Escudo de Torreón

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lunes, agosto 01, 2011

De libros y etnias





Con todo éxito se llevó a cabo la presentación de las nuevas ediciones de “La vitivinicultura en el pueblo de Santa María de las Parras. Producción de vinos, vinagres y aguardientes bajo el paradigma andaluz (siglos XVII y XVIII) y de “El País de La Laguna. Impacto hispano – tlaxcalteca en la forja de la Comarca Lagunera”, ambos de la pluma de este Cronista.

En ambos casos, las ediciones fueron posibles gracias al generoso apoyo del Parque España de La Laguna, SA de CV, Club Deportivo Hispano Lagunero, AC; Consejería del Trabajo de la Embajada de España en México, Grupo Peñoles, Grupo Soriana, Grupo Modelo, Sanatorio Español, y por supuesto, de la Universidad Iberoamericana, la cual generó dichas investigaciones desde su Centro de Investigaciones Históricas, del cual este Cronista es Director.

Al Lic. Federico Sáenz Negrete, Presidente del Parque España, hay que darle el mérito completo por su entusiasmo y por las gestiones realizadas para la realización de este proyecto editorial.

“La vitivinicultura en el pueblo de Santa María de las Parras” consiste en la segunda edición de dicha obra ya agotada, nos revela todo lo relacionado con el primer éxito agroindustrial de la Comarca Lagunera, siglos XVII y XVIII (Parras y su jurisdicción abarcaba toda la Comarca Lagunera de Coahuila y parte de la de Durango). Por otra parte, este texto creó una metodología de estudio de fenómenos vitivinícolas, económicos y sociales que ha impactado fuertemente los estudios similares en Perú, Chile y Argentina, como lo atestigua el Dr. Pablo Lacoste Gargantini en su prólogo. Podemos afirmar con toda propiedad, que la Comarca Lagunera está innovando en la metodología de la investigación en Ciencias Sociales, y que está creando nuevos paradigmas metodológicos, al menos en esta área del saber.

“El País de La Laguna. Impacto hispano-tlaxcalteca en la forja de la Comarca Lagunera” es un libro que explora la creación de la identidad de los habitantes de esta región, a partir de sus actividades económicas y religiosas. Se trata de un ejercicio de estudios culturales, en el cual el concepto de cultura como herencia intangible, pero muy real, es un eje de primera magnitud. La influencia española sumada a la delos invictos tlaxcaltecas, explica en gran medida, nuestra manera de ser, nuestra “laguneridad”, tan diferente de otras identidades. Más aún, ya en el siglo XVIII este fenómeno era perceptible para algunos historiadores de la Nueva Galicia (Guadalajara). Nuestros ancestros españoles y tlaxcaltecas nunca fueron conquistados, Por eso hablamos con “franqueza” (libertad) y tenemos un espíritu indómito. Nuestra habla regional está sembrada de nahuatlismos tlaxcaltecas, como “asquel”, “moyote”, “chiquihuite”, “zoquete”, “chanate”, “chante”, “coyote” (como contracción de “xocoyote”), etc.

Por cierto, alguna persona de la concurrencia me comentó estar molesta porque en algún escrito de hace meses, sugerí que el Festival de las Etnias se prestaba al racismo. Creo que es un buen momento para hablar sobre este asunto.

Todos los pueblos cuentan con un pasado histórico, así que es bueno celebrarlo y mantenerlo presente en la memoria. En este sentido, el Festival de las Etnias me pareció y me ha parecido siempre un gran acierto.

Lo que me parecía sospechoso, es que se relegara a las etnias mexicanas (porque en México no exitió ni existe solamente una etnia) y que de manera particular, se ignorara a la etnia tlaxcalteca, a la que tanto le debemos los laguneros. Tan así, que sin ellos, no hubiera existido La Laguna como espacio habitable, pues hay innumerables pruebas de que ellos defendían, mano a mano con los españoles, nuestro territorio, su población, comercio y cultura. Los reyes, virreyes y audiencias lo reconocieron por escrito hasta el cansancio. Esta información no es nueva, Eduardo Guerra ya la documentaba en los años 30 del siglo XX, aunque sin darle su plena significación.

Y en esta omisión, me parecía que había cierto ingrediente de xenofilia, de amor por lo extranjero, y de olvido, y hasta desprecio, de lo autóctono. Tengo un 95% de sangre española colonial, y tengo innumerables amigos en el país y en el extranjero, pero me considero muy mexicano, y amo profundamente a mi país, a su gente y a su verdad histórica. Es por este orgullo por lo propio que siempre he creido que las etnias mexicanas, y en particular, la tlaxcalteca, debería haber tenido un lugar de honor en el antiguo Festival de las Etnias. No menosprecio las etnias extranjeras en lo absoluto. Pero no me gusta que hagan menos a las etnias mexicanas.

Para solventar de una manera seria y creativa esta falta de conocimiento y de aprecio de nuestras propias raíces laguneras, hispanas y autóctonas, fue que realicé esa investigación, “El País de La Laguna” como un primer regalo a la Comarca como investigador doctorado, y como Cronista Oficial.

Para volver al punto de partida, diré que la presentación de ambos libros se realizó a partir de las 20.30 horas del jueves pasado, 28 de julio, en el Salón de las Damas del Parque España de esta ciudad. Los presentadores fueron el propio Lic. Federico Sánez Negrete, Presidente del Parque España, el Mtro. Jaime Muñoz Vargas, ambos amigos míos, y este Cronista Oficial.

Como colofón, el salón registró un lleno total, hubo comentarios muy favorables, se brindó con vino de la Casa Madero (de las Bodegas de San Lorenzo, en funciones desde 1627) y se degustaron deliciosos “pintxos”, “pinchos” o bocadillos.


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