El Distribuidor Vial Revolución, a la salida de Torreón hacia la vecina ciudad de Matamoros, Coahuila, ha resultado ser una pesadilla para los automovilistas y pasajeros que se desplazan cotidianamente, por ese rumbo.
Al principio, por los accidentes y el peligro que se decía representaba para la ciudadanía. Después, porque la situación se politizó, creando un juego de dimes y diretes que tenía por objetivo “embarrar” a funcionarios (o parientes) que militaban en el partido opositor, adjudicándose mutuamente la factura de las fallas en la construcción.
El distribuidor vial está en proceso de destrucción, para edificar otro que se pretende sea verdaderamente funcional. Mientras tanto, la población se desespera ante las interminables filas de coches y camiones y la pérdida de tiempo que representa una demora de esta naturaleza.
Otras obras materiales pendientes parecen dormir el sueño de los justos, como es el caso del llamado “nudo mixteco”, o de la introducción de tuberías en el primer cuadro de la ciudad. Este último tipo de obras representan un verdadero peligro para la salud de los ciudadanos cuando el polvo extraído de las zanjas cae sobre puestos que expenden comidas preparadas, como elotes, duros de harina, nieve, etc. Este es el caso de la Alameda de Torreón, ya que día y noche los coches, los camiones y el viento levantan nubes de polvo asqueroso que va a posarse sobre los alimentos mencionados. Nadie parece notarlo, pero el descuido se paga de cualquier manera, y los ciudadanos contraen problemas gastrointestinales, a veces muy severos.
Al principio, por los accidentes y el peligro que se decía representaba para la ciudadanía. Después, porque la situación se politizó, creando un juego de dimes y diretes que tenía por objetivo “embarrar” a funcionarios (o parientes) que militaban en el partido opositor, adjudicándose mutuamente la factura de las fallas en la construcción.
El distribuidor vial está en proceso de destrucción, para edificar otro que se pretende sea verdaderamente funcional. Mientras tanto, la población se desespera ante las interminables filas de coches y camiones y la pérdida de tiempo que representa una demora de esta naturaleza.
Otras obras materiales pendientes parecen dormir el sueño de los justos, como es el caso del llamado “nudo mixteco”, o de la introducción de tuberías en el primer cuadro de la ciudad. Este último tipo de obras representan un verdadero peligro para la salud de los ciudadanos cuando el polvo extraído de las zanjas cae sobre puestos que expenden comidas preparadas, como elotes, duros de harina, nieve, etc. Este es el caso de la Alameda de Torreón, ya que día y noche los coches, los camiones y el viento levantan nubes de polvo asqueroso que va a posarse sobre los alimentos mencionados. Nadie parece notarlo, pero el descuido se paga de cualquier manera, y los ciudadanos contraen problemas gastrointestinales, a veces muy severos.
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