza, toda reventada, pegada de los brazos unidas en el cuerpo unos achaques muy curiosos que me ponían al morir, que ni médicos de Laredo ni de aquí pudieron acertar una medicina, y al ponerme sumamente mala, invoqué al Santo Madero, como de Jesús María, pidiéndole con veras de un corazón (...) me socorriera con mi alivio si me convenía, (...) le ofrecí este retablo para hacer ver esta maravilla, en el mes de noviembre 18 de 1892”.

Memoria iconográfica del XII Seminario Iberoamericano






Recientemente, me llegó un ejemplar del libro intitulado “Torreón, México. XII Seminario Iberoamericano de Viticultura y Ciencias Sociales. 15, 16 y 17 de julio de 2009”. Este libro fue impreso en España, y constituye una memoria iconográfica del evento de este nombre, celebrado en Torreón en julio del 2009, y que fuera tan señalado en los círculos académicos relacionados con la vitivinicultura.

La impresión, impecable, corrió a cargo de la doctora Ana María Rivera Medina, Secretaria General de la XII Edición del Seminario Iberoamericano y notable investigadora de fama internacional, y las fotografías tienen por autor al señor Alfonso Arechaga Cámara, esposo de la doctora Rivera Medina, exitoso empresario español y talentoso fotógrafo.

Como recordará el lector, el XII Seminario tuvo por sede la Universidad Iberoamericana Torreón, con una visita de campo a la Hacienda de San Lorenzo, de Casa Madero. Se contó con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, y de la embajada del mismo país.

sábado, marzo 27, 2010

Seminario del Colegio de Arquitectos



Los días 26 y 27 de los corrientes, se llevó a cabo el Seminario para la Actualización y Certificación de Directores Responsables de Obra, convocado por el Colegio de Arquitectos de la Comarca Lagunera, A.C.

El evento tuvo por sede un conocido hotel del oriente de la ciudad de Torreón, el cual cuenta con amplios salones de congresos y reuniones similares.

Este Cronista Oficial fue invitado a participar en el programa con la conferencia intitulada “Recorrido histórico de Torreón”, en la cual se repasa dinámica económica y social de la Comarca Lagunera desde sus inicios, y el surgimiento de Torreón como población industrial. Particular énfasis se le dio a la formación y naturaleza de la identidad lagunera, como una afirmación ante el desafío que representaba vivir en una región tan plena de incertidumbre vital. El lagunero no podía ni puede darse el lujo de ser fatalista, de pensar que está limitado por el “destino”; tenía, y aún tiene que reaccionar y triunfar sobre la adversidad. Los laguneros somos triunfadores.

viernes, marzo 26, 2010

"Charlas de café con Felipe Ángeles"




Como miembro del Comité Estatal de Festejos del Bicentenario, y por atenta invitación del Lic. Javier Villarreal Lozano, Director del Centro Cultural Vito Alessio Robles, estuve anoche en Saltillo, con el objeto de presentar y comentar el libro “Charlas de café con Felipe Ángeles” de Alejandro Rosas. El evento se llevó a cabo en el mencionado Centro, con la presencia del Lic. Javier Villarreal Lozano, de los representantes del gobernador de Coahuila y del alcalde de Saltillo, del señor Arturo Berrueto González, Director del Consejo Editorial del Estado de Coahuila, de la Directora de Educación Pública de Coahuila, del director de la facultad de Historia de la UAC, Dr. Carlos Valdés Dávila, y de varios historiadores y gente interesada en el tema. El lugar registró un lleno total.

A continuación, transcribo el texto que preparé para dicha presentación:


“Charlas de café con Felipe Ángeles”, de Alejandro Rosas, es una obra que se inscribe en la colección “Charlas de café”, una serie de libros escrita por connotados historiadores nacionales, la cual agrupa nueve personajes de la independencia y once de la Revolución.

Se trata de textos muy amenos, ligeros, redactados a manera de entrevista con el personaje en cuestión. Aunque la forma puede ser ficticia, ya que en la realidad no hay manera de entrevistar a los héroes de la Independencia o de la Revolución, el contenido se encuentra muy bien fundamentado.

En el caso concreto del libro que hoy comentamos, mencionaremos que Alejando Rosas ha realizado una estupenda amalgama entre la ficción de la forma, y su interpretación alterna sobre la vida y obra de Felipe Ángeles y el discurso revolucionario y postrevolucionario.

Para mostrar la validez y el valor de su interpretación histórica, Alejando Rosas denuncia, desde el principio de su texto, lo equívoco que resulta el principio maniqueo que ha prevalecido en la historia oficial: los personajes son, o héroes o traidores, ortodoxos o herejes. Este es el principio de la historia en blanco y negro, la historia que no admite los grises de la realidad humana ni de la disidencia. Rosas recalca la responsabilidad del historiador para recuperar a todos aquéllos grandes hombres que fueron relegados al olvido por la simple razón de que no pertenecieron a la camarilla de los triunfadores.

Es evidente que, si el autor no confrontara esta tendencia ideologizante de la historiografía oficial, difícilmente estaríamos hoy hablado del general Felipe Ángeles, quien fue, sin duda alguna, uno de los grandes personajes de la Revolución Mexicana, pero que, por el hecho de haber pertenecido a la facción perdedora, ha sido relegado a la infamia, es decir, al deshonor y al olvido.

El autor deja muy claramente sentado que escribe sobre Felipe Ángeles, sobre la revolución y los revolucionarios, con los criterios y tintes de otro tipo de historia, una que resulta mucho más integradora.

Su propuesta y su aporte constituye un planteamiento, una interpretación poco común y profundamente crítica de los hechos y significado de la Revolución Mexicana, desde Madero hasta el fin del siglo XX. Se habla de la revolución traicionada, del paso de la dictadura individual de Díaz a un sistema político que resultó ser una dictadura colectiva, de partido. Es decir, se nos hace partícipes de una lectura alterna y crítica sobre el sistema político mexicano que invocaba la Revolución como base, fundamento y bandera.

Es en este contexto que la charla con Felipe Ángeles, cobra pleno sentido. Porque, a final de cuentas, el general Ángeles era un disidente y a la vez un profeta de la verdadera revolución, una revolución del pueblo y para el pueblo. La crítica de Rosas a la revolución y al sistema político mexicano posrevolucionario, sería finalmente la crítica del mismo general Ángeles.

Una vez pintado el fondo del cuadro, Rosas hace hablar al general Ángeles para que trace y coloree su autorretrato, “de viva voz”. A través de la charla, desfilan sus orígenes, sus logros escolares, el inicio de su vida como militar de carrera, la honestidad que le ganó tempranos enemigos.

Ni qué decir que la información que se nos brinda a través de este ejercicio dialógico literario es acuciosa y muy bien documentada. Alejando Rosas nos sumerge con gran habilidad y prosa impecable, en la ilusión de ser testigos presenciales de la bien trabada charla, y sin darnos cuenta, podríamos asegurar que vimos y escuchamos personajes y diálogos, y no que, en realidad, fuimos simples y meros lectores.

La admiración de Alejandro Rosas por el general Ángeles se trasluce de manera constante. Pero esta admiración tiene sustento, se justifica por las prendas intelectuales, morales y militares del general.

Así, nos enteramos del paso de Felipe Ángeles por los diferentes regímenes políticos de la época que le tocó vivir, de Porfirio Díaz hasta Venustiano Carranza. Su estancia en el Colegio Militar, como estudiante y luego como director. Sus viajes y misiones a Europa y los Estados Unidos. Su estrecha relación con el presidente Madero, la que sin duda alguna marcó su convicción política. Hombre de todas las confianzas de Madero, vivió como militar en activo la decena trágica, y la amargura de la separación del entrañable amigo que es llevado a la muerte. Nos enteramos asimismo de sus encuentros y desencuentros con Zapata y con el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista.

Alejandro Rosas, al provocar al general Ángeles para que hable, nos comparte el profundo entusiasmo con que éste se dio de alta en la División del Norte, formada el 29 de septiembre de 1913 en la Hacienda lagunera de la Loma, en Ciudad Lerdo, Durango. De las cuatro tomas que sufrió la ciudad de Torreón, que fueron la maderista de mayo de 1911, la villista de octubre de 1913, la villista de abril de 1914 y la villista de diciembre de 1916, el general Ángeles solamente participó en la de marzo-abril de 1914, como artillero.

Y era tan extraordinaria su habilidad para calcular la trayectoria de los proyectiles, que en Torreón tenemos recuerdos indelebles de su puntería, en la fachada del vetusto Casino de La Laguna, ahora parte del Museo Arocena.

Pero muchas personas en Torreón y en Gómez Palacio le recordaban también como galante militar e impecable caballero. Mencionaré, solamente de paso, que la señora Hermelinda Faya de González conoció al general Ángeles cuando era una niña, ya que la casa de sus padres era la más elevada de Gómez Palacio, Durango, y la idónea para que Villa y los suyos pernoctaran y vigilaran el horizonte en los días previos a la toma de Torreón de abril de 1914. Esta señora, ya difunta, comentaba que el general Ángeles era el enlace de Villa para tratar con la gente “de sociedad”, y que fue Ángeles quien muy cortésmente pidió la casa para su general Francisco Villa. En cambio, a esta señora Villa no le mereció la misma opinión, ni remotamente.

Aunque la batalla por Torreón, la de marzo-abril de 1914 fue la más sangrienta de la Revolución, la más costosa en vidas humanas, y la de San Pedro, la más desmoralizadora para las fuerzas huertistas, es la de Zacatecas la que el autor describe con más detalle, seguramente porque fue la decisiva contra el usurpador Victoriano Huerta.

Al continuar con la lectura del texto, pasan ante nuestra mirada las vicisitudes de la Convención de Aguascalientes, y el rompimiento definitivo entre la División del Norte y el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista. La etapa final de Ángeles, el exilio, el regreso a México, la traición que lo entregó en manos del carrancismo, y su muerte.

En diversos momentos de esta charla de café con Felipe Ángeles, el autor cuestiona al general por aquéllas cosas que pudo haber hecho para cambiar el curso de la historia, y que sin embargo, no hizo. ¿Era su conciencia estrecha? ¿Prevalecía en él la disciplina militar por encima del sentido de la oportunidad histórica? Tendremos que leer este fascinante libro para enterarnos de los criterios que regían la vida de este notable general.

Para concluir, podemos afirmar que el libro de Alejandro Rosas es apasionante, que se lee con la mayor facilidad, que es adictivo, pues una vez que uno comienza a leerlo, no puede dejarlo sino hasta llegar a la última página.

Uno quisiera que continuara de manera indefinida… Qué más puedo decir ya, sino que les recomiendo de la manera más amplia la adquisición de este libro, y que felicitamos de la manera más calurosa a Alejandro Rosas, autor de esta obra que tanta falta hacía en la historiografía revolucionaria, así como al Centro Cultural Vito Alessio Robles, por favorecer la presentación de textos e historiadores de este nivel.






martes, marzo 23, 2010

La Comarca Lagunera en la historia nacional



Mientras más nos sumergimos, de manera sistemática, en la localización y análisis de los testimonios sobre la historia documental de la Comarca Lagunera, más y más nos impresiona la trascendencia que esta región ha tenido para la historia virreinal y nacional. No hay duda de que, los archivos históricos tienen un papel protagónico en la develación de los fenómenos sociales del pasado, los cuales a su vez, permiten explicar los del presente.

Región con personalidad propia, a partir de 1594, la Comarca fue conocida por Felipe II como la “Provincia de La Laguna”, haciendo referencia a su clara identidad como sistema hidrológico de ríos y lagunas en medio del desierto oriental de la Nueva Vizcaya. Su nombre evolucionó a “País de La Laguna”, “País de Lagunas” y finalmente, al de “Comarca Lagunera”.

Desde sus orígenes, a finales del siglo XVI y principios del XVII, dos cosas fueron muy claras: que se trataba de un crisol étnico, una región de encuentro de migrantes (españoles, tlaxcaltecas, purépechas, Mexica, negros de Guinea y de Angola, y por supuesto, los laguneros aborígenes) y que sus habitantes tenían una marcada inclinación por los cultivos comerciales y las manufacturas de carácter agroindustrial.

En efecto, no solamente existían los legendarios rebaños de ganado mayor de los Urdiñola y sus descendientes (marqueses de Aguayo) para el abasto de carne de Nueva España (sector primario).

El principal producto regional, y el más redituable, de acuerdo los documentos diezmatorios de la época, provenía de la elaboración de vinos, vinagres y aguardientes, al punto de que la Comarca era el mayor y más importante productor novohispano de bebidas alcohólicas legítimas de uva (sector secundario).

Bajo el esquema económico del mercantilismo, la industria vitivinícola regional transformaba la materias prima en vinos, aguardientes, mistelas y licores de diversos tipos. Sus productos satisfacían la demanda de bebidas fuertes que las importaciones españolas no alcanzaban a cubrir. El mercado de las bebidas laguneras comprendía desde Texas y la Louisiana, hasta el Istmo de Tehuantepec.

Entre 1810 y 1813, el cultivo del algodonero se volvió significativo en nuestra comarca, a raíz del desabasto de materia prima que las guerras de Hidalgo y Morelos habían provocado. Las provincias productoras tradicionales eran Veracruz y Guerrero, pero la guerra de independencia había diezmado o arruinado sus algodonales. Entre 1810 y 1813 no solamente se comenzó a cultivar en mayor escala el algodonero en nuestra región, (Gossypium Hirsutum y Gossypium Barbadense) sino que se inició la fabricación de hilos y tejidos con sus fibras. En esto, contamos con el importante testimonio del Comandante de las Provincias Internas, Bonavia y Zapata.

Para 1817, Nazas surtía de algodón las fábricas del centro y occidente de Nueva España. En 1825, los hilados y tejidos de algodón fino y entrefino ocupaban un buen porcentaje de la mano de obra de Parras, la histórica capital política y religiosa de la Alcaldía Mayor de Parras, Laguna y Río de las Nazas. Para 1835, los hermanos Urruticoechea ya habían inaugurado una fábrica mecanizada de hilados y tejidos de algodón en Mapimí, la cual sería la precursora de “La Constancia”. Esta hilandera beneficiaba el algodón producido en la Comarca Lagunera.

Los veteranos de la Segunda Compañía Volante de San Carlos de Parras, con asiento en el Álamo de Parras (Viesca, Coahuila) fueron trasladados a San Antonio de Béjar, donde fundaron el Fuerte del Álamo, tan venerado por la historia texana. Ese nombre le pusieron en recuerdo del Álamo de Parras. Algunos de estos soldados laguneros pelearon a favor de la independencia de Texas, y otros, en contra de ella.

Uno de los más trascendentes contactos del presidente Juárez con el gobierno estadounidense se efectuó en nuestra región, a través del general Lew Wallace. Algunos autores norteamericanos consideran que la misión de Wallace fue una de las manifestaciones más flagrantes y decisivas de la llamada Doctrina Monroe. A. W. Barber (compilador) publicó en 1914 un libro cuyo título traducido es el siguiente: “La benévola incursión del general Wallace. Cómo México fue salvado en 1864, la Doctrina Monroe en acción. De cómo Wallace —por órdenes del general Grant— se internó en México para ayudar a Juárez contra Luis Napoleón en 1864”.

Durante la primera mitad del siglo XIX, surgió una pequeña población que iba a ser el prototipo del modelo multiétnico que más tarde seguría Torreón. Se trataba de Matamoros, Coahuila, un lugar donde convivían numerosas tradiciones culturales y raciales, entre ellas las de los españoles, indios, mestizos, mulatos y negros de Angola y Guinea, descendientes de aquellos esclavos traídos por los portugueses.

Matamoros no solamente fue un crisol étnico, sino forja de hombres libres. Sus ciudadanos lucharon en pie de igualdad contra la opresión y la tiranía de Zuloaga y de Maximiliano. Tanto así que merecieron el elogio de Wallace en su “Cacería de Búfalos”. Su sentido de la dignidad los llevó a desairar al hijo de Benito Juárez cuando se presentó en un banquete conmemorativo con su mujer francesa.

El proyecto liberal que proponía la fragmentación de latifundios hereditarios en pequeñas propiedades o unidades productivas, encontró aquí su campo experimental. Las haciendas de doña Luisa Ibarra viuda de Zuloaga, y de don Juan Nepomuceno Flores, terratenientes laguneros adictos al Imperio de Maximiliano, son buenos ejemplos. La ruina de estas familias y la posterior fragmentación de sus tierras, originó un nuevo modelo de tenencia de la tierra que llevó a La Laguna a convertirse en la gran productora de algodón durante el Porfiriato y regímenes posteriores.

La Laguna siempre ha tenido excelentes rutas de acceso. En su costado occidental, junto al Presidio del Pasaje, cerca de Nazas (Durango), pasaba el Camino Real de la Tierra Adentro, el que iba de México a Santa Fe. En su costado oriental, el camino del Saltillo a Monterrey llevaba a Texas y a la Louisiana. Y entre ambas vías, se situaba Santa María de las Parras, conectada por caminos de arrieros, con mulas y carretas. Por esas vías se desplazó durante siglos la producción etílica, y posteriormente, la algodonera.

Durante el último tercio del siglo XIX, La Laguna y particularmente Torreón quedó igualmente bien comunicado con el cruce de las dos rutas más importantes de ferrocarril en México. La económica y fácil salida de mercancías manufacturadas le dio gran impulso a las industrias del algodón (La Constancia), a los jabones (las mejores y más grandes fábricas a nivel nacional se encontraban aquí) y a la industria metalúrgica. En 1900, la mitad de la población de Torreón estaba formada por obreros. En buena medida, sus luchas y demandas inspiraron a Carranza para promulgar algunos de los artículos de la Constitución de 1917.

La Laguna fue también la cuna de la Revolución Mexicana. Su principal ideólogo y promotor, Francisco I. Madero, era vástago de una familia parrense, con propiedades e industrias en la Comarca Lagunera. Su libro “La Sucesión Presidencial” lo escribió en San Pedro, Coahuila, y el génesis del partido nacional antirreleccionista se encuentra en esta misma Comarca.

En septiembre de 1913, en una hacienda lagunera, la Hacienda de la Loma, fue creada la División del Norte. La ciudad de Torreón fue tomada cuatro veces durante la Revolución: la primera en mayo de 1911, durante la Revolución Maderista; la segunda, en octubre de 1913, recién creada la División del Norte con Francisco Villa al frente; la tercera, en abril de 1914, cuando se efectuó la batalla más sangrienta de toda la historia de la Revolución Mexicana, y la cuarta, por Francisco Villa en diciembre de 1916.

En 1929, Torreón se convirtió en una de las primeras ciudades mexicanas en ser bombardeadas y ametralladas desde el aire, a raíz de la revuelta del general Escobar. Los ataques no solamente se realizaron contra blancos militares, sino contra blancos civiles indefensos, con el objeto de castigar a la población que había hecho del general Escobar su hijo predilecto.

En 1936, una nueva intervención del Estado modificó la tenencia de la tierra lagunera. Cárdenas expropió grandes superficies de tierra para dárselas a los campesinos. Quizá fue La laguna el escenario más importante de la Reforma Agraria de Lázaro Cárdenas.

Cuando el precio del algodón declinó a nivel mundial, en nuestra región se optó por la producción industrial (larga tradición) y por la producción de lácteos. En el momento presente, la cuenca lechera más importante del país es lagunera.

En fin, basta lo anterior para mostrar que la larga historia de la Comarca Lagunera ha impactado de muchas maneras en la historia económica, política, social y militar nacional e internacional, desde la era virreinal hasta el siglo XXI.

jueves, marzo 18, 2010

Selecciones de Corea y México, juegan en Torreón


Imagen: El Siglo de Torreón


El día de ayer, las selecciones nacionales de futbol de Corea y de México cumplieron su cita para enfrentarse en el Estadio Corona del Territorio Santos Modelo, de esta ciudad de Torreón, con la mirada puesta en Sudáfrica 2010.

Desde temprano por la tarde, la Calzada Iberoamericana, como se llama en ese tramo urbano la carretera a San Pedro, se encontraba repleta de vehículos que lentamente transitaban en dirección al estadio.

Como es costumbre en juegos de este nivel, se tocaron y cantaron los himnos nacionales de la selección visitante y de la local. El público lagunero, como siempre, fue muy respetuoso.

El primer tiempo resultó bastante aburrido. No fue sino hasta el quinto minuto del segundo tiempo, que Cuauhtémoc Blanco vulneró la portería coreana con un tiro libre desde fuera del área.

Seis minutos después, la falta de concentración del portero de la selección mexicana, Guillermo Ochoa, provocó el gol del empate del equipo coreano. A partir de ese momento, los laguneros, molestos por la exclusión del equipo seleccionado del portero del Santos Laguna, comenzaron a corear a Oswaldo Sánchez, quien se encontraba presente en las tribunas.

El Vasco Aguirre escuchó con toda claridad el clamor popular. Finalmente, el partido se decidió a favor de los mexicanos con un gol del “Chicharito Hernández”, con un marcador final México 2, Corea 1.

miércoles, marzo 17, 2010

Los San Patricios en Coahuila


"Irlanda por siempre". Bandera de los San Patricios.


El día de hoy, 17 de marzo, se celebra mundialmente el día de San Patricio, patrono de Irlanda. Desde luego, en este país las fiestas son multitudinarias. Lo mismo pasa en los Estados Unidos, donde hay tantos ciudadanos que proceden de inmigrantes irlandeses. En las principales metrópolis estadounidenses, desfilan cuerpos de ciudadanos de todas las edades y ocupaciones, las corporaciones de servicios públicos, los miembros de sociedades y clubes históricos, todos al compás de tambores y gaitas.

En México, esta festividad no se celebra de manera especial. No hay suficientes irlandeses para ello. Sin embargo, México e Irlanda están vinculados históricamente por el cuerpo militar que fue llamado “Batallón de San Patricio”. Este cuerpo se formó durante la guerra de agresión entre los Estados Unidos y México, cuando muchos de los soldados irlandeses que venían como tropas invasoras, se cambiaron al bando mexicano.

Muchas fueron las razones. En la década de los 1840´s, Irlanda experimentaba una terrible hambruna originada por una enfermedad de las papas o patatas. Muchos irlandeses emigraron a los Estados Unidos para poder sobrevivir, pero los estadounidenses anglosajones los reclutaron para traerlos como carne de cañón contra los mexicanos.

Los irlandeses se identificaron de inmediato con sus correligionarios católicos mexicanos, y no influyó poco el hecho de que los colores de las banderas de Irlanda y México fueran los mismos. Por otra parte, los irlandeses odiaban a los ingleses por la terrible opresión que habían llevado a la verde Erín. La agresión contra México parecía un nuevo capítulo de esa vieja historia.

Los “San Patricios” pelearon del lado mexicano, y con gran fiereza, en las batallas de Monterrey, en la de la Angostura, al sur de Saltillo, capital de nuestra entidad federativa, y en la batalla de Churubusco. En la Angostura diezmaron a un batallón estadounidense y le capturaron dos cañones, hechos por los cuales algunos de sus miembros recibieron la Cruz de Honor de la Angostura.

Muchos de estos irlandeses fueron capturados en la ciudad de México, y los estadounidenses ejecutaron contra ellos terribles venganzas, desde los azotes y la marca con hierro candente, hasta la horca. Otros sobrevivieron y se casaron con mexicanas, estableciendo familias en su nueva patria, o bien, se esfumaron del mundo de la historia. Entre ellos es bien conocido John Riley, un oficial de este cuerpo que permaneció en México y murió en Veracruz.

martes, marzo 16, 2010

No se niega "la cruz de la parroquia"...


José Guadalupe Posada.

Tal vez la mayor parte de la población mexicana con acceso a la información, piensa que el presbítero Marcial Maciel es un ejemplo único de maldad, doblez y ambición sin límites. Mientras más inquisitivas son las investigaciones en torno a su caso, mayor es el pasmo que nos invade.

Sin embargo, el padre Maciel, concediendo que se encontraba afectado en sus facultades mentales —solo así puede uno comprender, mas nunca justificar sus hechos— es tan solo un hijo paradigmático de nuestra cultura.

En efecto, Maciel será quizá una de las creaturas más famosas que haya producido el ambiente social en el que los mexicanos nos movemos, vivimos y somos. Porque México es un país donde prospera la doble moral, la injusticia, la inequidad, el fuero y la impunidad. En nuestro país, el bien particular de algunos grupos de poder económico, político o eclesiástico, se antepone al bien común. La protección brindada a Maciel, lo demuestra.

El éxito y el fracaso de Marcial Maciel, fue haber llevado estas contradicciones hasta sus últimas consecuencias. Podemos pensarlo como un demonio con aspiraciones de santo, un empresario con vestiduras de clérigo, un enfermo de personalidad múltiple con un prestigio internacional que le abrió las puertas de los grandes del mundo entero.

Como arriba decía, el padre Maciel fue una de las más famosos creaturas forjadas a partir de nuestras costumbres en común, pero está muy lejos de ser la única. Un país que ha alcanzado los increíbles niveles de corrupción que tenemos, ha permitido la deformación de la mentalidad de la población de una manera tan significativa, como deplorable.

El aforismo popular “el que no tranza, no avanza”, muestra con toda claridad cómo la corrupción, el engaño, el uso de la fuerza, el desprecio al derecho ajeno y al bien común, se han convertido en “valores” en México, es decir, en medios para lograr el éxito personal a cualquier costo.

No nos asombremos pues. Si el sistema jurídico mexicano funcionara como debiera, no habría suficientes cárceles en el territorio nacional para albergar a tantos corruptos como ha forjado nuestra propia cultura. No es un individuo el que está enfermo, es México entero.

lunes, marzo 15, 2010

El tesoro del rastro de Mapimí



El 5 de enero de 1935, en su página 4, el diario torreonense El Siglo informaba sobre el hallazgo de un tesoro encontrado en el rastro de Mapimí. Al entierro, el diario lo calificaba de “fabuloso” y se afirmaba que un reportero de dicho diario había tenido acceso a la información sobre este acontecimiento, de primera mano.

Según ese relato, un albañil que se encontraba trabajando bajo uno de los pisos del lugar, fue quien encontró una “fantástica” suma de dinero en monedas de oro. Ante la dificultad de transportar el tesoro fuera de ahí, acudió por ayuda de dos amigos, uno de ellos un funcionario público. Con esta ayuda, la carga áurea pudo ser escondida en otro lugar, evitando así dar cuentas ni porcentaje alguno a las autoridades correspondientes.

Los afortunados condueños de este descubrimiento rápidamente se ausentaron de Mapimí. Originalmente se pensaba que las monedas encontradas eran escudos de oro de la era colonial, pero posteriormente se mencionó que se trataba de “aztecas”.

Estas monedas, con un valor nominal de veinte pesos oro, comenzaron a ser acuñadas en 1905. Lo más probable es que este “entierro” se haya realizado durante los años de la revolución.

martes, marzo 09, 2010

Sacerdotes casados...




A raíz de la muy loable y firme determinación del actual pontífice, Benedicto XVI, han surgido a la luz un cúmulo de abusos sexuales que algunos reprobables miembros del clero católico, han perpetrado contra niños o adolescentes, seglares o seminaristas.

El papa Ratzinger ha decidido lavar a la luz pública la “ropa sucia” que se ha acumulado en lugares tan tradicionalmente católicos como Irlanda y México, sin excluir Alemania. En el caso de México, el escándalo de Marcial Maciel ha llegado a niveles tan extraordinarios, que nadie lo hubiera sospechado, ni siquiera las personas que lo denunciaron inicialmente.

El padre Maciel fue, en un principio, defendido por el alto clero mexicano. Sin embargo, al asumir Benedicto XVI su pontificado, dejó en claro que no iba a tolerar ninguna complicidad de la clase sacerdotal en estos delitos. Así que, finalmente, ya deslindada la jerarquía, la figura de Marcial Maciel siguió cuesta abajo en su rodada, hasta ser considerado un desquiciado con múltiple personalidad.

El hecho de que el mismo hermano del papa se encuentre públicamente investigado bajo sospecha de maltrato a los niños del coro alemán que alguna vez dirigió, habla mucho y muy a favor de la cruzada de Benedicto XVI contra la tolerancia de actividades pederastas entre los miembros del clero.

Una vez denunciados, procesados y castigados quienes resulten responsables de esos abusos, y una vez que se haya indemnizado a las víctimas y a sus familias (pedir perdón no basta), solamente una cosa le quedará por hacer a este pontífice justo.

Benedicto XVI, a la vista de la serie de abusos sexuales del clero contra terceros, no tendrá más remedio que modificar las cláusulas del Derecho Canónico que obligan al sacerdote a pronunciar votos de castidad. Se trata de una simple norma de derecho que cualquier papa puede derogar. De hecho, sería muy deseable que quien aspire a convertirse en sacerdote, considere seriamente el matrimonio como una vía para alcanzar la santidad de vida.

Tradicionalmente, el clero ha glorificado el celibato como “la forma más perfecta” del cristiano, basado en una lectura de Pablo. Pero el mismo apóstol dijo que quien no pueda sostener esta forma de vida, es mejor “que se case, y no se abrase” (1 Corintios 7: 9). Abrasarse significa “consumirse en el fuego del deseo” al punto de llegar a pecar, situación que Pablo consideró indeseable, perjudicial y totalmente adversa a la santidad de vida de cualquier cristiano.

En este sentido, y tal y como lo han entendido los rabinos y los ministros protestantes, los mejores pastores son los pastores casados. Un párroco católico siempre debiera ser casado. El matrimonio le daría estabilidad emocional, la bendición de una familia, y comprensión para atender y aconsejar a los matrimonios seglares. Sin duda alguna, mejoraría grandemente el ambiente moral en el que se desenvuelve el clero.

lunes, marzo 08, 2010

La naturaleza, "desgobernada"...



El pasado domingo 28 de febrero, nuestra región se vio envuelta en una de las tolvaneras más largas que yo recuerde. El viento estuvo soplando todo el día, y la tierra suelta se levantó y esparció por toda la zona metropolitana. Esta tierra procedía del desierto, de las zonas suburbanas, y de los baldíos, excavaciones de todo tipo, principalmente las de las calles en pavimentación. Una buena cantidad de esa tierra provenía de aguas negras derramadas por las calles y secas al sol.

Una semana después, el sábado 6 y domingo 7 de marzo, nos encontramos con un panorama completamente diferente. La ciudad amaneció nublada y lluviosa. Y los días se van alternando con fuertes vientos, calor, frío, soleados y nublados. Nunca fue más cierto aquello de “febrero loco, y marzo otro poco”.

Pero esta “locura” parece afectar al mundo entero. El 12 de enero de este año 2010 ha pasado a la historia, por ser la fecha del devastador y multiasesino terremoto de Haití, cuyas víctimas se calculan en 250 mil personas. Luego, el 27 de febrero, ocurrió el impresionante terremoto de Chile, con una marca récord de 8.8 grados de magnitud en la escala de Richter y más de medio millar de muertos.

El día de hoy, 8 de marzo, un terremoto sacudió la parte oriental de Turquía, provocando, por lo menos, la muerte de medio centenar de personas. Pareciera que la naturaleza se encuentra más inquieta que de costumbre. Ya no es lo duro, sino lo tupido de los acontecimientos.

viernes, marzo 05, 2010

La condena de las luchas libertarias




El 11 de octubre de 2007, y con motivo de la entonces próxima celebración del Bicentenario del “Grito de Dolores” de 1810, algunos legisladores del Congreso de la Unión pertenecientes al Partido Revolucionario Institucional y al Partido de la Revolución Democrática, solicitaron una proposición dirigida a la Secretaría de Relaciones Exteriores, para que ésta negociara con el Vaticano el “levantamiento de las excomuniones” contra Hidalgo, Morelos y los héroes de la independencia.

Por lo que se refiere al cuerpo de congresistas, refleja una gran ignorancia de la historia nacional, pensar que los presbíteros Miguel Hidalgo y José María Morelos seguían excomulgados. Ambos caudillos, antes de morir fusilados, hicieron las paces con el clero católico, el cual les levantó entonces la excomunión y los absolvió de todas sus culpas y censuras.

Inútil recurrir a los archivos del Vaticano, pues a los caudillos de la independencia, en la mentalidad de la época, se les consideraba reos de relativa poca monta. Estas excomuniones no ameritaban el envío al Vaticano, sobre todo si se levantaron poco después. Lo grave del caso de Hidalgo, radicaría en el hecho de haber asesinado a algunos sacerdotes. Su decreto de excomunión, firmado por el obispo de Valladolid (hoy Morelia) debe encontrarse físicamente en los archivos históricos de la catedral de dicha ciudad.

Ahora bien, si lo que los legisladores pretenden obtener es que se “limpie” el expediente de Hidalgo, y que se haga como si nunca hubiese existido la excomunión, eso ya es otro asunto. Sería un intento deliberado de borrar los hechos tal y como ocurrieron, para crear una historia oficial que se aparte de los acontecimientos reales.

Por otra parte, si el clero se deslinda de la auténtica historia de la independencia, lo hará por establecer y mantener una “entente cordiale” con la estructura política de México. Por supuesto que el clero persiguó a los insurgentes por el hecho mismo que querer hacer la independencia política de México. Basta con dar un vistazo al contenido del breve pontificio “Etsi Longíssimo” de enero de 1816, en el cual Pío VII condenaba las luchas libertarias de Hispanoamérica como obra del demonio.

“Mui Reverendos Arzobispos y reverendos obispos de las Yglesias metropolitanas y catedrales de [las] Américas, Yslas adyacentes, y de Filipinas. En veinte y seis de Febrero próximo pasado se remitió de mi Supremo Concejo de las Yndias una carta exhortatoria del autual Sumo Pontífice Pío VII, [su ten]or y el de su tradución es el siguiente:

A los venerables Arzobispos, y obispos, y a los queridos hijos del celro de la América sugeta al Rey católico de las Españas Pio VII papa = Venerables hermanos e hijos queridos, salud y nuestra apostólica bendición. Aunque inmensos espacios de tierras y de mares nos separan, bien conosida nos es vuestra piedad, y vuestro zelo en la práctica y predicación de la Santísima religión q[ue] profesamos. Y como sea uno de sus hermosos, y principales preceptos el q[ue] prescrive la sumisión a las autoridades superiores, no dudamos q[ue] en las conmociones de esos países q[ue] tan amargas han sido para n[ues]tro corazón, no habréis cesado de inspirar a vuestra grei, el justo y firme odio con q[ue] debe mirarlas. Sin embargo, por quanto hacemos en este mundo las veces del q[ue] es Dios de paz, y q[ue] al nacer para redimir al género humano de la tiranía de los demonios, quizo anunciarla a los hombres por medio de sus Ángeles, hemos creído propio de las apostólicas funciones q[ue] aun sin merecerlo nos competen el excitaros más y más con esta carta a no perdonar esfuerzos p[ar]a desarraigar y destruir completam[en]te la funesta zizaña de alvorotos, y sediciones que el hombre enemigo sembró en esos países. Fácilm[en]te lograréis tan santo objeto, si cada uno de vosotros demuestra a sus ovejas con todo el zelo q[ue] pueda los terribles y gravísimos perjuicios de la revelión ; si presenta las ilustres y singulares virtudes de n[ues]tro carísimo en Christo hijo Fernando, vuestro Rey católico, para quien nada hay más precioso q[ue] la Religión y la felicidad de sus vasallos; y finalm[en]te si les pone a la vista los sublimes e inmortales exemplos q[ue] han dado a la Europa los españoles, q[ue] despreciaron vidas y bienes para demostrar su imbencible adhesión a la fe, y su lealtad hacia el soberano. Procurad pues, venerables hermanos e hijos queridos, corresponder gustosos a n[ues]tras paternales exhortaciones y deseos, y recomendando con el mayor ahínco la fidelidad y obediencia debidas a Vuestro Monarca, haced el mayor servicio a los pueblos q[ue] están a vuestro cuidado; acrecentad el afecto q[ue] vuestro Soverano y nos os profesamos, y vuestros afanes y trabajos lograrán por último en el cielo la recompenza prometida por aquél q[ue] llama bienaventurados, e hijos de Dios, a los pacíficos. Entretanto, venerables hermanos e hijos queridos, asegurandoos el éxito más completo en tan ilustre y fructuoso empeño, os damos con el mayor amor n[ues]tra apostólica bendición. Dada en Roma, en S[an]ta María la Mayor, con el sello del Pescador, el día treinta de enero de mil ochocientos dies y seis, de n[ues]tro pontificado el décimosexto = Domingo Testa.

Vista la preinserta carta exhortatoria en el referido mi Consejo de las Yndias, con lo expuesto por [...] fiscal, he resuelto comunicarosla para q[ue] haciendo saber su contenido a los cavildos de vuestras respectivas Yglesias, y demás individuos del clero secular y regular, pongáis en práctica, como os lo ruego y encargo, lo q[ue] [...] y justificación de S.S. os encomienda, contribuyendo por quantos medios os dicte vuestra prudencia, [y s]e restablezca la devida obediencia y entera tranquilidad a esas Provincias. Fecha en palacio, a seis de abril de mil ochocientos diez y seis. Yo el Rey = Por mandado del Rey n[ues]tro S[eñ]or = Esteban Varea”. [Cordillera del año de 1817]”.

miércoles, marzo 03, 2010

Guardianes del AGN: D. Mateo Guillén Espino




Como ya lo hemos mencionado anteriormente, la serie de artículos denominada “Guardianes del Archivo General de la Nación” (AGN), tiene como propósito honrar la memoria de aquellos laguneros que, durante la intervención francesa en México, estuvieron dispuestos a ofrendar sus vidas para mantener secreto el paradero de los libros, legajos y expedientes que el errante presidente Juárez les encomendó en custodia.

Con motivo de las celebraciones del Bicentenario, nos interesa traer a la luz los nombres y antecedentes familiares de aquellos laguneros. Este artículo está dedicado a Mateo Guillén, uno de los guardianes de los papeles del Archivo General de la Nación en 1864.

Mateo Guillén Espino nació hacia 1824 en la jurisdicción de Mapimí, Durango, y para 1848 era vecino del Racho de Matamoros, Coahuila. Sus padres se casaron en Mapimí el 2 de febrero de 1820, y lo fueron José Vicente Guillén y María Josefa Espino. Los abuelos de Mateo fueron José Guillén y Eufrasia Reyes, y los maternos, Félix Espino y María Bernarda Silva.

Mateo Guillén se casó en Viesca, Coahuila, el 26 de febrero de 1854, con Marta Severiana Guerrero, hija de Félix Guerrero y de María Regina Chacón. De este matrimonio nació María Genoveva Guillén Guerrero, bautizada el 1 de marzo de 1856 en Viesca.

martes, marzo 02, 2010

Investigador madrileño



En esta ocasión, deseo hacer un público reconocimiento a un buen amigo español, quien ha dotado al Centro de Investigaciones Históricas de la Universidad Iberoamericana Torreón, con una buena cantidad de documentos relativos a la historia militar Lagunera de la era virreinal.

Se trata del Brigada retirado José María Ruiz Ruiz, quien reside en Madrid.

El señor José María Ruiz ingresó hacia 1978 en la Academia de Suboficiales del Ejército en Tremp (Lérida). En 1979 y 1980 cursó estudios en el Instituto Politécnico del Ejército número 1 de Madrid, donde obtuvo el grado de Sargento de la escala básica de suboficiales especialistas.

Estuvo destinado a diferentes unidades y grupos militares en España, y también en un puesto de logística avanzada en Bosnia-Herzegovina. Por sus impecables servicios, recibió la cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo. Ha tomado diplomados de vexilología, uniformología y poliorcética en el Instituto de Cultura Militar de Madrid, donde funge como investigador. Posee un “don” —como él mismo lo reconoce— para localizar los documentos más recónditos e importantes.

Actualmente cursa estudios de ingreso en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Ha escrito diversos artículos, algunos de ellos aún inéditos, sobre los presidios novohispanos, un cedulario militar novohispano, y ensayos variados, algunos de ellos disponibles en línea. Con algunos de los documentos facilitados por “Chema”, como le llamamos coloquialmente sus amigos, y con el apoyo de los archivos genealógicos de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días, hemos podido recuperar la información de los militares que formaron parte de la Segunda Compañía Volante de San Carlos de Parras (siglo XVIII), muchos de ellos, laguneros de nacimiento.