La bandera del Imperio Chino en 1911
Una nota periodística publicada por el New York Times el 9 de junio de 1911, amplía nuestros conocimientos sobre lo que los chinos de Torreón argumentaron (y que seguramente era verdad) sobre los asesinatos del 15 de mayo en Torreón.
Puesto que estos asesinatos buscaban el exterminio de una etnia, solamente pueden ser calificados de genocidas. El ya mencionado señor Wu Lan Pu aparece en esta nota como miembro (¿jefe?) de la legación china en Torreón, y como autor de un primer reporte oficial sobre la masacre de Torreón.
La nota dice así (la traducción es mía):
“Juarez, 8 de junio. China defenderá la aseveración de los residentes chinos de Torreón, Mexico, de que ellos no dispararon sobre los insurgentes antes de la masacre del 15 de mayo, y además de la indemnización por el asesinato de más de 300 chinos, se presentará una reclamación de $500,000 contra el Gobierno Mexicano por pérdidas materiales. Este es, en esencia, el reporte oficial recibido hoy de Wu Lan Poo, de la legación china, quien ha estado investigando la masacre de Torreon. El señor Wu reporta que 303 chinos fueron asesinados”
Y aquí toma la palabra Wu Lan Poo en su primer comunicado oficial “Todos mis paisanos en Torreón niegan haber portado armas, o haber disparado sobre los insurrectos”. “Una circular emitida por los chinos el 12 de mayo, el día anterior al ataque sobre Torreón, llamaba a todos los chinos a no hacer resistencia alguna, bajo ninguna circunstancia, en caso de asalto”.
Y continúa Wu Lan Poo: “Una asociación compuesta de empresarios chinos advirtió a los residentes chinos que, aunque las fuerzas opositoras pudieran irrumpir a sus establecimientos por la fuerza, vaciaran sus cajas registradoras o saquearan sus tiendas, o cometieran cualquier ofensa de la que un ejército en pillaje pudiera ser culpable, no deberían levantar sus manos y someterse a todo como recurso para que la violencia fuera mínima”.
De acuerdo a las fuentes, para el 8 de junio había aún cantidad de cuerpos en los pozos a los cuales habían sido arrojados. “El Señor Wu dice que muchos de los 200 chinos que fueron salvados, fueron protegidos por peones, hombres y mujeres, con gran peligro para sus propias vidas”.
Es reconfortante saber que hubo torreonenses de ambos sexos, humildes y muy valerosos peones, que arriesgaron sus vidas para salvar otras, y que no todos los laguneros compartían el salvajismo de quienes atacaron a los chinos.
Algunos españoles también tuvieron un papel protagónico en la defensa de las vidas torreonenses. De acuerdo a una nota del mismo periódico, publicada el 22 de mayo de 1911, uno de los hermanos Sternau, propietarios de un conocido hotel en Torreón (Hotel Carlos Sternau, calle Múzquiz) fue colgado por los rebeldes (maderistas) después de que algunos españoles dispararan contra aquéllos desde las ventanas y puertas del hotel.
Según la misma nota del 22 de mayo, tras la captura de la ciudad, el Dr. J. W. Lim, un banquero chino, fue atado al extremo de una cuerda por el cuello y arrastrado alrededor de la plaza, hasta que su cuerpo estuvo gravemente magullado. Solo entonces le dispararon y mataron. Se trataba de uno de los chinos más ricos del norte de México, y estaba a la cabeza de una institución bancaria controlada por capitalistas chinos.
Puesto que estos asesinatos buscaban el exterminio de una etnia, solamente pueden ser calificados de genocidas. El ya mencionado señor Wu Lan Pu aparece en esta nota como miembro (¿jefe?) de la legación china en Torreón, y como autor de un primer reporte oficial sobre la masacre de Torreón.
La nota dice así (la traducción es mía):
“Juarez, 8 de junio. China defenderá la aseveración de los residentes chinos de Torreón, Mexico, de que ellos no dispararon sobre los insurgentes antes de la masacre del 15 de mayo, y además de la indemnización por el asesinato de más de 300 chinos, se presentará una reclamación de $500,000 contra el Gobierno Mexicano por pérdidas materiales. Este es, en esencia, el reporte oficial recibido hoy de Wu Lan Poo, de la legación china, quien ha estado investigando la masacre de Torreon. El señor Wu reporta que 303 chinos fueron asesinados”
Y aquí toma la palabra Wu Lan Poo en su primer comunicado oficial “Todos mis paisanos en Torreón niegan haber portado armas, o haber disparado sobre los insurrectos”. “Una circular emitida por los chinos el 12 de mayo, el día anterior al ataque sobre Torreón, llamaba a todos los chinos a no hacer resistencia alguna, bajo ninguna circunstancia, en caso de asalto”.
Y continúa Wu Lan Poo: “Una asociación compuesta de empresarios chinos advirtió a los residentes chinos que, aunque las fuerzas opositoras pudieran irrumpir a sus establecimientos por la fuerza, vaciaran sus cajas registradoras o saquearan sus tiendas, o cometieran cualquier ofensa de la que un ejército en pillaje pudiera ser culpable, no deberían levantar sus manos y someterse a todo como recurso para que la violencia fuera mínima”.
De acuerdo a las fuentes, para el 8 de junio había aún cantidad de cuerpos en los pozos a los cuales habían sido arrojados. “El Señor Wu dice que muchos de los 200 chinos que fueron salvados, fueron protegidos por peones, hombres y mujeres, con gran peligro para sus propias vidas”.
Es reconfortante saber que hubo torreonenses de ambos sexos, humildes y muy valerosos peones, que arriesgaron sus vidas para salvar otras, y que no todos los laguneros compartían el salvajismo de quienes atacaron a los chinos.
Algunos españoles también tuvieron un papel protagónico en la defensa de las vidas torreonenses. De acuerdo a una nota del mismo periódico, publicada el 22 de mayo de 1911, uno de los hermanos Sternau, propietarios de un conocido hotel en Torreón (Hotel Carlos Sternau, calle Múzquiz) fue colgado por los rebeldes (maderistas) después de que algunos españoles dispararan contra aquéllos desde las ventanas y puertas del hotel.
Según la misma nota del 22 de mayo, tras la captura de la ciudad, el Dr. J. W. Lim, un banquero chino, fue atado al extremo de una cuerda por el cuello y arrastrado alrededor de la plaza, hasta que su cuerpo estuvo gravemente magullado. Solo entonces le dispararon y mataron. Se trataba de uno de los chinos más ricos del norte de México, y estaba a la cabeza de una institución bancaria controlada por capitalistas chinos.
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