Escudo de Torreón

Escudo de Torreón

lunes, noviembre 05, 2012

Doña Carlota Camacho de Crabtree


Autorretrato. 1893.

"El preso". 1896.



La formación del núcleo urbano de la Comarca Lagunera propiamente dicha —Torreón, Gómez Palacio, Lerdo, San Pedro— es un fenómeno relativamente reciente. En su parte más antigua comienza a mediados del siglo XIX. Solamente Parras y Viesca, remontan sus orígenes municipales a la era colonial. Mapimí también, aunque no estuvo poblado de manera  continua. 

Podemos entonces hacer coincidir la formación de las principales ciudades laguneras con la época del liberalismo decimonónico, un período durante la cual la mujer no era equiparable —jurídicamente hablando— al varón.  Del hombre, cuyas dotes y funciones se estimaba debían ser “...principalmente el valor y la fuerza, debe dar y dará a la mujer protección, alimento y dirección, tratándola siempre como a la parte más delicada, sensible y fina de sí mismo, y con la magnanimidad y benevolencia generosa que el fuerte debe al débil”. 

La mujer era considerada inferior en fuerza y en valor, y aparte de hija de su padre, esposa de su marido y madre de sus hijos, se le consideraba prácticamente como el ornamento de la casa, la fuente de la estética familiar: “La mujer, cuyas principales dotes son la abnegación, la belleza, la compasión, la perspicacia y la ternura, debe dar y dará al marido obediencia, agrado, asistencia, consuelo y consejo, tratándolo siempre con la veneración que se debe a la persona que nos apoya y defiende”. 

En la Comarca Lagunera del siglo XIX, este contexto social de corte machista no era un buen caldo de cultivo para la realización de las mujeres en un campo diferente al de esposas y madres de familia. El mundo de los negocios, de las profesiones o del arte les estaba vedado. Realmente no sabemos el verdadero papel que doña Luisa Ibarra, esposa de don Leonardo Zuloaga, desempeñó en los negocios de éste, incluso en la fundación del Rancho del Torreón, porque a la mujer no se le permitía tener parte en los negocios, si no era a través de un hombre.  

Un caso histórico que muestra con mucha claridad que los consensos sociales de La Laguna decimonónica no permitían el desarrollo ni la realización de la mujer fuera del matrimonio, es el de la extraordinaria pintora académica Carlota Camacho Hall, también lagunera por vecindad. Carlota Camacho Hall nació el primero de octubre de 1876 en Tampico, Tamaulipas. Sus padres fueron Carlos Camacho, mexicano, y Charlotte Hall, inglesa, quienes se conocieron mientras el señor Camacho fungía como diplomático de México en Inglaterra. Carlota —debido a la profesión de su padre— vivió parte de su infancia en Ecuador, en las ciudades de Quito y Guayaquil,. Tuvo dos hermanos, Margarita y Carlos, los cuales murieron víctimas de escarlatina a muy temprana edad, cuando realizaban un viaje a Nueva York.

De regreso a la ciudad de México, Carlota estudió primaria en el Colegio de las Damas del Sagrado Corazón y a muy temprana edad —se cree que a los once años— ingresó a la Academia de San Carlos, en donde se inició en las técnicas de dibujo y pintura. José Salomé Pina fue uno de los maestros que más influenció en su obra y la consideraba una de sus alumnas más destacadas.

En 1893 fueron exhibidas en una exposición mundial celebrada en Chicago algunas de sus obras más importantes, como “Mi tetera”, “El monje”, “Las uvas”, “Frutas”, “Naturaleza muerta”, “El apóstol”, “El sauce”, entre otras. Cabe destacar que varias de sus obras fueron adquiridas por concurrentes a dicha exposición.

En la ciudad de México en 1895, Carlota contrajo matrimonio con el ingeniero Henry Herbert Crabtree, inglés que se encontraba en México trabajando para la compañía inglesa Pearson and Son. Poco tiempo después de casarse cambiaron su residencia a la ciudad de Veracruz, debido a que el ingeniero Crabtree tenía a su cargo las obras del puerto de dicha ciudad. Fue en Veracruz en donde nacieron sus cuatro hijos: Enriqueta, Carlos, Josefina Beatriz y Concepción.

El 19 de marzo de 1899, dentro del marco de la vigésima Exposición Nacional de Obras de Bellas Artes, Carlota recibió de manos del presidente de la Nación, Porfirio Díaz, un diploma y una medalla de bronce que daban testimonio del segundo lugar que obtuvo en el ramo de pintura de figura y por sus cuadros de estudios del natural.

En el año de 1908 el ingeniero Crabtree fue enviado por la compañía Pearson and Son a la ciudad de Lerdo, Durango, con el objeto de trabajar en la construcción de varios canales y para localizar el lugar idóneo para construir una presa. A partir de este año, la familia Crabtree radicó en Lerdo, debido a que les gustó la ciudad y a que el ingeniero vio posibilidades de hacer negocios en la región., Lamentablemente, Carlota, en su época lagunera, ya casada y con cuatro hijos, se dedicó muy poco a la pintura.

El ingeniero Crabtree no tuvo éxito en sus negocios mineros en la región, por lo cual le dio un giro a sus ocupaciones, y aceptó el consulado de Inglaterra en la Comarca Lagunera.

En el año de 1918, Carlota sufrió una de las mayores perdidas de su vida, su hija Enriqueta murió víctima de la influenza española cuando estaba embarazada de su segundo hijo.

El 20 de octubre de 1934 murió el ingeniero Crabtree. Tres años después, en 1937, murió también su hija Concepción, la cual dejó a seis hijos muy jóvenes. Carlota se dedicó en sus años de viudez a atender los hijos que sobrevivieron, a sus nietos y a las obras de caridad dirigidas a la niñez. Entre estas actividades destacaba la confección de muñecas, a las cuales les pintaba el rostro, para regalarlas a niñas pobres a través de instituciones de beneficencia como la Acción Católica.

Carlota Camacho murió el 24 de mayo de 1956; sus restos fueron enterrados junto a los de su esposo en el Panteón Municipal de Ciudad Lerdo, Durango.




En julio de 1978 se montó una exposición de algunas de sus obras, la cual fue realizada a manera de homenaje y se tituló “homenaje a Carlota Camacho Crabtree”. Esta exposición fue realizada en el Museo de Arte Moderno de la ciudad de Gómez Palacio, Durango bajo la organización del Instituto Nacional de Bellas Artes y el Gobierno del Estado de Durango. Agradecemos a los descendientes de doña Carlota Camacho, buena parte de la información aquí presentada.