Escudo de Torreón

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viernes, febrero 17, 2012

El sindicato de la crónica





Existe una enorme diferencia entre lo que los miembros de un cabildo municipal “pueden” hacer, y lo que “deben” hacer. Esta diferencia se hizo muy evidente ayer por la tarde, cuando los regidores aprobaron la creación de un organismo que, aunque se autodesigna “consejo”, se trata de un verdadero sindicato de la crónica. Aclaro que el alcalde de Torreón, Eduardo Olmos Castro, no se encontraba presente en ese momento.

Para su creación, el cabildo de Torreón debería haber consultado al Cronista Oficial, que no solamente es el experto en este tema, sino también el más interesado, por oficio y razón de su cargo. Por reglamento, el cronista es asesor de las autoridades en estos temas. Ninguno de los regidores que participaron en la creación de este cuerpo, tiene grado o posgrado en historia ni en crónica. Y el único “asesor” con el que contaron, fue reprobado en historia, nada menos que en el Senado de la República, por la Presidenta de la Comisión de Historia del mismo, la Dra. Patricia Galeana. Por otra parte, es privilegio de los Cronistas Oficiales, nombrar a sus propios consejos. Los miembros de un consejo aconsejan, auxilian al cronista. No le hacen la guerra. Precisamente por eso es que el Cronista es quien los nombra, en aras de la excelencia académica y de la buena relación. El cabildo de Torreón solamente está propiciando futuros desencuentros.

Para la creación del ahora llamado “consejo de la crónica” no se llamó a consultas a este Cronista, en ningún momento. Antes bien, fue precedido por meses de guerra sucia, de intentos de desprestigiar al cronista a como diera lugar, y usando los argumentos más absurdos y risibles. Nunca quisieron sus miembros aceptar la invitación que este Cronista les extendió, para sostener un debate ante los medios. ¿Por qué? Obviamente, no tenían la capacidad académica para hacerlo, ni podrían soportar la confrontación.

Quiero que quede bien claro que, como Cronista Oficial, me inconformo, no por la existencia de un consejo de la crónica, sino por los procedimientos irregulares que se utilizaron para la creación de ese cuerpo. Fue un verdadero atropello a las funciones de mi cargo. Un atentado contra la transparencia administrativa que tanto trata de impulsar el actual gobernador de Coahuila, Rubén Moreira.

En este punto, le reitero mi amistad al señor Robles de la Torre, a quien considero un historiador con verdadera vocación. Mis respetos para él.

¿Qué lecturas tiene un evento como éste? Podría leerse como un fenómeno social, en el cual, los autores de la historia “fácil” buscan aferrarse a la estructura municipal, ante la presencia de historiadores y cronistas con preparación académica solvente. Es decir, se trataría de un rechazo a la profesionalización de la historia y la crónica.

También puede tratarse de un fenómeno de politización. Es más fácil que un sindicato de la crónica reciba “línea” desde Saltillo, a que lo haga un Cronista de pensamiento independiente, crítico y apartidista. En este sentido, un “consejo de la crónica” buscaría restarle autoridad al cronista, y desdibujar su figura y su influencia como líder de opinión.

En fin, sostengo mi derecho de ratificar o no, a los miembros del consejo de la crónica surgido ayer. Y por cierto, veo que mi nombre ha sido usado, sin que yo tenga conocimiento, ni ellos mi aprobación.

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