En 1907, el odio racial hacia los chinos enrarecía ya el ambiente de la República Mexicana, y de manera particular, esto sucedía en Torreón. Como hemos ya mencionado en otros artículos, el gobierno porfirista, “positivo”, “científico” y “social-darwinsta”, buscaba la inmigración de las razas “superiores” a la vez que frenaba y combatía la llegada de extranjeros asiáticos.
Se trataba de la misma era en que los zares de todas las Rusias alentaban los “pogroms” antijudíos. Un odio racial semejante alentaba en México y en Rusia, aunque el objeto de sus prejuicios fuera diferente.
En 1907, “La Iberia”, en su edición del sábado 17 de agosto, p. 2, manifestaba que un periódico de Torreón había publicado la nota que se transcribe al final de este párrafo. En dicha nota percibimos con toda claridad el temor de los chinos ofendidos, el deseo de aplacar de alguna manera la ira injustificada de sus agresores. Pero también es evidente la burla y el desprecio racial de los ofensores. Hay en esta nota una tensión que permite ver que el ambiente estaba ya enrarecido, cuatro años antes de los funestos asesinatos del 15 de mayo de 1911.
“SÚPLICA. Los colonos en general rogamos al ilustrado público de esta progresista ciudad, se digne abolir la palabra “CHALE” para todos los que pertenecemos al imperio chino, pues no sabemos qué quiere decir dicha palabra, supuesto que mejor entenderemos de “CHINO” y no de “CHALE” que nada significa para nosotros. Rogamos pues, se digne borrar de vuestro dialecto dicha palabra y aceptad de nosotros el más sincero afecto. Woo Lampo”.
La nota no llega hasta ahí. Hay una glosa periodística, una respuesta del mismo periódico a Woo Lampo (puesto que no lleva firma el apéndice, solo se puede atribuír al periódico mismo) y es extremadamente reveladora. Dice su texto:
“Aconsejaríamos a Woo Lampo que se dejara de tonterías y fumara cigarros “Flor de Lis” de la “Tabacalera Mexicana” para curar su hipocondría”.
Esa “hipocondría” habría de resultar en el salvaje asesinato de más de 300 chinos a la vuelta de cuatro años. ¿Cómo podían estos medios impresos de Torreón manejar de manera tan irresponsable la información, al ofender así a los miembros de toda una colonia torreonense? Tanta ceguera es inconcebible, a menos que efectivamente hubiera una “agenda racial” que le trajera beneficios políticos al periódico en cuestión.
El historiador Eduardo Guerra nos da cierta información sobre el señor Woo Lan Pu, de quien dice que fue gerente del Banco Chino de Torreón, y que representó oficialmente a su gobierno en la Comisión Investigadora (Guerra, Historia de Torreón, 2006, p. 114).
Sin embargo, sabemos que, como consecuencia de la terrible matanza de chinos en Torreón, fue designada una comisión especial del Imperio Celeste. Esta fue constituida desde Pekín (Beijing) con el objeto de estudiar los perjuicios sufridos por los chinos en México durante los primeros meses de la Revolución de 1910. Esta comisión salió hacia México desde El Paso, Texas, el 22 de agosto de 1911. Entre sus miembros estaba el reconocido diplomático Owyang King, ministro Chino en Vancuver y en Panamá.
Sobre la matanza del 15 de mayo en Torreón, la comisión especial constituida por el mencionado señor Owyang King, Arturo Bassett y el Lic. Antonio Ramos Pedrueza como representante del Presidente de México, redactó un informe acompañado por la declaración de quince testigos presenciales. Seguramente el señor Woo Lan Pu fue uno de ellos.
Las declaraciones contenidas en este informe son muy interesantes, y establecen con toda claridad que las causas reales de la matanza y el saqueo fueron el puro “odio de razas y el deseo de saquear y matar”. La plebe torreonense tuvo que ser dispersada a carga de sable para que la matanza cesara (Ver artículo del 1 de julio de 2007 en esta Crónica).
Se trataba de la misma era en que los zares de todas las Rusias alentaban los “pogroms” antijudíos. Un odio racial semejante alentaba en México y en Rusia, aunque el objeto de sus prejuicios fuera diferente.
En 1907, “La Iberia”, en su edición del sábado 17 de agosto, p. 2, manifestaba que un periódico de Torreón había publicado la nota que se transcribe al final de este párrafo. En dicha nota percibimos con toda claridad el temor de los chinos ofendidos, el deseo de aplacar de alguna manera la ira injustificada de sus agresores. Pero también es evidente la burla y el desprecio racial de los ofensores. Hay en esta nota una tensión que permite ver que el ambiente estaba ya enrarecido, cuatro años antes de los funestos asesinatos del 15 de mayo de 1911.
“SÚPLICA. Los colonos en general rogamos al ilustrado público de esta progresista ciudad, se digne abolir la palabra “CHALE” para todos los que pertenecemos al imperio chino, pues no sabemos qué quiere decir dicha palabra, supuesto que mejor entenderemos de “CHINO” y no de “CHALE” que nada significa para nosotros. Rogamos pues, se digne borrar de vuestro dialecto dicha palabra y aceptad de nosotros el más sincero afecto. Woo Lampo”.
La nota no llega hasta ahí. Hay una glosa periodística, una respuesta del mismo periódico a Woo Lampo (puesto que no lleva firma el apéndice, solo se puede atribuír al periódico mismo) y es extremadamente reveladora. Dice su texto:
“Aconsejaríamos a Woo Lampo que se dejara de tonterías y fumara cigarros “Flor de Lis” de la “Tabacalera Mexicana” para curar su hipocondría”.
Esa “hipocondría” habría de resultar en el salvaje asesinato de más de 300 chinos a la vuelta de cuatro años. ¿Cómo podían estos medios impresos de Torreón manejar de manera tan irresponsable la información, al ofender así a los miembros de toda una colonia torreonense? Tanta ceguera es inconcebible, a menos que efectivamente hubiera una “agenda racial” que le trajera beneficios políticos al periódico en cuestión.
El historiador Eduardo Guerra nos da cierta información sobre el señor Woo Lan Pu, de quien dice que fue gerente del Banco Chino de Torreón, y que representó oficialmente a su gobierno en la Comisión Investigadora (Guerra, Historia de Torreón, 2006, p. 114).
Sin embargo, sabemos que, como consecuencia de la terrible matanza de chinos en Torreón, fue designada una comisión especial del Imperio Celeste. Esta fue constituida desde Pekín (Beijing) con el objeto de estudiar los perjuicios sufridos por los chinos en México durante los primeros meses de la Revolución de 1910. Esta comisión salió hacia México desde El Paso, Texas, el 22 de agosto de 1911. Entre sus miembros estaba el reconocido diplomático Owyang King, ministro Chino en Vancuver y en Panamá.
Sobre la matanza del 15 de mayo en Torreón, la comisión especial constituida por el mencionado señor Owyang King, Arturo Bassett y el Lic. Antonio Ramos Pedrueza como representante del Presidente de México, redactó un informe acompañado por la declaración de quince testigos presenciales. Seguramente el señor Woo Lan Pu fue uno de ellos.
Las declaraciones contenidas en este informe son muy interesantes, y establecen con toda claridad que las causas reales de la matanza y el saqueo fueron el puro “odio de razas y el deseo de saquear y matar”. La plebe torreonense tuvo que ser dispersada a carga de sable para que la matanza cesara (Ver artículo del 1 de julio de 2007 en esta Crónica).
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