Escudo de Torreón

Escudo de Torreón

domingo, septiembre 29, 2013

Lecciones del pasado





Quienes están familiarizados con la teoría política inglesa de finales del siglo XVII, conocen sin duda las afirmaciones de John Locke, si no el ideólogo, sí justificador de la caída de los Estuardo en favor de la casa de Orange en Inglaterra.

Clásico contractualista, para él la paz de la nación se basaba en la existencia del “Contrato Social”. El rey no estaba puesto en el trono por “derecho divino” ni era inamovible. El rey era solamente un “gerente”, un gestor a favor del bien común. En la medida en que hiciera bien su trabajo, podía mantenerse en el trono. Pero si sus acciones dejaban de orientarse hacia el bien de toda la población (bien común) y se dedicaba a beneficiarse él o a ciertos sectores de la aristocracia por encima de sus “commoners” o vasallos plebeyos, entonces se le consideraba un tirano. Es decir, un rey que había roto el contrato previamente estipulado de velar por el bien de todos los ciudadanos.

De acuerdo con Locke, un rey así ya no merecía estar en el trono, y sus gobernados podían deponerlo.

Los estadounidenses de 1773, concretamente en Boston, se inconformaron por un impuesto al té decretado por los ministros del rey, y usando la teoría política de Locke, organizaron un motín (Tea Party) y desconocieron al rey Jorge de Inglaterra, se consolidaron como 13 colonias unidas y proclamaron su independencia política de Inglaterra en 1776.

El hecho le causó mucha gracia a los Franceses y a los Españoles (ambos con reyes Borbones, enemigos de Inglaterra) y apoyaron a los rebeldes con barcos, armamento, dinero, instructores militares (como Lafayette) hasta que la independencia de las 13 colonias fuera reconocida por Inglaterra. Las 13 colonias unidas se convirtieron en los Estados Unidos.

España se arrepentiría posteriormente, cuando esos Estados Unidos le hicieron la guerra para quitarle Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
La teoría política de Locke resultó incendiaria, primero en Estados Unidos, donde creó la primera revolución (1776) y posteriormente en Francia (1789). Los franceses miraron el modelo estadounidense como el “estado deseable” de “libertad, igualdad y fraternidad” con un contrato social justo.

Nuevamente tenemos el caso de un rey que no entendió las necesidades de su pueblo, un pueblo que padecía hambre y deterioro, mientras la realeza, la aristocracia y el clero, resultaban ser los sectores favorecidos. El rey pensaba que solamente a Dios le daría cuentas, pero el pueblo, ya en plena ilustración, pensaba en la teoría de Locke difundida por los pensadores franceses, según la cual el rey puede ser un buen o un mal gerente (ejecutivo) y que se le deja o remueve según su desempeño. Así que Luis tuvo que dar cuentas a un tribunal francés.
Ese “pequeño descuido” intelectual de Luis XVI le costó, literalmente, la cabeza y la caída de la monarquía francesa.  

A veces pienso, con grande temor, en las reformas que el congreso está aprobando en México con singular alegría. Las alzas de impuestos en diferentes rubros serán mortales para la ciudadanía, en el contexto de una economía y de un poder adquisitivo ya por décadas tan deteriorados. Es preferible que el gobierno mexicano busque hacer más eficiente su propio funcionamiento, o que aprese a los “megapillos” que andan libres, o que limpie de corrupción a empresas como “Pemex,” antes que seguir sangrando a la ciudadanía, cuyo salario (si lo tiene)  no crece, ni remotamente, como lo hace el alza de precios.

Las clases gobernantes mexicanas deben dar señales claras de que les interesa el bienestar de las familias mexicanas, de ésas que no tienen poder político ni grandes capitales. Porque, como la historia lo demuestra, esos “olvidados” son los que inician los grandes estallidos sociales.




martes, septiembre 24, 2013

Las bebidas del "pecado"


Catedral de Durango, en la Nueva España



En otras ocasiones hemos hablado de la producción de vinos, aguardientes y vinagres en la región de Santa María de las Parras, actualmente conocida simplemente como Parras, Coahuila. Hemos comentado que los volúmenes de producción de destilados eran muy superiores a los que hasta hace poco se asignaban al siglo XVIII basados en el testimonio del P. Morfi.

Sin embargo, lejos de ser una actividad perseguida por las políticas peninsulares, la produccón de vinos, aguardientes y vinagres de uva en la Nueva Vizcaya, y particularmente en Santa María de las Parras, era una actividad que contaba con la protección oficial de la Corona y del obispado de Durango, en cuya jurisdicción caía dicho pueblo y parroquia. 

El monarca y la sede episcopal  protegían la fabricación de vinos y aguardientes de orujo de Parras —éstos últimos siempre fueron considerados legítimos— lanzando penas de excomunión contra todas aquellas personas que de alguna manera se viesen involucrados en la producción o el manejo directo o indirecto de bebidas elaboradas con alcoholes espurios o ilegítimos que no procedían de la vid—. 

Y es que la demanda por bebidas alcohólicas era muy grande en la Nueva España, sin ser la excepción el obispado de Durango, más aún, quizá dicha demanda era mayor en esta región debido precisamente a que, desde finales del siglo XVI, la Nueva Vizcaya o al menos una buena parte de ella, era un área productora de vinos, alcoholes y licores en la que se había desarrollado una cultura de consumo de vino y de bebidas etílicas.
  
El 26 de mayo de 1725 se decretó en Durango de la Nueva Vizcaya un edicto episcopal que condenaba la embriaguez (con alcoholes ilegítimos o no vínicos) como un vicio detestable a los ojos de Dios y por ser aquella raíz de pecados, vicios y desordenes.  Por esta razón se vetaron bebidas como el aguardiente de maguey, de caña o de miel; cantincara, ololinque, mistelas contrahechas  ( es decir, imitando a las de aguardiente vínico), vinos de coco,  sangres de conejo, binguíes, tepaches, mezcales, guarapo, bingarrotes, pulques amarillos y otros muchos que con semillas de árbol del Perú, varias raíces y otros perniciosos ingredientes componían y fabricaban  con conocido daño. 

Bajo pena de excomunión mayor quedaba prohibida a toda persona del obispado, fuere cual fuese su estado o calidad, la fabricación, compra, manipulación o uso de tales bebidas.  Evidentemente la verdadera motivación del edicto no era la de evitar o disminuir la embriaguez en sí misma —como si el vino de uva o el aguardiente de orujo no la provocasen— sino el temor al creciente arraigo y consumo de otras bebidas con el consiguiente decremento en la producción vitivinícola neovizcaína y la correlativa baja en los diezmos y en los beneficios sociales del cultivo de la vid.
  
El 10 de enero de 1756 se promulgó en Durango un nuevo edicto episcopal relativo a los fabricantes de bebidas alcohólicas que confirmaba los anteriormente decretados en esta diócesis, afirmando que muchas personas poco o nada “temerosas de Dios” fabricaban, vendían y tenían trato con las bebidas prohibidas y confeccionan el aguardiente de caña, de miel o chinguirito, mezcales, vinos de coco, mistelas contrahechas, binguies, tepaches, guarapos, vingarrotes, aguardientes de maguey y otras especies que se elaboraban con piñas, cascaras de plátano, árbol que llaman del Perú, frutas dulces y otros ingredientes.

De entre todas estas bebidas prohibidas, fueron el mezcal y el chinguirito las de mayor producción y consumo entre los habitantes de la Nueva España. Del primero nos da noticia Domingo Lázaro Arregui en su Descripción de la Nueva Galicia —escrita hacia 1621— diciendo que los mezcales son muy semejantes al maguey, y su raíz y asientos de las pencas se comen asados, y de ellas mismas, exprimiéndolas así asadas, sacan mosto de que sacan vino por alquitara (alambique) más claro que el agua y más fuerte que el aguardiente... 

El chinguirito era un aguardiente de caña. Se mezclaba el dulce con cierta cantidad de agua caliente, y se mantenía a temperatura ambiente o tibia durante quince o veinte días, que era lo que tardaba la fermentación. Luego se procedía a su destilación. Evidentemente, era mucho menos costoso hacer chinguirito que aguardiente de uva. El azúcar, melaza o miel —que tenía muchos otros usos cotidianos— se compraba sin despertar sospechas y todo el proceso de fabricación podía realizarse en el interior de una casa, sin necesidad de cultivos, ni de contratar servicios de ninguna especie. 

El edicto de 1756 refrenda la pena de excomunión mayor a quien fabrique, use, venda, recete o encubra las bebidas que se tienen prohibidas exceptuando solo al vino y aguardiente de vid,  mistela legítima y el pulque blanco, en concordancia con lo dispuesto por la recopilación de Leyes de Indias en su ley 37; titulo I; libro VI. Dos años más tarde, un nuevo edicto de fecha de 1 de julio de 1758 reiterara estas prohibiciones.

lunes, septiembre 16, 2013

Ciudadanos condecorados como "Distinguidos" en 2013

Transcribo a continuación la nota de "El Siglo de Torreón" sobre las condecoraciones de "Ciudadanos Distinguidos" por no haber podido ser testigo presencial, por causas de salud. 




"De acuerdo con el Comité de Evaluación “Ciudadanos Distinguidos 2013”, la Paca de Oro, le fue conferida a la profesora Graciela Montoya de la Cruz, quien ha sido presidenta del Club de la Unidad Deportiva de Torreón; la presea Medalla de Oro, al doctor Miguel Chong López, fundador de la Asociación Civil pro Infancia Neurogénica que brinda su apoyo a niños con defectos en tubo neural.

El Ayuntamiento reconoció con la presea Bulmaro Valdez Anaya al mérito científico, al doctor Jesús Rafael Argüello Astorga, fundador y director general del Instituto de Medicina Genómica; con la medalla Magdalena Mondragón a la doctora Imelda Ortiz de Widen, por sus méritos en promoción cultural.

El Trofeo de Cristal fue entregado a José Roberto “Massa” Ortiz Cervantes, actual campeón mundial Plata superligero del Consejo Mundial de Boxeo (WBC); el Trofeo de Cristal Capacidades Diferentes, le fue otorgado a Miguel Ángel Reyes González, quien ha obtenido grandes triunfos en karate, futbol y atletismo; el trofeo Niños Héroes le fue entregado a Esther González Medina, joven que participó en la Olimpiada 2013 con sede en Baja California, en la disciplina de natación, obteniendo medalla de oro; el Trofeo Niños Héroes de Chapultepec Capacidades Diferentes le fue otorgado a Juan Felipe del Real Herrera, seleccionado para el mundial de atletismo por la Federación Mexicana de Deportistas.

Por último, la categoría del Trofeo Oribe Peralta Al Mérito Olímpico se declaró desierta porque en esta ocasión no aplicaba".

Noche de "Grito"


El día de ayer, 15 de septiembre, fue un día fresco, de lluvia calmada, otoñal, tal y como recuerdo que era en mi niñez y adolescencia, cuando comenzaban las clases en septiembre y yo sufría de una permanente sensación de frío y de cierta ligera depresión por el el fresco post-veraniego y el gris de aquellos días.

Al comienzo del período de las clases, la mayoría de los alumnos no adquiríamos aún el sweater del uniforme, y no se nos permitía llevar otro. Los del años pasado no servían, porque uno crecía de manera constante. 

Anoche, como marca el ritual cívico de cada año, se llevó a cabo en la Plaza Mayor, la tradicional ceremonia del "Grito", en el que se honra a los héroes insurgentes y a la bandera mexicana, profiriendo loas y vivas. Es la última ocasión en que le corresponde hacerlo al actual alcalde de Torreón, Eduardo Olmos Castro. Desde luego, se encontraba acompañado de funcionarios, representantes del sector público, privado y militar, empresarios, y ciudadanos en general.

Foto de El Siglo de Torreón

Tras los discursos y vivas, se efectuó el espectáculo de los fuegos de artificio, que en el marco de la Plaza Mayor y de la obscuridad de la noche, lucieron esplendorosos. La Plaza Mayor brinda un espacio de cientos de metros libres de construcciones, que permiten admirar el espectáculo sin obstáculo alguno en el horizonte visual. 

domingo, septiembre 15, 2013

Los dos cumpleaños de Torreón




Torreón cumple hoy, 15 de septiembre, 106 años de haber sido elevada al rango de ciudad. Las autoridades estatales escogieron el 15 de septiembre para honrar a Don Porfirio Díaz, Presidente de la República en esa época, cuyo cumpleaños caía precisamente en ese día. La Plaza "2 de abril" (ahora Plaza de Armas) y la Calzada Porfirio Díaz (ahora Calzada Cuauhtémoc) dan fe de lo relacionada que estaba nuestra ciudad, con el Porfiriato.  

Por otra parte, el pasado 24 de febrero, Torreón cumplió 125 años desde su elevación al rango de villa, con jurisdicción y poderes municipales. Se escogió esa fecha (24 de febrero de 1893) para honrar el Plan de Iguala de Iturbide. 

Todas las ciudades celebran como fecha de fundación aquélla en que fueron erigidas como villas. Lógico, pues es entonces que se crea su municipio y se crea su ayuntamiento, autoridades y poderes locales. 

Torreón es la excepción, ya que celebra, no la fecha de creación de su municipio, sino la de su elevación a ciudad. ¿Por qué esta cronología y no la tradicional de cualquier villa o ciudad? 

Esta manera de celebrar el origen fue una ocurrencia de mi antecesor en el cargo, Eduardo Guerra, quien en 1932 obtuvo un apoyo económico del gobierno municipal para publicar una Historia de Torreón que coincidiera con los 25 años de existencia de la ciudad, siempre y cuando se comenzara a contar desde 1907. Y claro, con esa cronología se organizaron las "bodas de plata" de Torreón, y se obtuvo el consenso popular sobre la fecha del origen. 

Sin embargo, la realidad de la fundación y edad de Torreón no corresponde a las fechas propuestas por Eduardo Guerra. La historia no puede escribirse según los gustos o intereses de las personas que la forjan: debe ser apegada a los hechos y testimonios documentales, De otra manera, estaremos creando mitos, o simple literatura sin soporte documental. 



Las causas internacionales de la independencia de México






No deja de ser algo notable que el primero y el último de los movimientos mexicanos por la independencia, tuvieran su origen en situaciones de carácter internacional. El primero, el de 1808, se originó en la invasión y ocupación de España por los franceses. Algunos regidores del ayuntamiento de la ciudad de México, como Francisco Primo Verdad Ramos y Juan Francisco de Azcárate, aprovecharon el momento para proponer la independencia de la Nueva España, puesto que los reyes Carlos IV y Fernando VII se habían entregado mansamente a Napoleón Bonaparte, y habían puesto a sus pies la corona española.

Los mencionados regidores de la ciudad de México, que eran criollos, consideraban que en esas circunstancias, Nueva España debería separarse de la madre patria. Por supuesto, los españoles peninsulares residentes en México, abortaron este plan y asesinaron a Francisco Primo Verdad mediante un pretendido suicidio. Así, tristemente, acabó este primer movimiento independentista ( o autonomista) de 1808.

Doce años después, se presentó una nueva coyuntura política internacional: en 1820, el coronel Rafael del Riego, de ideología liberal, dio un golpe de estado en España, y obligó al rey Fernando VII a jurar de nuevo la Constitución de Cádiz, que era liberal. En virtud de lo establecido por esta constitución, se eligieron diputados liberales a las Cortes (las cámaras legislativas) y comenzaron a dictar leyes que amenazaban seriamente, no solamente los intereses del clero novohispano, sino su misma existencia. La aristocracia novohispana y buena parte del ejército consideraron que, dadas las circunstancias de La Península y al ver en peligro sus intereses, había llegado el momento de separarse políticamente de España.

Este último movimiento de independencia, apoyado por obvias razones por el clero institucional y las altas esferas de poder novohispano, como lo han indicado Lucas Alamán y Francisco de Paula Arrangoiz, entre muchos otros historiadores, tuvo su comienzo y su fin en 1821. Su promotor visible fue don Agustín de Iturbide,  por medio del Plan de Iguala, proclamado el 24 de febrero de 1821. Este plan fue ratificado mediante los Tratados de Córdoba, el 24 de agosto de 1821 por el mismo Iturbide y el último virrey capitán general de Nueva España, don Juan de O´Donojú.

El plan surgido en Iguala, obedecía a las necesidades del momento, y no tenía vínculos históricos con los anteriores movimientos de Hidalgo, ni Morelos. Al igual que el de 1808, este plan se originó también en las circunstancias internacionales prevalecientes en sus respectivos años.

El Plan de Iguala le garantizaba a los novohispanos tres cosas. Libertad para ejercer la religión católica (blanco) la independencia política para lograrlo (verde) y la igualdad de derechos para todos los mexicanos (rojo).                                       

Para poder cumplir la primera garantía, se requería necesariamente de la independencia política de España. Había que garantizar esta separación para anular las amenazas de la nueva legislación española, pues Nueva España ya no estaría más bajo el dominio de La Península ni tendría por qué obedecer sus nuevas leyes.

Para evitar cualquier desorden social en Nueva España al proclamar su independencia, se garantizaba que todos sus habitantes serían iguales ante la ley, sin esclavitud, ni distinción racial. Todos tendrían los mismos derechos, indios, negros, españoles o criollos, y se respetarían las propiedades de todos.


Así, con este Plan de Iguala del 24 de febrero de 1821, su bandera verde, blanca y roja, y el reconocimiento de O´Donojú, Iturbide y los firmantes del Acta de Independencia, se convirtieron en los fundadores del Estado Mexicano. Desde 1821, México es una nación libre. Los colores del Plan de Iguala se convirtieron en nuestra enseña nacional.

martes, septiembre 03, 2013

Las luchas entre indios laguneros

Mapa de La Laguna en el siglo XVIII


Prácticamente desde la fundación de los primeros asentamientos españoles y tlaxcaltecas en la  Región de Parras, El Alamo (hoy Viesca, Coah.) Mapimí y San Juan de Casta, los llamados “chichimecas” o “indios bárbaros” comenzaron a asaltar pequeñas poblaciones, rancherías, viajeros o recuas de arrieros. 

El Centro de Investigaciones Históricas de la Universidad Iberoamericana-Laguna conserva sobre estos temas testimonios desde octubre de 1682, año en que las autoridades españolas de Parras y Durango reportaban que 

“Yndios enemigos...[h]an bajado” y que estaban ranchados cerca del hábitat de los indios Laguneros y Bahaneros [que eran feligreses de el Pueblo de Sn.P[edr]o de La Laguna, pacíficos y aliados de los españoles] sin determinar su identidad. Estos indios enemigos causaban recelo y temor del “muncho daño” que les podían hacer [a Laguneros y Bahaneros] por ser como eran “Yndios Rebelados, traidores y que tantas veces [h]an quebrantado la paz que han ofrecido”.  Laguneros y Bahaneros temían “los asolacen los enemigos y llebasen sus mugeres” por lo que en esa ocasión se refugiaron en los alrededores de Santa María de las Parras en el “Sitio de Andrada”. En gran medida, los indios Laguneros y Bahaneros —que eran habitantes ribereños de la Comarca desde tiempos remotos—  se habían atraído la enemistad de la muy belicosa nación de los Tobosos porque aquéllos, como aliados de los blancos y tlaxcaltecas, les ayudaban a rastrearlos y perseguirlos, o, como lo dice un testimonio de 1683, los atacaban “por ser leales vasallos de su Mag[esta]d y amigos de los españoles y que en las entradas que d[ic]hos españoles hasen en busca de los yndios enemigos ban d[ic]hos laguneros en su aiuda y suelen servir de espías, por cuia rasón y enemistad avían de procurar destruírlos y acaballos, y les sería fácil por ser d[ic]hos tobosos muchos y guerreros, y éstos [los Laguneros y Bahaneros] pocos...” Y dice el Capitán Rodrigo García:  “...d[ic]hos laguneros no es posible se defiendan solos como [h]a susedido muchas vezes matarles gente, y en cierta ocación huvieranlos muerto a todos una madrugada a no [h]aversen allado acaso en d[ic]ha laguna dos españoles que les aiudaron a defendersen en la Ygl[es]ia que ya se la llebó el agua, y porque los yndios mismos laguneros me binieron a [a]visar como en muchas partes serca de la laguna avisan a [h]umasos de los enemigos...”

Los indios Tobosos habían sido evangelizados y sedentarizados por los misioneros españoles en la Región Lagunera del siglo XVII, pero sin mucho éxito, ya que —según el mismo escrito de 1683— “los yndios tobosos”... “estaban de paz y en doctrina”  pero se retiraron “alzados”,  es decir, en pie de guerra, y según la misma fuente testimonial, eran  muchos, belicosos,  crueles  y de “mal natural” (de mala entraña, diríamos hoy)  “matadores y robadores”. Los Tobosos eran muchos, nómadas y muy guerreros.  En 1683 se les había visto atacar a veinte leguas (unos 80 kilómetros) de Parras, donde vivían los Laguneros. Nos dice don Rodrigo García “después tube otro aviso (de) q(ue) avían visto rastros (de los tobosos) serca de su pueblo (de los laguneros, San Pedro de la Laguna).

De entre los cronistas de la Comarca Lagunera en la epoca colonial, el Padre Morfi nos da cuenta de las “naciones” que habitaban en la región: Irritilas, Mamazorras, Neguales, Salineros, Baxaneros, Laguneros y Cabezas, de las cuales dice que “habitaban las orillas de la Laguna de Parras”; y que era “su genio apocado”. Este comentario debe ser tomado desde su horizonte histórico, es decir, es un juicio emitido por un fraile del siglo XVIII, que habla desde la civilización sedentaria y acumuladora de excedentes característica del pensamiento occidental. Conoce también la crueldad de algunas tribus del Norte Novohispano. 

Para él, los grupos sedentarios y pacíficos que habitaban la orilla de la Laguna de Parras eran “apocados” por no hacer la guerra y por no valorar la acumulación de excedentes (siendo cazadores y recolectores, sólo tomaban lo que necesitaban para vivir “al día”. Los indios laguneros no consideraban como un valor ni la guerra ni la belicosidad. Se sustentaban de la abundante caza, pesca y recolección. Los mismos padres misioneros dan testimonio de su hospitalidad y disposición a ser evangelizados. Les gustaba la caza, no la guerra.  Por su parte, Orozco y Berra menciona que los indios que habitaban la Laguna eran pacíficos “mansos” mientras que los indios guerreros eran “vomitados” por el Bolsón de Mapimí, entre ellos los Tobosos,  Cocóyomes, Cabezas y Apaches