No han faltado los “emisarios del pasado” que piensan que los temas religiosos constituyen una flagrante violación de la actividad de un Cronista de la Ciudad. Piensan que por el hecho de ser yo un académico de la Universidad Iberoamericana Laguna estoy necesariamente inmerso en un ambiente impositivo de “catolicismo recalcitrante”. Poco conocen la universidad, y menos me conocen a mí. La UIA-Laguna es uno de los lugares más abiertos al diálogo y más respetuosos de la investidura de catedrático que yo haya conocido. Vocación humanista es vocación al respeto. En cuanto a mí, nadie que me conozca me pensaría en términos de religiosidad peyorativa. Creyente soy, pero clerical, para nada en lo absoluto.
Como Cronista, los intereses de la ciudadanía son importantes para mí. Si la gran mayoría de los torreonenses son católicos, ¿por qué no habría de tomar en cuenta sus puntos de vista? Esto tampoco significa que deje de lado a los protestantes, musulmanes, judíos o a los miembros de otros credos, ni aquellas personas que no tienen ninguno. Soy Cronista de todos los Torreonenses. Creo que se ha abusado de la crónica con ideología revolucionaria o partidista, y que hace falta una crónica más antropológica, más incluyente, más libre, menos comprometida con los intereses de algún partido político o de algún sector específico de la población.
Como Cronista, los intereses de la ciudadanía son importantes para mí. Si la gran mayoría de los torreonenses son católicos, ¿por qué no habría de tomar en cuenta sus puntos de vista? Esto tampoco significa que deje de lado a los protestantes, musulmanes, judíos o a los miembros de otros credos, ni aquellas personas que no tienen ninguno. Soy Cronista de todos los Torreonenses. Creo que se ha abusado de la crónica con ideología revolucionaria o partidista, y que hace falta una crónica más antropológica, más incluyente, más libre, menos comprometida con los intereses de algún partido político o de algún sector específico de la población.
Tan es así, que a pesar de que soy extremadamente respetuoso en mis escritos, y de que jamás agredo a personas o instituciones —hay que razonar constructivamente, no agredir— los principales diarios de la ciudad no se han interesado en la posibilidad de que este Cronista cuente con una columna periódica, como la tienen los cronistas de las otras ciudades importantes del país. Pero hoy por hoy, esta situación no ha sido impedimento para que me exprese públicamente en esta Crónica Virtual.
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