Hoy por la tarde, a eso de las 18 horas, una fortísima tormenta se abatió sobre Torreón. Primero, como es costumbre, llegó una densa tolvanera que obscureció el día. Posteriormente, comenzó a granizar con viento huracanado y lluvia diluviante. El hielo caía en tamaños que variaban desde el diámetro normal hasta el de una pelota de ping pong.
El fenómeno fue particularmente intenso al oriente de la ciudad. Parabrisas rotos, bardas caídas, multitud de arbotantes derribados, árboles, accidentes viales, inundaciones. Los torreonenses estamos acostumbrados a estos fenómenos violentos, pero hoy el miedo de la gente ante la intensidad del meteoro fue más que notorio. Se calcula que los vientos rebasaron por mucho los 100 kilómetros por hora, y las pérdidas materiales fueron cuantiosas.
El fenómeno fue particularmente intenso al oriente de la ciudad. Parabrisas rotos, bardas caídas, multitud de arbotantes derribados, árboles, accidentes viales, inundaciones. Los torreonenses estamos acostumbrados a estos fenómenos violentos, pero hoy el miedo de la gente ante la intensidad del meteoro fue más que notorio. Se calcula que los vientos rebasaron por mucho los 100 kilómetros por hora, y las pérdidas materiales fueron cuantiosas.
Por fortuna, contra la costumbre establecida, el partido Santos-Necaxa se jugó ayer sábado. De otra manera, los aficionados laguneros habrían sido afectados por esta tormenta. Ojalá que esta precipitación torrencial mejore las condiciones de sequía por los que atraviesa la Comarca Lagunera
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