El 5 de enero de 1935, en su página 4, el diario torreonense El Siglo informaba sobre el hallazgo de un tesoro encontrado en el rastro de Mapimí. Al entierro, el diario lo calificaba de “fabuloso” y se afirmaba que un reportero de dicho diario había tenido acceso a la información sobre este acontecimiento, de primera mano.
Según ese relato, un albañil que se encontraba trabajando bajo uno de los pisos del lugar, fue quien encontró una “fantástica” suma de dinero en monedas de oro. Ante la dificultad de transportar el tesoro fuera de ahí, acudió por ayuda de dos amigos, uno de ellos un funcionario público. Con esta ayuda, la carga áurea pudo ser escondida en otro lugar, evitando así dar cuentas ni porcentaje alguno a las autoridades correspondientes.
Los afortunados condueños de este descubrimiento rápidamente se ausentaron de Mapimí. Originalmente se pensaba que las monedas encontradas eran escudos de oro de la era colonial, pero posteriormente se mencionó que se trataba de “aztecas”.
Estas monedas, con un valor nominal de veinte pesos oro, comenzaron a ser acuñadas en 1905. Lo más probable es que este “entierro” se haya realizado durante los años de la revolución.
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