La investigación histórica está muy lejos de ser tarea de una sola persona. La historia es una de esos saberes que son construidos por toda una comunidad académica. Se trata de obtener información de fenómenos sociales del pasado sustentada en evidencias.
Este es un trabajo interdisciplinario, donde cada científico social aborda un aspecto particular del fenómeno colectivo. No se trata de fechas ni de héroes, batallas o generales. Las actividades bélicas constituyen mas bien rupturas en la vida de una sociedad.
Puede ser interesante la historia de los fenómenos económicos de una sociedad o sociedades. La mentalidad es igualmente importante ¿cuáles fueron los valores de una comunidad?, ¿cómo ésta interpretó o construyó su realidad?
En este sentido, no podemos explicarnos el poder actual de los Estados Unidos si no entendemos el valor que le daban sus ciudadanos del siglo XVIII al crecimiento económico, a la ganancia y al control de los mercados. Y esto en el contexto de una herencia cultural inglesa caracterizada por su Revolución Industrial.
Así pues, si la escritura de la historia es una empresa colectiva, toda aportación, refutación, argumentación o reinterpretación es bienvenida, siempre y cuando sea académicamente seria y tenga por sustento evidencia documental.
El lamentable episodio del desalojo de los sedimentos del Canal de la Perla ocurrido hace una semana, demuestra la falta de espíritu de equipo cuando se trata del rescate del patrimonio común que es nuestra historia citadina.
Este es un trabajo interdisciplinario, donde cada científico social aborda un aspecto particular del fenómeno colectivo. No se trata de fechas ni de héroes, batallas o generales. Las actividades bélicas constituyen mas bien rupturas en la vida de una sociedad.
Puede ser interesante la historia de los fenómenos económicos de una sociedad o sociedades. La mentalidad es igualmente importante ¿cuáles fueron los valores de una comunidad?, ¿cómo ésta interpretó o construyó su realidad?
En este sentido, no podemos explicarnos el poder actual de los Estados Unidos si no entendemos el valor que le daban sus ciudadanos del siglo XVIII al crecimiento económico, a la ganancia y al control de los mercados. Y esto en el contexto de una herencia cultural inglesa caracterizada por su Revolución Industrial.
Así pues, si la escritura de la historia es una empresa colectiva, toda aportación, refutación, argumentación o reinterpretación es bienvenida, siempre y cuando sea académicamente seria y tenga por sustento evidencia documental.
El lamentable episodio del desalojo de los sedimentos del Canal de la Perla ocurrido hace una semana, demuestra la falta de espíritu de equipo cuando se trata del rescate del patrimonio común que es nuestra historia citadina.
Sin embargo, no todo está perdido. Si la Dirección de Obras públicas de Torreón sabe dónde fueron depositados esos lodos, los arqueólogos del INAH pueden revisar, cribar y documentar el contenido de los sedimentos. Por supuesto que no obtendrán la misma información que hubieran logrado recabar si ésto se hubiera hecho “in situ”, ya que faltará el contexto físico original de los objetos. Sin embargo, algo se recuperará.
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