Escudo de Torreón

Escudo de Torreón

martes, marzo 31, 2009

Tabaquismo de muy viejo cuño



El cultivo y el consumo del picitel (un tipo de tabaco) en el norte de la Nueva España, existía desde los siglos XVI y XVII. Era uno de los regalos que los indios encomendados (por lo general, muy rústicos) gustaban recibir de manos de los colonos y conquistadores. Algunos hacendados y encomenderos norteños lo sembraban para el uso de sus propios indios encomendados o para el comercio con las poblaciones mineras de Zacatecas, ya que se cotizaba a buen precio.

Tras la colonización del norte o septentrión novohispano, los hábitos de fumar y masticar tabaco comenzaron a ser imitados por mestizos y españoles de la región. En los viejos documentos de poblaciones norteñas colonizadas por los tlaxcaltecas, es muy notorio cómo los primeros consumidores del tabaco fino, eran exclusivamente dichos indígenas mesoamericanos.

Un ejemplo: en la villa del Saltillo, en la primera mitad del siglo XVII (exactamente en junio de 1646) encontramos que el Capitán Domingo de la Fuente (español) tenía en existencia en su tienda, cuatro manojos de tabaco de Papantla, y una arroba más (once kilos y medio) encostalada.

En el libro de “memoria de tienda” del dicho capitán, encontramos que los clientes para el tabaco eran los tlaxcaltecos Francisco Baltazar (que debía para esas fechas el importe de nada menos que 57 kilos y medio de tabaco) y Diego González, “hijo de Ventura”, que debía otro tanto.

Para mediados del siglo XVIII, el tabaco ya no era un artículo consumido exclusivamente por los indígenas, sino que la población entera, por decirlo así y sin pretender exagerar, lo fumaba. Sólo que en las cuentas de la tiendas ya no se habla de manojos ni costales, sino de cigarros. Y se envolvían no con hojas secas de maíz, sino con papel.

Así, encontramos que en el pueblo de Parras y su jurisdicción (que llegaba hasta la sierra de Mapimí y Tlahualilo, en Durango) consumían cigarros desde el padre párroco hasta el tonelero. En el caso del tonelero (Parras era un pueblo con una gran industria vitivinícola) sabemos que debía dos pesos de cigarros (el salario de 4 días de un jornalero). Adamasio Adriano debía siete pesos (14 jornales). Juana María debía un peso (2 jornales). Alberto Martínez, cinco reales (62 centavos y medio, poco más de un jornal ); Juan María Mancha, un real (12 centavos y medio, medio día de jornal); el Padre Juan Guerrero, un peso (2 jornales).

De esta manera, podemos afirmar con seguridad que el hábito de fumar cigarros de tabaco envueltos en papel era ya muy común entre la población blanca, mestiza e india de la Región Lagunera desde 1766, por lo menos, y que ha continuado existiendo ininterrumpidamente hasta nuestros días.

Desde luego, los laguneros nunca se tuvieron por viciosos, ni tenían por qué hacerlo, ya que su sociedad no condenaba ni sancionaba el acto de fumar. Era socialmente aceptable y aceptado. El mismísimo juez eclesiástico, que conocía y decidía “de vitae et moribus”, es decir, de la recta forma de vida y de las costumbres, es decir, el Párroco, era uno de los principales fumadores del pueblo.

El estrés, la discusión y la problemática en torno al cáncer y los enfisemas, la separación legal de los recintos entre fumadores y no fumadores, la culpa generada por el vicio compulsivo, todos ellos son contemporáneos nuestros, pero no de nuestros despreocupados y alegres abuelos fumadores.

lunes, marzo 30, 2009

Los cementerios y el despojo de la memoria



Todos sabemos cuál ha sido la función primaria de los cementerios: recibir los restos mortales de las personas que desean recibir sepultura en esos recintos, si es que ellos o sus familiares pueden cumplir los requisitos. Porque hay cementerios que ya no aceptan nuevos “inquilinos” por agotamiento de espacio. Hay otros disponibles y operantes, aunque algo inaccesibles por los precios o por la exigencia de otro tipo de condiciones.

Otros cementerios, en cambio, son muy populares y por lo tanto, accesibles. Después de todo, las barreras sociales que construyen los miembros de las comunidades urbanas permanecen y se manifiestan por última vez a la hora de la muerte. Ciertamente existen camposantos cubiertos de pasto donde sólo se ven pequeñas lápidas, iguales para todos los usuarios. Pero esta “igualdad” cuesta, y no todas las personas pueden llenar los requisitos de pago para disfrutar de esa “igualdad” postmortem.

Si bien es cierto que cualquier humilde fosa sirve para sepultar un cadáver, debemos reconocer que los dolientes no satisfacen sus deseos en relación al difunto con una sencilla y simple excavación. Han existido y existen reglamentos, normas legales que regulan los espacios destinados a estos fines. Sumado a esto, debemos contar con el tributo postrero que —en forma de monumento— los dolientes desean rendir a su difunto. Los lazos afectivos entre vivos no terminan con el fallecimiento, simplemente se transforman y se perpetúan.

Precisamente en este punto queremos señalar que los cementerios cumplen con otra función, interesantísima para los científicos sociales, y, desde luego, para todos aquellos que se ocupan de la cultura y de las artes plásticas. Y es que los cementerios constituyen una especie de híbrido entre museo y archivo histórico. Si nos ponemos a considerar lo que realmente es un panteón —nombre que seguramente alude a la presencia física de las esculturas de “todos” los dioses de la antigüedad— caeremos en la cuenta de se trata de verdaderos depósitos de monumentos, objetos o artefactos (en su sentido latino de arte factum) que corresponden a ciertas clases o estratos sociales, que datan de cierta época, y que se ubican en cierto lugar o población.

La naturaleza tridimensional o plástica de los monumentos funerarios tienen que ver con la cultura material de los vivos. Es decir, en el objeto hay una estética implícita, una estética que tiene que ver con la sociedad que lo origina y que nos habla del gusto vigente, incluso a nivel de estrato social. Podemos encontrar elementos románticos, neogóticos, nouveau, decó, kitsch, naive, retro, etc. Cada monumento revela mucho del gusto y moda de su época, y también de la posición, clase, solvencia y gusto de sus constructores. En este sentido, el cementerio es museo, es biblioteca al aire libre donde podemos hacer interesantes lecturas a partir de los objetos que su espacialidad agrupa y contextualiza.

Por otra parte, el aspecto epigráfico de los monumentos nos hace concientes de que en ellos hay multitud de inscripciones que contienen información verbal que no existe en ninguna otra parte del mundo, solamente en nuestras ciudades laguneras. No sólo se puede encontrar información eminentemente biográfica; los epígrafes, en su conjunto, pueden ser objeto de estudios de población para ciertas épocas, puesto que proporcionan información como lugar de origen, edad al fallecer, estado civil.

Otra vertiente de gran interés serían los estudios culturales, es decir, los que analizan el contenido de dichos epígrafes. Se pueden estudiar los valores profesados, las creencias, la mentalidad en cuanto percepción y expresión compartidas de la realidad.

Podemos afirmar que, por contraste o comparación con los de otros lugares del norte de México, los cementerios viejos de Torreón, Coahuila, y Lerdo, Durango, poseen un carácter altamente escultórico. Canteras y mármoles sirven de materia prima para la elaboración de estelas con profusos bajorrelieves ornados de motivos florales y frontones de inspiración neoclásica.

“Alfredo Gil Alonso falleció a los 55 años, era natural de Valladolid España. Su esposa dedica este recuerdo. Agosto 27 de 1908. R.I.P.”.

En otros casos, como en el del señor Campos, la cruz de cantera está totalmente cubierta con motivos vegetales labrados en la piedra, los cuales traen a la memoria la profusa hojarasca de los lambrequines señoriales de las casas solares de Cantabria:

“Aquí descansan los restos del Sr. Jesús José Campos. Deja como herencia su honor y nombre sin mancha. 28 de julio de 1913”.

A veces, lápidas sencillas dan testimonio de recónditas historias de extranjeridad desarraigada:

“Berthe Cenoir Vve. Branger. Edeé le 22 septembre 1915 al áge de 63 ans. Prez pour elle”. Es decir:

“Bertha Cenoir viuda de Branger. Falleció el 22 de septiembre de 1915 a la edad de 63 años. Rogad por ella”.

El monumento de Herculano Sarabia, también en Lerdo, representa una cruz rodeada por el áncora de la Fe, todo en una sola pieza de cantera labrada.

En Torreón, el viejo y céntrico panteón municipal guarda una insospechada riqueza escultórica. Cruces labradas, ángeles extáticos, pétreos divanes, mujeres sollozantes que arrodilladas se abrazan a la cruz mortuoria, áncoras, ángeles necróforos, ramadanes turcos (lunas nuevas y estrellas de cantera) y mil motivos más.

Por todo lo anteriormente expuesto, podemos afirmar que los cementerios constituyen un patrimonio histórico y cultural que tiene que ver directamente con nuestra memoria colectiva. Lejos de ser objeto de particular atención, restauración y protección por parte de las autoridades o la ciudadanía, nuestros panteones más antiguos son saqueados de manera cotidiana, sin que esto parezca importarle a nadie. Hay toda una labor de salvamento por realizar.
En buena medida, la labor del Cronista Oficial incluye asesorar a las autoridades correspondientes, para la preservación de los patrimonios históricos y culturales de la ciudad. Este artículo es un llamado de atención en ese sentido.

jueves, marzo 26, 2009

Autismo vital



No deja de ser extraño que existan quienes piensan que los fenómenos económicos, sociales y políticos que afectan a Torreón, sean dignos de ser considerados en la Crónica solamente si se originan en Torreón.

Si así fuera, no podríamos hablar de la devaluación del peso que afecta el poder adquisitivo de las familias laguneras, simplemente porque es consecuencia de una crisis que se originó en los Estados Unidos, y no en Torreón, o bien porque el peso se acuña en la ciudad de México, y no aquí mismo.

No podríamos hablar de los logros y vicisitudes del Santos Laguna, porque no todos los juegos de la liga tienen a Torreón por sede.

No podríamos hablar de las corrientes artísticas, literarias y científicas que afectan la vida cultural y académica de Torreón, porque no se generan aquí mismo.

El cronista tendría que escribir en Irritila, porque el castellano se originó en España, y no en Torreón.

La vida y la cultura cotidianas de Torreón, están insertas en un contexto espacial y temporal mucho más amplio que la Comarca Lagunera. Solamente una mente obtusa puede pretender aislar en una burbuja nuestra realidad, y afirmar que los fenómenos regionales, nacionales e internacionales, no tienen impacto alguno para los torreonenses.

miércoles, marzo 25, 2009

La historicidad de la belleza femenina


El "rapto de las sabinas" de Pedro Pablo Rubens

Durante siglos, las mujeres han buscado el secreto para obtener o mantener la belleza. Y también durante siglos, ha variado el concepto de lo que significa ser bella. Y es que, antes que nada, debemos comprender que el concepto de belleza es un concepto consensual y aprendido, es decir, es un elemento cultural.

Hasta principios del siglo XIX, las bellas europeas —y desde luego las de las colonias americanas— tenían que ser regordetas, ya que la gordura era una característica asociada con la salud, con el bienestar, con el buen comer propio de las clases altas bien provistas. Por lo tanto, la gordura era una cualidad deseable, constituía un valor estético, significaba literalmente “estar lleno (o llena) de vida” En cambio, en México, en nuestra sociedad urbana actual, entre las clases media y alta, cuando una dama quiere insultar a otra en lo más sagrado de su autoestima, basta con que le diga que está “repuestita”. Con este eufemismo, la está llamando “gorda”, lo cual demuestra claramente que la gordura no solo no es asociada en lo absoluto con la belleza, sino que puede resultar ofensiva.

En ciertas regiones del viejo continente (me lo contó un buen amigo a su regreso del País Vasco), resulta insultante elogiar la esbeltez —o peor aún— la delgadez de una mujer de campo, ya que en las áreas rurales de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava, la esbeltez no es algo deseable merced a los viejos atavismos ya mencionados. Por ese camino, la sangre puede llegar al río.

De hecho, son tan variables los cánones estéticos de acuerdo a tiempo y lugar, que si nos fijamos en las mujeres de la obra de Rubens, ejemplificadas en “el rapto de las sabinas”, apreciaremos que las mujeres representadas, de acuerdo a nuestros cánones estéticos contemporáneos, serían calificadas como “extremadamente obesas”. Y sin embargo, en su época constituían el modelo perfecto del atractivo femenino (Rubens debía justificar visualmente ante la sociedad de su época que los romanos las encontrasen deseables). En nuestra sociedad, las majas de Goya serían enviadas de urgencia a un Spa para recibir tratamiento reductivo.

Cada cultura, cada región, cada época ha tenido su propio concepto de aquello en lo que consiste el atractivo personal. Para los mayas, el exceso de la hermosura era el estrabismo —el estar bizco— y era tan apreciada esta característica, que buscaban obtenerla por medios artificiales.
Para muchas de nuestras abuelas, que se cubrían desde el cuello hasta los pies, la buena figura podía lograrse con el torturante corsé, pero la belleza era una característica que concernía a los elementos visibles del cuerpo: el pelo, la cara, los dientes, las manos.
En una época en la cual era impensable que una mujer mexicana decente usara cosméticos, las recetas sencillas para obtener y mantener la belleza, generalmente a base de productos naturales muy fáciles de conseguir, eran muy apreciadas por las damas. Algunas de estas fórmulas, muchas veces celosamente guardadas como secretos durante generaciones, atribuyen al agua, a las plantas, a la constancia en las costumbres y aún a las fases lunares, influencias positivas en el proceso de embellecimiento.

Una vieja receta heredada y conservada por una familia lagunera, la de la Señora María del Carmen Gómez de Cedillo y que transcribimos a continuación, enumera los pasos que para ser bella debía seguir una mujer lagunera del primer tercio del siglo XX.

PASOS PARA SER BELLA

1.- Levantarse entre cinco y seis de la mañana.

2.- Meter tres tinas de agua que se dejaron la noche anterior al sereno (si había luna llena mejor).

3.- Lavar el pelo en amole de lechuguilla rayada en agua (queda como un buen jabón). Enjuagar posteriormente con agua.

4.- Lavarse el cuerpo con agua común y corriente.

5.- Por último, desde la cabeza, otro enjuague con agua de romero.

6.- Desenredarse el pelo con una escobeta de ixtle especial para ello.

7.- Dejarlo secar dos o tres horas y trenzarlo.

8.- Dos veces a la semana poner en el pelo aceite de víbora, dando masaje al cuero cabelludo.

9.- Ponerse a diario en la cara agua de manzanilla y dejarla secar; después ponerse crema de natas de leche que se prepara de la siguiente manera: dos o tres cucharadas soperas de natas; diez gotas de jugo de limón: batirla por largo rato y dejar reposar. Después de un rato de haberla puesto en la cara, preparar una loción con un litro de alcohol y cinco varitas de romero fresco, y con un trapito de franela, refrescar la cara, cuello y brazos.

10.- Limpiar los dientes con polvo de tortilla quemada, triturándola con un palote. Enjuagar con agua limpia y posteriormente con agua de romero.

11.- Masticar frecuentemente unos trocitos de sangre de grado para “apretar los dientes y que no se caigan sin motivo”.

domingo, marzo 22, 2009

La Historia en gris

Quizá ya es hora de que en México se reconozca que nuestra Historia Oficial nos ha quedado muy pequeña.

El enfoque tradicional de nuestra historia no trata acerca de verdaderos seres humanos, personas que, como muchas otras, eran motivadas por ideales, ambiciones, pasiones buenas y muchas veces, innobles.

Nuestra historia oficial está escrita en blanco y negro, es decir, hay figuras de brillo esplendoroso e inmaculado, y otras, sus adversarios, son descritos como perversos villanos dignos de la infamia (es decir, sin derecho a honor alguno ni a un lugar en la memoria colectiva). La vida real es una profusa gama de grises, donde el blanco y el negro se mezclan produciendo diversos matices y tonalidades.

Sabemos que en la vida real, no hay figuras de blanco puro o negro puro. Y nuestros héroes vivieron la vida real de su tiempo, no en alguna extraña dimensión del olimpo. La naturaleza humana sigue siendo la misma.

Por otra parte, el verdadero héroe es el pueblo, que siempre es el que paga la cuota de sangre. En las Guerras de Independencia, en las Guerras de Reforma, en la Guerra contra Estados Unidos, en la Guerra de la Intervención Francesa, en la Revolución Mexicana, en todas estas guerras siempre ha sido el pueblo el que paga el precio más caro, y al que menos se le reconoce el mérito.

Nuestra historia debería darle mucho más mérito al pueblo, que es el que siempre ha ganado “las victorias de los héroes”. Sin embargo, esas victorias, ganadas con la sangre de muchos, se le atribuyen a uno solo individuo: Juárez, Porfirio Díaz, Madero, Pancho Villa, Álvaro Obregón, etc. En muchas ocasiones, nuestros héroes fueron simplemente políticos hábiles que, como experimentados surfistas, supieron trepar por los movimientos populares y aprovechar su fuerza, para llegar a donde ellos querían.

Nadie puede negar el enorme mérito que tuvo don Benito Juárez al secularizar los bienes del clero. Una riqueza tan grande no podía, ni debía, estar en manos de unos cuantos. Además, dejó bien claro el sano principio de que la iglesia no puede constituir un estado dentro del Estado. Sin embargo, en aras del liberalismo foráneo, y por sostener la constitución de 1857, desconoció el derecho de la propiedad comunal, que era el que por siglos habían tenido sus congéneres de raza, arruinando a muchos de ellos y condenándolos a trabajar como peones de hacienda en lo que fueron sus viejas propiedades.

En otros casos, procedió de manera muy acertada. Al dar tierras y armas a los laguneros de Coahuila y Durango, creó focos de resistencia que actuaron como cuñas contra los hacendados monárquicos y los gobernadores fieles al II Imperio Mexicano, enemigos naturales de Juárez. Al fraccionar los latifundios, permitió el surgimiento de una riqueza extraordinaria. Si torreón es obra de Porfirio Díaz, en gran medida, la Comarca Algodonera fue obra de Juárez. Aún así, los mártires del Juarismo en La Laguna deberían tener mucho mayor peso histórico. Ellos lo hicieron triunfar.

El triunfo liberal de 1867 fue una de las más grandes y reconocidas hazañas del presidente Juárez. Y sin embargo, se logró a costa de una mayor ingerencia de los Estados Unidos en nuestra vida nacional. Porque la expulsión de los franceses y el fin del príncipe extranjero pudieron lograrse gracias al apoyo financiero, militar y político de Estados Unidos (recién salido de su Guerra Civil) así como de las amenazas de aquélla nación contra la Francia de Napoleón III. ¿Qué pidieron los Estados Unidos a cambio?

viernes, marzo 20, 2009

Seminario del Dr. Beuchot Puente



La próxima semana, la Universidad Iberoamericana Torreón contará con la distinguida presencia del Dr. Mauricio Beuchot Puente, O.P.

El objeto de su visita, es el de impartir a los laguneros que se interesen, un seminario y una conferencia denominados “Diálogo de la razón y la fe en el nuevo horizonte cultural”. Estos eventos académicos, patrocinados por la Cátedra "Francisco Eusebio Kino S.J." del Sistema Universitario Jesuita, no tendrán ningún costo al público.

El seminario tendrá lugar los días 24, 25 y 26 de marzo, de 18 a 21.30 horas, en la Sala Kino de la Ibero. La universidad otorgará constancias de participación a quienes asistan. La conferencia magistral tendrá lugar el jueves 26 de marzo, de 11 a 13 horas, en la Sala Kino de la universidad.

Las personas que se interesen en asistir, pueden enviar un correo electrónico con su nombre y teléfono, a jorge.villalobos@lag.uia.mx La fecha límite para enviar los datos para participar en el seminario es el lunes 23 de marzo.

El Dr. Mauricio Beuchot Puente, O.P. es licenciado en filosofía por el Instituto Superior Autónomo de Occidente (actual Universidad del Valle de Atemejac), Guadalajara, Jal. Es maestro y doctor en filosofía por la Universidad Iberoamericana de México. Realizó, además, estudios de filosofía en la Universidad de Friburgo, Suiza.

Es asimismo profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, tanto en la Licenciatura como en el Posgrado, desde 1979; ha sido investigador en el Instituto de Investigaciones Filosóficas (1979-1990) y ahora lo es (a partir de 1990) en el Instituto de Investigaciones Filológicas, de cuyo Centro de Estudios Clásicos fue coordinador dos periodos. Actualmente es coordinador del Seminario de Hermenéutica de dicho instituto.

También es miembro de número de la Academia Mexicana de la Historia, correspondiente de la Real de Madrid (1990); Miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, correspondiente de la Real de Madrid (1997); Miembro de número de la Academia Mexicana de los Derechos Humanos (1998); Premio UNAM 2000 en Investigación en Humanidades; Socio ordinario de la Pontificia Academia Romana de Santo Tomás de Aquino (Ciudad del Vaticano, 2000); Miembro del consejo directivo del Seminario de Cultura Mexicana (2006).

El Dr. Beuchot Puente pertenece a 13 asociaciones científicas nacionales e internacionales. Entre ellas, la British Society for the Study of the History of Philosophy (Londres), la Society of Semiotics (Bloomington) y el International Institute of Hermeneutics (Toronto). Asimismo, a la Asociación Filosófica de México, de la que fue presidente en el periodo 1999-2001.

jueves, marzo 19, 2009

San José en la iconografía lagunera


San José y el niño Jesús en Parras


San José y el niño Jesús en Torreón

En el santoral católico, el 19 de marzo se conmemora el día de San José, a quien se le atribuye el patronazgo de la buena muerte. Este patrocinio se deduce del hecho de que José murió antes que Jesús y que María, y de que se da por hecho que, al morir, contó con el apoyo y cuidados de Jesús, su hijo adoptivo, y María, su esposa.

Una vieja tradición popular afirma que, a los devotos del santo, éste les avisa cuando van a morir, para que se preparen. Se afirma que durante el último día de San José que celebrará en su vida el fiel devoto suyo, el santo mismo viene a la puerta de su casa y le toca tres veces, en señal de advertencia. Debe prepararse espiritual y materialmente, porque morirá en menos de 365 días.

En la Comarca Lagunera hay algunas representaciones notables de San José. En el Santuario de Guadalupe en Parras, se encuentra un óleo de San José con el niño Jesús. Tiene su propio retablo dorado, elaborado con una simetría neoclásica, pero con elementos decorativos barrocos, como sirenas, uvas y columnas salomónicas. Tanto San José como el niño Jesús aparecen coronados. El retablo cuenta con un sagrario con la figura del “buen pastor” de claro estilo dieciochesco.

Otra representación de San José se encuentra en las criptas del templo de San José, en Torreón. Se trata de un óleo monumental, siglo XVIII, al parecer de Cabrera, que representa el patrocinio de San José sobre la Compañía de Jesús, particularmente de alguna de sus haciendas. San José y el niño Jesús presiden desde lo alto, mientras que en la parte baja aparecen algunos jesuitas en su hábito negro; al fondo se representan las actividades agropecuarias propias de la hacienda.

miércoles, marzo 18, 2009

Militares Laguneros: José María de Nava Meza


Mapa de 1769, donde aparece la villa de Nombre de Dios, en Durango.
Otro de los militares de la Compañía de San Carlos de Parras lo fue José Maria Nava Meza, hijo de Marcos de Nava y de María de Meza. José María era natural de la Hacienda de San Antonio de los Ermitaños jurisdicción de la villa del Nombre de Dios, en el Obispado de Durango, y radicaba en dicha Hacienda. Su hermano mayor, Marcos José Francisco, fue bautizado el 24 de julio de 1743 en la parroquia de San Pedro Apóstol, también en la villa de Nombre de Dios, Durango.
De acuerdo con el documento de filiación que se conserva, el oficio original de José María era el de labrador, su estatura “5 pies 3 pulgadas y 2 líneas”, su edad 30 años, su Religión Católica Apostólica Romana. Tenía por señas particulares, las siguientes: pelo negro, ojos pardos, color blanco, nariz aguileña, cerrado de barba.
José María entró a servir en la milicia el 27 de Diciembre de 1778, y debía mantenerse en servicio durante 10 años contados desde este día. Se le leyeron las leyes penales que prevenían las ordenanzas, advertido de que, en caso de incumplimiento, no le serviría disculpa alguna. No firmó porque no sabía hacerlo, pero en su defecto, “hizo la señal de la Cruz” delante de testigos, que lo fueron el sargento Vicente Soto y el cabo Francisco Fernández, ambos del mismo Cuerpo. Esta alta se firmó en Durango, el 27 de Diciembre de 1778 ante Juan Fernández Carmona.
El 1º de Octubre de 1779, José María Nava pasó al destacamento del Pasaje (Durango). El 1º de Febrero de 1784, pasó a servir voluntario por 6 años a la nueva Compañía de San Carlos de Parras. En 1797, habiendo cumplido su término de diez años, José María se reenganchó para servir otros 4 años, a partir del 1º de Enero de 1797. José María fue ascendido a cabo el 11 de Enero de 1799.

domingo, marzo 15, 2009

Un entretenimiento llamado "chismorreo"



Los lectores de esta crónica se habrán dado cuenta desde hace tiempo, de que el personaje central de ella es la sociedad misma de Torreón. Cuando protesté ejercer mi cargo de Cronista ante el Cabildo Municipal, prometí que mi actividad como tal serviría a todos los torreonenses, cualquiera que fuera su clase social, convicción política o credo religioso.

De ahí que mi crónica tenga un carácter más antropológico, más orientado hacia los fenómenos sociales, es decir, aquéllos que son compartidos por grupos (mayoritarios o minoritarios) de torreonenses. En este rubro entran los orígenes de nuestra identidad, como laguneros y como torreonenses, los orígenes de nuestra ciudad y de nuestra cultura y mentalidad local, la historia de las cosas de la vida cotidiana (desde los vocablos tlaxcaltecas como “moyote” hasta la tortilla de harina, los multicentenarios dulces regionales y “la reliquia”).

Y claro, entran también en esta crónica los hechos socialmente relevantes que afectan la vida cotidiana de nuestros conciudadanos. La violencia, la crisis económica, la oferta artística de la ciudad, la política estatal y nacional, etc. En la misma categoría entra la descripción de las costumbres locales, con el objeto de que quede registro del mundo que forjamos y habitamos los torreonenses.

Una costumbre muy extendida en La Laguna –y seguramente en buena parte de México es la del chismorreo. Es ese tipo de comunicación que se nutre de la vida y generalmente de la imagen de terceros, para consumirla y ponerla en entredicho. Y aunque siempre hay intencionalidad y malicia en los chismes, es curioso comprobar que a mucha gente le resulta mucho más fácil creer las supuestas cosas malas de los demás, que las buenas.

Por lo general, el chisme es una actividad que integra y afianza al individuo en su grupo social, por complicidad. Participar de manera conjunta en el chismorreo suele dar cohesión, a la vez que entretenimiento, al grupo. Además, mantiene el foco de agresión alejado de sus propios miembros. Esta práctica parte del falso supuesto o apriori de que todo individuo tiene derecho a meterse en la vida de los demás, sin el menor sentido del respeto.

Hay cierta connotación de clase en el chisme. “Los caballeros no tenemos memoria” es una expresión que surgió desde la clase noble, y que implica la negación de la práctica del chisme como exigencia de distinción y de honor. Por otra parte, la asociación que se ha hecho entre los “lavaderos” y la práctica del chisme, reduce a éste al ámbito de las vecindades, donde la gente vive aglomerada y sin el menor sentido de la privacidad ni del respeto.

Hace ya algún tiempo, escribía yo sobre la aparente “tribalidad” de los laguneros, en el sentido de que pareciera que solamente podemos integrarnos en pequeños grupos para practicar el canibalismo social contra los demás. Pertenecer a un pequeño grupo parece exigir una innecesaria lucha continua contra los otros. Esta actitud es un remanente pueblerino de nuestra ciudad, algo que la reciente “metropolización” no ha borrado de nuestra cultura.

En la vida de convivencia social, existen dos actitudes básicas: la del que construye, y la del que destruye. Para muchas personas, destruir resulta la actividad más sencilla. El chisme es una de las formas anónimas (y por lo tanto, seguras) de “destrucción” o “marginación social” del otro. Muchas veces, la destrucción sirve para alcanzar cierta notoriedad o celebridad. Es el caso del innombrable Eróstrato, quien quiso alcanzar fama eterna destruyendo una de las siete maravillas del mundo antiguo, el templo de Artemisa en Éfeso.

Este caso es paradigmático. Eróstrato era un ser estéril, mediocre, incapaz de construir algo notable con su propio ingenio e iniciativa. Así que decidió que su miope egolatría quedaría satisfecha con un acto de robo, de ataque, un acto de destrucción de lo que otros habían hecho y que resultaba valioso a los ojos del mundo. Hay en esta actitud una pasión vulgar, el celo envidioso del éxito alcanzado por otros, en este caso, por el arquitecto Quersifrón.

miércoles, marzo 11, 2009

Gritos inaudibles


La última vez que participé en un debate radiofónico en torno a la crueldad contra los animales fue con argumentos tan contundentes, que el público de la Comarca Lagunera apoyó masivamente mi posición vía telefónica. Y por supuesto, tomando en cuenta que las empresas buscan publicitar e incrementar, no restringir, las corridas de toros, no volví a ser invitado.

Mi posición a este respecto no tiene nada de especial, ni es una adhesión a “postulados” o “modas” de carácter internacional.

Para mí, es un axioma que el dolor innecesario siempre será innecesario, sea físico, mental o espiritual. Creo que solamente una mente perversa puede gozarse provocando dolor en otro ser vivo. Y como lo he dicho en otras ocasiones, una sociedad que tolera la tortura, acaba siendo avasallada por ella. Los niños torturadores se convertirán en adultos torturadores, ya como maridos, como padres, como policías, o como delincuentes.

Puedo entender, hasta cierto punto, que las corridas de toros representan un muy lucrativo negocio. A estos empresarios no les conviene sensibilizar a la gente. Pero hay innumerables casos de crueldad mucho más agresiva y mucho menos estética. Todos los hemos visto.

Para mí, siempre será un misterio el por qué el ser humano suele ser el menos humano de los seres.

No estoy en contra del consumo de carne, sino de la crueldad innecesaria en el sacrificio del ganado. No estoy en contra de los abrigos de pieles, sino en contra del inenarrable salvajismo con que los tramperos y peleteros capturan y privan de su piel a los animales. No estoy en contra de la empresa que genera ganancia, sino de los métodos inhumanos que emplea.

San Francisco de Asís, un creyente verdaderamente moderno, llamaba “hermanos” a los animales. Entendía muy claramente que ellos también sentían dolor físico, tristeza, angustia, abandono, desamparo o alegría. Francisco los veía tan semejantes a sí mismo, que manifestaba una profunda compasión por ellos.

La compasión de Francisco no es compartida por nuestra cultura, que ve en los animales, cuando mucho, meros entes económicos, privados de todo derecho, indignos de toda compasión. No es la carencia de derechos de los animales la que nos hace malos. Esa situación solamente manifiesta lo que realmente somos. Quien respeta la vida y la integridad de los animales, lo hace aunque no éstos tengan ningún derecho legal que los proteja del maltrato. Una sociedad que no legisla contra el maltrato de animales, acabará siendo una sociedad maltratada por sus propios ciudadanos.

martes, marzo 10, 2009

El Río Aguanaval, frontera


Aunque la separación de la Comarca Lagunera de Coahuila la ordenó el monarca Carlos III el 21 de mayo de 1785, no fue sino hasta el domingo 22 de julio de 1787 que el Alcalde Mayor de Parras y Saltillo, Pedro José de Padilla, dio a conocer a los laguneros esta separación por medio de un bando solemne. La Laguna al oriente del Nazas pasaba a formar parte de la Provincia de Coahuila, y dejaba de pertenecer a la Nueva Vizcaya (Durango).

También en ese año de 1787, el virrey Manuel Flores creó las Comandancias Generales de las Provincias Internas del Poniente y Oriente. Las jurisdicciones de Parras y Saltillo, recién cercenadas de la Nueva Vizcaya, las incluyó en las Provincias de Oriente.

Un dato curioso y muy poco conocido, es que nuestro río Aguanaval fue designado por el virrey Flores como límite y frontera entre ambas Comandancias, el 3 de diciembre de 1787. Las “Provincias Internas” se llamaban así porque estaban en el “interior” de la Nueva España. Se consideraba que la “Tierra adentro” o “interior” estaba al norte, al adentrarse hacia los territorios de lo que actualmente es Estados Unidos.

La “tierra afuera” estaba hacia el Bajío y sur de Nueva España, donde la tierra se estrechaba (Istmo). Por esta razón, los habitantes de la ciudad de México se quedaron con la costumbre de llamar “interior del país” a las provincias del norte.

sábado, marzo 07, 2009

El Club Anti-Chino de Torreón



En artículo anterior, comentábamos sobre el racismo imperante en Torreón, durante largos años, particularmente en contra la población china. Llegó a ser tan grande esta amenaza en 1924, que los chinos pidieron permiso a las autoridades municipales para portar armas, con el compromiso de usarlas exclusivamente en defensa de sus propias vidas. El club Pro-Raza se declaró abiertamente anti-chino, con la pretensión de que sus decisiones se convirtieran en leyes.

Sin embargo, este no es el único recuerdo que deliberadamente hemos borrado de nuestra memoria los torreonenses. Los ciudadanos de origen germano han olvidado que, durante años, en el “Club Alemán” de nuestra ciudad se adornaba con una gran bandera roja, con el centro blanco, y en éste, la cruz gamada en negro. Y también se ha olvidado la organización de colectas en apoyo del Reich de Adolf Hitler, el Estado racista y discriminatorio por antonomasia. Como el racismo “ya no viste”, ahora pretendemos que nunca lo ejercimos.

La discriminación ha sido una actitud individual o socialmente compartida que solamente ha generado dolor, y muchas veces, la muerte. Sea en contra de chinos, indios, mexicanos, cristeros, protestantes, emos, gays, o cualquier otra minoría, siempre serán éstas las que salgan perdiendo por esta clase de aberrantes y destructivas conductas sociales. Con respeto, todos podemos coexistir sin pretender el dominio de unos sobre otros.

En relación al ya mencionado artículo anterior sobre los chinos, transcribo las actas de cabildo:

Acta de Cabildo de Torreón, Sesión Ordinaria del 18 de diciembre de 1924, p. 5.

“Memorial de la Unión Fraternal China, en que solicita se les conceda permiso a sus miembros, para portar armas de fuego que usarán en su legítima defensa. A la Comisión de Gobernación para que dictamine.”

Acta de Cabildo de Torreón, Sesión Ordinaria del 30 de julio de 1925, pp. 74-vta, 75.

“Memorial del Comité Anti-Chino de Torreón, insertando los puntos resolutivos que fueron aprobados en una convención nacionalista que tuvo verificativo en Nogales, son para que este R. Cuerpo los tome en consideración y los ponga en vigor en este municipio, así como que el referido Comité sea reconocido legalmente por la autoridad política. A la Comisión de Gobernación asesorada por el C. Abogado Consultor”.

Acta del Cabildo de Torreón, Sesión extraordinaria del 19 de octubre de 1925, p. 112-vta.

“Dictamen de C. Síndico Primero Licenciado del Bosque, con respecto a la consulta que se le hizo...bien impuesta la H. Asamblea del dictamen de la Comisión y del estudio presentado por el repetido Síndico, se acordó rechazar dicho dictamen en el que se pide se implanten en este Municipio los citados puntos resolutivos, y que se reconozca personalidad legal al Comité Anti-Chino y que se conteste a los interesados de acuerdo con el dictamen del C. Síndico”.

Funcionarios incógnitos



La campaña para hacer desaparecer los vidrios polarizados de los vehículos de Torreón, sin duda es una buena idea. Y aunque, con justa razón, el sol inclemente de nuestra Comarca ha llevado a muchos conductores a opacar los cristales de sus coches, la verdad es que, hoy por hoy, la transparencia se impone.

Sin embargo, el buen juez por su casa empieza. Si el polarizado no se justifica en los vehículos de la ciudadanía, que padece los estragos del sol, mucho menos se justifica en los interiores sombreados de las oficinas de los funcionarios públicos. Efectivamente, en algunas oficinas municipales de Torreón hay cubículos que han sido revestidos de cristales polarizados para que el titular de la dependencia no pueda ser observado.

¿Será que estos funcionarios tienen algo que ocultar? Lo único que logran estos “servidores” al polarizar sus cubículos, es despertar la suspicacia de los usuarios y de los propios empleados. Todo tipo de razonamientos surgen en sus mentes: “el jefe nos quiere observar sin que nos demos cuenta”, “el jefe no quiere que se noten las veces que falta, ni que nadie le reclame que no hace nada mas que ver la tele”; “el jefe trae sus movidas a la oficina y quiere privacidad”. La verdad, no es de extrañar que surjan tales especulaciones entre los empleados y usuarios. Los vidrios polarizados siempre dan la impresión de que hay algo que esconder.

Por razones de elemental transparencia, los cristales de los cubículos de las oficinas públicas deben ser transparentes. Un funcionario siempre debe dar la cara a sus empleados y usuarios; para eso se le paga, para que sea el rostro amable, accesible y servicial del gobierno. No olviden los funcionarios que son servidores públicos, y no dueños de una lucrativa concesión. Podría mencionar oficinas públicas donde existen esta clase de cubículos polarizados, pero no tiene caso. Este es un llamado general a la transparencia y congruencia de los funcionarios municipales, y no una cacería de brujas.

miércoles, marzo 04, 2009

Discriminación en La Laguna: las ligas "Pro Raza"


Saqueo de lavanderías chinas en Torreón, 1911

Hay quienes creen que el estallido de violencia anti china del 15 de mayo de 1911 en Torreón, fue un acto espontáneo y aislado. En esa ocasión, la violencia generada culminó con el asesinato de 303 torreonenses asiáticos. Sin embargo, difícilmente podríamos decir que semejante acto de barbarie fue “espontáneo”. La verdad es que la ciudadanía mexicana en general, se encontraba inmersa en el discurso del racismo.
El francés José Arturo de Gobineau señoreaba el panorama ideológico del racismo desde mediados del siglo XIX. Inventor del racismo moderno, sus ideas se propagaron en Europa y en América. El gobierno positivista y darwiniano de Porfirio Díaz las aceptó y propagó. De manera particular, las dirigió contra los pobladores chinos, que en Torreón contaban con una colonia grande y muy próspera.

Las Actas del Cabildo de la ciudad de Torreón nos cuentan una historia de racismo crónico y de persecución recurrente contra los chinos. En 1924, 13 años después de la masacre maderista, se fundó en Torreón la “Liga de Comerciantes Pro-Raza”, que decía tener como objetivo la defensa del comercio mexicano para contrarrestar “la invasión china”. Sus verdaderos objetivos era mantener una campaña racista en contra de los chinos de Torreón, atacando sus personas, comercios, y denunciando sus tierras como “baldías”, entre otras estrategias.

Esta liga hacía proselitismo entre los mexicanos proclives al racismo. En 1925, convocó a una convención nacional de comités “Pro Raza” en la ciudad de Nogales, Sonora, donde se acordaron nuevas estrategias y métodos de reclutamiento para la campaña. Cuando los delegados torreonenses volvieron, trajeron con ellos una serie de acuerdos propuestos en la convención por el “Comité anti-chino” de Torreón, los cuales buscaban implementar por medio de la autoridad municipal. La Comisión de Gobernación lo rechazó a través de un dictamen del 8 de octubre de 1925. Esta información la encontramos en el Acta de Cabildo de la sesión ordinaria verificada el 8 de octubre de 1925, pp.106-vta y ss.

Para darnos una idea de que lo que llevamos dicho era una realidad, mostramos a continuación la transcripción parcial de las actas de cabildo que sirvieron de fuente para este artículo.

Actas de Cabildo de Torreón, Sesión Reglamentaria del día 3 de julio de 1924, pp. 59 y ss.

“Oficio de los señores Filemón F. Garza y J. Sánchez, en el que manifiestan que se ha constituido en esta ciudad la “Liga de Comerciantes Mexicanos Pro-Raza”, que actuará en defensa del comercio mexicano para contrarrestar la invasión china. Después de hacer una amplia exposición de los fines que persigue dicha liga, solicita la ayuda de esta autoridad para llevar a feliz término la campaña que han emprendido. Que se les conteste manifestándoles que se toma nota de la constitución de la Liga, y que esta autoridad política les impartirá su ayuda en todo aquello que esté dentro de la ley, sin perjuicio de los derechos que asistan a los ciudadanos chinos”.

Acta de cabildo de Torreón. Sesión ordinaria del 24 de julio de 1924. Foja 75 y ss.

“Dictamen del abogado consultor, relativo al expediente formado con los memoriales dirigidos a la presidencia municipal por miembros de la Colonia China, quejándose de la campaña que está ejerciendo en su contra la Liga de Comerciantes “Pro Raza”. El cual fue aprobado, y en su parte conducente dice:

I.- Debe consignarse al C. Agente del Ministerio Público del orden común, el memorial de fecha 4 de que cursa (julio de 1924), por solicitarlo así los quejosos, a efecto de que dicho funcionario proceda conforme a la facultad que le confiere el artículo 21 de la Constitución General de la República, en la investigación y persecución de los delitos.

II.- La Presidencia Municipal no puede evitar las reuniones que pretendan tener los comerciantes mexicanos, con objeto de tratar la forma de contrarrestar la competencia del comercio chino, siempre y cuando esas mismas reuniones no tengan otro objeto que pueda ser ilícito, y mientras no se altere el orden público. Artículo 9º de la Constitución General de la República.

III.- Debe contestarse el memorial de fecha 8 del presente, manifestando a los quejosos chinos, que por ahora no se puede impedir a los comerciantes mexicanos las reuniones que tengan con objeto de protegerse contra la competencia del comercio chino, porque no teniendo dichas reuniones un objeto ilícito, están permitidas por el artículo 9º Constitucional citado, y que la misma Presidencia impedirá esas reuniones cuando el objeto y se altere, o pueda alterarse, el orden público.
Debe hacerse saber a los peticionarios de nacionalidad china, que los tribunales están expeditos para administrar justicia, y que si se llegare a cometer algún delito contra sus personas o intereses, pueden hacer la denuncia correspondiente, bien seguros de que se les oirá”.
Nota: El problema que representaban estos clubes racistas para la Colonia China de Torreón, los trata el historiador Carlos Castañón Cuadros en el capítulo "Economía, mercado laboral y discriminación" de su libro "Las Dos Repúblicas", Ayuntamiento de Torreón, 2004.

lunes, marzo 02, 2009

Retrato por liebre


Fotografía del Hotel Salvador. Cortesía del Archivo Municipal de Torreón

En la historia científica, a todos aquellos restos que puedan darnos información sobre el pasado, se les llama —en sentido general— “documentos”. Cuando los documentos están constituidos por palabras, entonces hablamos de “documentos” en sentido restringido.

De esta manera, los artefactos procedentes de tiempos y quizá de lugares pretéritos, más el trabajo interpretativo del historiador, pueden generar conocimientos nuevos sobre el estado de la técnica, de las artes decorativas, y en general, de las necesidades y de la cultura de los pueblos que construyeron dichos artefactos.

Una fotografía tomada hace décadas, también puede ser objeto de análisis, y la podemos interrogar sobre los mismos temas: el estado de la técnica, de las artes constructivas y decorativas, de las necesidades y de la cultura de las sociedades que plasmaron —de manera selectiva— una escena en forma de fotografía. Y ciertamente, el análisis que se haga de dicho documento gráfico, dependerá del conocimiento previo que el historiador tenga de la cultura de la época. O como solemos decir, depende de “la enciclopedia” del historiador. Se requiere de un experto para hacer un buen trabajo de análisis. Después de todo, la Historia constituye una ciencia interpretativa.

Quizá parezca obvio lo que aquí comentamos. Pero no, no es nada obvio. Todavía existen investigadores amateurs que creen que la fotografía “habla por si misma” o que “es una ventana al pasado donde basta con mirar”. La fotografía, ni habla por sí misma, ni basta con mirarla. Este es un rancio supuesto (apriori) positivista. No hay percepción sin perceptor de por medio. Y el perceptor estará sujeto a sus propias limitaciones o ventajas, según sea el caso. En otras palabras: se requiere de un intérprete erudito, un hermeneuta, que nos haga inteligibles aquéllas cosas que no lo son. De otra manera, nos darán "gato por liebre".

Otros entusiastas, aún más extraviados, gastan miles de horas-hombre, y a veces hasta de pesos, “ubicando” objetos o edificios en una fotografía. Ese es un trabajo propio de la inteligencia militar, y se llama “trabajo de reconocimiento”. Pero en lo absoluto tiene que ver con el trabajo de un verdadero historiador. De su objeto de estudio, el historiador debe proporcionar una lectura interpretativa, enriquecedora, generadora de conocimiento nuevo, y no una simple charla descriptiva o anecdótica. Quienes trabajan en serio con la fotografía histórica, saben bien la cantidad de ejemplares con los que hay que contar para lograr un análisis metodológicamente válido.

Afortunadamente, cada vez son más populares los cursos de análisis de la fotografía de época, como aquel que impartió en Torreón Miguel Ángel Berumen hace unos meses, y que llevaba por nombre “Cómo acercarse a la fotografía histórica”. A quienes se interesan por los vestigios fotográficos del pasado, les recomendamos ampliamente este tipo de cursos. Por lo general, las familias suelen tener fotografías de tiempos ya idos. Sería muy divertido y enriquecedor poderlas interpretar de una manera más sistemática y analítica.

domingo, marzo 01, 2009

Timor, tremor, humor...


Una de las maneras como el individuo vuelve manejable una realidad que le amenaza, asusta o e frustra, es por medio del humor. En efecto, encontrarle el lado gracioso a los problemas los vuelve manejables, les quita mucho de su aspecto amenazante.

Solo por citar algunos casos, mencionaremos el infaltable humor del mexicano ante la muerte. El mexicano, como cualquier otro ciudadano de Occidente, tiene miedo a la muerte, a desaparecer por completo, a convertirse en no-consciencia. Con su manera característica de superar los temores sin perder “imagen”, ha proyectado y concretizando sus temores creando inofensivas calaveras de azúcar, manejables y digeribles. O con las representaciones risueñas y amables en el grabado de Guadalupe Posada, o en los murales de Diego Rivera.

Cada régimen político, cada funcionario, cada situación adversa ha sido objeto del humor popular. Estos juegos verbales han reflejado la profunda frustración del pueblo mexicano ante una vida política, social o económica en la cual no puede participar de manera activa, tomando decisiones, sino más bien de manera pasiva, es decir, sufriendo las consecuencias de las decisiones de otros. Ante la impotencia y la frustración popular, el humor ha sido la respuesta, la válvula de escape. “A mal tiempo, buena cara”.

Este preámbulo sirva solamente para contextualizar un término humorístico acuñado recientemente por los laguneros, que refiere tanto a nuestra región, la Comarca Lagunera, como a las circunstancias atemorizantes que padece: se trata de “La Comarca Balacera”. Este término sintetiza la profunda desazón de los comarcanos ante la ola de violencia que ha sacudido a nuestra región de un tiempo acá.