Escudo de Torreón

Escudo de Torreón

lunes, agosto 22, 2011

Un torreonense de 1860




Siempre existen sorpresas cuando uno se da a la tarea de efectuar recorridos de investigación documental por los archivos históricos, civiles, estatales o parroquiales. Uno encuentra los testimonios fundamentales que permiten la construcción de múltiples historias.

En este caso, se trata de la notaría parroquial del Santuario de Guadalupe de Torreón, en Juárez y Ramos Arizpe.

Su primer libro de matrimonios data de 1893, año en que Torreón fue elevado a la categoría de Villa con municipio y gobierno propios, y que en lo eclesiástico se correspondió con la creación de la parroquia.

El acta de matrimonio número dos, de fecha del 25 de agosto de 1893 (hace 118 años) corresponde al enlace entre Felipe Castañeda Sifuentes, originario “de aquí mismo”, de 33 años de edad. Esto significa que Felipe era un torreonense nacido en 1860, apenas a diez años de creado el Rancho del Torreón. Para 1893, llevaba algunos pocos años viviendo en El Tajito. La novia era María Ignacia Chavarría Olguín, también originaria y vecina de Torreón, de 18 años de edad. Su acta de bautismo se encuentra en Matamoros, Coahuila, como la de todos los torreonenses que tenían que acudir por los sacramentos a la cabecera parroquial, Nuestra Señora del Refugio, en Matamoros, población que fue la sede del poder municipal hasta 1893.

Por el acta de matrimonio, sabemos que los padres del novio eran Sóstenes Castañeda Martínez y María Maximiana Sifuentes, y los de la novia, Cruz Chavarría y Apolonia Olguín.

Precisamente la existencia de otros archivos, nos ha permitido rastrear la genealogía y procedencia de los padres de la pareja contrayente. En el caso del novio, su padre, Sóstenes Castañeda Martínez, había nacido en Mapimí en 1825, y era hijo de Salomé Castañeda y María Marcelina Martínez. La madre del novio, María Maximiana Sifuentes, nació en Avilés (frente a Lerdo, río Nazas de por medio, en la antigua Villa Juárez) en 1832.

En el caso de la novia, su padre era Cruz Chavarría, nacido en 1824 en La Concepción (ahora municipio de Torreón) y era hijo de Eustaquio Chavarría y Martha Josefa Banderas, según el acta matrimonial de 1893. Estaba casado con Apolonia Olguín, nacida en 1836 en La Concepción, hija de Victoriano Olguín y María Isidora Lomas. Cruz y Apolonia se habían casado el 24 de abril de 1854 en Viesca.

La casa y familia de Eustaquio Chavarría, abuelo paterno de la novia, aparecen empadronados en La Concepción, en el Censo de 1848. En dicho documento menciona que tiene 60 años de edad (nació en 1788, un año antes del inicio de la Revolución Francesa) y su esposa, abuela de la novia, aparece como Josefa Balderas, de 50 años de edad (nació en 1798).

Encontramos en la pareja formada por Felipe Castañeda Sifuentes y María Ignacia Chavarría Olguín, a los descendientes de familias laguneras de vieja prosapia. Un claro ejemplo de primeros pobladores torreonenses que procedían de viejas familias laguneras, que es lo mismo que decir, de vieja cultura lagunera.

domingo, agosto 21, 2011

Para la historia de la violencia en La Laguna



Ayer sábado 20 de agosto, durante el juego del Santos Laguna contra Monarcas Morelia, y casi al final del primer tiempo, se escucharon una serie de disparos de arma de fuego que causaron un gran temor entre la concurrencia.

Los jugadores de ambos equipos salieron de la cancha inmediatamente, a la vez que los espectadores se tiraban pecho tierra en las gradas del estadio, o donde pudieran sentirse protegidos.

El tiroteo duró como dos minutos, y aunque ocurrió fuera del estadio, la gente no dejó de sentir una gran ansiedad. Afortunadamente, ya existe entre los laguneros una cultura de la autoprotección en estos casos, y actuaron exactamente como debían, sin tumultos, protegiéndose de los espacios abiertos.

El suceso fue captado en tiempo real por las cámaras de televisión, y le dio la vuelta al mundo.

jueves, agosto 04, 2011

Conferencia sobre mentalidad de premios Nóbel



El día de hoy, en la Librería Cimaco Cuatro Caminos, tercer nivel, el maestro Antonio Álvarez Mesta ofrecerá una interesante charla sobre "La perspectiva vital de ganadores del premio Nóbel de literatura. La conferencia comenzará a las 17 horas, 5 de la tarde.

En cuanto a la temática de la charla, diremos que el maestro Álvarez Mesta hablará sobre la percepción de la naturaleza del ser humano, a partir de las lecturas que algunos grandes de la literatura mundial, como Tagore, Bergson, Bertrand Rusell, Camus, Sartre y Octavio Paz, entre otros.

miércoles, agosto 03, 2011

Museo Nacional de la Aviación y el Espacio




La Comarca Lagunera y sus habitantes cuantan con una larga tradición de apertura al cambio y a la innovación, particularmente en lo que se refiere a tecnología. Esta es una actitud que consideramos desde hace tiempo, como uno de los rasgos típicamente identitarios de los laguneros. Para algunos, somos “novedosos”, pero esta es una manera simple de percibir dicha actitud de apertura a la innovación.

Entre las innovaciones que trajo el ferrocarril durante el último tercio del siglo XIX, se encontraban las nuevas formas de energía: la energía eléctrica lumínica, y las otras formas de energía motriz como la del vapor, la del motor a explosión, o la del motor eléctrico.

De estas formas motrices, seguramente la del motor a explosión fue la que tuvo mayores posibilidades de autonomía. Con este tipo de motor se hizo posible la existencia de otra innovación: el aeroplano. La Comarca Lagunera cuenta en su historia el haber sido quizá el primer lugar donde entrenó un avión militar en México. En efecto, los primeros aviones de guerra que existieron en México fueron los dos que usó el general Victoriano Huerta contra el sublevado Pascual Orozco, el 10 de agosto de 1912. Se trataba de dos aparatos monomotores Moissant Blériot, uno de 60 caballos de fuerza, y el otro, de 100.

Los pilotos de estas aeronaves fueron el norteamericano John Hector Warden, y el mexicano Francisco Álvarez. Seguramente fue la primera ocasión en que los laguneros vieron aeroplanos, los cuales surcaban el cielo lagunero en vuelos de práctica, incluso uno de ellos se accidentó en las afueras de Torreón.

Sobre estos y muchos otros interesantes datos, podemos consultar en la página web del Museo Nacional de la Aviación y del Espacio, de la Ciencia y de la Tecnología, ubicado en nuestra ciudad de Torreón, cuya dirección electrónica es: http://tuesfera.com/index.php

No deje de visitarla, contiene información de interés para la historia de Torreón, de la Comarca Lagunera, así como del avance científico y tecnológico.


lunes, agosto 01, 2011

De libros y etnias





Con todo éxito se llevó a cabo la presentación de las nuevas ediciones de “La vitivinicultura en el pueblo de Santa María de las Parras. Producción de vinos, vinagres y aguardientes bajo el paradigma andaluz (siglos XVII y XVIII) y de “El País de La Laguna. Impacto hispano – tlaxcalteca en la forja de la Comarca Lagunera”, ambos de la pluma de este Cronista.

En ambos casos, las ediciones fueron posibles gracias al generoso apoyo del Parque España de La Laguna, SA de CV, Club Deportivo Hispano Lagunero, AC; Consejería del Trabajo de la Embajada de España en México, Grupo Peñoles, Grupo Soriana, Grupo Modelo, Sanatorio Español, y por supuesto, de la Universidad Iberoamericana, la cual generó dichas investigaciones desde su Centro de Investigaciones Históricas, del cual este Cronista es Director.

Al Lic. Federico Sáenz Negrete, Presidente del Parque España, hay que darle el mérito completo por su entusiasmo y por las gestiones realizadas para la realización de este proyecto editorial.

“La vitivinicultura en el pueblo de Santa María de las Parras” consiste en la segunda edición de dicha obra ya agotada, nos revela todo lo relacionado con el primer éxito agroindustrial de la Comarca Lagunera, siglos XVII y XVIII (Parras y su jurisdicción abarcaba toda la Comarca Lagunera de Coahuila y parte de la de Durango). Por otra parte, este texto creó una metodología de estudio de fenómenos vitivinícolas, económicos y sociales que ha impactado fuertemente los estudios similares en Perú, Chile y Argentina, como lo atestigua el Dr. Pablo Lacoste Gargantini en su prólogo. Podemos afirmar con toda propiedad, que la Comarca Lagunera está innovando en la metodología de la investigación en Ciencias Sociales, y que está creando nuevos paradigmas metodológicos, al menos en esta área del saber.

“El País de La Laguna. Impacto hispano-tlaxcalteca en la forja de la Comarca Lagunera” es un libro que explora la creación de la identidad de los habitantes de esta región, a partir de sus actividades económicas y religiosas. Se trata de un ejercicio de estudios culturales, en el cual el concepto de cultura como herencia intangible, pero muy real, es un eje de primera magnitud. La influencia española sumada a la delos invictos tlaxcaltecas, explica en gran medida, nuestra manera de ser, nuestra “laguneridad”, tan diferente de otras identidades. Más aún, ya en el siglo XVIII este fenómeno era perceptible para algunos historiadores de la Nueva Galicia (Guadalajara). Nuestros ancestros españoles y tlaxcaltecas nunca fueron conquistados, Por eso hablamos con “franqueza” (libertad) y tenemos un espíritu indómito. Nuestra habla regional está sembrada de nahuatlismos tlaxcaltecas, como “asquel”, “moyote”, “chiquihuite”, “zoquete”, “chanate”, “chante”, “coyote” (como contracción de “xocoyote”), etc.

Por cierto, alguna persona de la concurrencia me comentó estar molesta porque en algún escrito de hace meses, sugerí que el Festival de las Etnias se prestaba al racismo. Creo que es un buen momento para hablar sobre este asunto.

Todos los pueblos cuentan con un pasado histórico, así que es bueno celebrarlo y mantenerlo presente en la memoria. En este sentido, el Festival de las Etnias me pareció y me ha parecido siempre un gran acierto.

Lo que me parecía sospechoso, es que se relegara a las etnias mexicanas (porque en México no exitió ni existe solamente una etnia) y que de manera particular, se ignorara a la etnia tlaxcalteca, a la que tanto le debemos los laguneros. Tan así, que sin ellos, no hubiera existido La Laguna como espacio habitable, pues hay innumerables pruebas de que ellos defendían, mano a mano con los españoles, nuestro territorio, su población, comercio y cultura. Los reyes, virreyes y audiencias lo reconocieron por escrito hasta el cansancio. Esta información no es nueva, Eduardo Guerra ya la documentaba en los años 30 del siglo XX, aunque sin darle su plena significación.

Y en esta omisión, me parecía que había cierto ingrediente de xenofilia, de amor por lo extranjero, y de olvido, y hasta desprecio, de lo autóctono. Tengo un 95% de sangre española colonial, y tengo innumerables amigos en el país y en el extranjero, pero me considero muy mexicano, y amo profundamente a mi país, a su gente y a su verdad histórica. Es por este orgullo por lo propio que siempre he creido que las etnias mexicanas, y en particular, la tlaxcalteca, debería haber tenido un lugar de honor en el antiguo Festival de las Etnias. No menosprecio las etnias extranjeras en lo absoluto. Pero no me gusta que hagan menos a las etnias mexicanas.

Para solventar de una manera seria y creativa esta falta de conocimiento y de aprecio de nuestras propias raíces laguneras, hispanas y autóctonas, fue que realicé esa investigación, “El País de La Laguna” como un primer regalo a la Comarca como investigador doctorado, y como Cronista Oficial.

Para volver al punto de partida, diré que la presentación de ambos libros se realizó a partir de las 20.30 horas del jueves pasado, 28 de julio, en el Salón de las Damas del Parque España de esta ciudad. Los presentadores fueron el propio Lic. Federico Sánez Negrete, Presidente del Parque España, el Mtro. Jaime Muñoz Vargas, ambos amigos míos, y este Cronista Oficial.

Como colofón, el salón registró un lleno total, hubo comentarios muy favorables, se brindó con vino de la Casa Madero (de las Bodegas de San Lorenzo, en funciones desde 1627) y se degustaron deliciosos “pintxos”, “pinchos” o bocadillos.